William Rowlands

Historia de la familia Rowlands Berger Compromiso con la educación A comienzos del siglo pasado, Mary Ann Mc Dermit, descendiente de irlandeses, se casó con su compatriota William Rowlands y se dispuso a conducir el Colegio Inglés de Playa Ancha, cosa que hizo entre 1905 y 1940. Su hijo Guillermo Archibald colaboró en la fundación de la UCV y fue el primer decano de Comercio. Y su nieto William es uno de los creadores del Colegio Patmos, próximo a cumplir medio siglo de vida.

En la historia de la familia Rowlands Berger se entrelazan con singular naturalidad las tradiciones marineras irlandesa y chilota, la minera del norte chileno y una profunda vocación educacional que se corona con la celebración de medio siglo de existencia de su obra más querida: el colegio Patmos de Viña del Mar, establecimiento que concentra y resume el compromiso vital de cuatro generaciones.

Todo comienza en 1891, cuando llega a Chile el marino William Rowlands, nacido en Birkenhead el 12 de septiembre de 1863 y radicado en Gales hasta la edad de 20 años. Aquí se casa en 1898 con Mary Ann Mc Dermit, residente en la colonia británica del cerro Concepción, hija de Thomas Michael Mc Dermit, nacido en Irlanda en 1822. De su unión nace el 2 de septiembre de 1900 Guillermo Archibald Rowlands Mc Dermit.

La labor educacional se arraiga tempranamente en esta familia, pues Mary Ann emprende junto a Dora Lizana la conducción del Colegio Inglés ubicado en la avenida Pacífico de Playa Ancha, formador de numerosas generaciones de niños residentes en ese tradicional sector de Valparaíso, donde el estilo británico aún vive, especialmente en la arquitectura de la avenida Gran Bretaña.

Las socias hicieron del colegio la más importante de sus tareas, como lo revela el hecho de que estuvieron a cargo del plantel desde 1905 hasta 1940, lo que no fue obstáculo para que además tuvieran activa colaboración con el dispensario de salud de ese sector.

ROMANCE EN GRAN BRETAÑA

Los Rowlands Mc Dermit vivían en la avenida Gran Bretaña 634. Vecinos del barrio eran los Bahamonde, cuya residencia estaba en Gran Bretaña 313. Así se conocieron Guillermo Archibald y María Raquel Bahamonde Calderón, hija de Braulio Bahamonde y Ester Calderón, ambos oriundos de Chiloé y una familia bastante viajada, ya que el jefe de hogar era oficial de Marina y por su trabajo le correspondía cumplir diversas misiones que lo alejaban del país, como el encargo de traer a Chile el acorazado Almirante Latorre desde Newcastle, Inglaterra, cuando tenía el grado de comandante, en 1913.

En su calidad de ministro de Marina también acompañó al presidente Arturo Alessandri en la promulgación de la Constitución de 1925, en 1926 fue comandante de la Escuadra y al año siguiente ocupó el cargo de intendente de Magallanes.

Nacida el 18 de mayo de 1908 en el seno de una familia numerosa -eran ocho hermanos-, María Raquel se distinguió desde pequeña por su atracción al piano, a las obras sociales y al tenis. Obtuvo su mención de concertista en el Conservatorio de Bellas Artes de la Quinta Vergara, bajo la dirección de los profesores Ricardo Braga y Cristina Herreros, quienes también tuvieron como alumno, junto a Carlos Poblete Varas, al recientemente desaparecido maestro Fernando Rosas Pfingsthorn, quien desde 1940 realizó su aprendizaje musical en el ámbito cultural de Viña del Mar.

María Raquel Bahamonde se casó con Guillermo Archibald en diciembre de 1931 Su hijo William, fundador y rector del Colegio Patmos, nació el 19 de septiembre de 1932, en la antigua Clínica Española de la avenida Argentina.

FRUCTÍFERA CARRERA

El padre, en tanto, trabajaba en la firma inglesa Duncan Fox, adonde había ingresado como junior en 1915 y fue ascendido posteriormente a ejecutivo, apoderado y gerente de Finanzas, cargo en que concluyó su carrera a fines de 1966 en Santiago.

