Juan de Dios Rawson Martínez

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About Juan de Dios Rawson Martínez

CORONEL JUAN DE DIOS RAWSON, GUERRERO DEL PARAGUAY, EXPEDICIONARIO AL DESIERTO Y PRECURSOR DE LA JARDINERIA SANJUANINA (1)

Acerca de la seriedad de la investigación de Marcelo I. Sánchez sobre la descendencia de Amán Rawson y en particular sobre el Cnl. Juan de Dios Rawson. Artículo publicado en el Boletín del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas (T° 32, n° 264, mayo-junio 2011, págs.75/80. Mi artículo sobre el mismo tema en págs. 52/74). Me refiero a Márcelo I. Sánchez con las siglas MS, a su “Diccionario Biográfico y Genealógico de San Juan de la Frontera” con DByG. y a mi mismo como MER. Las citas textuales de su trabajo en cursiva. Julio de 2011.

Me aconsejaban que diera por terminada la controversia con MS ya que basta la lectura de su último trabajo para caer en la cuenta de su inconsistencia y de sus permanentes contradicciones. Pero ponerlas en evidencia era una tentación irresistible y no era cuestión de aparecer como abandonando el campo. Además el chisme tiene patas cortas pero en su periplo de vida dispone de más parlantes y hace más ruido que la verdad, amén de contar a priori con oídos atentos, predispuestos a dar fe de su veracidad, agrandarlo y difundirlo con gran ardor, asi que había que salirle al cruce. Eso si, como puede considerarse que MS ha volcado en él todo lo que podía, y al rechazo a tres invitaciones a sostener un debate público (dos a MS y una a Diego Herrera Vegas, presidente del Instituto Argentino), doy con estas líneas por terminada la discusión con él y queda abierta para cualquiera que quiera hacerlo con objetividad y buena fe. Y repito una advertencia: se circunscribe exclusivamente a lo que ha escrito sobre la descendencia de Amán Rawson el análisis y los calificativos que me merece el artículo de MS.

A manera de síntesis digamos que su trabajo, acicateado por las omisiones, interrogantes e incoherencias que yo le señalé en el mío (principalmente págs. 58/59) aporta, como novedad, dos documentos inéditos: el bautismo de Adolfo el hijo de Guillermo Rawson, y la existencia de otro hijo natural de Guillermo que no debe haber superado la infancia (ver cap. 4). Da la impresión que la búsqueda se ha llevado a cabo con el apresuramiento determinado por circunstancias apremiantes. Sobre Juan de Dios nada nuevo (a), pero si diferencias impactantes con sus afirmaciones anteriores en su DByG. Lo trato en el capítulo 1. Abre también el panorama suavizando lo disparatado de sus afirmaciones y esa actitud lo lleva a coincidir conmigo en más de un concepto. Luego en cinco capítulos más me extiendo sobre diversas consideraciones que me merece el trabajo de MS, entre ellas con lo que se ha transformado en mi obsesión: la obsesión de MS con Juan de Dios, ampliada últimamente a todo el linaje Rawson. Finalizo con una visión general de cómo se desarrolló este “debate”, desde mi punto de vista. (a) - MS menciona el acta de casamiento de Juan de Dios y los bautismos de sus hijos Franklin y Virginia, donde Juan de Dios es todavía mencionado con el apellido Martínez de su madre. A estos documentos me referí yo expresamente en nota 21 p. 71 y nota 2, p. 84 (esta última en mi contestación a Diego Herrera Vegas). En consecuencia MS, con relación a Juan de Dios, nada nuevo ha dicho ni tiene que decir a la genealogía.

Capítulo 1 - Qué dijo en DByG (pág. 372) y qué dice ahora. En las líneas que MS le dedica a Juan de Dios Rawson en su DByG sostiene que “otros genealogistas lo dan (a J. de Dios) equivocadamente como hijo natural de don Amán Rawson y de Mercedes Martínez”. Esta sentencia se afirmaba sobre dos premisas (repetidas dos veces con cuatro líneas de diferencia en la pág. 372):

-I. Juan de Dios fue “criado por Don B. Franklin Rawson y de Paz Mendieta” (su esposa). Que nos dice ahora (pág.80): “Actualmente pienso que Juan de Dios Martínez, ni siquiera fue criado por Benjamín Franklin Rawson” (no dejemos pasar por alto la firmeza y la importancia del pensamiento de MS). -II. que “la genealogista doña Lucrecia Devoto de Godoy sostenía que (J. de Dios) era el jardinero de don Franklin Rawson”. Que dice ahora (pág.79): “mi querida amiga Doña Lucrecia Devoto de Godoy me relató que a Juan de Dios lo había criado don Benjamín Franklin Rawson, a quién le limpiaba el jardín y hacía de todo un poco” (sin embargo sino cree que fue criado en lo de B. Franklin es muy difícil creer en lo segundo: que le limpiaba el jardín,etc).

Con diferencias parciales en la primera premisa coincidían la tradición familiar, Lucrecia y MS. Ahora quedamos de un lado su “querida amiga Lucrecia” y yo, él, motu proprio, se ha colocado en la vereda de enfrente. La razón está clara, si toda la escena se desarrolla en la casa de los Rawson (recordemos además que Juan de Dios era rubio y de ojos celestes) los boletos a favor de Amán como progenitor de Juan de Dios no pagan ni 2,05. Con respecto a la segunda premisa, Lucrecia o más bien MS, viene a coincidir casi palabra por palabra conmigo (ver I y II del p. 3, pág. 55). Del famoso jardinero Juan de Dios ha venido a convertirse en un chico como todos los demás. Me preguntó si hay derecho a tratar a la “genealogista y querida amiga suya Lucrecia” con tal falta de respeto. Cómo puede estar poniendo en su boca hace unos meses una afirmación y nueve meses más tarde otra que le cambia totalmente el sentido a la primera? Queda la duda de si MS se da cuenta? Se da cuenta que es incompatible un chico que entre sus 7 y 14 años hace de todo un poco con un hombre que se gana la vida como jardinero? Se da cuenta? (a)

En cuanto a la conclusión (“otros genealogistas lo dan …”) ante mi interrogación sobre qué era lo que realmente quería afirmar (al inicio de mi trabajo pág. 52) como ha encontrado, después de afanosa búsqueda que podría haberse evitado de haber leído mi trabajo (b) que efectiva y documentalmente era hijo natural de Mercedes Martínez nos dice ahora (pág.75): “Por esa razón (que era hijo comprobado documentalmente de M. Martínez) sostengo que algunos (c) genealogistas se equivocan al dar como hecho cierto que era hijo natural de don Amán Rawson y de doña Mercedes Martínez” (ahora comprendemos! un fuerte aplauso, por favor!). Lo hubiera dicho de entrada en vez de su criptograma y se hubiera evitado toda esta explicación. El “al dar como hecho cierto” no figuraba en la redacción original. Es un agregado para permitirle la ingenuidad que ahora nos regala. Pero agreguemos que llega hasta admitir la posibilidad de que sea hijo de Amán (“pág.75 “existe la misma posibilidad de que sea hijo de don Amán Rawson”), remota porque también podría ser “alguno de los sanjuaninos de la época, más todos los extranjeros que pasaron en ese tiempo por San Juan” (d). Yo le pedía que me diera alguien para competir con Amán como progenitor de Juan de Dios (nota 8, pág. 66), pero MS en su profunda versación sobre el tema me ofrece a “todos los sanjuaninos de la época más todos los extranjeros que pasaron por San Juan en ese tiempo”.

Como conclusión: de las dos premisas para MS no queda ninguna y una expresión exacta y mucho más clara de su juicio la podría haber ser esta: “que los genealogistas que lo dan a Juan de Dios como hijo natural de Amán y de doña Mercedes Martínez están en lo cierto en un 50% y queda la posibilidad que sea cierto también el otro 50%” y en este caso nadie (yo tampoco) le hubiera preguntado qué quiso decir. O bien esta otra: “otros genealogistas lo dan (a J. de Dios) equivocadamente como hijo natural de don Amán Rawson y de Mercedes Martíne ya que solo está comprobado documentalmente lo segundo aunque lo primero tampoco es imposible”.

Qué pasó con los otros descendientes de Amán sobre los cuales le pedí precisiones, le señalé omisiones e interrogantes. Veamos (sus respuestas y explicaciones en cursiva):

-El Dr. Adolfo Rawson , hijo de Guillermo. En primer lugar “Debo reconocer mi error”, después “Pensé que luego de viuda …” (ver 76, III). Y finalmente “sigo creyendo” que Adolfo es hijo de Guillermo (antes sabía, ahora no lo sabe pero lo cree). -De Josefina Rawson de Belgrano, hermana del anterior. Yo le planteaba tres preguntas sobre sus afirmaciones. Respuesta: mutis por el foro. -De Rosa Rawson de Cardozo.” Al nacimiento de Rosa no lo busqué en profundidad porque …”. Y sigue sin profundizar porque aún no lo ha encontrado. -De Juan Estanislao Maurín. Le hacía notar que no conocía su bautismo en el que no se menciona el padre y la madre no es la suya y sin embargo él lo hacía hijo de Amán y de doña Carmen Maurín (como es en realidad) sin objeción alguna. Pero ahora ha encontrado el bautismo y entonces al cotejarlo con su partida de matrimonio se desconcierta: “Lo que me resulta extraño es que en la partida de casamiento, 27.11.1878, figura como hijo natural de doña Carmen Maurín ¿pero no era acaso la madre que él le adjudicaba? ¿Qué es lo que le llama la atención? (En el b. figura como madre Benita Maurín) Y tan extrañado está que no puede menos que exclamar: ¿Será la maldición de los Rawson donde nada es claro?” Terrible la maldición Rawson y parece caer exclusivamente sobre los tontos. -Y de los dos hermanos de Juan Estanislao? silencio total. -De las omisiones y errores sobre los hijos de Manuel Rawson y Manuela Paz? silencio total.

Notas.

(a) En mi trabajo yo me preguntaba si podía ser verdad (MER, nota 10, al inicio de pág.67) todo lo que se le atribuía a Lucrecia haber dicho: I) “Juan de Dios hijo de B. Franklin” (personalmente a mi), II) “hijo de la cocinera” (a un tercero) y III) “jardinero en lo de B. Franklin” (a MS) y la única que me presentaba ciertas dudas era la segunda. Lo del “jardinero” lo daba por cierto porque no entendía que pudiera ser un invento. Hoy queda en claro que efectivamente es un invento ya que por dos veces en el DByG consigna que: “Juan de Dios era el jardinero …” pero ahora según la última versión (hasta ahora) solo se trataba del chico que “limpiaba el jardín y hacía de todo un poco”. No podemos menos que concederle a MS, con gran benevolencia y magnanimidad, el título de “Inventor” en genealogía. MS ha sido confidente genealógico de Lucrecia y no puede haber ignorado las versiones I y II pero lo disparatado y contradictorio de las mismas y por haberme yo adelantado en hacerlas públicas (MER, pág. 55/56, p. 4 y 5) lo debe haber disuadido de recurrir a ellas. A un amigo mío, que él debe recordar perfectamente, con el que mantenía diálogo genealógico telefónico, después de nuestras respectivas exposiciones sobre el tema (sept. y oct. 2011) le manifestó: “Y qué anda diciendo MER por Bs. As. Todavía no sabe todo lo que tengo por decir!”. Si alguien le puede hacer llegar estas reflexiones sería interesante que informe si las oyó o no de Lucrecia (¡todavía no sabe todo lo que tengo por decir!). Dada su apasionada inclinación por la verdad, y su aún más grande pasión para ventilarla, esperemos que no nos deje en la incertidumbre sobre todo lo que aún tiene por informarnos.

(b): seguramente no le pasó desapercibido (MS, pág.71, nota 21) pero para no quedar desairado se hace como el que no vió para después de nueve meses presentarlos como si fuera una novedad y recalca por todos lados “Juan de Dios Martínez o Rawson”. Por qué no lo dijo entonces en lugar de su criptograma y al menos sobre este punto no hubiera habido discusión.

(c) –Continuamente MS quiere, subliminalmente, hacernos pasar gato por liebre. En el capítulo siguiente trataremos lo que él llama dos tradiciones. En este caso él afirma “que algunos genealogistas se equivocan … ” lo que hace suponer que hay otros que no se han equivocado. Podría quizá indicarnos alguno de esos otros, no digo varios, ni siquiera dos, SINO UNO SOLO de los que no se equivocaron?

