Pedro de Mendoza, I Gobernador del Río de la Plata

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Pedro de Mendoza y Luján, I Gobernador del Río de la Plata

Birthdate:
Birthplace: Guadix, Granada, Andalucía, Spain
Death: June 23, 1537 (33-42)
Atlantic Ocean, cerca de las islas Canarias (syphilis)
Immediate Family:

Son of Fernando de Mendoza Luna y Sandoval de la Vega and Constanza de Luján
Partner of N
Brother of Lady Catalina de Mendoza de Mendoza y Lujan; Gonzalo de Mendoza, 7° Gobernador del Río de la Plata y del Paraguay; María Luján de Mendoza and Diego Luján de Mendoza

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About Pedro de Mendoza, I Gobernador del Río de la Plata

https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_de_Mendoza

Primer Adelantado, gobernador y capitán general del Río de la Plata. Nació en Granada, España 1499. La Armada salió de Sanlúcar en 1535, luego de firmar una capitulación con Carlos V. Entre sus tripulantes estaban: Juan de Ayolas, Juan de Salazar y Espinoza, y Domingo Martínez de Irala. En 1536, llega al Río de la Plata y funda el fuerte de Nuestra Señora del Buen Aire. Nombró a Ayolas como sucesor, quien viajó hacia el norte y nunca más volvió, se cree que fue muerto por los indígenas. Muere prematuramente en 1537, su cadáver fue arrojado al mar.

http://en.wikipedia.org/wiki/Pedro_de_Mendoza

Pedro de Mendoza y Luján (c. 1487 – June 23, 1537) was a Spanish conquistador, soldier and explorer, and the first adelantado of the Río de la Plata. Mendoza, disappointed and broken in health, embarked for Spain in 1537. He died during the voyage.

Pedro de Mendoza, also known as Don Pedro de Mendoza, was from a noble family in the Andalusian town of Guadix in the province of Granada, high in the favor of Emperor Charles V. He was also a nobleman in the Spanish court. In 1524, he was dubbed a Knight of Alcántara and later received the Order of Santiago.

In 1529, he offered to explore South America at his own expense and establish colonies. Thanks to the efforts of his mother María de Mendoza, in 1534, his offer was accepted: he was made adelantado governor, captain general, and chief justice over New Andalusia. This grant allowed him authority over as much land as he could conquer, within 200 leagues of the southern limit of New Toledo. Although this was measured along the Pacific coast, it was understood his efforts would be directed towards the Rio de la Plata on the Atlantic. The Emperor gave Mendoza 2000 men and 13 ships on the condition that within two years Mendoza should transport 1000 colonists, build roads into the interior, and construct three forts. He was to have half the treasure of the chiefs killed and nine-tenths of the ransom. The office of Governor was also, in theory, made hereditary.

That year, he set sail with a considerable fleet, but a terrible storm scattered it off the coast of Brazil. Here his lieutenant, Juan de Osorio, was assassinated, according to some authorities by the orders of Mendoza himself because of suspected disloyalty. Mendoza sailed up the Río de la Plata in 1535 and founded Buenos Aires on February 2, 1536.

Although Mendoza is said to be the founder of Rio de la Plata (and Buenos Aires), he was not a very effective leader because he was always suffering from a very bad case of syphilis. He spent half of his time ill in bed, but he put as much effort as he could into the expedition. No notable campaigns occurred in the River Plate during this time, and the only chronicler was a German soldier named Ulderico Schmidt (or Ulrico Schmidl). Schmidt came over to the River Plate with Don Pedro and stayed there for eighteen years, fighting in almost every battle. His account of this early history of the River Plate region is the most important document from that time period.

