Ricardo Lever Gordon

Viña del Mar, Valparaíso Province, Valparaiso, Chile

Is your surname Lever Gordon?

Research the Lever Gordon family

Share your family tree and photos with the people you know and love

  • Build your family tree online
  • Share photos and videos
  • Smart Matching™ technology
  • Free!

Ricardo Lever Gordon

Birthdate:
Birthplace: England, United Kingdom
Death: April 21, 1923 (86)
Limache, Marga Marga, Valparaiso, Chile
Immediate Family:

Son of James Lever and Elizabeth Gordon
Husband of Juana Cáceres Villalastra and Matilde Knight Millán
Ex-husband of Martha Elena Williams
Partner of Delfina Contreras Alvarado
Father of Carlos Manuel Lever Williams; Ricardo Segundo Lever Cáceres; María Mercedes Lever Cáceres; Luis Alberto Lever Cáceres; Matilde Lever Cáceres and 5 others

Occupation: Industrial
Managed by: Private User
Last Updated:

About Ricardo Lever Gordon


Richard Lever Gordon (cerca de Preston, Lancashire, 12 de mayo de 1836-Limache, 21 de abril de 1923) fue hijo del operario textil James Leaver y Elizabeth Gordon. Vivió su infancia en Chorley trabajando desde pequeño en la industria textil junto a sus padres y hermanos. Abandonó muy joven su Inglaterra natal, y jamás volvió a ella pese a que tenía numerosa familia. Estuvo en varias partes del imperio británico hasta establecerse un par de años en San Francisco de California. Allí hizo alguna fortuna, y estando al tanto del desarrollo ferroviario en Chile, se traslada a Valparaíso en 1859 para independizarse con un negocio de calderería. Liberal y ateo, su capacidad para los negocios lo llevó a tener una de las empresas metalmecánicas más grande del país. Amigo personal de Santa María y Balmaceda, la guerra civil de 1891 perjudicó su posición, aunque no sufrió persecuciones como otros liberales. En 1906 decide retirarse de los negocios y vivir definitivamente en Limache, Región de Valparaíso, donde pasaba largas temporadas desde 1902. Richard tuvo 4 mujeres y por lo menos 10 hijos, los cuales dejaron extensa descendencia en Chile. Falleció junto a su hijo Enrique y su mujer Matilde Knight Millan