(d): extraña coincidencia con lo que yo había presentado como una paradoja: “podrían ser padres de Juan de Dios allá por la década de 1830 aproximadamente unos 3000 sanjuaninos que estaban en condiciones adecuadas para ello menos Amán y probablemente tampoco el obispo, o sea unos 2998 masculinos como dicen ahora”. (MER, pág. 54) pero que no se nos pase por alto que estamos ante un giro copernicano de su pensamiento, hemos pasado de la imposibilidad a la posibilidad (no menos Amán sino Amán más todos los demás). Capítulo 2. Sobre las “dos” tradiciones de MS. Yo digo que existe una sola tradición que rápidamente dejó testimonios escritos: la que afirma que Juan de Dios era hijo de Amán Rawson y de Mercedes Martínez. La han sostenido, no la han objetado y mucho menos contradicho cuantos investigadores, historiadores y genealogistas se han referido al tema. La familia siempre subrayó su condición de hijo natural que por otra parte era una evidencia ya que Amán casó una sola vez (con Justina Rojo el 17.3.1819). Citemos algunos de esos testimonios (en parte debida al trabajo de Guillermo Collado Macdur “Aportes para el esclarecimiento de la filiación del Cnl. Juan de Dios Rawson 30.3.2011”):

-I. En primer lugar, por su importancia, y porque produce un documento oficial, el de la “Comisión Nacional de Homenaje al Dr. Guillermo Rawson”. Esta Comisión como ya lo he dicho (nota 2, pág. 71) se componía de 79 miembros, la mayoría de ellos sanjuaninos sin contar los miembros de la Comisión Honoraria, de la Comisión Consultiva y de la Comisión local de San Juan. Esta Comisión publicó una Separata al libro “RAWSON. Su Monumento” donde manifestó que descendían del Dr. Amán Rawson “Doña Rosa Rawson casada con D. Martin Cardozo y Doña Josefina Rawson de Castro, vda. de Belgrano y el Cnl. Juan de Dios Rawson hijo del Dr. Amán Rawson y de Doña Mercedes Martínez”.

-II. Horacio C. Videla que entiendo es quién MS califica de su “apreciado amigo” (pág. 79), y de quién he oído que es el historiador por excelencia de San Juan, en el t° VI° de su “Historia de San Juan”, pág. 984 lo hace a Juan de Dios hijo, (de un 2° matrimonio!), de Amán Rawson con Mercedes Martínez. Es notable que MS, que según sus propias afirmaciones manifiesta haber leído mis dos trabajos sobre el apellido Rawson, que sostiene que nunca he aportado ningún documento, haga silencio total tanto del documento (ha de creer que no existe, pero por las dudas mejor darse por no enterado) de la Comisión anteriormente citada e integrada con varios parientes suyos, como sobre la afirmación de Horacio C. Videla que también formaba parte como vocal de esa Comisión. Puede que el silencio se deba a que no parece haber muchas alternativas a calificarlos de: ignorantes o irresponsables o mentirosos. Por mi parte quiero dejar constancia de mi absoluto respeto hacia ellos dado que no habiéndolos conocido otra actitud no cabe y perteneciendo a una o dos generaciones anteriores a la mía (y algunos de ellos hijos de contemporáneos de Juan de Dios) su conocimiento del tema tiene que haber sido mucho más directo que el nuestro.

-III. Carlos Calvo (hijo de Amán Rawson). “Nobiliario del Antiguo Virreynato del Río de la Plata”, vol. 2.

-IV. Jacinto R. Yaben (de Amán y Da. Mercedes Martínez) “Biografías Argentinas y Sudamericanas”, vol. 4.

-V. César Guerrero (hijo de Amán y Da. Mercedes Martínez) “Dr. Amán Rawson. Un apóstol de la medicina”.

-VI. Cútolo (hijo de Amán y Da. Mercedes Martínez) “Nuevo Diccionario Biográfico Argentino”, vol.6.

-VII. Trabajo inédito sobre los Belgrano de Arturo Joaquín Belgrano Rawson, nieto de Josefina Rawson de Belgrano (hijo de Amán y de Mercedes Martínez de un 2° matrimonio!). El original de este estudio en poder de Eduardo Belgrano Rawson, conocido escritor y novelista y en mi poder una fotocopia.

-VIII. Las diferentes ramas de descendientes de Amán siempre se han reconocido mutuamente (con la rama de Rosa apenas algún vestigio por falta de contacto).

-IX. A esta lista se podrían agregar las Instituciones de la Nación, la Iglesia Católica (que lo admitió como Rawson después de tenerlo identificado con el apellido Martínez), las crónicas de los diarios e historiadores que no explicitan su filiación pero que implícitamente la admiten porque no había otra posibilidad, en 1830/33, que la de ser hijo de Amán Rawson si Rawson era su apellido por varón.

La “otra tradición”.

MS quiere forzar las cosas y convencer que existe otra tradición “otra tradición oral (a) dice que era el jardinero, criado por Benjamín Franklin Rawson” (pág.75). Hemos visto, según sus propias palabras, que en realidad no era el jardinero y que él personalmente no cree que fuera criado por B. Franklin. ¿De qué tradición oral está hablando? En realidad se refiere a un chisme (que luego transforma radicalmente) que él pone en boca, en forma muy poco elegante, de Lucrecia Devoto de Godoy y sólo de ella, que por otra parte ésta ni nadie, nunca estampó por escrito y que nada tiene que ver con la filiación de Juan de Dios. (a) – Sería bueno que de entrada nomás MS nos explicara que es para él una “tradición oral” y que “son simples chismeríos orales” (mail al Instituto del 9.6.2011, pág. 86). Cuando es una cosa y cuando otra, al menos para él.

La única versión en contrario a la tradición, que yo conozca, me la trasmitió personalmente Lucrecia Devoto: ella creía con sencillez y franqueza que Juan de Dios era nieto de Amán, o sea hijo de Benjamín Franklin. MS la debe haber oído, pero convencido por mi argumentación en la que demuestro su altísima improbabilidad (MER, punto 4, pág. 55) nada dice de ella cuando en realidad es imposible que no lo haya oído (MS, pág.79 in fine). Él, el confidente de Lucrecia Devoto, en relación a este punto se enteró por Mariano Espina Rawson qué es lo que Lucrecia afirmaba de la filiación de Juan de Dios.

Capítulo 3. Peleando un poco con MS. En cursiva transcripciones textuales de su artículo (practicamente todo, línea por línea).

Pág. 75, I. “Espina Rawson que ha escrito sobre su bisabuelo, y que debe haber puesto en sus trabajos esta fecha de nacimiento podría indicar donde obtuvo el dato: si como genealogista lo verificó, o solo se limitó a poner lo que los otros habían dicho. Para justificar esta falta de documentación dice que encontrar el acta de nacimiento de un hijo natural es como encontrar una aguja en un pajar. Pero parece que alguno lo logró, sino ¡de donde sale la fecha?”. Quizá sea la de su nacimiento, no? Es la que Juan de Dios trasmitió a sus hijos y nadie desmintió ni objetó. Que sentido tendría haberla inventado? Es la misma fecha (25.8.1833) que MS ha consignado (DByG, pág.372). Él como genealogista la verificó? Yo recibí la fecha de mi tradición familiar que, al igual que el apellido, fue aceptada unánimemente sin opinión contraria (a excepción de Carlos Calvo). Por otra parte que importancia tiene? Si apareciera un documento que diera 3 o 4 años de diferencia en más (en menos imposible por la fecha de su casamiento), que importancia tiene? (sin embargo por ser “virginiano” me he referido a la fecha con detalle en la nota 15 de la pág. 69 que MS parece no haber leído). “Pero parece que alguno lo logró, sino ¿de donde sale la fecha?”. ¿MS quiere decir que todas las fechas que atribuimos a nuestros antepasados, a nuestros próceres, se originan en sus bautismos? Y cuando el bautismo no se encuentra o no existe? Yo la recibí de la tradición unánime. Parece que MS cree que si no se encuentra el bautismo no se puede manejar ninguna fecha (como se las habrá arreglado con su DByG?). Yo encontré mi bautismo de casualidad hace pocos años, menos mal! Por las dudas consigno el dato del nacimiento para eterna memoria de los siglos venideros: en Bs. As., n. el 18.9.1934 y con esto no arriesgo que un futuro MS se interrogue sobre tan fundamental evento. Él, que es de San Juan, podría averiguar quién tiene la partida de Juan de Dios ya que da por seguro que alguien la conoce. Ese alguien no soy yo obviamente. El mismo Juan de Dios, si mal no recuerdo, en su foja de servicios manifiesta que no está “en condiciones de conseguirla”. Si MS la obtiene, por favor, que me envíe una fotocopia. En caso contrario está en libertad de suponer que Juan de Dios nació en 1810 o en 1860, como más le plazca.

-Pág. 75, II. ¿Será que la imagen del jardinero no era lo que él quería o imaginó? La vergüenza me abruma pero cien veces peor es la incertidumbre. ¿Era el jardinero o el chico que hacía de todo un poco? Vamos a analizar nuevamente lo del jardinero pero no desde mi punto de vista como ya lo he hecho (MER, punto 3, pág. 55) sino desde la secuencia de sus propias afirmaciones: ¿Será que la imagen del jardinero no era lo que él quería o imaginó? Pero en pág. 79 ya no es el jardinero sino “el chico de los mandados”, “El cachiche, el chico que le limpiaba el jardín y hacía de todo un poco” Y a continuación (pag.80) “Actualmente pienso que Juan de Dios Martínez, ni siquiera fue criado por Benjamín Franklin Rawson” en consecuencia tampoco era el “chico que hacía de todo un poco”. No hemos quedado sin “el jardinero y sin el cachiche”. Pero hay algo más. He afirmado (por pura tradición familiar) que Juan de Dios partió de San Juan a Mendoza a sus 13 o 14 años. MS parece tener otra fuente inédita (inexistente) ya que asegura que todavía estaba en San Juan cuando “era un muchacho de 15 años” (MS, pág. 77). Pero de todos modos deducimos que a sus diez y seis años estaba ya en Mendoza con lo que la hipótesis del jardinero contratado carece de sustento a no ser que lo imaginemos a Juan de Dios viajando dos veces por semana desde la ciudad de Mendoza para atender el jardín de la presunta casa paterna en la ciudad de San Juan (aunque MS puede objetar que sus condiciones de jardinero eran realmente excepcionales y no se podía prescindir de sus servicios). Se queja acusándome que lo agravio personalmente así que me abstengo de calificar al que hilvana de esta forma sus pensamientos. Dejo a los que lean estas líneas y a MS mismo esa tarea. Reconozco mis límites en muchos sentidos pero al menos no se asientan en prejuicios originados en sentimientos anacrónicos (se puede haber nacido en Roma, Paris o New York y padecer prejuicios aldeanos y se puede nacer en el último pueblito de la quebrada y ser Sócrates). Si un antepasado mío hubiera sido jardinero, gaucho matrero, duque del Palatinado o vendedor de implementos de maquinaria agrícola me da lo mismo, lo único que me importa es que es mi antepasado. También podría haber sido un héroe, un sabio o un santo pero también y mucho más probablemente dado la escasez de aquellos y la abundancia de éstos, un patán, un palurdo, un cobarde, o lo más lamentable: un imbécil y peor aún, un imbécil a tal grado que ha logrado eliminar de su ser todo atisbo de humildad. El problema es cuando a uno de estos últimos lo tenemos soplándonos en la nuca: un padre para un hijo, un hijo para un padre, un hermano (mi más sentido pésame para cualquiera de ellos), o algún prójimo que las circunstancias de la vida nos han hecho topar inesperadamente con él (en este caso no hay más remedio que taparnos la nariz y tomar la cucharada de aceite de hígado de bacalao).

-Pág. 75, III. ”Cuando ha pasado años escribiendo cosas que no sabía si existían”. Yo no tenía idea de haber sido tan prolífico como genealogista. Sobre los Rawson, porque me urgieron a hacerlo, el artículo de GENS NOSTRA de 2006 y ahora, obligado por su DByG, el de mi blog, que ha despertado sus iras y sus infinitos porqués (publicado después en el Boletín del Instituto, n° 32, n° 264, mayo-junio 2011, págs.52/74). Le agradecería si me puede informar sobre otros escritos porque demostraría que alguien se está valiendo de mi nombre para publicar vaya a saber que cosas. Desde ya advierto que no me hago ni soy responsable.