Leyenda -LA MALDONADO

Cuentan que cuando en 1536, don Pedro de Mendoza fundó Buenos Aires, los españoles tuvieron que rodear la ciudad con un cerco para protegerla de los ataques de los indios. Con la amenaza de terribles castigos, las autoridades prohibieron a los habitantes salir del cerco. Pero al poco tiempo se les terminó la comida y empezaron a morirse de hambre. Una mujer española, llamada Maldonado, no quiso que ésa fuera su suerte, y un día cruzó el cerco y escapó de la ciudad. Caminó y caminó hasta encontrar una cueva junto a un arroyo. Y allí, cansada y hambrienta, se desmayó.

Fue entonces cuando de la oscuridad surgió una feroz hembra de puma, que dejó caer junto a la mujer un pedazo de carne que le había sobrado. Cuando la Maldonado despertó, comió de esa carne. Pero al rato sintió un rugido desgarrador que la sobresaltó. Se asomó de la cueva y vio a la puma, que estaba echada y a punto de dar a luz. Como el parto parecía difícil, la Maldonado ayudó a la dolorida madre. Los rugidos del animal se convirtieron en mansos rezongos, y terminó lamiendo cariñosamente a sus dos flamantes cachorros. La mujer permaneció quieta, mirando esa escena conmovedora. Poco después, los indios que merodeaban cerca del arroyo se sorprendieron al ver a la mujer, la puma y sus crías, paseando juntas y de inmediato sintieron un gran respeto por esa mujer que no les temía a las fieras.

Pero un día en que la Maldonado caminaba sola, fue capturada por varios soldados españoles que se aventuraron en busca de alimentos. En la ciudad la enjuiciaron por haber traspasado el cerco de protección, y la condena que le impusieron fue terrible: la ataron a un tronco al costado del arroyo para que se la corrieran las fieras. Allí permaneció la Maldonado todo el día hasta la llegada de la noche. El rugido de un animal salvaje pareció anunciarle su terrible final. Luego vio la sombra de dos fieras trabándose en lucha, y poco después, una de ellas, la que había salido victoriosa, se le acercó con sus brillantes ojos de fuego. La mujer, que esperaba la muerte, sintió de pronto la caricia de una lengua áspera lamiéndole los pies.

Al cabo de tres días, los españoles volvieron al arroyo. Encontraron a la mujer custodiada por una puma, que los atacó en cuanto se acercaron. Tuvieron que hacer disparos al aire para ahuyentar al animal. La condena no se cumplió. Si las fieras no habían podido, ningún hombre lo intentaría. Desataron a la Maldonado y la perdonaron



Pedro de Mendoza o bien Pedro de Mendoza y Luján (Guadix, Granada, ca. 1499 – Océano Atlántico cerca de las islas Canarias, 23 de junio de 1537) fue un militar de familia noble, caballero de Alcántara desde 1524, almirante y conquistador español, nombrado por el emperador Carlos V como el primer adelantado del Río de la Plata y como gobernador de la Nueva Andalucía, cuyo territorio comprendía desde el paralelo 25° 31' 26" S –límite sur de la Gobernación de Nueva Toledo que fue concedida a Diego de Almagro–, al norte, hasta el paralelo 35º S –límite norte de la Gobernación de Nueva León que fue concedida a Simón de Alcazaba y Sotomayor–, al sur.

Una vez en Sudamérica, cumpliendo el mandato de adelantado, erigió la primigenia urbe rioplatense-paraguaya, convirtiéndose así en el fundador de la primera ciudad de Buenos Aires, el 3 de febrero de 1536, la cual duraría unos cinco años.

Biografía
Origen familiar

Pedro de Mendoza habría nacido hacia 1499 en la ciudad de Guadix, del Reino de Granada, uno de los cuatro reinos de Andalucía que formaba parte de la Corona de España, en el seno de la poderosa Casa de Mendoza. Su padre, Fernando de Mendoza Luna y Sandoval de la Vega (m. noviembre de 1533), pertenecía a la aristocracia castellana dedicada al comercio, y su madre llamada Constanza de Luján (n. Madrid, ca. 1479 – m. ca. 1533), una hija del comendador de la Orden de Santiago y regidor de Madrid, Diego Luján de Villanuño (m. 1484) y de su esposa, Catalina de Lodeña y Solís (m. 2 de junio de 1490).[4]