Ricardo Lever Gordon (1836 – 1927) Martha Williams está asustada , pero no llora. Su madre se lo prohibió con énfasis. Está en la Iglesia de los 12 apóstoles, ubicada en el sector Barón del puerto de Valparaíso, una de sus iglesias más antiguas, construida y reconstruida, a menudo que avanzaban en el tiempo los terremotos. Ella está vestida de novia, al frente, el padre vicario José Zarate recita el protocolo. Ella sabe que en un momento tendrá que romper el silencio y decir “sí”. Tiene 13 años. A su lado, un hombre elegante la mira cada cierto tiempo y la trata de calmar con un guiño de ojos que ella no sabe cómo interpretar. Más allá observan Tomas Trimble y Roberto Williamson como improvisados testigos. Es el año 1863 a Martha solo la acompaña su madre, su padre ignora que su hija se casa ese día. Se lo habían sugerido pero él no había vacilado en su respuesta: “de ninguna manera, ella es muy joven y el es muy viejo”. Pero después le ofrecieron vino seguramente y se durmió y olvidó la conversación y a su hija arriba de un altar. El cura Zarate preguntó por el padre de la niña en los días previos. “está muerto” señaló la madre, luego agregó “soy viuda…. El sr. Lever será un buen esposo para ella, tiene recursos y la quiere”… “ella se ve niña, pero es muy madura”. El cura escruta con la mirada a la menor y ella asiente con la cabeza. Ricardo Lever Gordon tiene 27 años. Dice “sí” sin vacilar, luego se inclina para besar a su infantil esposa. Catalina Williams, su ahora suegra, mira para otro lado. No habrá fiesta, debe volver a su casa a despertar al borracho y darle las nuevas noticias. Los contrayentes, por domicilio, debieron haberse casado en la Iglesia La Matriz, pero ahí los conocían y sabrían que la menor tiene padre y está vivo, aunque duerma. Al final, resulta la farsa y Ricardo Lever Gordon es esposo de Martha Williams. Él es ingles, ella; neozelandesa. Ricardo tiene otra vida, en esa otra vida es padre de Ricardo Segundo de dos años, la madre del niño se llama Juana Cáceres y Ricardo la trajo del Perú. Pero hay otro secreto… uno que enturbia las nupcias: Ricardo, el flamante esposo, ha sido el amante de Catalina Williams, la suegra, y ahí, en esas circunstancias y aventuras, conoció a la niña Martitha, la que ahora es su esposa. ANTES Ricardo se sienta en el comedor con absoluta confianza, el dueño de casa Don Eduardo Williams, se felicita de tener a tan distinguida visita, hablan en inglés y eso le agrada. Juana y Rosa, corren para ir a comprar, cocinar, servir… la Sra. Williams quiere que al inglés se le atienda como a un rey. El rey de Inglaterra que ha venido a conquistar Valparaíso con su espíritu emprendedor. Que no falte nada, pero sobre todo que no falte el vino para Eduardo Williams. En un par de horas, como vienen sucediendo de hace meses, el dueño de casa quedará absolutamente ebrio. “Rosa…acueste al Sr.” Dice Catalina con voz de mando. Las criadas empiezan la fatigosa labor de llevar a su patrón a la cama, sin evitar los gestos de desaprobación de manera un poco insolente. Cuando quedan solos, Ricardo toma a la casada infiel de la cintura y la lleva al dormitorio. Hacen el amor sin disimulo, las criadas se aseguran que la niña Martha esté perfectamente dormida y no sea testigo de los ruidos provenientes del tálamo traicionero. Se sirven un té y conversan de manera de no escuchar los ruidos tan propios del amor. Mr. Williams duerme. OTRO DÍA Mr. Williams está acostado en la cama, vestido y roncando estrepitosamente. Su cuerpo exuda un olor agrio de vino tinto. Catalina ha llevado al anfitrión a dormir al dormitorio de visitas. Ella y su ingles invitado, han planeado hacer el amor en el tálamo nupcial. A Ricardo la idea de poseer a su amante en la cama matrimonial lo excita y le ofrece una idea de conquista absoluta… se pone osado. A Mr. Williams le cuelga la baba por la fisura de su boca. Ya no despertará hasta la resaca del otro día que sabe bien que solo se le pasará con un corto de whisky al desayuno. En la habitación de al lado, Ricardo Lever toma la mano de su amante, hace un reconocimiento visual del dormitorio que no conocía, ve la ropa de Mr. Williams apilada en una silla… ahí está su sombrero y su corbata arrojada en un rincón. La Señora Williams se desnuda pero Ricardo aún tiene curiosidad. Observa la cómoda, el escupitero y se ve reflejado en el único espejo de la habitación. No puede evitar quedar pegado a su propia imagen y darse a si mismo una sonrisa de satisfacción. Se da vuelta y ni siquiera se da el tiempo de desvestirse, se arroja sobre Catalina Williams y se entrebaja los pantalones… consuma su victoria. El catre se remece con cada movimiento. Las criadas se alteran, se miran asustadas al lado de la niña Martha que duerme, creen que el borracho de su