Juana Rangel de Cuéllar de Altuve, Fundadora de Cucuta, Colombia

Doña Juana Rangel de Cuéllar, nació en Pamplona, Colombia el año de 1.649, fué la fundadora de la ciudad de Cúcuta, para lo cual donó los terrenos de su Hacienda Guasimal, para fundar la parroquia. La ciudad de Cúcuta se llamó originalmente San Joseph del Guasimal del Valle de Cúcuta.

En virtud de disposición testamentaria de doña Juana Rangel de Cuéllar, su sobrino y albacea Francisco Rangel instituyó una capellanía, por medio de escritura otorgada en Pamplona el 22 de septiembre de 1736. Hizo insertar en la escritura las siguientes cláusalas -únicas que se conocen- del testamento de la fundadora de Cúcuta: "Item - Nombro a mi alma pr. heredera del remanente de mis bienes, pagado funeral, entierro y las mandas y legados de él contenidos, fundándose por mis albaceas una capellanía y memori ad emisas en esta confromd. los hijos, nietos y descendientes de mi sobrino don Clemente Rangel, con preferencia d elos mayores a los menores, los hijos de varón a los de hembra - en segundo lugar los hijos, nietos y descendientes de don Vicente de Soto, con la misma preferencia - en tercer lugar, los hijos, nietos y descendientes de mi sobrino Franco. Rangel; y a falta de éstos el pariente más cercano y por falta de todos, el Cura Beneficiado desta Parrochia de Señor San Joseph; y no habiendo al presente ninguno de los llamados, se le dé al Interino luego que se haya fundado y convertido en bienes espirituales.

Item - En aquella vía y forma que aya lugar en dro. nombro pr. patrono al dho. mi sobrino Dn. Franco. Rangelen compañía del Padre Rector de la Compañía de Jesús qe. lo fuere, y por falta de dho. mi sobrino, quede por perpetuo Patrono dho. Padre Rector nombrado los capellanoes en la forma referida.

Y para cumplir y guardar este mi testamento, mandas y legados en él contenidos, elijo y nombro pr. mi Albazea fidei comisario al recitado mi sobrino Dn. Franco. Rangel por la satisfacción que de él tengo para que luego qe. yo fallezca dentre con mis vienes judicial o extrajudicial y los distribuya según y como llevo dispuesto para lo que le condedo todo el tiempo que fuere nesro., a más del que le concede el drp. y le ruego y supco. haga la fundación d ela dha. capellanía según el remanente de mis vienes y por mi alma el vien que pudiere, a quien ruego por amor de Dios acepte el dcho. Albezeasgo y hago como confío". (Notaría 1ra de Pamplona, protocolo de 1736, fols. 60 vto. a 63)

A la edad de 23 años quedó huérfana de padre (1672), y se trasladó su vivienda a la Hacienda Tonchalá,(hoy corregimiento Carmen de Tonchalá) en compañía de doña Paula, su señora madre, quien falleció en 1694.

Fue poseedora de cuantiosos bienes, entre los cuales estaban el sitio de Tonchalá, que obtuvo por herencia de su tío, el sacerdote Alonso Rangel de Cuéllar; las Estancias El Rodeo, Cazadero, habida por bien hereditario paterno; Morantes, el Cerro de Magro, el sitio de Guaduas y el célebre sitio de Guasimal.

Fue, además, propietaria de numerosas cabezas de ganado y poseyó la casa solariega de Pamplona, donada por su hermano mayor.

La fundadora firmó escrituras de libertad de esclavos; entre ellas están otorgadas el 10 de noviembre de 1727, a favor de José, de 21 años; y en beneficio de los mulatos Teodora y José Prisio, y una última, en 1733, a favor de Inés Rafaela.

Emprendedora y dinámica, no se quedó a la zaga de sus vecinos terratenientes; el auge económico basado en la agricultura y la ganadería, y que se prolongó 40 años desde su llegada a Tonchalá, fue el principal motivo para que diferentes familias escogieran este lugar como el preferido para su vivienda.

Tonchalá y Guasimal lo tenían todo, menos lo más importante, Parroquia. Por el contrario, al otro lado del río Pamplonita, estaba el Pueblo Indio de Cúcuta, con parroquia, buena iglesia y cura doctrinero.

Pero allí los blancos no podían acceder con facilidad pues los indios del Pueblo de Cúcuta no lo permitían.

Por lo anterior y porque la parte ocupada por los blancos en su hacienda no es desmendro, a su patrimonio, doña Juana Rangel de Cuellar pensó en una donación legal y formal a los peticionarios de la parroquia.

A la avanzada edad de 84 años, se dirigió al Alcalde de Pamplona, para que junto con el escribano llegaran hasta su hacienda de Tonchalá para hacer ante ellos, representantes de la corona, donación de media estancia de ganado mayor, que sería de asiento a la parroquia y pueblo aledaño.

No estuvo el escribano y en su ausencia el alcalde Juan Antonio de Villamizar y Pinero, hizo sus veces. Así fue el sencillo nacimiento de la ciudad sin fronteras, el 17 de junio de 1733.

Siete vecinos aceptaron la escritura de donación, tres testigos y 17 personas notificadas como colindantes por las tierras donadas. El valor de la tierra donada fue 50 patacones, valor estipulado en el documento que con carácter de escritura pública firmó doña Juana Rangel de Cuellar.

Dos años después, -24 de junio de 1735-, asistió como madrina de un niño bautizado en la capilla de la naciente población, y un par de meses más tarde otorgó memoria testamentaria.

Acosada por los achaques de la edad, doña Juana Rangel de Cuellar fue llevada de nuevo a Pamplona, donde falleció en 1736.