Su abuelo paterno podría ser Pedro de Mendoza y Luna quien fuera el tercer hijo del primer duque del Infantado, aunque algunos autores afirman que su abuelo fue Juan Hurtado de Mendoza. Según esta última teoría, Pedro de Mendoza sería bisnieto del célebre Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana y señor de Fresno de Torote. Juan Hurtado se había casado con Elvira del Castillo y tuvieron un hijo, Fernando o Hernando de Mendoza que se estableció en Guadix tras su reconquista por los cristianos en 1489.

Al servicio del rey Pedro de Mendoza ingresó desde muy joven al servicio regio en la corte del rey Carlos I de España. Como paje, acompañó al soberano en su viaje a Inglaterra en 1522. Luchó luego en la guerra italiana contra los franceses, en la que participó del Saco de Roma de 1527.

En 1524 recibió el título de caballero de la Orden de Alcántara[4] y más tarde se cambió a la Orden de Santiago.

En 1527 participó de la guerra entre las tropas del rey Carlos de España y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, contra los Estados Pontificios al mando del papa Clemente VII. La guerra incluyó el saqueo de Roma del cual se benefició personalmente.[6]

En 1533, gracias a los buenos oficios de su parienta María de Mendoza –esposa del influyente Francisco de los Cobos y Molina– comenzó las gestiones que lo convertirían más tarde en el conquistador del Plata.

El descubrimiento y la conquista del Paraguay y las zonas aledañas al Río de la Plata, eran de enorme importancia comercial y estratégica, estaban aún por concluirse, y el monarca Carlos I no encontraba financiamiento ni hombres dispuestos a afrontar la peligrosa e incierta empresa.

El principal motivo de enviar tropas a esa parte de Sudamérica era proteger las posesiones de la corona española ante los avances de los portugueses. Además en esa época corría una leyenda promovida por los indígenas, que mencionaba fabulosas riquezas en la zona, lo que incrementaba la ambición de los conquistadores españoles.

La corona española no podía perder tiempo, porque desde el descubrimiento del Brasil en 1500 por Pedro Álvares Cabral, Portugal amenazaba con expandirse al sur hasta el Río de la Plata y más allá, privando a los españoles de estos valiosas territorios.

Fue en estas circunstancias que Mendoza propuso al rey Carlos I, en 1534, hacerse cargo con su propio patrimonio del diseño y conducción de una expedición al Atlántico Sur que reafirmara la soberanía de España sobre esas regiones. El 21 de mayo de 1534, mediante la Capitulación de Toledo el rey Carlos nombró a Mendoza adelantado o comandante militar de la zona a conquistar, con potestad para fundar fortalezas y pueblos. El cargo tenía múltiples atractivos: era hereditario, combinaba las funciones de gobernador, jefe militar y magistrado, ofrecía grandes posibilidades económicas (por lo que los adelantados, que debían costearse sus propias expediciones, lo utilizaban para intentar recuperar el capital invertido), motorizadas por el rumor, falso pero propagado intencionadamente por los indios, de que en el interior del continente se hallaban grandes riquezas en oro, plata y piedras preciosas. El acuerdo no tenía límites territoriales. En efecto, a mayor superficie conquistada, mayor territorio gobernaría el adelantado en cuestión, lo que incentivaba el avance geográfico español ante las ambiciones portuguesas en todas las zonas en competencia.