amo tiene convulsiones, que puede despertar a la niña, en fin, resuelven ir a socorrerle, abren la puerta y ven al ingles montado sobre la dueña de casa, erguido sobre ella, rígido como un poste de telégrafo. ¿Qué diablos pasa? Grita mientras la Sra. Williams se cubre. Las criadas se dan cuenta del error y salen de la habitación asustadas. En el cuarto de visitas… el dueño de casa duerme. Ricardo se sube los pantalones y dice con la autoridad propia de quien manda en la casa: “A esas no las quiero ver más en esta casa”. Toma su sombrero y su saco y se va. Pero algo ocurre. Mientras las criadas huyen a la cocina, el dueño de casa duerme babeando y su mujer se toma la cabeza debatiéndose entre la vergüenza y el temor a que sus empleadas vayan a hablar algo indebido con su marido. Mientras todo eso ocurre, Ricardo Lever se queda mirando por la abertura de la puerta… al dormitorio de ella… la hija que duerme… debe salir pero no sale, es hombre de saber que su tiempo es suyo y se instala a contemplarla. Al otro día, sin el mínimo de rubor, llega nuevamente a cenar a casa de los Williams. Hay dos criadas nuevas. Catalina vuelve a deshacerse en atenciones, pero él ya no la mira, su pensamiento está en Martha, la que lo encanta. Martha, la esposa de 13 años, efectivamente es más madura que su edad. Sabe lo que ha pasado todo ese tiempo. Permanentemente se ha hecho la dormida y escucha no solo los ronquidos de su padre, también reconoce las agitaciones de su madre y también las largas conversaciones de sus nanas. No amará a Ricardo. Sentirá que su destino debió ser otro. Tendrá inquietud y notará que su esposo no le otorga el tiempo suficiente. El tiempo. Quizás el mayor tiempo, Ricardo se lo dedica a la madre de sus otros hijos. La Peruana Juana Cáceres. El 14 de septiembre de 1861 nace Ricardo Segundo Lever Cáceres, En 1864 lo hará su hermana Matilde y en 1872 llega el turno de María Mercedes que luego se casaría con Enrique Lefebre. Todos Lever Cáceres. Entremedio, el 11 de noviembre de 1863, Ricardo se ha casado con la niña Martha. Y Juana, que en ese momento tiene 23 años, ni siquiera se entera. Ricardo, astuto, enamorado y millonario, se las arregla para mantener ambas familias. En 1872, año que Ricardo y Juana celebran la llegada de su hija Matilde. Paralelamente nace Carlos Manuel Lever Williams hijo de Ricardo Lever y Martha Williams. 17 años antes Para Ricardo Lever no habían distancias imposibles. De 19 años, con una barba incipiente que le ayudaba a verse un poco mayor y un entusiasmo contagioso, llegó a Nueva York cruzando el océano Atlántico. Tenía una mirada aguda y, al entrecerrar sus ojos, sabía que producía un extraño gusto en las mujeres. No tenía claro en esa fecha su destino final, pero sí sabía que quería ir a poblar lugares distantes donde su inventiva y capacidad le pudieran brindar la posibilidad de constituir su propio imperio. Le gustaba presentarse como Ingeniero y ver el asombro que esa palabra producía en las jovencitas. Ingeniero Lever, de Inglaterra, Lancanshire, para ser más preciso, quizás viaje a Sud América, pero por lo pronto estoy queriendo ir a Australia, por negocios, tengo muchos conocidos en mi país, deseosos de hacer riqueza. ¿Usted lee? … así iba hilvanando palabra tras palabra, en rítmico discurso, casi siempre el mismo, con ellas terminaba ciertamente durmiendo, y con ellos, haciendo tratos y promesas de futuros negocios. Primero las cosas pasan en el lenguaje, decía. Después ocurren en la realidad. Así que hablaba y hablaba para que las cosas sucediesen. Así fue como construyó puentes, locomotoras y barcos, así fue como enamoro a sus enamoradas, así fue como, allá en Nueva York de 1855 todo empezó. Entre los trabajos realizados en Caleta Abarca se cuentan numerosos puentes de hierro y dieciocho locomotoras para los ferrocarriles del Estado. De los puentes, cabe mencionar "el puente Mackenna” y otros para el Mapocho en Santiago, un puente de ferrocarril para el Maule y otro carretero de 440 metros de largo, compuesto de ocho tramos: cuatro de 50 metros y cuatro de 60; los puentes de los ríos Ñuble, Llrcay, Perquilauquén, Laja y Bío-Bío" (ibidem). Además de las reparaciones de los buques de guerra mencionados, se cuenta el armado de lanchas torpederas y reparaciones a todos los buques de guerra extranjeros llegados a Valparaíso Libro: "100 Años de Industria", Editado por la Sociedad de Fomento fabril con motivo del centenario de su creación (1883-1983) CHILE En apenas tres años, Ricardo parte a Melbourne, vuelve a San Francisco y, gracias a un dato que escucha de un amigo, decide su destino final: Chile. En octubre de 1859 llega a Valparaíso. Pero el viaje ha sido largo y extenso, y él no es hombre de estar solo, en Perú conoce a una chica, delgada como un alfiler, de mirada desafiante y familia distinguida… y gustosa de un vicio común: lee. Juana Cáceres, se viene con Ricardo, sabe que no puede lograr un compromiso, se viene locamente enamorada, fugada como menor de edad que es, y sabiendo que cualquier reclamo que ella pudiese hacer pondría en problemas a su prometido. Juana se arrepiente, piensa en volver, pero ya es tarde, está embarazada y , al mismo tiempo que cumple 21 años, es madre de Ricardo Segundo, su primogénito. 