Ciríaca Quirós Daza

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About Ciríaca Quirós Daza

"El 26 de Julio de 1887, el Juzgado del Circuito de Valledupar, siendo curador de bienes Pedro Monsalvo, aprobó la participación de los sucesores de doña Ciriaca Quiroz, que abarcaba los fundos de El Diluvio, Mariangola, Camperucho Bajo y Camperucho Alto, Las Colonias hoy Bosconia, Copey y Caracolicito, Leandro en las Sabanas de Los Venados y el Tonto, parte de lo que hoy es Bosconia. Hasta allá llegaban los latifundios de Doña Ciriaca Quiroz, considerada la mujer más rica de la época". (CARLOS ALBERTO ATEHORTUA, Periodista Investigador )

"Don José Domingo Pumarejo, casado primero con Doña Marcelina Daza y Daza, enviuda en 1829, y contrae segundas nupcias en 1830, con la prestante dama doña Ciriaca de Quiroz y Daza, Cartagenera, de donde nacen: Rosa Andrea; Juan Salvador Sinforoso; Isabel Maria Martina; Josefa Antonia Cleofe; José Domingo Segundo; Manuel de Jesús y Luis Gregorio Urbano.

Dos liberales costeños, Alberto Pumarejo Vengoechea y Simon Bossa PDF Imprimir E-Mail

Alberto Pumarejo Vengoechea

Ejecutivo, Legislador y Amigo Leal

Recuerdo las tardes vallenatas, cuando mi abuela Clemencia Pumarejo de De Armas se reunía con algunos de sus sobrinos mayores, entre ellos José, Tito, Tobías Enrique, Francisca (Pacha) Pumarejo Gutiérrez, Pedro Manuel Pumarejo Quiroz, y nosotros los imberbes, en el amplio zaguán de su mansión colonial, donde en lejanos tiempos habitó don Juan Manuel de Pumarejo y Casuso, en compañía de su primera esposa, dona Maria Francisca Mujica y Rojas. De ese matrimonio nacieron Maria Josefa, José Antonio y Manuel José de Pumarejo y Mujica. L a casa, ubicada hoy en la carrera 5 No. 14-19 "Carrera de la Estrella" a media cuadra de la Plaza "Alfonso López"; aún esta en poder de una descendiente de los Pumarejo: Doña Eulalia de Armas. Eran tranquilas tardes, que "se las llevó el viento", al decir de nuestros juglares.

Muerta doña Maria francisca, Don Juan Manuel contrajo segundas nupcias con Doña Rosa Maria Daza y Bolaños. En este hogar nacieron José Domingo y Juan Manuel de Pumarejo Daza; como era de usanza en esos Siglos (XVIII), construyó para su nueva esposa, -ya lo había hecho para la primera- la casa situada hoy en la esquina de la Plaza Alfonso López Pumarejo; que con el correr del tiempo fue adquirida por la familia Castro Monsalvo.

No es mi propósito pintar en este artículo el árbol genealógico de los Pumarejos. No obstante estar yo colgado en una de sus ramas. Antes por el contrario, trato de sacudir alguna influencia familiar y emocional para enfocar, como se lo merece, objetivamente la personalidad cardinal del Doctor Pumarejo Vengoechea.

Pero la anterior consideración, no impide ilustrar brevemente a las generaciones presentes sobre el origen de este apellido limpiamente español, incrustado en la historia de Colombia, desde la última mitad del Siglo XVIII.

Las dos uniones matrimoniales realizadas por Juan Manuel de Pumarejo y Casuso, a partir de 1730 en Valledupar, constituyen los troncos o ramas mayores de donde provienen numerosas familias diseminadas en las antiguas provincias de Valledupar y Padilla; en Santa Marta y Barranquilla.

Los del Atlántico, en su mayoría son los sucesores históricos de Don José Domingo de Pumarejo Daza, quien debió de enfrentar solo las responsabilidades de su madre viuda, y la inmensa fortuna heredada, sin la ayuda de su único hermano de padre y madre, porque éste había muerto joven en la ciudad de Riohacha sin dejar descendencia.

Don José Domingo, casado primero con Doña Marcelina Daza y Daza, enviuda en 1829, y contrae segundas nupcias en 1830, con la prestante dama doña Ciriaca de Quiroz y Daza, Cartagenera, de donde nacen: Rosa Andrea; Juan Salvador Sinforoso; Isabel Maria Martina; Josefa Antonia Cleofe; José Domingo Segundo; Manuel de Jesús y Luis Gregorio Urbano.