por quanto vos don pedro de mendoça mi criado y gentil hombre de mi casa me hizistes Relación que por la mucha voluntad que tenéis de nos seruir y del acrescentamiento de nuestra corona Real de castilla os ofreceys de yr a conquistar y poblar las tierras y prouincias que hay en el Río de Solis que llaman de la plata donde estuvo Seuastian caboto y por allí calar y pasar la tierra hasta llegar a la Mar del Sur y de lleuar de estos nuestros reynos a vuestra costa y mission mil hombres los quinientos en el primer viaje en que vos haueis de yr con el mantenimiento necesario para vn año y cient cavallos y yeguas y dentro de dos años siguientes los otros quinientos hombres con el mismo vestimento y con las armas y artillería necesaria assi mismo trauajareis de descubrir todas las yslas que estuvieren en paraje de dicho Rio de vuestra gouernacion en la dicha Mar del Sur en lo que fuere dentro de los límites de nuestra demarcación todo a vuestra costa y mission sin que en ningún tiempo seamos obligados a vos pagar ni satisffacer los gastos que en ello hizieredes mas de lo que en esta capitulación vos sera otorgado y me suplicasteis y pedisteis por merced vos hiziese merced de la conquista de las dichas tierras y prouincias del dicho Rio y de las que estuviessen en su paraje y vos hiziese y otorgasse las mercedes y con las condiciones que de suyo serán contenidas sobre lo qual yo mande tomar con vos el asiento y capitulación (...) Primeramente os doi licencia y facultad para que por nos, i en nuestro nombre i de la corona real de Castilla, podais entrar en el dicho rio de Solis, que llaman de la Plata, hasta la mar del Sur, donde tengais doscientas leguas de luengo de costa de gobernacion, que comience desde donde se acaba la gobernacion que tenemos encomendada al mariscal don Diego de Almagro hacia el estrecho de Magallánes, i conquistar i poblar las tierras i provincias que hobiese en las dichas tierras. (...)

Mendoza se hace al mar

Las Capitulaciones de Toledo otorgaron a don Pedro de Mendoza el título de adelantado, gobernador y capitán general de los territorios a conquistar entre los 25º y 36º de latitud sur en América del Sur.

El 24 de agosto de 1535 Mendoza zarpó del puerto de Sanlúcar de Barrameda al mando de su expedición, compuesta entre 11 y 14 naves (según diversas fuentes) y aproximadamente 3000 hombres. El emperador había entregado a Mendoza, además, 3000 ducados y otro importante adelanto en metálico que el conquistador debía trasladar hasta el Río de la Plata.

Pero la tarea que se le exigía a cambio no era fácil: transportar a destino, en el lapso de dos años, un millar de colonos, cien caballos, fundar tres fuertes y construir un camino real desde el Río de la Plata hasta el Océano Pacífico. Obviamente, la corte española ignoraba las dimensiones del terreno a conquistar y las ímprobas dificultades que representaban la Cordillera de los Andes, que se interponían en la ruta propuesta. La consecución de esta última tarea sólo se alcanzó en el siglo XX.

Mendoza conformó su expedición de manera racional y cuidadosa: llevó consigo a ocho sacerdotes, un médico y un cirujano. Sin embargo, no llevaba ningún abogado. El nombramiento de adelantado lo habilitaba para quedarse con la mitad de los tesoros que secuestrara a los aborígenes y el 90% de los rescates de los prisioneros, lo que, añadido a su potestad de juez y tribunal de apelaciones, hacía innecesario llevar a un forense profesional con él. Lo acompañaban su hermano Diego de Mendoza, sus parientes Gonzalo de Mendoza y Francisco de Mendoza y el hermano de santa Teresa de Jesús, Rodrigo de Cepeda y Ahumada.

La tempestad La flota de Pedro de Mendoza fue dispersada por una espantosa tormenta frente a la costa de Brasil. Tras la misma, el comandante logró reunir a sus navíos y desembarcó en la costa brasileña, donde cayó gravemente enfermo. Debió entregar el comando a su lugarteniente Juan de Osorio, quien al poco tiempo dio muestras de ser responsable de traición y desfalco. Mendoza lo hizo ajusticiar y, algo recuperado de su dolencia, decidió embarcar de nuevo y proseguir poniendo proa al sur.