-Pág. 75, IV. ¿Porqué nunca aclaró que no había documentación que diga que era hijo natural de don Amán Rawson, y que se trataba solo de una tradición oral? Pero que dice en pág.80 “Mariano Espina Rawson, dice que carece de documentación probatoria de la filiación de Juan de Dios Rawson” ¿Lo dije o no lo dije? Lo menos que se le puede pedir a MS es que no caiga en contradicción consigo mismo, pero dadas las veces que incurre en ello, parece que no se da cuenta. Pero digamos que su segunda afirmación (pág.80) se aproxima más a la verdad. Yo decía (MER. nota 21, pág. 71 y citando mi trabajo anterior de 2006): “No conservo ni conozco documento de la infancia de Juan de Dios: partida de bautismo, nota escolar o lo que sea. Amigos sanjuaninos me dicen que la partida de su bautismo no existe y me pregunto (si se llegara a encontrar) si en ella se mencionara al padre o cómo fue inscripto. Porque en aquellos años, ante un hijo natural, se recurría a cualquier estratagema para disimularlo”. Parece obvio que con referencia a su bautismo e infancia no dispongo de otra tradición que la oral. Sin embargo esa tradición oral pasó muy pronto a ser escrita y documental cuando Juan de Dios, ya oficial del ejército no tiene otro apellido que Rawson (ver su foja de servicios en el Arch. Gral. del Ejército). Yaben, en sus “Biografías Argentinas y Sudamericanas”, pág. 823, cuenta la anécdota que Emilio Mitre lo asciende sobre el campo de batalla al grito de: “Viva el alférez Rawson!” (año 1860). Más contundente es aún el testimonio de la Iglesia que lo casa y bautiza a sus tres primeros hijos como Martínez y luego lo admite como Rawson (a él y a sus dos hijos bautizados como Martínez!). Obviamente que este cambio no se realiza por la mera declaración del actor y puede suponerse que Juan de Dios tuviera a mano una copia de la información de reconocimiento que los Maurín Navarro dicen se le hizo para su ingreso al Ejército (MER, pág.59 supra) o algún instrumento que lo habilitara para ello dado que de otra manera sería incomprensible e imposible. También como digo supra, capítulo 2, el testimonio de historiadores y genealogistas que lo han consignado en algunos casos hace ya más de cien años. Y nuevamente la advertencia: no había otra alternativa que ser hijo de Amán, en aquellos años, si Rawson era el apellido (no había otro Rawson varón ni mujer, en la Argentina de 1830 en capacidad de procrear).

-Pág. 75, V. “Solo la tradición oral sostiene esta filiación” (que Juan de Dios era hijo de Amán y Mercedes Martínez). Novedad absoluta. Admite explícitamente por primera vez que existe una tradición en este sentido. En cuanto “solo la tradición oral sostiene …” ver capítulo 2.

-Pág. 75, VI. “En sentido opuesto (a la tradición que lo considera hijo de Amán Rawson) otra tradición oral dice que era el jardinero, criado por Benjamín Franklin Rawson” Un disparate o un chiste de MS aunque no creo que tenga sentido del humor:

(1) No hay tradición opuesta. Aún en el caso de haber existido el tal jardinero esa situación no se opone en nada a la filiación de Juan de Dios. Podría haber sido jardinero, domador, leñador, carbonero o lo que se quiera sin que ello implique necesariamente una filiación determinada con relación a Amán ni a nadie.

(2) Un chisme no es una tradición ni se puede llamar tradición a un chisme de corta data sostenido además por una sola persona. Si un chisme fuera tradición habría cientos de tradiciones naciendo todos los días. MS mismo dice ahora por una parte no creerlo (criado en lo de B. Franklin) y por otra lo contradice (ya no es el jardinero sino el chico que se ocupaba de todo un poco).

(3) No se puede afirmar la existencia de un jardinero ni de un jardín cuidado por un jardinero a sueldo en el San Juan de 1840/47. Ver supra capítulo 1 (y MER, p.3, pág. 55). MS lo ratifica además, cuando tomándolo de mi trabajo, asegura que Juan de Dios se fue de San Juan a sus quince años. En realidad yo había dicho “entre sus 13 o 14 años”. El agrega uno o dos para acomodarlo a su conveniencia (como comentario al margen digamos que no tiene otra fuente que no sean mis simples chismeríos orales, algunos de los cuales, los acoge al pie de la letra, o como en este caso con un pequeño retoque suyo).

-MS mismo recupera un poco de cordura y escribe después (MS, pág. 79). La cuestionada tradición oral recibida de Lucrecia está entre paréntesis. Es una versión que se corrió en San Juan. Sabemos que este tipo de tradiciones pueden a veces ser producto de pasiones y no ajustarse a la realidad, y otras veces, ser verídicas. Lucrecia sostenía, y se lo dijo a Espina Rawson y a otras personas, que Juan de Dios no era hijo natural de Amán Rawson (pero no aclara que creía que era hijo de B. Franklin, o sea nieto de Amán). Que escuchó esta afirmación, no me cabe duda Comparto con Espina Rawson que su valor puede ser relativo. Entonces MS, de Boca o de River? No se puede jugar para los dos clubs el mismo partido.

¿Que nos queda después de este análisis? El vacío. ¿Qué lo ha llevado a comportarse con tal exceso de incoherencia, falta de seriedad, ligereza y con una visible inquina obsesiva cuando trata la descendencia de Amán y particularmente a Juan de Dios? Tan evidente y manifiesta que entre los miles de sanjuaninos que identificó en toda su obra no encontró otro jardinero que Juan de Dios, de ninguno destaca que su bautismo no fue encontrado (a) ni tampoco otro al que le niegue (implícitamente) su filiación. No solo en MS, me atrevo a decir que no recuerdo en la genealogía argentina otro caso igual (b). Estamos ante un caso de doble personalidad? Existe un agravio personal o heredado?

(a) Los casos similares deben ser montones pero en su DByG sobre miles de sanjuaninos identificados solo resalta la falta del bautismo de Juan de Dios. Limitándonos a la descendencia de Amán Rawson tenemos el siguiente cuadro: -Rosa Rawson de Cardozo, hija de Amán. MS en su DByG no lo consigna ni hace referencia alguna a su bautismo. En su último trabajo no agrega nada. -Rosa Cardozo Rawson de Castro. MS en su DByG no lo consigna ni hace referencia alguna a su bautismo. En su último trabajo no dice nada. -Juan Estanislao Maurín, hijo de Amán y de Da. Carmen Maurín. Para cuando escribió su DByG no lo había encontrado, ante mi demanda lo descubrió (yo ya lo conocía, tengo la fotocopia). En la partida no se menciona el padre ni la madre. -Manuel Antonio Maurín, hermano entero del anterior. MS en su DByG no lo consigna ni hace referencia alguna a su bautismo. En su último trabajo no dice nada. -Saturnino Maurín, hermano entero de los anteriores, MS ignora su existencia tanto en su DByG como en su último trabajo. -Adolfo Rawson Rojo, hijo de Guillermo. Para cuando escribió su DByG no lo había encontrado. Ante mi demanda lo descubrió. En la partida no se menciona el padre ni la madre.

-Josefina Rawson de Belgrano, hija de Guillermo. Nada dijo en DByG y sigue sin informarnos nada. -Juan de Dios Rawson, hijo de Amán y Da. Mercedes Martínez aquí MS se toma el trabajo en su DByG (pág.371) de informarnos que “este nacimiento no fue encontrado en la Iglesia de la Merced”

(b) Hemos visto si, y en más de un caso filiaciones que creíamos definitivas y que investigaciones posteriores pusieron en duda o simplemente demostraron que eran falsas, pero allí la confrontación se dió entre documentos ad effectum con otros documentos más creíbles que pusieron las cosas en claro.

-Pág. 75, VII. “Pero en honor a la leyenda y a su conveniencia, esa conjetura la presentaron como realidad”. Esta es la exposición más manifiesta y descarnada de la versatilidad de pensamiento de MS. En pocas líneas, una a continuación de la otra, a la filiación de Juan de Dios por Amán, después de haberla calificado como “simples chismeríos orales” y ”versión” (MS, págs. 79 y 86), la asciende de categoría y le da status de “tradición oral”, luego le parece mucho y pasa a ser solo “alguna tradición oral” y sin solución de continuidad se convierte finalmente en inexistente “leyenda y conjetura” mera creación de la imaginación. Bueno allá MS y su coherencia. “La presentaron”. Uno sólo es el que la presenta: Juan de Dios. Ocurre cuando entre los últimos días de 1859 y los primeros de 1860 pasa a apellidar Rawson en el Ejército, en la Iglesia y en todo el ámbito de la vida. Sus descendientes no presentan nada, reciben el apellido desde su bautismo (salvo sus dos primeros hijos Franklin y Virginia que lo reciben a sus dos años uno y a los pocos meses la otra). Los que la presentaron entonces fueron Juan de Dios y sus contemporáneos cuando aún la “leyenda” no había nacido y se pasó a reconocer “oficialmente” una realidad tan antigua como los años de Juan de Dios. Las generaciones subsiguientes, entre ellos Horacio C. Videla y los parientes de MS que integraron la Comisión de Homenaje al Dr. Guillermo Rawson se limitaron a repetir lo que oyeron a sus mayores. “A su conveniencia” En qué consistiría para Juan de Dios esa conveniencia? Venía la recepción del apellido Rawson con el tesoro del Inca?

-Pág. 75, VIII. “Infantilmente Espina Rawson se enoja porque busco los antecedentes de Juan de Dios y no de Rosa Rawson, Juan Maurín o Adolfo Rawson”. No me victimizo en este punto ni lo he hecho en toda la discusión Tanto lo del enojo como lo infantil del enojo corre por su cuenta y no de lo que escribí. Solo hice notar la dicotomía del tratamiento aplicado. Este señalamiento ha dado positivos frutos ya que ha buscado (a qué velocidad, felicitaciones!) y encontrado al menos dos documentos importantes y hasta ahora desconocidos, reconocido por él mismo (pag.80): “Si ese fue su propósito cuando discutió mi libro, pidiendo documentaciones y legajos, etc. lo felicito, está logrando que se conozca la realidad” ¿Pero no es ese el único objetivo de toda investigación? ¿No es la búsqueda de la verdad el objetivo principal de cualquier investigador en cualquier rama de la ciencia, también en genealogía? ¿Alguien puede perseguir otra meta? Yo sólo le pedía que documentara sus afirmaciones que a la época de su DByG no podía hacerlo porque no la tenía y en consecuencia tampoco la mencionó. Pero ahora como podemos ver estamos a partir de un confite, felicitaciones van y felicitaciones vienen. Y a cortés no me va a ganar: en todo lo que no está en desacuerdo conmigo, yo coincido plenamente con él. Pero no dejemos pasarle una: con relación a Juan de Dios no aportó NADA (con las mayúsculas que le gustan) y mucho menos algo que la contradiga.

-Pág. 75, IX. “aunque él (yo MER) haya creído que el 50% de los sanjuaninos son hijos naturales de (Amán) Rawson”. Yo no creo ni dejo de creer aunque la versión no es exótica. El exótico en el San Juan de 1820 era Amán (cuando Salvador María del Carril le otorga la ciudadanía tuvo que escapar de la indignación popular que la medida provocó. Digamos que por parte de la población masculina ya que la femenina, da la impresión, lo aceptó con mucho agrado). Solo repetí lo que oí de bocas sanjuaninas que por otra parte, para precisar el concepto, no se refería a los hijos de Amán sino a su descendencia actual o sea a sus cuartos, quintos o sextos nietos en cuya actual existencia, si la cosa es como me la contaron, una alícuota le corresponde a Amán. Es cansador tener que estar explicando a MS el sentido de las comas, los puntos, la palabras, las frases, los conceptos. Es cansador!

-Pág. 76, I. (a continuación de lo anterior) “Estas últimas (informaciones) pueden tener algunos errores”. Enhorabuena! Un toque de humildad siempre es positivo. MS calcula que el 30% de su trabajo puede contener errores. En realidad se juzga mucho más severamente de lo que yo lo hacía. Hablando más de una vez sobre el tema con “apreciados, estimados y queridos amigos“ (en este caso míos) yo estimaba que entre un 75 o un 80% de su DByG debe contener información verídica y comprobable. Algunos me decían que no y puede que le comiencen a llegar correcciones al respecto. En cuanto al porcentaje de sus errores, sea el que sea, el problema es que la mayoría de ellos, esfuerzo personal de MS, se concentraron en la descendencia de Amán Rawson.

-Pág. 76, II. “No es cierto lo que dice Espina Rawson, respecto a que mi interés en Juan de Dios Rawson (o Martínez), radica en el hecho de llevar ese apellido”. Nuevamente trataré de hacerle comprender. He dicho que si Juan de Dios no hubiera tenido descendencia o si la descendencia hubiera sido anónima ni MS ni nadie se hubiera ocupado de la filiación de un muchacho que a sus 13 o 14 años partió de San Juan y nunca más volvió. En ese punto sostuve que seguramente MS no hubiera sufrido la obsesión que padece (MER, final de nota 5 de pág. 65). O sea que el caso podría haberse dado en cualquier situación análoga cualquiera fuese el apellido (por ej. Sánchez). No obstante mantener lo anterior, con el tiempo transcurrido hoy se me hace patente que MS tiene un problema con el apellido Rawson, con los Rawson, o con algún Rawson. En su último trabajo, el que aquí comentamos, llega a hablar de ¡la Maldición de los Rawson! Si él mismo lo confirma, qué falta hace que yo agregue algo?