En adelante, por la excelente educación recibida en Santa fe de Bogotá, su imponencia física, las buenas relaciones políticas, y sus antecedentes de patriota, con sus hermanos del primer matrimonio – los Pumarejos Mújica – y su hermano de sangre Juan Manuel, quien firmo el acta de la independencia de Valledupar, fueron méritos suficientes para que la dirigencia de la antigua Gobernación de Santa Marta ( Departamento del Magdalena) lo eligiera Senador de la República en 1842, correspondiéndole durante ese periodo ser co-protagonista en la elección del Presidente José Hilario López, en el Convento de Santodomingo.

Mas adelante, la vida y la política le jugarían una mala pasada al linajudo Senador Conservador, porque los parientes de ambas ramas Pumarejos y su hijo Urbano se volvieron liberales y de una u otra forma ayudaron al General Uribe Uribe en la Guerra de los tres años.

A estas alturas comenzaba a tejerse, por cuestiones del destino, el futuro promisorio del conductor político Alberto Pumarejo Vengoechea.

La nutrida progenie de Don José Domingo, cruza sus vidas con las de encumbradas parejas del mundo social de Santa Marta y el extranjero, para formar descendencias sólidas, que a su vez ensancharon el enjambre familiar, complementándolo con frescos enlaces en diferentes ciudades del país, como el de don Pedro A. López, (ilustre comerciante internacional del café), con doña Maria del Rosario Pumarejo Cotes, madre del Ex presidente Doctor Alfonso López Pumarejo, quien en su madurez contrajera segundas nupcias con Doña Olga Dávila Pumarejo, bisnieta de Don José Domingo de Pumarejo Daza. El Ex presidente Alfonso López Michelsen, por tanto, es nieto de doña Rosario.

Aquel compacto núcleo de ejemplares humanos, giró principalmente alrededor de un consejero Extraordinario: DON URBANO PUMAREJO, el padre de Alberto, José Domingo, Beatriz, Josefina, Isabel y Armando Pumarejo Vengoechea.

No podemos analizar la vida privada y pública de Alberto Pumarejo, sin ligarla a la de su padre, porque El respetó su memoria, prolongó sus ideales y nunca rompió los vínculos con la tierra de sus mayores: Valledupar.

Don Urbano calcó las condiciones personales de don José Domingo, su padre, y las mejoró. Su manera de ser, un siglo después, aún se comenta entre quienes formamos parte de los genes comunes.

Mi padre, Francisco Villazón Quintero, que lo conoció bien, por ser don Urbano su padrino de bautismo, en algunas ocasiones me describió facetas de su impresionante personalidad. A pesar de ser un hombre metódico y buen administrador de sus bienes, los comprometió en financiaciones durante la guerra de los mil días, aconsejando también a su ahijado y otros jóvenes enrolarse en las brigadas del General Uribe Uribe. Mi padre lo hizo y cumplió un compromiso en la confrontación bélica de Riohacha, acompañando también a su cuñado el Coronel Viviano Caballero, en la batalla de la Cienaga Grande. El retrato del Coronel Caballero, creo que aún preside el Consejo Municipal de Cienaga. Si no es que los nuevos dirigentes de Cienaga, lo hayan colocado en otro lugar.

Primo muy cercano de mi abuela, Clemencia Pumarejo, me contaba que durante la liquidación de la " Compañía de Navegación del Cesar y Sus Afluentes", fundada por don Urbano con su gran amigo José Maria ( Pepe) Castro Baute, todos los días almorzaba donde Ella y luego salía "a hacer la Siesta", donde una hermana media, que vivía frente a la antigua casa de José Vicente Villazón Guillén, tío que fue de mi padre.

Antes de viajar a Barranquilla, obsequió a sus parientes y amigos varios bienes e impartió consejos para que nuestra familia no se dejara destruir.

Estaba ya, en ese tiempo comprometido con grandes obras en el Departamento del Atlántico y con sus amigos políticos en el país, al igual con destacados comerciantes nacionales y extranjeros.

Pero por sobre todo quería dedicarse en Barranquilla a su más importante empresa: Velar por la buena formación espiritual, académica y material de su familia. Dios le premio estos desvelos y le concedió los frutos que todo buen cabeza de hogar aspira: Integrar un Clan unido y escoger un vocero que los represente: Así surgió Alberto Pumarejo Vengoechea.

Alberto, quien como sus hermanos, además de reflejar el carácter de su progenitor, también lleva en las venas la influencia de la familia Vengoechea, liberales y probos, viene a convertirse en la resultante excepcional, para lo que el mundo de los negocios, el civismo y la política le deparen.