Otras versiones dicen que una de las razones de la empresa de Mendoza en América era que su delicado estado de salud podía mejorar allí, puesto que sus dolencias se debían a que había contraído sífilis, y que allí podría encontrar su cura. De hecho el adelantado permaneció casi la totalidad del viaje en su camastro hasta dar con su muerte.

En el Río de la Plata

La expedición de Pedro de Mendoza se adentró en el Río de la Plata a mediados de enero de 1536 y desembarcó en la Isla San Gabriel, frente a la actual ciudad de Colonia del Sacramento. El 22 de ese mismo mes los soldados y expedicionarios juraron fidelidad y obediencia al adelantado, que comenzó a ejercer desde ese día su cargo de gobernador.

Luego de reconocer ambas costas del estuario rioplatense, Mendoza decidió establecerse en la margen derecha, en un sitio donde encontró fuentes de agua potable y una costa relativamente reparada.

Primera fundación de Buenos Aires

El 2 o 3 de febrero de 1536 (en Argentina oficialmente se toma como cierta esta última fecha), Pedro de Mendoza fundó sobre la margen austral del Río de la Plata, un puerto defendido por dos primitivos fuertes al que llamó Santa María del Buen Ayre, apelativo de la Virgen de los marineros de la isla de Cerdeña. En este sitio se estableció junto con sus expedicionarios.

Apenas instalados, los españoles descubrieron una gran hueste de indios pampas querandíes, de al menos 3000 hombres, a los dieron obsequios y alimentos.

Pero a poco de llegar, los graves problemas comenzaron: la ciudad estaba establecida en una zona baja e inundable, pantanosa e insalubre, desde la que los mosquitos propagaban enfermedades y epidemias. El maltrato de algunos españoles a los indígenas motivó que estos dejaran de frecuentar el campamento.

La falta de comida obligó al adelantado a enviar guarniciones en todas direcciones a buscar alimentos para paliar la hambruna, pero las mismas fueron inmediatamente atacadas por partidas de indígenas pampas. Deseoso de terminar con el problema, don Pedro envió un ejército comandado por su hermano Diego de Mendoza para atacar a su vez a los pampas. Ambos bandos se enfrentaron en el "Combate de Corpus Christi", el 15 de junio de 1536, cerca de la Laguna de Rocha y del emplazamiento del actual partido de Esteban Echeverría de la provincia de Buenos Aires. En el enfrentamiento los indios vencieron y exterminaron a dos tercios de las tropas españolas.

El éxito de este combate dio confianza a los querandíes, que comenzaron a atacar con más y más frecuencia la ciudad, impidiendo que los españoles saliesen de sus refugios para conseguir alimentos. De esta forma, a la enfermedad y la violencia se sumó la inanición como causa común de muerte entre los conquistadores. A finales de junio los indígenas reunieron un gran ejército, de 23 000 lanzas según relata el biógrafo de la expedición Ulrico Schmidl, entre querandíes, barenis o guaraníes, zechuruas o charrúas y zechanáis o chanás-diembús o timbús. Tras fracasar en asaltar sus defensas se dedicaron a asediarla.

Destrucción de la ciudad

Finalmente, en diciembre de 1536 los querandíes consiguieron por primera vez vulnerar las defensas de la ciudad, penetrar en ella e incendiarla, provocando su destrucción total.

Pedro de Mendoza y algunos españoles consiguieron escapar a la matanza que siguió, y debieron encaminarse al norte para refugiarse en el fuerte de Corpus Cristi –en la actual provincia argentina de Santa Fe– que había sido establecido sobre el río Carcarañá diez años antes por Sebastián Gaboto.

Desde allí, Mendoza envió una pequeña partida al mando de su lugarteniente Juan de Ayolas hacia el norte, reconociendo las orillas del río. Ayolas, acosado por las pestes, el hambre y los continuos ataques de los indios, no pudo cumplir con la tarea encomendada y, derrotado, regresó a Sancti Spiritu.