-Pág. 76, III. “Espina Rawson dice y muestra la documentación irrefutable que don Adolfo Rawson es hijo natural de don Guillermo Rawson”. Debo reconocer mi error”. Segundo toque de humildad. Vamos por el buen camino! Por otro lado (padezco soberbia incurable), veo que me hace cientos de preguntas (por qué, por qué y por qué? Yo no soy idóneo ni tengo competencia para su conflicto existencial) pero no me señala ningún error y utiliza mis simples chismeríos orales en más de una ocasión. Con Adolfo (MS, todo el centro de pág.76) comete crasos errores pero no se debe a ignorancia si no a la velocidad con que ha tenido que confeccionar su artículo que no le ha permitido una relectura antes de su publicación. Sabe perfectamente que la mujer de Guillermo es Jacinta Rojo, su prima segunda, y no Justina Rojo (fallecida en 1822: 25 años antes) que era su madre, y cuyo nombre estampa en cinco ocasiones en lugar de Jacinta. No hace falta que lo reconozca en su próxima publicación. Se trata solamente de un lapsus circunstancial originado por un cólico.

“ … y además –MER- no verificó nunca nada. Es solo un recopilador de referencias de otros investigadores”. Se refiere a las fechas de nacimiento y fallecimiento de  Adolfo 22.9.1848 y 21.5.1882 que en realidad serían 19.9.1847 y 24.3.1876. Solo me limité a repetir las fechas que daban unánimemente todos los que se han referido al tema, entre ellos un investigador profundamente serio y conocido: Marcelo I. Sánchez (DByG, pág. 372). Pero la cuestión es irrelevante con respecto al nacimiento (hasta que MS ha hecho público su bautismo se ignoraba con exactitud)  y totalmente equivocada la del fallecimiento. Nuevamente podemos constatar como el cazador cayó en su propia trampa. Si yo no verifiqué MS tampoco verificó después de haber verificado. En realidad seguimos bajo los mismos efectos gástricos. Cita como fecha de fallecimiento el 24.3.1876 (en vez de 21.5.1882) y se remite a la pág. 959 de “Familias argentinas” de Carlos Jaúregui Rueda y Diego Herrera Vegas, y transcribe también la fuente L.M.12-246v. Pero LM quiere decir Libro de matrimonios y no Libro de muertos. Si el 24.3.1876 fuera la fecha de fallecimiento de Adolfo y no la de su matrimonio habría que buscar  otro padre para sus hijos pero para MS eso no constituye ningún problema ya que sabe que puede encontrarlo (parafraseando) entre “todos los mercedinos más los forasteros que en aquella época pasaron por esa localidad”. Al mismo Adolfo Bartolomé Rawson Zavalía, quinto hijo de Adolfo,  MS lo consigna nacido en 1881 (¡5 años después de la muerte de su padre!) pero no se da cuenta de la contradicción (DByG, pág. 372) que la tiene bajo sus ojos mientras la estampa por escrito. Es la maldición Rawson que cae siempre sobre su cabeza! Estos son los hijos de Adolfo que informan las fuentes que han tratado de ello:
-Guillermo Pedro Lucio, n. 19.10.1877, en Bs.As., b. 5.4.879. Casó con Josefina Beccar Mejía. -Adolfo, n. 6.1.879 y f. 10.1.879. -José Antonio, n. 6.1.879 y f. 11.1.879. -María Justina, n. 14.12.879 y f. en la infancia. -Adolfo Bartolome, n. 24.8.1881, b. 3.12.882. Casó con María Elena Godoy Quiroga. -María Justina, n. 8.8.1882, b. 10.12.882, f. soltera.

NADA (las mayúsculas por sugerencia de MS) nos dice de Josefina Rawson de Belgrano, (me referí a ella principalmente en pág.59). Si llegara a documentar (tarea que estimo imposible) todo lo que afirmó tendrá que reconocer al menos dos o tres errores más. Pero los trabajos que merecen summa laude necesariamente pasan por corrección de errores, rectificaciones, etc. Se descartan flatus vocis y requieren también de un tiempo necesario para reflexionar, para leerlos y releerlos. Imposible si hay que terminarlo a las disparadas porque si no no llegamos a tiempo para que salga en el próximo número del Boletín del Instituto. Entonces puede que escribamos cinco veces Justina donde corresponde Jacinta y la fecha festiva del matrimonio la transformemos en la luctuosa del fallecimiento. Asi que ánimo pues! Eso si, que no deje de seguir mis instrucciones ya que he demostrado que soy un buen baqueano en el tema Rawson.

-Pág. 76, IV. “Al nacimiento de Rosa no lo busqué en profundidad ya que fue reconocida por sus hermanos, por lo que no cabe duda que fue hija de Amán. … … … Al principio doña Rosa no fue Rawson, pasó largo tiempo para ser reconocida públicamente (por supuesto esto tampoco lo sabe Espina Rawson, ya que son datos inéditos”. Una corrección inicial. Si Rosa era hija de Amán no puede decirse que “al principio doña Rosa no fue Rawson” porque nunca fue otra cosa que Rawson por parte de su padre y debe haber sido un hecho público y notorio como el caso de Juan de Dios y de los Maurín. MS quiere decir que al principio no llevó el apellido de su padre. Siguen los reconocimientos: “al principio no lo busqué con profundidad …”. Era lo que yo le hacía notar. Pero todavía nos debe el bautismo de Rosa y el de su hija homónima, asi que a ver si pone un poco más de profundidad. Totalmente de acuerdo con el “por supuesto esto tampoco lo sabe Espina Rawson, ya que son datos inéditos”. Tanto lo reconocí que hice notar (MER, pág.58 in medio) que interesante sería conocer la fuente que no daba y ahora ha encontrado como él mismo lo explicita después (pág. 77 “de acá saqué el dato inédito que me pide Espina Rawson” pero no transcribe ni una palabra). Además debe haber montones de datos inéditos que ignoro, particularmente si son de San Juan, provincia que conozco poco o nada (igual que el resto de la República: poco y nada pero constato frecuentemente que más que muchos). Lo extraño es que MS parece ignorar lo afirmado sobre Rosa que mencionan dos historiadores sanjuaninos, que él debe conocer muy bien: “Hombres de San Juan. Dr. Guillermo Rawson” (pág. 35) de Antonio Aguilar y “Dr. Amán Rawson. Un apóstol de la medicina” (pág.41) de César H. Guerrero ambos libros cuarenta años anteriores al suyo (Editorial Sanjuanina, 1971 los dos) porque no los menciona cuando cita (MS, pág.76 in fine) que “en 1847 ya aparece como Rawson”. Interesante que aclare este punto y en todo caso donde figura ya en 1847 como Rawson. Estas líneas lo deben convencer que yo reconoceré sus logros leal e inmediatamente.

-Pág.77, I. “Se aprecia que los hijos legítimos de don Amán no tenían problemas en reconocer los hijos extramatrimoniales de su padre. Así lo vemos en el caso de Rosa, pero no con otros. Juan de Dios se encontraba en San Juan, era un muchacho de 15 años en ese entonces ¿Porqué los hermanos Rawson no lo reconocen, ni le dan un pedazo de tierra? (Menos mal que a Rosa en este caso no la endoñó. Nos hubiera recordado a un periodista muy conocido años atrás). Afirma que los hijos legítimos no tenían problemas en reconocer los hijos extramatrimoniales (plural) de su padre. Pero luego nos señala el reconocimiento solo de Rosa. Cuáles son los otros hijos extramatrimoniales de Amán reconocidos por sus hermanos? Digamos que hasta ahora no se conoce otro (quizá aparezca algún día el de Juan de Dios (Ver MER, pág. 59 supra, dentro del acápite de Juan Estanislao Maurín y sus hermanos). No lo podría alguien ayudar a MS en la redacción? Nuestro “diálogo” sería más ordenado, iríamos más directo al grano, sin toda esta pérdida de tiempo y circunloquios que son necesarios para poner en claro primero lo que quiere decir y luego responderle. Se podría deducir de MS que B. Franklin y Guillermo se pasaban el día entero buscando por San Juan hijos naturales de su padre para reconocerlos. “¿Porqué los hermanos Rawson no lo reconocen?” Que no se haya encontrado un documento al respecto no significa que no exista. Que el Ejército y la Iglesia (que actuaba además como único registro civil) lo reconocieran como Rawson tiene que haberse originado necesariamente en un documento. Que hipótesis en contrario puede hacerse?

He afirmado (por pura tradición familiar) que Juan de Dios partió de San Juan a Mendoza a sus 13 o 14 años. MS parece tener otra fuente inédita ya que asegura que todavía estaba en San Juan cuando “era un muchacho de 15 años”. Espero que no se trate de uno de los famosos “dichos” de alguno de sus “apreciados, estimados y queridos amigos” pero esto no lo puede probar de ninguna manera. Me lo toma prestado y le agrega uno o dos años para darle verosimilitud a su pregunta ¿porqué los hermanos Rawson no lo reconocen ni le dan un pedazo de tierra? Si la pregunta es ridícula referida a un chico de 15 años a los 13 o 14 lo es aún mucho más. El reconocimiento de Rosa y la donación de tierras que le hacen B. Franklin y Guillermo se produce a sus 28 años ya casada y madre de su hija homónima (MS, consigna 15.2.1848, pág. 76 in fine). Siguiendo el método que le aplica a Juan de Dios podría MS haberse preguntado: ¿porqué sus presuntos hermanos esperaron tanto tiempo para reconocerla? ¿porqué dejaron que se casara como Rosa Castro y no como Rosa Rawson Castro? ¿Porqué, porqué y porqué?). Simplemente, si no era Juan de Dios, no se le habrían ocurrido o se habrá dado cuenta inconscientemente, ya que no se trataba de Juan de Dios, de la nadería de tales interrogaciones y que las respuestas, si se pudieran dar, nada aportan a la filiación de nadie. Y una pregunta para algún genealogista sanjuanino ¿se conoce la sucesión de Amán para saber cuántas tierras tenía si es que tenía? Quizá en Caucete? Este sería un documento realmente interesante. Nunca me lo había planteado y se ve que MS tampoco. Si MS tuviera ese dato – que Juan de Dios estaba en San Juan a sus 15 años - me encantaría conocerlo ya que como he dicho, no tengo ninguno de su infancia y adolescencia. Pero me juego la mano derecha (y también la izquierda) que no lo tiene.

-Pág.77, II. ¿Porqué (porqué, porqué y porqué) si tan buena era la relación que tenía con sus medios hermanos (pero serían medios hermanos, a mi me ha hecho entrar en duda) no firma como don Juan de Dios Rawson? “Si tan buena era la relación con sus medios hermanos”. Eso no le he afirmado nunca. “no firma como don Juan de Dios Rawson? “Stultus asinus!” (imprecación del cardenal Humbert, legado pontificio, al vocero bizantino, cuando la controversia sobre el filioque, año 1054). Porque todavía “oficialmente” no podía. No es obvio MS? No, obviamente, para MS no. “… si la relación con sus hermanos como deja entrever MER era espléndida, porqué seguía ocutando su filiación? Acá estamos ante un caso de ignorancia invencible o de descarada mala fe. No solo no hay una sola letra mía que deje entrever esa espléndida relación, sino que por el contrario he dicho expresamente que Juan de Dios se peleó muy chico con Guillermo y nunca se reconcilió con él y “que es natural que” B. Franklin, de carácter apacible y bondadoso “haya actuado como padre sustituto” durante los años que vivieron en la misma casa entre 1840 y1847 aproximadamente. Agrego ahora que no hay recuerdo que entre ellos (B. Franklin y Juan de Dios) haya habido rencor (MER, ver punto 2, pág. 54 y nota 11 in fine, pág.67). Quién le dijo que ocultaba su filiación? Una cosa es que firmara Martínez y otra cosa es que ocultara su filiación. Pienso que era evidente y de hecho vemos que nadie nunca la objetó (hasta MS).

-Pág. 77, III. “Pero en este casamiento (el de Juan de Dios con Elizarda Guiñazú) los Rawson brillan por su ausencia aunque no se encontraban tan lejos, en la Provincia de San Juan”. En primer lugar “los Rawson” eran tres: Rosa, B. Franklin y Guillermo. Todavía no existía el tren bala. Juan de Dios estaba ya totalmente integrado a la sociedad mendocina. Y quién le dijo a MS que B. Franklin y Guillermo estaban en noviembre de 1855 en San Juan y no en Buenos Aires? (a) Los datos al respecto son bastante inciertos. Puede también que Juan de Dios no tuviera esa intención. Por qué, por qué y por qué? Que se yo! “que le hubiera dado lustre al casamiento de su supuesto hermano”. Está claro que lo del lustre es para MS una preocupación existencial. En la tradición de mi familia diría que nunca fue una cuestión central ni siquiera una cuestión (puede que creyeran que la cuestión central eran ellos. Sinceramente mi rama no se distinguió mucho por su humildad).