14 DE SEPTIEMBRE DE 1861 Ricardo se asoma tímidamente por la puerta. Las labores de parto ya han terminado y su hijo duerme enrollado en un chal blanco. Las comodidades de la casa de Juana son óptimas. Ella lo mira enternecida y le dice a su bebé. “Salude a su padre”. Ricardo no da más de la emoción, quiere festejar con todo el mundo, en vez de eso, salé a casa de su socio Guillermo Murphy, beben casi la mitad de la botella, y así feliz y eufórico, y con un par de copas en el cuerpo, se anima y resuelve continuar la celebración, su socio no lo acompaña, esa noche Richard pasaría la noche afuera. En casa, Martha, mujer de temperamento, resuelve no hablarle más a su esposo, y por un largo año, cumple su promesa. Ya nada sería lo mismo, los rumores hacen que se entere de la relación de su marido con Juana Cáceres…. Los rumores hacen que ´confirme la relación de su madre con su esposo, los rumores hablan de María Contreras, de Matilde Knight, se arma de ánimo y le hace juicio a la Cáceres por relación impropia y Ricardo enfurece… Martha saca todas sus fuerzas neozelandeses y se enfrenta a Richard y a su mala suerte y le entabla un juicio por relación impropia. Juana Cáceres que también en la práctica era la mujer de Ricardo debió soportar ese humillante juicio público, estar en custodia en la casa de Murphy el socio de Ricardo, para evitar la cárcel, y al final, después de todo eso, y a los 60 años, casarse con ese hombre que la acompañó toda la vida hasta el mismísimo 28 de junio de 1907, día de su muerte. Aún persisten en los archivos los legajos amarillos en los cuales Guillermo Murphy presta fianza a los Lever Cáceres. Reparó también la "Esmeralda" antes de partir a encontrarse con la corbeta enemiga "Covadonga"; poco después cambió toda la artillería del "Cochrane" y del "Blanco Encalada" colocándole cañones de 9 pulgadas, trabajos que ejecutó en 18 días; cuatro días después estos barcos se apoderaron del "Huascar". Durante la guerra del Pacífico, coloca nuevas calderas a los buques "O'Higgins", "Chacabuco", "Abato" , "Santa Lucía" y "Piragua", y después de haber sido tomados por los chilenos los buques "Huascar" y "Pilcomayo". En 1883, los negocios de la fabrica eran tan importantes que hubo de tomar el local de Caleta Abarca, donde se construyó la primera locomotora hecha en el país, alcanzando a construir 390 más por cuenta del Gobierno. Además, construyó dos para el servicio del apostadera naval de Talcahuano, dos para la refinería de azúcar de Viña del Mar y una para don Jorge Sharpe para su ingenio de azúcar en el Perú. "El Mercurio" de Valparaíso VOLVEMOS A EMPEZAR Ricardo cautiva con su mirada, su cuerpo, su sonrisa, su tenacidad, es un hombre de progreso, pero que le encantan que le llamen Mister Lever. Sabe que todo tiene un arreglo, y le promete a Juana Cáceres matrimonio… Juana que sabe que su Richard es hombre de palabra le acepta el ofrecimiento y un día 35 años después y con seis hijos de él… El joven ingles cumpliría su palabra. Pero no fue desamor lo que le pasó a Ricardo… fue su deseo de vivir profundamente… y su convicción de que la infedilidad no es no amar, sino amar más. Su primera mujer la niña Martha, enterada de sus amores extra conyugales, le hace juicio, lo engaña, pero Ricardo no se arrepiente, sino se enfurece… “En Valparaíso, a cinco de noviembre de mil ochocientos ochenta y siete, ante mi José María Najet, Notario, que autorizo….” Así comienza el juicio que Lever entabla contra Martha Williams para lograr su separación, pero el tema se había complicado… antes la había mandado a la cárcel con el amante con el cual se había escapado… ambos suplican el perdón de Ricardo. El ingles, despechado pero triunfante, les da su perdón y ellos vuelven a escapar. Muchos se acordarán de esos fierros tan peligrosos que tenía la playa hasta hace unos años y los que tengan mejor memoria (a los años hay que llamarles memoria para disimular un poco) no olvidarán el enorme muelle de Caleta Abarca, que fuera volado espectacularmente con una carga de dinamita, cuando se iniciaron los trabajos del balneario. Los fierros, el muelle y muchas otras cosas más, pertenecían a La Sociedad de Maestranza y Galvanización, una de las grandes empresas montadas en Chile: Sus dueños eran los señores Lever y Murphy, quienes eran