Mucho podríamos disertar sobre el consagrado capitán del liberalismo costeño y nacional, pero la limitación del espacio nos impone entregar a la historia del partido, su apretada hoja de vida y algunas reflexiones adicionales.

Sin mayores vigilancias paternas, abrevó en diferentes sitios docentes de Europa y finalmente recibió el diploma de abogado en noviembre de 1916 en Bogotá.

" Con el Cartón en la mano " como decían los provincianos, y no obstante que su padre se movía en el mundo de las finanzas, como condueño del Banco Comercial de Barranquilla, Administrador de la Aduana, fundador de la firma " López, Pumarejo y Compañía, ", miembro de la " Liga Costeña", y hombre de confianza del ex presidente Carlos E. Restrepo, Jefe Nacional de la UNION REPUBLICANA; el doctor Alberto Pumarejo, quizá con el visto bueno de su padre, recurre a los ancestros Vallenatos ( Los descendientes de los Pumarejo Mujica y los Pumarejo Daza, de los dos matrimonios de Don Juan Manuel Pumarejo y Casuso, el único viejo tronco español de los Pumarejo en Colombia ), para pedirles que apoyen su nombre como candidato del Departamento del Magdalena ( Cesar, Magdalena y Guajira). Pumarejo fue elegido diputado en 1917.

Por su comprobada preparación intelectual y jurídica no lo dejaron ejercer la Diputación, perjudicando en esta forma a su gente de lo que hoy es el Departamento del Cesar. El Gobernador del Atlántico, doctor Abel Carbonell, lo nombro alcalde de Barranquilla, frustrando así muchas esperanzas liberales, que aún estamos pagando.

Por la eficiencia sobrada de sus desempeños, de ahora en adelante se desgranan para él rosarios de obligaciones que uno de sus hijos, JAIME PUMAREJO CERTAIN, mi pariente y amigo, se digno suministrar:

1923: Prefiere cumplir, como abogado honesto consigo mismo, una especie de practica judicial o forense, dedicándose a ejercer el cargo de Juez Segundo del Circuito, entre junio 15 de 1923 a enero 22 de 1925.

1925-29-30. ( E.P.M.B.). Como uno de los principales gestores de este ente central y catapultador de la Barranquilla del primer medio siglo XX, Pumarejo Vengoechea nunca descuido su marcha, por lo que siempre estuvo presto a empuñar el timón de las " Empresas Publicas Municipales de Barranquilla", creadas el 29 de mayo de 1925.

1930. Gobernador del Atlántico entre el 1 de septiembre y abril de 1931; en la administración de Olaya Herrera. También ocupo ese cargo hasta 1946, durante el Gobierno de Alberto Lleras Camargo.

1931. Por decreto 1317 Olaya lo promueve al Ministerio de Correos, donde imprime su huella de ejecutor y creador. Contrario a lo imaginable, supera las dificultades de la crisis financiera mundial y asesora al presidente, para lograr la extensión de líneas telegráficas tendidas en las oquedades Colombianas; inventa las " Encomiendas, Postales", ( Lenguaje Vallenato), fomenta la Ondas Cortas como ágil método de comunicación en esos días, y, como buen Barranquillero lucha por él trafico aéreo, gestado en su querida ciudad.

1934. Los decretos 1130 y 1613 le entregaron al Ministerio de Guerra entre julio de 1931 a mayo de 1934, en el gobierno del presidente Enrique Olaya, donde probó su serena autoridad, lo que desmienten las "catilinarias "de sus contradictores godos, al afirmar que "no distinguía entre un cabo y un general". El presidente Olaya tacaño en el relevo de sus ministros, por algo conservo durante su periodo al Doctor Alberto Pumarejo Vengoechea, lo que demuestra su leal y sabia consejería.

El presidente Alfonso López Pumarejo le encomendó la depuración de la Policía Nacional, infectada por el virus de la política partidista. Allí trabajo entre septiembre y octubre de ese mismo año.

1934. Cuando braceaba buscando formulas en procura de un buen cuerpo policial, le sobrevino un cargo eminente: la Designatura a la Presidencia de la Republica, que ganó en franca Lid, superando a su prestigioso contradictor, el doctor Laureano Gómez, por 24 votos.

Ocupo la Designatura desde el 2 de octubre de 1934 hasta el 31 de diciembre de 1936. Por eso los costeños soñaron con que Pumarejo pudo haber sido otro Rafael Núñez, así fuera por menos tiempo.