-(a) - conservo en mi poder una carta original de B. Franklin a Bernardo de Yrigoyen adjúntándole una para su hermano Guillermo que estaba en Bs. Aires. Está fechada en San Juan en Abril 1 de 1849. “Viva la Conf. Argentina! Mueran los salvajes unitarios! Me la regaló mi tío Roberto Dellepiane Rawson.

-Pág.78, I. “Uno de los elementos usados para crear confusión, es del nombre de don Franklin Rawson, puesto por Juan de Dios a su hijo en homenaje a don Benjamín Franklin Rawson Rojo, su supuesto medio hermano. No existió tal homenaje. De la lectura del acta de bautismo … … … y que oficiaron de padrinos Franklin Guevara y Luz Gómez. Todo lleva a suponer que el nombre del bautizado fue puesto en honor a su padrino”. En el punto 2, pág.55 yo había dicho “que Juan de Dios bautiza a su primogénito con el nombre de Franklin que debe haber sido una manifestación de agradecimiento y afecto por su hermano mayor” y en la nota 4 de pág.64 “quizá ello fuera una muestra de afecto y agradecimiento para con su hermano mayor”. Cuando escribí esas líneas no sabía que el padrino de Franklin tenía ese nombre. Sin embargo veo que las escribí con mucha prudencia, como una posibilidad porque me muevo en este punto con suposiciones. MS al contrario tiene certeza absoluta: “elementos usados para crear confusión”, “no existió tal homenaje”. Es como si hubiera estado presente en la ceremonia. La aparición de Franklin Guevara como padrino efectivamente crea la duda si el nombre del bautizado le fue puesto por éste o por Benjamín Franklin pero no creo que se pueda descartar ninguna de las dos hipótesis. Inclusive puede haber sido en homenaje a los dos. Aquí haría una acotación que me parece interesante. El nombre de Franklin y Benjamín Franklin (y también Amán) aparecen en la zona de Cuyo, y solamente en ella, que yo sepa, a partir del establecimiento de Amán en San Juan y debido a su evidente admiración por el sabio y prócer americano. El mismo Franklin Guevara debe deber su nombre a ese origen. Pero al final MS recupera un poco de cordura: “Todo lleva a suponer que el nombre del bautizado fue puesto en honor a su padrino”. Pero sobre la fecha de nacimiento de Franklin podemos agregar otra perlita de MS. En su DByG (pág. 372) nos informa que ocurrió en 1854. En realidad la fecha es 17.12.1857. Nada menos que más de tres años pero además revelan que:-las fechas que se manejaban en la tradición familiar (“simples chismeríos orales”) o en las fuentes que lo trataban, aún careciendo de la documentación correspondiente, eran exactas, tanto de Franklin como del casamiento de Juan de Dios con Elizarda Guiñazú (MER, pág.69, nota 15). -MS que alardea siempre sobre la documentación fehaciente que ha visto, y de los archivos que ha visitado, se equivoca permanentemente lo que demuestra la falsedad de su afirmación. Consignemos también, aunque el dato es menor, que Manuel hermano de Franklin, nació el 21.9.1861 y no en 1862 como escribe MS.

-Pág. 79, II. “Mi apreciado amigo don Horacio Videla me contaba, que corría la versión (chismografía de pueblo) que don Juan Estanislao Maurín era hijo natural de doña Carmen Maurín y don Amán Rawson”. Su “apreciado amigo” es el mencionado en el p. II del capítulo 2 supra. Nunca he sostenido que las tradiciones familiares sean chismografía de pueblo por el contrario siempre me han merecido el mayor de los respetos mientras no se trate de un disparate o de una grosera simulación. Uno se queda siempre con la duda de si MS es un poco faltoso o se cree pícaro porque tergiversa los sentidos. Es MS quién ha calificado las tradiciones familiares de simples chismeríos orales en su mail al Instituto del 9.6.2011 (pág. 86) (a). En mi contestación del mismo día, que el Instituto no publicó, dije que si hay algo que no tiene cura es la cursilería que parece haber encendido iras infernales. Lo que he calificado de chismografía de pueblo son las dos afirmaciones que se le atribuyen a Lucrecia Devoto: que Juan de Dios era hijo de la cocinera y jardinero en lo de B. Franklin. A mis preguntas de por qué lo hacía a Juan Estanislao Maurín hijo de Amán (filiación que yo he sido el primero en sostenerla por escrito, en ella creo sin duda alguna. Ver el acápite en pág. 58 sobre Juan Estanislao y sus hermanos) sin mencionar documentación alguna y cuando por el contrario en su bautismo no figuraba ni Amán ni doña Carmen Maurín él responde (ahora): “Lo que me resulta extraño es que en la partida de casamiento, 27.11.1878, figura como hijo natural de doña Carmen Maurín” Pero sr. MS vio cuantas cosas extrañas ocurren en genealogía? Un caso como el de Juan Estanislao debe darse uno por cada millón. Y concluye con su creación literaria digna Conan Doyle: ¿Será la maldición de los Rawson donde nada es claro?” (la trataremos más adelante). Cabe aquí una pregunta: por qué en las líneas dedicadas a Juan de Dios consigna lo que le decía “la genealogista Lucrecia Devoto de Godoy” (“jardinero” dos veces con cuatro líneas de diferencia) y en el caso de Juan Estanislao no mencionó a Horacio Videla como origen de la versión que por otra parte éste nunca escribió? No lo está utilizando aquí como utilizó antes a Lucrecia Devoto para justificar sus asertos sin fundamento alguno “a posteriori”? Es serio por parte de un genealogista jugar a piacere con los dichos de sus “apreciados, estimados y queridos amigos”.

-(a) - ¿Como califica los “datos” (sic), o sea tradiciones orales que recibió de numerosas familias sanjuaninas que cita en la sección fuentes al final de su DByG? Dando por seguro que la familia Sánchez posee una ¿es que para MS su tradición familiar son “simples chismeríos orales”? y a partir del juicio que le merece la suya juzga a las otras? O por el contrario constituye para él, como para la mayoría de los seres humanos una herencia preciosa? Y si este es el caso cuál es el criterio que aplicó para considerar algunas valiosas y otras “simples chismeríos orales” (me sigue sonando una cursilería). Este juicio suyo en mail que ingresó en el sitio del Instituto el 9.6.2011 debió merecer al menos una advertencia de parte de quién correspondía. El único que reaccionó en el mismo sitio fue el miembro Carlos Avellaneda a quién oportunamente agradecí (otros miembros me hicieron saber personalmente su solidaridad e indignación). Después de mi contestación el mismo día, el tono agraviante de MS fue in crescendo a tal punto que varios miembros se quejaron pero sin discriminar (es mi opinión) las respectivas responsabilidades. Solicité la formación de un Tribunal de Honor para juzgar no las dos conductas sino únicamente la mía. La respuesta fue el silencio.

-Pág. 79, III. “Entre los decires y las comprobaciones hay una gran distancia”. Totalmente de acuerdo. Sobre todo si se trata de chismes. Entre las tradiciones familiares y la verdad se da, la mayoría de las veces, una gran armonía cuando no una total coincidencia. Es por ejemplo el caso de mi tradición familiar dentro de la cual MS podrá preguntar cien veces “porqué” pero no podrá señalar ninguna contradicción. Sin embargo MS comienza a concordar conmigo en más de un punto como vemos en lo que sigue:

-Pág. 79, IV. La cuestionada tradición oral recibida de Lucrecia está entre paréntesis. Es una versión que se corrió en San Juan. Sabemos que este tipo de tradiciones (¿Qué es para MS una tradición?) pueden a veces ser producto de pasiones y no ajustarse a la realidad, y otras veces, ser verídicas. Lucrecia sostenía, y se lo dijo a Espina Rawson y a otras personas, que Juan de Dios no era hijo natural de Amán Rawson (sino de B. Franklin, o sea nieto de Amán). Que escuchó esta afirmación, no me cabe duda (la cuestión es si la escucho él y en ese caso por qué no la argumentó? Por qué no la explicita ni siquiera ahora?). Comparto con Espina Rawson que su valor puede ser relativo. No podemos menos que coincidir con MS. Pero para la época de su DByG parece que éste no era su pensamiento. Si pueden ser productos de pasiones (puede que empecemos por penetrar ocultos secretos), y no ajustarse a la realidad y que su valor puede ser relativo” a qué impulso (o a qué pasión) se debió que estampara no una sino dos veces el chisme del jardinero (DByG, pág371/372), que ahora a pesar de haberlo desmentido (MS, pág. 80) vuelve a repetir (MS, pág.75.II) y no hacer mención de la tradición “tradicional” sino para negarla implícitamente y a priori.

-Pág. 80, I. “No tiene cartas, expedientes militares, NI NADA”. Ver supra Capítulo 2.

-Pág. 80, II. “Esta es la primera vez que se estudia seriamente la genealogía de la familia Rawson en Argentina”. Acto fallido. A confesión de parte relevo de prueba. Su trabajo carece totalmente de seriedad, derrama subjetivismo, está direccionado a priori y no responde a una inquietud genealógica, lo cual no ha impedido que a partir del mío aportara dos documentos inéditos. Por mi parte y por parte de otros investigadores no encuentro ninguna falta de seriedad.

-Pág.80, III. “En momento alguno he querido desmerecer la importancia que tuvo don Juan de Dios Rawson (antes Martínez). Fue un hombre valiente y destacado”. Estaba esperando un gesto así de MS. Muchas gracias! No sabe cuánto se lo agradezco. Disculpenme las expresiónes: ¿y que c…… sabe MS de Juan de Dios? Quién se lo contó? Alguna genealogista? Para la tradición familiar era un tipo muy “jodido” y de muy pocas pulgas. Si se hubiera tropezado con MS, no tengo la menor duda que éste tendría muy mal recuerdo de él.

Capítulo 4. Los frutos de la “colaboración” genealógica entre MS y yo. Sus aportes documentales.

-I. El bautismo de Adolfo Rawson el 23.9.1847, hijo del Dr. Guillermo Rawson, dato inédito y fundamental para la genealogía Rawson. Según MS figura como “de cuatro días, huérfano, de padres no conocidos, siendo sus padrinos don José Martín Cardozo y doña Rosa Rawson, lo hace criar el mismo padrino” (MS, pág.76). En el DByG MS sabía que Adolfo era hijo de Guillermo, ahora no lo sabe pero lo “sigue creyendo” (MS, pág. 79). Me imagino que esto también la parecerá extraño a MS. Mi familia nunca creyó que Adolfo fuera hijo de Guillermo, siempre lo supo y como parientes se trataron. Pero repito aquí las preguntas que le hacía sobre Josefina Rawson de Belgrano también hija de Guillermo sobre la que hace mutis por el foro: dónde está el bautismo, por qué hija, por qué hermana entera de Adolfo y por qué las fechas que le atribuye? No ha contestado NADA (usando mayúscula como le gusta a MS con la palabra nada).

-II. La existencia de un nuevo miembro del linaje Rawson: un hijo natural de Guillermo bautizado como Abraham del Carmen, b. el 7.11.1854 (MS, pág.80).

De su DByG a este trabajo suyo, con relación a la descendencia de Amán Rawson, estos dos documentos hasta ahora no publicados son su única contribución y no niego su valor sino que lo resalto.

Capítulo 5. La obsesión de Marcelo I. Sánchez.

