Arturo Vera Gonzalez

Corria el año de 1926, cuando Tiburcio Vera y su hijo Arturo Vera Gonzalez, quienes vivian en el sector Las Adjuntas en la via que para aquella epoca comunicaba, a los pueblos del extinto territorio del Yuruari hacia Ciudad Bolivar, se trasladan a una serrania al suroeste del lugar, asentandose en la falda norte de la montaña , igualmente lo hace Pablo Ascanio, en la falda sureste, quien provenia de Santa Rosa cercano a Upata, ambos colonos animados en la explotacion del oro y el balata, Arturo Vera remonta la montaña una mañana, hacia mal tiempo para ese momento, descargas electricas con su luz fugaz iluminan el denso follage, de exuberante vegetacion, flores de orquideas con sus petalos lozanos, espesa niebla cobija la montaña, el viento sopla produciendo un ruido que se pierde en lo recondito de la jungla, en su andar se tropieza con una roca de considerable peso y de color azul, la cual reflejaba mucha luz, un dia llego al lugar un minero explorador Simon Piñero, el cual era empleado de un comerciante ferretero en Ciudad Bolivar, Eduardo Boccardo el cual le comenta del hallazgo, organizan una expedicion hacia el cerro El Florero esta vez acompañado de un ingeniero de origen italiano Fran Paglucci, los cuales recogen muestra del mineral y lo trasladan en mulas hasta el paso Carhuachi sobre el rio Caroni, y de alli llevadas a Ciudad Bolivar, luego Paglucci viaja hacia Estados Unidos donde hace contacto con empresarios del acero, analizan muestra de la roca determinandose hematita pura concentracion natural de hierro en porcentaje de mas de 65%.