1934. Pero el designado costeño, distinto a los vicepresidentes de ayer y de hoy tuvo funciones diferentes: Presidio el Consejo de Estado, desde el 1 de noviembre de 1934 hasta julio de 1937. O sea que como jurista y político, respondió a los programas del Presidente López, se identifico con la justicia Contenciosa, tal como la concebía la Republica Liberal, cimentada por su equipo de doctrinantes, pensadores y juristas, más el pueblo vigilante.

1938-1943-1949-1958-1962. Estas fechas recogen el largo ciclo legislativo del parlamentario Alberto Pumarejo, interrumpido a veces por el Ejecutivo o por requerimientos de la Diplomacia.

Los anales del Congreso, rubrican la imparcial envergadura de su inteligencia. Fue un hombre de partido con amplias ideas, sin apartarse nunca de los intereses regionales, depositados en él, como era la costumbre en esos años, formalmente democráticos. Cada quien defendía su terruño. Así actuaban Antioqueños, Vallecaucanos, nuestros parientes Santandereanos, frente a unos Costeños dispersos e incomprendidos. Apenas se percibía la hidalga preparación académica e historicista de los lideres Cartageneros, o las presiones apergaminadas de los Samarios, en coalición permanente con la cultura antillana de los Riohacheros, complementada o reforzada electoralmente por los Vallenatos, bien entroncados en las alturas de provincia o en Santafé de Bogotá y Medellín.

Nada de estos falsos apóstoles quedarán. Pero de Alberto Pumarejo brillarán muchas enseñanzas subjetivas, objetivas e imperecederas.

Quedará su imagen ateniense. O la que deseen retrotraer sus amigos o los estudiosos de su vida privada y pública. Así lo imaginaran los clubmans del centro social de Barranquilla, vestido de lino blanco, con espejuelos de oro y ademán parsimonioso, que algunos despistados calificarán como aristocrático y desdeñoso, ignorando al avizor de proyectos nacionales, que en ese momento discute con sus contertulios, para construir el ferrocarril, de Bogotá a Sogamoso, o dar el salto sobre el Río Magdalena, con su puente que un día lo llamaron Laureano Gómez, y el pueblo espontáneamente escribió en sus columnas el nombre de Alberto Pumarejo.

Pero además el historiador tendrá que agradecer al señor Presidente Eduardo Santos su acierto, cuando escogió a nuestro coterráneo, para darle mayor validez a las conversaciones y conclusiones del Acuerdo y Tratado Santos-López-Contreras, donde se delimito nuestra actual frontera Colombo-Venezolana. El país no ha reconocido esta fraterna labor internacional del doctor Pumarejo, quien siempre expreso su afecto por la patria nativa del El Libertador.

En 1949 ya había muerto mi padre, y con escasos recursos yo estudiaba quinto de bachillerato en el Colegio Americano. Por insinuación de mi condiscípulo de curso superior Álvaro Cepeda Samudio, acudí al Banco Comercial de Barranquilla donde a veces hacían pequeños préstamos a estudiantes de secundaria. Explique mi necesidad. Allí esperaban varios jóvenes. Mi sorpresa fue cuando antes de media hora, surgió la imponente figura del Doctor Alberto Pumarejo, quien violando los turnos, me invitó a entrar a su despacho. De niño lo había conocido en Valledupar, durante el recibimiento que le brindaron cuando ingreso por primera vez al Congreso. El acto, ese día, se cumplió en una plazuela de la calle Santo Domingo, cercana a la antigua residencia de Don Lucas Monsalvo Araujo.

Contrario a lo esperado, el sabía de mi, la familia, el nombre de mi padre y su condición de ahijado de Don Urbano Pumarejo. Me dio consejos y sin mediar papel me ordenó: "dígale a Mr. Parker (era el Rector del Americano) que usted es mi pariente y que durante tres meses mande por la pensión (40 pesos) mensuales aquí al banco. Y si usted en esos tres meses no me falla ya no tiene de que preocuparse". Nunca le fallé, hasta alcanzar mi grado de bachiller en el Colegio Americano, cuya sesión solemne se verifico en el teatro Murillo de Barranquilla. Mi mecenas estuvo allí.