socios en la gran compañía que formaran en 1883. La maestranza ocupaba la mitad de la playa que está hacia el actual Hotel Miramar: "Me llamo Viña del Mar". Roberto Silva Bijit, 1974. Entonces Volvemos a partir, cada inicio por cada vida que llevó Richard (como le decía Martha) o Ricardo (como le decía Juana), necesitaba no solo vivir su vida sino otras más. Cómo solo tenemos una vida, decía con un vaso en la mano, sentado en sus elegantes sillones, debemos vivir otras en esta misma…. Varias vidas… sus amigos sabían a que se refería. Vivir varias vidas era vivir amores, conquistar, cautivar, seducir…. Y no dejar, porque o sino no eran vidas, eran aventuras solamente, pero Ricardo era de establecer puentes sólidos, eternos… Ricardo sueña con su vida…. Se jacta de haber terminado bien casi todas sus vidas… pero es mentira. Martha lo odió y lo maldijo, trato de acabarlo, él al final la retiro de su corazón, descolgó su retrato de las paredes de su alma. Juana murió enamorada de él, como siempre lo estuvo, demasiado enamorada, de manera de hacer vista gorda de sus engaños. Pero ella no sufrió, siempre tuvo explicaciones para todo y aquellos que no se podía explicar simplemente lo sacaba de su mente. María Contreras no existió en su vida real. Siempre a las sombras, aunque la hija que tuvo con Ricardo Lever, casada con otro ingles vivió plenamente como parte de la comunidad británica… Y Matilde Knight, se comportó celosamente al final. Ocultaba a su marido que ya estaba anciano, lo alejaba de su familia. Ella había sido su amante por años, habían tenido hijos y esperó su turno con paciencia infinita. A la muerte de Juana Cáceres ella se fue con él a vivir plácidamente en Limache… hasta la muerte del ingles en 1927. CASI EL FIN Ricardo confunde los días, los recuerdos y los nombres, tiene 87 años y esta confusión solo lo ha afectado el último mes. Nunca fue hombre de poca astucia. Pero ahora Matilde lo escucha hablando con el presidente José Manuel Balmaceda, con el ingeniero Murphy, planeando un viaje de retorno a lancanshire, a Lima , a Vancouver… planea hacer un puente tan largo que una al puerto de Valparaíso con las costas de Viña del mar y de ahí mandar acero a todo Chile. Avanzar y avanzar, poblar el país con placas que digan “Maestranza Lever y Murphy, Caleta Abarca, Viña del Mar” Todo esto le causa risa a Matilde Knight, como no sonreir al verlo tan feliz. Solo que de noche, luego que ha discutido con Enrique Lafebre al fondo del patio y se ha tomado un par de wiskes con Santiago Sinclair. Acostado, mirando la oscuridad del cuarto, ve en ella a todas sus mujeres, y les habla con amor, a veces, otras veces suplica perdón, y las menos, con pasión. Ya fue tiempo de aquello. Matilde aprovecha de preguntar y saber secretos guardados por 50 y 60 años. Entonces no sonríe. Llora. Y a veces lo quiere más y, a veces, lo quiere menos. …los obreros se entusiasmaban con su patrón, creador y aventurero. Una conquista amorosa de Mr. Lever era una conquista de toda la industria; y una locomotora nueva, la obra común. Con la fibra humana del industrial ingles y socialista utópico Owen, logró que su personal trabajara codo a codo con el patrón. Sus trabajadores estaban seguros de obtener una jubilación de vejez, una casa propia y ser “compañeros” del “gringo”. He conocido viejos obreros cuyo orgullo mayor es haber sido miembros de la industria, y cuyos bienes raíces particulares proceden de un gesto de Ricardo Lever. Desarrollo de Capitalismo en Chile, libro de Marcelo Segall Rosenmann FIN Ricardo Muere en Limache el 21 de abril de 1923. El viaje al cementerio de Recreo en Viña del Mar se hace en tren. Quedará frente a su amada Juana Cáceres. Matilde, su última compañera, resignada, pero no menos resuelta, pone en el mármol del mausoleo un pequeño pero interesante testimonio… En los datos básicos biográficos de Ricardo agrega una despedida… “Su esposa… Matilde Knight”. Este hombre descansa, su nieta María Lefebre lo llora. En la casa de Viña del Mar, este abuelo le aceptó a toda la intelectualidad bohemia del puerto, a los poetas pobres de Santiago, a artistas y libre pensadores… Alguna vez compartió con ellos poemas y relatos… María Lefebre piensa, mientras Ricardo es introducido en el nicho… “Qué gran poeta fue mi abuelo… si solo alguna vez hubiese escrito algún poema”…

view all 16

Ricardo Lever Gordon's Timeline

1836
May 12, 1836
England, United Kingdom
1861
September 14, 1861
Viña del Mar, Valparaíso Province, Valparaiso, Chile
1867
December 1867
Olmué, Marga Marga, Región de Valparaíso, Chile
1872
1872
Viña del Mar, Valparaíso Province, Valparaiso, Chile
1872
Viña del Mar, Valparaíso Province, Valparaiso, Chile
1875
1875
1876
1876
1879
1879
1882
1882
Viña del Mar, Valparaíso Province, Valparaiso, Chile