Al principio la sospeché y a medida que se desarrollaba nuestra “relación” la he ido confirmando. Parece originarse en un sentimiento de inferioridad social que le obliga a buscar un objeto a destruir para mirarlo de lo alto y superar su complejo. En este caso el bolillero o quién sabe qué o quién determinó que fuera la filiación de Juan de Dios Rawson. Se nota que su única preocupación, que sería impropio denominar genealógica, es negar que Amán sea el progenitor de Juan de Dios. Pero “descubrir al progenitor” no le interesa en absoluto, podría ser “alguno de los sanjuaninos de la época, más todos los extranjeros que pasaron en ese tiempo por San Juan” (pobre Mercedes Martínez! ver supra capítulo 1, nota d). Si se hallara la información del reconocimiento judicial de su filiación, o cualquier documento que hiciera referencia a ella, sería para él una gran decepción. Así como no encontró otro “jardinero” en todo su DByG tampoco encontraremos nosotros otra negación de filiación entre los miles de sanjuaninos que identificó. No es la búsqueda de la verdad entonces su norte sino visiblemente una inquina obsesiva (en ese orden). Pide pruebas y documentos. Hemos dado unas y otras pero ninguna le será suficiente y ni siquiera se dará por enterado del testimonio escrito de sus propios parientes y “estimados amigos” (ver capítulo 2, I y II). Pero cuáles son las suyas para demostrar su negación: ninguna, sólo lo que oyó decir a Lucrecia Devoto (hay razones para dudarlo) “que J. de Dios era el jardinero de B. Franklin” que luego se transforma en el chico que limpiaba el jardín y hacía de todo un poco. ¿Hay otra palabra que no sea “disparate” para calificar esto? Necesita rodearse de una guardia de corps porque no está seguro de sus argumentos ni de si mismo, de ahí el continuo apoyarse en “sus queridos, apreciados y estimados amigos”. Sus palabras fueron creciendo en agresividad y menosprecio hasta llegar a la insolencia: “si estuviera Nores Martínez, un cordobés, que escribía graciosamente sobre las situaciones de Córdoba (que MS contempla desde arriba con una sonrisa de satisfacción digna de Bertoldo, Bertoldino o Cacaseno) hubiera dicho para descontracturar la situación” “que el tema Rawson, no sea una Espina don Mariano, no es relevante que sea Martínez o Rawson, lo importante es que Juan es de Dios”, -“pero en honor a la leyenda y a su conveniencia (de los descendientes de J. de Dios)”, -“infantilmente se enoja” (yo MER), -llama “simples chismografías orales”, “leyendas o conjeturas” a las tradiciones familiares (ajenas), -“uno de los elementos usados para crear confusión – acerca de una suposición mía)”, -a los chicos criados (que hasta podían ser parientes. MS, pág.79) se les llamaba “cachiches”, -“en el caso de Juan de Dios Martínez (o Rawson) todo está lleno de interrogaciones (creo que le he contestado todas las que tienen respuesta, pero puede plantear muchas más y sin solución de continuidad), -“donde casi nada es verdad” (¿podría precisar el porcentaje del “casi nada” de verdad y el “casi nada” de mentira”? o en qué consiste uno y otro? mail al Instituto 11.6.2011). -Cómo “reciencito nomás” ha documentado que había apellidado primeramente Martínez como su madre, ya no es más Juan de Dios Rawson como en el DByG, ahora es Juan de Dios Martínez (o Rawson), o Juan de Dios Rawson (o Martínez) como repite hasta el cansancio con ingenua malicia infantil. ¿Que podemos concluir de todo esto? Tan manifiesta y permanente es su obsesión con la filiación paterna de Juan de Dios (absoluta, exclusiva, única en toda su obra y yo diría que desconozco un caso igual en toda la genealogía impresa) que se puede confeccionar el siguiente marco:

-I) En su DByG no le atribuye ninguna filiación, ni paterna ni materna (padres desconocidos). -II) Explicitamente nunca niega que Amán sea el padre ya que no lo puede probar – cosa de suyo imposible – y en el artículo que tratamos lo contempla, como posible pero altísimamente improbable (una entre varias miles de probabilidades, algo así como un número de la ruleta que se repitiera cinco veces seguidas) y la reconoce como “una tradición oral” (toda una novedad, un giro copernicano!). . -III) Implicitamente la pone en duda permanentemente sin encontrar otro fundamento que el dicho que dice haber escuchado de Lucrecia Devoto de Godoy “era el jardinero …”. A falta de otro sustento formula pregunta tras pregunta – algunas verdaderamente insólitas cuando no ridículas para un investigador a las que obviamente deja sin respuesta (en el capítulo 3 he contestado las que son susceptibles de serlo). -IV. Desde el punto de vista de la genealogía y particularmente de su negación la preocupación primera de cualquier genealogista sería encontrar un reemplazante para Amán. La cuestión no le preocupa en lo más mínimo. No esboza ni remotamente una hipótesis de quién podría ser el padre (realmente no se quién tendría alguna chance de competir con Amán). -V. Las características físicas de Juan de Dios, rubio y de ojos celestes, sus hijos también rubios, que bastarían por lo menos para descartar al 99% de la población masculina de 1830/33 en San Juan, no le suscita ningún interrogante ni comentario. Mutis por el foro. -VI. El documento que cito en el capítulo 2, punto I y la cita de su amigo Horacio Videla (punto II) no le merecen ningún interrogante ni comentario. Mutis por el foro. -VII. Su admisión en el Ejército como Juan de Dios Rawson, idem. -IX. Idem en la Iglesia idem. -XI. Que ninguno de sus contemporáneos, ni posteriormente tampoco haya objetado su cambio de apellido, idem. -XII. que sus hermanos B. Franklin y Guillermo, actuando en la misma ciudad, en el mismo medio social y político no hayan dicho nada en contrario, idem. -XIII. A un chisme lo convierte en “tradición oral” y a tradiciones familiares (seguramente excluída la suya) en armonía con toda la tradición y el marco histórico en “simples chismeríos orales” o “leyendas y conjeturas”.. -XIV. Ante el hecho concreto, real, histórico de su admisión “oficial” en la vida pública (ejército, iglesia, todas las instituciones de la República) como Juan de Dios Rawson lo ignora completamente. No existe. Si no existe no plantea ningún interrogante ni exige ningún comentario. Y eso es lo que hace, ni una palabra ni un punto ni una coma. Este cuadro nos permite otorgarle, además del honroso título de “genealogista inventor” (nota “a” del capítulo 1, supra) el de “genealogista marxista” ya que como éstos hacían no observa la realidad objetivamente para extraer de ella una conclusión sino que establecida ésta a priori (Amán no “debe” ser el padre de Juan de Dios) manipula los hechos objetivos distorsionándolos, contradiciéndolos, modificándolos, inventándolos o sencillamente pasándolos por alto para componer una amalgama que fundamente el objetivo buscado.

Esto en cuanto a lo que ha consignado por escrito. Según testigos (yo también tengo genealogistas amigos) el tema de Juan de Dios es su “caballito de batalla” desde hace décadas y cuando se da la oportunidad no pierde la ocasión de divertirse, con alguno estúpido o estúpida que le presta oreja, con Juan de Dios el “jardinero” convertido a raíz de nuestro debate en el “jardinerito”. No sabremos nunca cuál es el origen de este dislate.

-Refiriéndose al bautismo de Juan Estanislao Maurín donde ningún dato de su bautismo coincide con la realidad (ocurre, ya lo hemos dicho, en montones de casos) – como se lo había hecho notar –y que recién ahora menciona, exclama en el colmo de su obsesión “será la maldición de los Rawson donde nada es claro?

No tengo la menor duda de la maldición de los Rawson pero no creo que tenga efecto sobre ninguno de los descendientes de Guillermo, de Juan de Dios, de Rosa Rawson de Cardozo, de Juan Estanislao Maurín o de Josefina Rawson de Belgrano o sobre cualquiera en el cual corra una gota de la sangre americana que Amán trajo a estas tierras junto con sus concepciones liberales, superadoras de prejuicios lugareños y que se constituyeron en patrimonio común, hasta donde yo se, de todas las ramas Rawson, al menos hasta las generaciones anteriores a la mía. Si creo en la maldición de los Rawson porque la veo operando en toda su fuerza sobre MS (con algún derrame sobre algún otro u otra).. Le deseo pueda algún día superarla. No hace falta que concurra a un exorcista, una consulta con un buen psiquiatra seguramente sería suficiente. También la lectura de los clásicos, un poco de filosofía o algunas de las obras de los grandes pensadores de cualquier época le ayudarían – así lo creemos y deseamos - a romper el cerco de prejuicios que lo aprisiona y lo tortura. Y si me he metido a psicólogo a lo largo de todo mi análisis seré más imprudente aún y haré de exégeta: no cosechamos ningún fruto, no sé si más pernicioso pero si más generalizado, como consecuencia del pecado original que la estupidez y se logra a veces sin necesidad de factor exógeno alguno, es suficiente con un esfuerzo personal sostenido.

Capítulo VI. Una mirada final de la polémica.

Quisiera señalar, como corolario final, que todo este debate, no solo con MS sino con otros miembros del Instituto, inclusive algunos sinceros amigos míos, se ha dado en el mundo del revés. Se lo efectuó en el marco de “la inversión de la carga de la prueba”. Por un lado teníamos la tradición establecida, aceptada unánimemente, nunca objetada, y de repente, en aparición inesperada llegada de San Juan y acogida con boato en el Instituto, una “acusación”, un “hecho nuevo” que la niega sin aportar sin embargo prueba alguna, fundamentada solo en un “dicho” que por otra parte nada tiene que ver con la filiación de Juan de Dios que es el punto que niega (implícitamente) y que el “acusador” luego transformó hasta hacerle perder totalmente el sentido original (ver cap. 1 y en general todo mi texto). En terreno jurídico la misma hubiera merecido un rechazo “in limine”. Acá por el contrario no se la rechazó, no se exigió que la “acusación” se fundamentara. sino que por el contrario se sometió a juicio a lo establecido, el “acusado” fue condenado a probar su inocencia. Se consideró que el vocero del “hecho nuevo” era el portavoz de la verdad (claro que muchos, la mayoría, lo vieron inmediatamente. Pero como pueden gozarse otros espíritus en este “terreno del chisme” como los chanchitos en el chiquero). Realmente algunas actitudes, me han dado vergüenza ajena pero han servido para conocer de varios conocidos, más allá de las apariencias tanto la calidad humana como la intelectual. Era el “defensor” de la tradición, en este caso yo, el que tenía que “probar”. No solo no me negué sino que me adelanté para hacer conocer indicios, recuerdos de familia, documentos públicos de más de 150 años, todos coincidentes, coherentes y armónicos con el marco histórico. Inclusive como alguien dijo “algunas fotografías familiares” (podría agregar muchas más) que son sin embargo en el caso de Juan de Dios tremendamente elocuentes y, para mi, motivo de tonta vanidad porque mi rama materna fue muy bien dotada físicamente y no solo fisicamente. El tema del parecido físico generalmente es aceptado como dato significativo pero con algunos genealogistas ocurre que la aceptación depende de las circunstancias o del personaje en cuestión: a veces si, y a veces no, aunque se caiga en flagrante contradicción. A veces firmes partidarios de las semejanzas físicas y otras veces no. Se rechazó la invitación que hice a un debate personal con MS y se le dieron nueve meses para que encontrara los documentos de su hipótesis que terminaron en documentos todos ya conocidos y publicados incluso en mi blog. Pero hay aún más. A los dos o tres días de mi charla sobre el tema (segundo lunes de octubre de 2010) me encontré con un amigo que me comentó: “Mariano, te puedo hacer una pregunta?”. Por supuesto, si estoy en condiciones de contestarla. “Mirá, el otro día (el día de mi charla) me crucé con fulanita que me dijo”: “disculpáme pero me tengo que ir corriendo al Jockey (salón Anasagasti) porque tenemos una pelea con Mariano Espina”. De qué se trata? Todo sorprendido le expliqué en medio de qué debate me encontraba pero pensé ¿así que se trataba de una pelea? La ignoraba e ignoro, no tenía la menor idea de ella y quizá no sepa nunca en qué se originó pero me hizo comprender al menos una serie de actitudes (esa especie de emboscada que se me tendió), que me resultaban, hasta esa revelación, absolutamente inexplicables.

Tradición vs chismografía aldeana.

    Por: Mariano M. Espina Rawson (mayo 2011) Este artículo se publicó en el Boletìn del Instituto Argentino de Ciencias Genealògicas de mayo-junio de 2011 (Tº 32, nº 264) entre las páginas 52 y 74. Pongo entonces entre paréntesis y en negrita el nº de página que le corresponde en dicho Boletìn. (pág. 52) “Otros genealogistas lo dan (a Juan de Dios) equivocadamente como hijo natural de don Amán Rawson y de Mercedes Martínez”. Este juicio expuesto en forma taxativa me toca  (2) como bisnieto de Juan de Dios. Por otra parte como solo se limita a una negación sin informarnos quiénes son, según los datos que él debe necesariamente poseer, el padre y la madre de Juan de Dios, siento que me han encerrado en un criptograma-genealógico, territorio inédito en este campo, que yo conozca al menos. Se trata de un juicio tan contundente como ambiguo al cual no es posible darle una respuesta del mismo tono porque en realidad no sabemos realmente qué es lo que afirma. Su galimatías suscita un abanico de preguntas:

-Afirma acaso que Juan de Dios es hijo legítimo de Amán y Mercedes Martínez como algunos han escrito? (ver nota 23). -Que el padre fue Amán pero no con Mercedes Martínez? (pág. 53) -Que su madre fue Mercedes Martínez pero no con Amán? -Que ninguno de los dos tuvo parte en su filiación?

Desarrollaré el tema a partir del supuesto que lo que sostiene principalmente es que Juan de Dios no era hijo de Amán Rawson, supuesto que tiene apoyo en lo que se leerá más abajo.

El autor, Marcelo I. Sánchez, tuvo la oportunidad en la reunión de septiembre de 2010 del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas de presentar su “Diccionario Biográfico y Genealógico de SAN JUAN de la Frontera” (San Juan. República Argentina, 2010. Sin pie de imprenta) y en la conferencia que dio con tal motivo de recalcar el caso de Juan de Dios (pág. 372) como un error porteño histórico, sin hacer referencia, según me cuentan testigos presentes, a ninguna tradición sanjuanina ni dando los fundamentos de su sentencia. Simplemente la cosa es así y así hay que admitirla sin informar por otra parte quiénes son los genealogistas, que están en lo cierto (3). Solicité el uso de la tribuna y hablé el 12.10.2010 sobre este tema (4).