Mucho tiempo después en la ciudad de Baranoa (Atlántico) bajo un amable toldo liberal que presidía el doctor Pumarejo, unos jóvenes liberales me nombraron su vocero. Algo no le gusto de mis frases al veterano liberal, y en privado me lo dijo. Después lo vi crecer en la tribuna y muchas de sus palabras siguen vigentes en mi: "Si no hay Autoridad, Unión y Libertad el Camino es Oscuro ". El antiguo Cassette lo tengo. Se lo regalare a mis hijos, si es que no los matan o les quitan su libertad o el derecho a ser iguales a quienes nada les pasa, así sean delincuentes de cuello blanco.

El sabio proverbio dice que los hombres pasan y sus obras quedan. Y los campesinos afirman: "Yo moriré, pero el árbol que dejé alto dará sombra a muchos, vivos y muertos".

Alberto Pumarejo Vengoechea, liberal de estirpe y de condiciones, dejó huella imperecedera.

Defendió la juridicidad, al entregar a la ciudad de Barranquilla, en 1922, con sus compañeros de junta José Fuenmayor R., Marco Tulio Mendoza Amarís, Julio H. Palacios, Santander Marques M, General Gabriel Marques Aparicio y el doctor Alberto Osorio, la estatua que por contribución pública, siendo el su tesorero, regalaron a Barranquilla y a la Costa Atlántica, cuya efigie preside el Parque Santander remodelado por la empresa Avianca.

En esa ocasión, Alberto Pumarejo escribió: "Señores vengamos con frecuencia a este sitio a contemplar la imagen tutelar del Hombre de las Leyes, y así recordaremos, llegado el caso, que antes de defender con la punta de la espada la libertad y el derecho, debemos apelar a la constitución y leyes de la republica".

Algunos ignorantes creen que Bocas de Ceniza es un problema local. Pero no lo pensaron así Alberto Pumarejo, Alberto Roncallo y Abel Carbonell cuando en 1925 legalizan con el Gobierno Nacional la construcción de los tajamares en la desembocadura del Río Mayor de la Patria, y no contentos con ese triunfo, se ganan la carretera Barranquilla – Puerto Colombia.

Este no era un regalo para los Ñeros. Era toda la nación la favorecida, que aún sigue pidiendo franca salida al mar a través del Rió, por donde ha navegado la historia durante miles de años, antes y después de la conquista española.

Fiel a si mismo, la mente de Alberto Pumarejo maquina, no para su mezquino interés. En esta ocasión lo inspira la capacidad, inteligencia e iniciativas prácticas de don J. Mario Santodomingo, admiración que le trasladará a su sobrino, de menor edad, Julio Mario Santodomingo Pumarejo.

Los dos se respetan, se admiran y trabajan a distancia, pero nunca surgirá un desarreglo de confianza ni nada que los empañe. Esta conducta le da prestigio a ambos: Al conductor recio, y al empresario entregado a su trabajo. Resultados: La Costa Atlántica se beneficia y el país los respalda, los consulta, cada quien en su campo para lo que haya lugar, limpiamente.

Esta es la lección que a Colombia le entregaron, Don Juan Manuel Pumarejo y Casuso y sus descendientes. Lo mismo don Pedro A. López y todos los suyos. Igual los Vengoecheas y los Certain.

Nada se ha escrito suficientemente sobre lo que significó Alberto Pumarejo para el Ex presidente Alfonso López como su primo, pero no por ser su primo. Los invitaría a releer los documentos de estos dos hombres, o revisar las grandes decisiones adoptadas durante los 16 años de la Republica Liberal. Pumarejo Vengoechea siempre encendió su propio bombillo, no hablo por boca de nadie. Pero tampoco dio un paso fuera de el camino de la Revolución en Marcha. Como orgullosos tropero acompañó a su Jefe en el final político y hasta que su vida se apagó. Pero no como un servil, sino a la altura de un miembro cercano a la familia Pumarejo, la de todos, la misma en el tiempo, esa que discretamente y sin apremios sigue rodeando al Ex Presidente Alfonso López Michelsen .

BIBLIOGRAFÍA:

Estudio y micro biografía de Rodolfo Segovia, Ex Ministro de Estado

Documentos del doctor Luis H. Palacio

Documentos del doctor Jaime Pumarejo Certaín

Tradición Oral

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Ciríaca Quirós Daza's Timeline

1815
May 10, 1815
Cartagena, Cartagena Province, Bolivar, Colombia
1832
February 14, 1832
Valledupar, César, Colombia
1837
1837
1854
November 1854
Valledupar, Valledupar, Cesar, Colombia
1878
October 12, 1878
Age 63
Valledupar, Valledupar, Cesar, Colombia
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Santa Marta, Santa Marta, Magdalena, Colombia
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