Mendoza, descorazonado por las malas noticias de su hombre de confianza, y sintiéndose enfermo y desanimado, delegó el mando del fuerte a Francisco Ruiz Galán hasta que Ayolas regresare y decidió embarcarse rumbo a España el 22 de abril de 1537.

Buenos Aires volvió a ser reconstruida con posterioridad, luego de zarpar Mendoza hacia España, pero finalmente fue despoblada e incendiada por sus 350 habitantes a finales de junio de 1541, decidiendo marcharse hacia el norte a la ciudad de Asunción.

Muerte de Mendoza Ya muy enfermo, Pedro de Mendoza murió en alta mar durante su viaje de regreso a España, (posiblemente de sífilis) cerca de las Islas Canarias, el 23 de junio de 1537. Su cuerpo fue arrojado al mar.

Consecuencias

Ayolas, ya al mando de Sancti Spiritu, organizó y comandó nuevas expediciones que exploraron los cursos superiores de los ríos Paraná, Paraguay y Pilcomayo, llegando hasta el corazón del Paraguay.

El fracaso del intento de Mendoza retrasó por más de 44 años el dominio efectivo del Río de la Plata por la corona española. La segunda fundación de Buenos Aires por Juan de Garay debió esperar hasta 1580.

La muerte de Diego de Mendoza a manos de los indios dejó una viuda, Francisca de Villafañe, y tres huérfanos.

Su pariente Gonzalo de Mendoza, nacido en Baeza, sobrevivió a la destrucción de Buenos Aires y a la fuga a Sancti Spiritu. Fue capitán y lugarteniente de Álvar Núñez Cabeza de Vaca y de Domingo Martínez de Irala, explorando Brasil y Paraguay y convirtiéndose, en 1537, en el fundador de la ciudad de Asunción. Gonzalo es citado innumerables veces en los libros de Cabeza de Vaca, y murió en aquella ciudad en 1558.

Francisco de Mendoza (Castrojeriz, 1515) vivió luego del desastre de Buenos Aires en Paraguay, donde se convirtió en opositor del gobernador Álvar Núñez Cabeza de Vaca. En 1547 fue capturado y decapitado por orden de Diego de Abreu.

Pedro de Mendoza, primer fundador de Buenos Aires, murió soltero y sin dejar descendencia.

Notas ↑ Universidad Nacional (op. cit., Vol. 7, p. 239). La acefalia ocurrió porque el gobernador Juan de Ayolas nunca ejercería su cargo, siendo sólo nominal. ↑ Schmidel, Ulrich. Gedenkwaardige scheeps Togten na Rio de la Plata, in't Zuyderdeel van America, en verscheydene andere voorname Americaansche Landschappen, verrigt onden den Spaanschen Admiraal Pedro de Mendoza anno 1535,... Leyden: Preter Vander, 1706. 80 p. 18 cm. ↑ ABC Color (24 de octubre de 2004). Luis Verón, ed. «Gobernadores coloniales de la provincia del Paraguay». ↑ a b Quevedo, Óscar del Carmen; en "Crónica histórica ilustrada del Paraguay. Paraguay colonial" (Vol 1, p. 103, Ed. Quevedo de Ediciones, 962 págs., año 1998). ↑ José L.G. de Paz (15 de mayo de 2001). «Hubo otros Mendoza». ↑ ABC Color (1 de abril de 2004). «Sobre Curas y Saqueos». ↑ Schmidl, Ulrico (1903). Viaje al Río de la Plata, 1534-1554. Notas bibliográficas y biográficas por Bartolomé Mitre. Prólogo, traducción y anotaciones por Samuel A. Lafone Quevedo. Buenos Aires. Cabaut y Cia., editores. Buenos Aires: Librería del Colegio, pp. 69.

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Pedro de Mendoza, I Gobernador del Río de la Plata's Timeline

1499
1499
Guadix, Granada, Andalucía, Spain
1537
June 23, 1537
Age 38
Atlantic Ocean, cerca de las islas Canarias