No soy el indicado para opinar sobre lo convincente o no de mi exposición pero creo que mi argumentación se vió facilitada por la suya. En qué consiste ésta? Por un lado tenemos la tradición que incluye obviamente la familiar y en general a toda la sociedad argentina, aceptada por todos los que podrían haberla objetado, no negada ni confrontada por ninguna otra tradición, de que éste era hijo natural de Amán Rawson y Mercedes Martínez (Doncel). El autor sin encontrar a mano una versión para esgrimir, respondiendo a lo que parece ser una actitud obsesiva a priori con relación a Juan a Dios (o con su descendencia?), “hereda” una palabra que considera la clave para resolver el criptograma que él mismo ha creado: “jardinero”. Palabra sin génesis conocida ni, en relación a Juan de Dios, antecedente histórico alguno. En una palabra, y sin eufemismo, un chisme (5). Para Sánchez sin embargo ella esconde el secreto no de la filiación sino de la no filiación de Juan de Dios. Tan importante y concluyente que la repite dos veces en la misma página (137 infra) con cuatro líneas de diferencia. No vaya a ser que pase desapercibida! Aquí, antes de entrar de lleno en la cuestión, es de resaltar que Sánchez en su libro dice que su autora era Lucrecia Devoto de Godoy y en la sección fuentes nos informa haber recibido “datos” sobre antiguas familias que le fueron suministrados por un significativo número de sanjuaninos dentro de los cuales no encontró - ni en todo San Juan tampoco - a nadie que se acoplara a la “denuncia” pues de lo contrario no hubiera dejado de mencionarlo. Esta claro entonces que Lucrecia, ya fallecida, es la única fuente de la versión del “jardinero” según dice Sánchez. Tampoco sabemos, ni nadie nos informa de quién a su vez la heredó Lucrecia. Transcribo textualmente la cita:

1) “(Juan de Dios era) criado de B. Franklin Rawson y de Paz Mendieta” (“Lucrecia Devoto, dice que el muchacho era el jardinero)” 2) “criado por don Franklin Rawson y doña Paz Mendieta” (“la genealogista doña Lucrecia Devoto de Godoy sostenía que era el jardinero de don Franklin Rawson” (6). Aclaremos que “don Franklin Rawson” (en realidad Benjamín Franklin) era el primogénito legítimo de Amán Rawson y “doña Paz Mendieta” su esposa (c. 25.5.1847). De lo cual concluye - por ahora mantengámonos en el terreno de la lógica elemental sin analizar la verdad o verosimilitud de estas premisas que lo haremos luego - que “Otros genealogistas lo dan (a Juan de Dios) equivocadamente como hijo natural de don Amán Rawson y de Mercedes Martínez” ergo (7): -es imposible que Amán sea el padre de Juan de Dios, ergo: (pág. 54) -podían ser padres de Juan de Dios allá por la década de 1830 aproximadamente unos 3000 sanjuaninos que biológicamente estaban en condiciones adecuadas para ello menos Amán (el padre que durante 180 años sus descendientes y la tradición le adjudican) y probablemente tampoco el obispo, o sea unos 2998 “masculinos” como dicen ahora.

Fácilmente se ve que estamos ante un falso silogismo (argumento compuesto por tres proposiciones siendo la última una consecuencia necesaria de las dos primeras). De “criado” y después “jardinero” en la casa de B. Franklin no se puede deducir necesariamente (yo diría que de ninguna manera) que Amán no fuera el padre de Juan de Dios ni tampoco que lo fuera, él ni nadie. Se descarta sin embargo de cuajo la mera posibilidad de que pudiera serlo. Llama también la atención que a Sánchez no le haya extrañado no haber encontrado alguna tradición sanjuanina que le presentara alguna alternativa a Amán como padre de Juan de Dios, para competir con la tradición que aceptaba que si lo era. No hay conexión entre las premisas y la conclusión. Da la impresión que en el quiebre entre ellas hubiera escuchado una voz angélica que le revela de quiénes no es hijo Juan de Dios pero no de quiénes es hijo. Extraña e inédita revelación. (8).

Aplazado en lógica elemental dejemos por el momento al apuntador, o mejor dicho su oráculo (“lo dan equivocadamente”, no “creo que se equivocan” o “puede ser”, o “tal vez”, o “quizá estén equivocados”, “o cualquier condicional que se nos ocurra sino: “lo dan equivocadamente”, presente del indicativo) no tanto por la pobreza de sus fundamentos cuanto que por la falta de relación entre estos y su concluyente aserción.

Vamos entonces directamente al encuentro de la autora del guión: Lucrecia Devoto de Godoy. Sus dichos que yo sepa, son además de los ya citados “criado” y “jardinero”, otros dos: “hijo de la cocinera” (9) e “hijo de (Benjamín) Franklin Rawson” (10). Parece bastante claro que detrás de la sentencia de M. Sánchez estas dos afirmaciones de Lucrecia, aunque no las haya publicado como la primera (“jardinero”), son su verdadero sustento. Vamos a analizarlas una por una y confrontarlas con las referencias que nos aportan la historia y la tradición familiar.

1) “Criado de (Benjamín) Franklin Rawson y de Paz Mendieta”. Aquí hay una total confusión de datos y fechas históricas. La escena se sitúa en el marco de la familia Rawson pero es la casa de Amán Rawson y no de su hijo B. Franklin que por aquel entonces estaría por cumplir sus 20 años. Esta casa fue la única “casa Rawson” que hubo en San Juan. Paz Mendieta, la futura esposa de B. Franklin, aparecerá en escena recién siete años más tarde (1847) justamente cuando Juan de Dios abandona San Juan (ver lo que sigue) y B. Franklin (y su hermano Guillermo) pasan a ser propietarios de la casa por muerte de Amán ese mismo año de 1847 pero rápidamente se trasladan a Bs. As. amén que su permanencia en San Juan durante el rosismo no fue constante. Prueba de ello es que en 1848 se hace una información de reconocimiento a Rosa Rawson, por parte de B. Franklin y Guillermo, como hija de Amán con la clara intención, puede suponerse, de que se quedara con la propiedad, como he leído en algún lugar.

2) “Criado” coincidencia con la tradición familiar que sostiene que a sus 7 u 8 años Juan de Dios se separa de su madre y pasa a vivir con Amán y lo hace hasta sus 13/14 años, o sea entre 1839 y 1847 aproximadamente. A esa edad Guillermo y Sarmiento se autoexilian o los exilian y parten para Chile. Llevan con ellos a Juan de Dios que podemos imaginarlo terrible e indomable. Dada su edad lo tratan como chico, Juan de Dios se enoja con ellos, se vuelve solo desde la cordillera y se va a lo de su familia materna en Mendoza (11). Durante su crianza en lo de Amán es natural que B. Franklin, en esos años que pasó en San Juan, diez o trece años mayor que él y sin una presencia femenina en la casa, haya actuado como padre “sustituto”. Se (pág. 55) dice era de carácter bondadoso y apacible (12). Juan de Dios, en Mendoza bautiza a su primogénito con el nombre de Franklin (17.12.1857) que debe haber sido una manifestación de agradecimiento y afecto por su hermano mayor (digamos de paso que al último de sus hijos, n. en San Fernando, Bs. As., fruto de la vejez y de una segunda pareja, allá por el fin del s. XIX, lo bautiza “Amán”). Además para 1840 Amán que era viudo de Dª Justina Rojo desde 1822 parece haber pasado más tiempo en otra casas que en la suya, amén de toda su actividad como médico y político.

3) “Juan de Dios era el jardinero de don “Franklin Rawson” Se nos obliga primero a suponer que la casa de Amán tenía un jardín cosa poco probable y que nadie sabe y luego a admitir un absurdo. No por una cuestión de status social, ya que si hubiera dicho que era el hijo del domador de la otra cuadra, el peoncito, el lecherito, se podría discutir si dentro del contexto general la cosa era posible o no, pero ¡Jardinero! en San Juan en 1840! Entre sus 7 y sus 13 años! No se aclara si atendía también algún otro de los jardines sanjuaninos de hace 170 años. Un disparate! (13). Nos hace dudar si estamos ante un relato con pretensiones históricas o ante un desborde de imaginación surrealista aunque quizá la verdad sea mucho más sencilla: se trata de chismografía aldeana. En esta afirmación habría que distinguir dos posibles realidades:

I) la de alguien que le dice a uno de sus hijos o a algún chico conocido del barrio: “ocúpate del jardín y te doy tantos pesos por mes” Para esta situación sólo se requiere la existencia de un jardín, un propietario y un chico con cierta gusto por la jardinería o atraído por la paga. Pero aquí se trataría de alguien que se ocupa del jardín y no de un jardinero “profesional. Si esto es lo que quiso decir Lucrecia es naturalmente posible.

II) la segunda es la existencia de un jardinero de oficio que parece ser el sentido cierto que le da Sánchez (también Lucrecia?) Pero podemos imaginar en San Juan, en la década de 1840 cuando la población no pasaba de unos pocos miles de habitantes (12.000?), donde todas las casas eran de adobe y la mayoría con los pisos interiores de tierra apisonada, la existencia de jardines atendidos por jardineros a sueldo?

Quizá la respuesta más contundente en este sentido nos la proporcione el mismo “Diccionario Biográfico y Genealógico” que ha dado lugar a este artículo. En él M. Sánchez llega a identificar no algunos cientos sino varios miles de sanjuaninos con sus respectivas ocupaciones y en un arco de tiempo que abarca más de dos siglos y medio y llega hasta bien entrado el siglo pasado. Entre esos varios miles solo encontró un jardinero: Juan de Dios (14). Flagrante caso de discriminación! pero nos queda la duda si el afectado es Juan de Dios o son los miles de sanjuaninos que no fueron jardineros.

Tampoco sabemos, M. Sánchez no es claro al respecto, si Lucrecia es responsable de las dos afirmaciones o solamente de la segunda (“jardinero”) porque hay una cierta contradicción entre ellas. No se complementan bien lo de “criado”, que era un chico “como de la familia” o "de la familia” con la posterior contratación como jardinero. Uno u otro: “Criado” o “jardinero”, “criado” y después “jardinero” resulta forzado sino contradictorio. Ahora si Lucrecia sólo afirmó su condición de “jardinero” de dónde sacó él lo de “criado” que coincide con la versión tradicional? Menos concordancia hay entre jardinero y lo que sigue.

4) “hijo de (Benjamín) Franklin Rawson”. Veamos como es la cosa. B. Franklin nace en 1820 y Juan de Dios en 1833 aunque personalmente, cotejando ciertos datos, creo que sin negar el año de 1833 podría retrocederse el mismo a 1832 o 1831 (15). Aquí Lucrecia (que no (pàg. 56) puede haber sido la autora sino solo la trasmisora de la especie) nos hace caminar por el filo de la navaja, en el límite de lo posible y lo imposible, pero de todos modos nos sitúa en un escenario altamente improbable. Pero si B. Franklin hubiera sido el padre, tratándose de un hecho notable (un progenitor de 10, 11 o 12 años!) difícilmente hubiera podido mantenerse oculto en una aldea del tamaño de un pañuelo. Se hubiera convertido en un secreto a voces, todo San Juan lo hubiera sabido y comentado! Nos asombraríamos (dicho esto sin una pizca de seriedad), que Sarmiento no lo hubiera incluido en sus “Recuerdos de Provincia”. Suponer que un solo antepasado de Lucrecia hubiera sido el sabedor del suceso y lo hubiera trasmitido, herméticamente, de tal forma que llegó sólo a Lucrecia es abandonar el terreno de lo improbable para pasar a la divagación. Si indagáramos en las causas que originaron esta versión insólita e inédita deberíamos incluir la preferencia de mucha gente por lo exótico y fabuloso (inclinación después de todo muy humana). Algunos pensadores han hecho notar, como bastante común, la desconfianza que experimentan ciertas personas frente a verdades simples y evidentes al mismo tiempo que son todo oídos ante cualquier fábula del almacenero de la esquina.

Hay otro detalle para señalar: de Amán se conocen dos retratos: una acuarela de su hijo B. Franklin y un óleo de Amadeo Gras. De sus hijos hay fotografías de Guillermo, de Juan de Dios, una de Juan Estanislao Maurín y un autorretrato de B. Franklin (16). Comparándolos se nota (reconozco que aquí puede influir mi subjetividad pero cualquiera puede hacer la prueba por si mismo) que el más parecido, o mejor dicho el menos disímil, a Amán es Juan de Dios, B. Franklin no se parece en nada. Y mucho menos a Juan de Dios. Debe haber salido a su madre Dª Justina Rojo.

5) “hijo de la cocinera”. No puedo imaginarme como cocinera en San Juan en 1831/33 a una polaca rubia y de ojos azules como las mujeres polacas que a principios del s. XX ingresaron en el servicio doméstico de muchas familias de Bs. As. (y después en sus árboles genealógicos) o a una insólita viajera inglesa que, de golpe, caída en la desgracia hubiera encontrado trabajo en lo de Amán Rawson. La cocinera (seguramente más de una) debe haber sido una mulata libre o una negra esclava o una mestiza o bien una india pura y esto debería haber dejado huellas visibles en Juan de Dios. Pero resulta que la creatura salió rubia y de ojos celestes claros como puede observarse en las tres o cuatro fotografías que se conservan de él (uno de los motes que recibía en el ejército era “el inglés Rawson”). Puede verse una de ellas (ya hombre muy maduro) en “Biografías Argentinas y Sudamericanas” de Jacinto R. Yaben en el tomo IV (pág.913) donde son manifiestan estas características además de su evidente semblanza sajona. Sus hijos y sus nietos, a pesar de la sangre criolla que aportaban los sucesivos matrimonios eran casi todos rubios. En el salón azul del Congreso de la Nación, si nos paramos frente al gran óleo de Blanes cuya figura central es Roca con la frente vendada por la herida que le produjera la pedrada de un anarquista, podemos ver, hacia la derecha del cuadro, en medio de venerables generales de barba blanca y toda la plana mayor de los dirigentes políticos de la época una figura que se distingue fácilmente por su juventud, por su recia estampa y por su cabello rubio. Es el Teniente Coronel Franklin Rawson Guiñazú el mayor de los varones de Juan de Dios (17). Hay otro detalle que torna no imposible pero si un poco ridícula la versión de la madre cocinera (con todo el respeto, la admiración y el amor que me suscitan todas mis antepasadas cocineras, mulatas, negras, indias y de cualquier otra “mala raza o sangre” que por su status deben haber sufrido más, luchado más y sacrificado más en el cumplimiento de su misión esencial de trasmitir la vida) (18). Parece muy improbable que el “jardinero” hijo de la “cocinera”, además sanjuanino, que los mendocinos los miraban un poco por encima del hombro llegue a Mendoza y a los pocos años no case con una criollita mestiza sino con una hija de Juan Antonio Guiñazú Funes, cabeza de uno de los clanes más(pàg. 57) encumbrados y numerosos allá por mediados del s. XIX, y en buen o mal trato emparentado estrechamente con los otros clanes fuertes de la provincia. Mujeres de su familia formaron parte de las llamadas “patricias mendocinas” aquellas que donaron sus joyas y su trabajo al Ejército libertador. Juan Antonio era además uno de los más ricos terratenientes de su época, propietario de una extensa finca en Luján de Cuyo (19). La tradición familiar por su parte ubica a la madre de Juan de Dios (Mercedes Martínez Doncel o Doncel Martínez) en las antípodas: pertenecía a una familia principal de San Juan, poseedora de una antigua capellanía (20) Una hermana (donde se refugia Juan de Dios cuando se va de San Juan) era la esposa del gobernador de Mendoza (21).

Del conjunto de los dichos que hemos recogido, heterogéneos, algunos muy improbables, contradictorios entre si y otros sencillamente no creíbles es imposible extraer una conclusión coherente. Las características de este cuadro variopinto se acentúan si las confrontamos con las de la versión tradicional: probables, homogéneas, armónicas entre si y con todo su contexto histórico y temporal.

Podríamos preguntarnos (haciendo de psicólogo sin serlo), si Juan de Dios no hubiera tenido la certeza de ser hijo de Amán, por qué se atribuiría esa filiación? Que significaba ser hijo de Amán Rawson en San Juan y en Mendoza en los años de 1835/1845 y posteriores en Bs. Aires? Acaso como a fines del XIX: “hijo de Mitre!” (22). Ubiquémonos en la época y en el terreno en cuestión. Rawson era un apellido extranjero, más bien raro y en trámite de obtener carta de ciudadanía. No se trataba de un patronímico (Sánchez, Rodríguez, Pérez o el que fuera) que es el apellido común de cientos de personas y que podría ocasionar que el problema pasara desapercibido. Tan poco común que sólo era el patrimonio de tres adultos: B. Franklin, Guillermo y Juan de Dios. Pero Guillermo se había convertido en figura rutilante en la escena nacional. Inteligente y sabio se admiraban unánimemente sus cualidades morales. Cuando Mitre es elegido Presidente lo hace su ministro del Interior y Jefe de su gabinete y cuando se traslada al frente de batalla en la guerra del Paraguay Guillermo queda a cargo del gobierno. Es sabido también que era el candidato de Mitre para sucederlo como presidente, candidatura que él no acepta por reservas morales. Y en ese marco aparece un tal Juan de Dios, oficial del ejército argentino, que se reclama del mismo apellido y la sociedad entera lo tiene por medio hermano de aquel (no había otra alternativa). Podemos imaginar un fraude en este marco? En todo caso no podría Juan de Dios haber elegido uno más inapropiado para intentarlo. Buenos Aires era todavía una “aldea” y dentro de ella el “desafío” iba a desarrollarse en el círculo más reducido del mismo medio social y político, en el riñón del mitrismo Si hubiera sido así además del timador (Juan de Dios) debe inferirse la necesaria concurrencia de muchos cómplices de los cuales dos eran imprescindibles y necesarios: B. Franklin y Guillermo que callaron celosamente la verdad de tal forma que no fue nunca cuestionada por las generaciones siguientes.

Tampoco hubieran aceptado la simulación las diferentes ramas de descendientes de Amán que siempre se han reconocido recíprocamente. Los Belgrano Rawson (23) y los Maurín comparten la filiación tradicional de Juan de Dios, y la descendencia de Adolfo la confirma cuando la “acusa” de natural. El resto de los indicios, huellas, episodios, características (“prueba” en el sentido científico o sea hecho verificado de una filiación solo hay una: el ADN) que en ningún punto contradicen sino por el contrario me confirman en la certeza de mi tradición familiar los he consignado en mi trabajo (ver nota 2, p. IV) (24).

Volvamos ahora a Marcelo Sánchez para analizar, tarea complicada, el método que utiliza para tratar la descendencia natural de Amán. Es impensable e inimaginable que algun hijo natural(pàg. 58) (mediados del s. XIX) no fuera bautizado pero perteneciendo los padres al estamento superior de su entorno social, hallar sus partidas, si es que se conservan en algún sitio, es pretender encontrar una aguja en un pajar. Carlos Jáuregui Rueda afirma que, en estos casos, la mayoría de las partidas, sencillamente no se anotaban. Yo agrego que también eran “desaparecidas” (es sabido que han llegado a robarse libros enteros ad effectum) (25). Es lo que ocurre con los hijos naturales de Amán: Rosa Rawson de Cardozo, Juan de Dios Rawson y tambien los hijos naturales de Guillermo: Adolfo Rawson Rojo (cc Sofía Zavalía Arias) y Josefina Rawson de Belgrano. No se conoce ni ha sido publicada la partida de ninguno de ellos pero Sánchez se toma el trabajo de advertir, solamente con Juan de Dios, que su “nacimiento no fue encontrado en la Iglesia de la Merced”, lo cual no es ninguna novedad ni nunca esperé, al menos yo, que allí se hallara. Sobre las partidas de los demás hace total silencio. Nuevamente nos tropezamos con su obsesión. Obviamente que no se los registraba en la iglesia principal sino vaya a saber dónde y bajo qué padres y qué apellidos. También sucedía que algún matrimonio pariente o amigo pasaran como “padres” de la criatura (veremos infra el caso de los Maurín). Con respecto a los hijos de Juan de Dios, de Adolfo y de Josefina Rawson de Belgrano omite muchos de ellos. pero puede deberse a las fuentes a las que recurre, numerosísimas, pero dado que en su obra, nunca las conecta con ningún dato particular, es imposible saber cuáles fueron. Comete también errores y omisiones manifiestos (26). Veamos cada caso.

Rosa Rawson, hija natural de Amán. Como dato muy interesante (e inédito) nos da el nombre de la madre, Dª Carmen Castro Nuñez, que nunca nadie había siquiera insinuado (que interesante sería conocer la fuente), y sugiere que debe haber apellidado Castro antes del reconocimiento (pág. 111 de su trabajo) al igual que su probable año de nacimiento, 1824, que se deduce del de su fallecimiento (27). No informa sobre el bautismo de su hija Rosa, hasta ahora también desconocido que yo sepa –falta que tampoco le merece comentario alguno- que casó con Justo Castro futuro gobernador de San Juan y pionero de la vitivinicultura.

Juan Estanislao Maurín y sus hermanos Manuel Antonio y José Saturnino. Hijos naturales de Amán Rawson y Carmen Maurín. Para M. Sánchez (pág. 276) Juan Estanislao si, Manuel Antonio sólo de Carmen y Saturnino no existe (murió en el combate de “la Rinconada). Por qué? No sabemos ni M. Sánchez lo explica. No nos dice nada de sus bautismos no obstante que miembros de la familia Maurín, orientados por mi, hurgando en los libros parroquiales, han encontrado dos partidas pero en ellas no figuran ni Amán y en otra ni siquiera Carmen (fotocopias en mi poder). Fui el primero que consignó por escrito en una publicación la filiación Rawson de los Maurín. Lo hice porque fueron Maurín los que me informaron, me autorizaron y me pidieron que lo hiciera (28). La historia es esta: en agosto de 1988 vinieron a comer a mi casa Alfonso Díaz Cano y su señora, Facundo “Lalo” Aubone Dehesa amigo mío de toda la vida (ya fallecido) y Emilio Maurín Navarro conocido bodeguero e historiador, todos de familias sanjuaninas de antigua data. Lo hicieron con el propósito de acercar a dos Rawson, intención que se me hizo patente despues. He contado ya la grata impresión que me causó Emilio por su apertura, su cultura, su inteligencia y su calidez. En el transcurso de la reunión me dijo que ellos, los Maurín, eran Rawson por varonía. Me regaló una biografía de Guillermo Rawson de su autoría con la siguiente dedicatoria: “Al amigo Mariano Espina Rawson Paz con todo afecto. Emilio Maurin. Buenos Aires, 5 de agosto de 1988”. Desgraciadamente no volví a verlo porque la mayor parte del año lo pasaba en San Juan y murió no muchos años después del encuentro que habían pergeñado Alfonso y Lalo a quienes agradezco mucho, aquí, el contacto que hicieron. También fueron ellos quienes me informaron “Pero Mariano, no sabés que medio San Juan desciende de Amán?”. M. Sánchez sabe sin embargo que Juan de Dios no se encuentra dentro de esa mitad y seguramente Lucrecia y él mismo tampoco, aunque en materia tan incierta la libertad de opinión debe permanecer irrestricta.

(pàg. 59)Tomé luego contacto con una sobrina de Emilio a través de Alfonso Díaz Cano. Allí el diálogo fue mucho mas conciente, reiterado y rico en contenido. Me regaló una biografía de Juan Estanislao Maurín y me trasmitió dos versiones que se contaban en su familia:

-que Rosa Rawson le había ofrecido a Juan Estanislao su testimonio para que fuera reconocido como hijo de Amán, cosa que no le interesó a J. Estanislao, -que Juan de Dios se había criado en casa de Amán y que para su ingreso en el Ejército se le había hecho una información de reconocimiento (cuyo artífice no puede haber sido otro que B. Franklin). De esta versión yo no tenía noticias en mi rama familiar pero la doy por segura porque Juan de Dios, lo pensaba pero recién lo he comprobado ahora, antes de su estado militar apellidaba Martínez en los documentos, (ver nota 15). En el ejército, a partir de 1859, fue siempre Juan de Dios Rawson. De todos modos en su foja de servicios en el Archivo Militar esa información no la he encontrado.

Adolfo y Josefina Rawson de Belgrano, nietos de Amán, hijos naturales de Guillermo. Los hace hermanos enteros legitimados por matrimonio (¡¡¡?). No se de dónde saca esta legitimación ya que la sucesión de Guillermo Rawson (1890) se consigna expresamente el carácter de hijo natural de Adolfo y Josefina no figura en todo el expediente (29). De dónde entonces la l

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Juan de Dios Rawson Martínez's Timeline

1833
August 25, 1833
San Juan, Argentina
1857
December 17, 1857
Luján de Cuyo, Luján de Cuyo, Mendoza Province, Argentina
1859
October 3, 1859
Mendoza, Mendoza Province, Argentina
1862
1862
Rojas, Buenos Aires Province, Argentina
1867
April 19, 1867
Junín, Buenos Aires, Argentina
1872
1872
Argentina
1922
1922
Age 88
San Fernando, Buenos Aires, Argentina
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