Pero también, como hizo su madre y como haría luego su hijo, Guillermo Archibald Rowlands desempeñó en 1927 una importante labor académica, que en su caso consistió en colaborar, junto al presbítero Rubén Castro, a Enrique Wiegand, Eduardo Budge, Tomás Eatsman y otros en la Fundación de la Universidad Católica de Valparaíso, que comenzó a funcionar en 1928.

Fue el primer decano en la Escuela de Comercio, en la cual se desempeñó hasta 1950, proporcionando formación contable y económica dirigida a la capacitación profesional, especialmente a empleados en horario vespertino.

Ese fue el origen de la Escuela de Negocios creada por Pedro Ibáñez Ojeda, la cual se convirtió con posterioridad en la actual Universidad Adolfo Ibáñez.

COLEGIO PATMOS

William Rowlands Bahamonde, el hijo de Guillermo Archibald y María Raquel, realizó sus primeros estudios en las preparatorias de las señoritas Anita y Rebeca Duarte, en el inmueble de calle Errázuriz, en Playa Ancha, durante los años 1938-1939, y posteriormente ingresó al colegio de los Sagrados Corazones de Viña del Mar, donde estuvo entre 1940 y 1949.

"Fueron años muy valiosos, todos inolvidables por el carisma que irradiaban recordados maestros, como los padres Rafael Gandolfo, Edmundo Stockins y Cirilo Elton, y los eminentes laicos René Moraga, Tomás Muzzio, doctor Roberto Sepúlveda y Luis Scherz , entre otros", recuerda el rector del Colegio Patmos.

"Nuestro grupo escolar de amigos tenía como referente el barrio Agua Santa con Fernando Rosas, Patricio Bofill, Víctor Gubbins, Jaime Reyes y Sebastián Prieto, a los que se agregaron Guillermo Jullian y Eduardo Vargas en el Taller 10 de recordada memoria".

Varios de estos amigos ingresaron a distintas carreras de la Universidad Cátólica de Valparaíso desde 1950 en adelante, como lo hizo William Rowlands, quien estudió pedagogía en Castellano. En 1955 se integraron a trabajar en el colegio Saint Peter's, que acababa de trasladarse a Viña del Mar, desde Villa Alemana.

A fines de 1957, el grupo decidió iniciar el Colegio Patmos , como alternativa educacional independiente dentro del sistema, "en esa época muy estático, escindido y confrontacional, según la experiencia obtenida por cada uno de nosotros", observa William Rowlands.

NUEVAS GENERACIONES

El 21 de diciembre de 1963, el rector Rowlands contrajo matrimonio con Carmen Luz Berger Valverde, al igual que él profesora de Lenguaje y Comunicación de Educación Media en el establecimiento, con quien cumple este año 44 años de casado.

Ella es hija de Roque Berger Igualt y Adriana Valverde Espoz, ambos oriundos de Copiapó y descendientes de antiguas familias mineras cupríferas vinculadas originariamente con los Matta y Gallo de 1859.

Son padres de dos hijos: Daniel, agrónomo de la Universidad Católica de Valparaíso, de 38 años, y Millicent, sicóloga de la Universidad de Valparaíso, quien en la actualidad es coordinadora de Enseñanza Básica. "Ambos son ex alumnos de Patmos y convencidos de nuestra alternativa educacional", dice el padre, quien agrega que "todos compartimos valores e ideales irradiados por nuestros abuelos, padres y anteriores maestros, sin olvidar a José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Antonio Machado y Pío Baroja, de la generación del 98 de España, cuya influencia fue muy importante para todos nosotros".

También hace ver que al cumplir 50 años de vida, el colegio sigue centrado en el barrio de Agua Santa, que atesora tantos recuerdos de su generación, "luego de haber superado gitanas mudanzas y experiencias pioneras de los diez primeros años de existencia".

"Nuestro destino -agrega- fue una búsqueda de unidad y equilibrio, de mantener la propia identidad, de servir y acompañar a los jóvenes, especialmente en la infancia y adolescencia, en un clima escolar de comunidad cristiana y humanista, que les permita ser libres, responsables, capaces y generosos con sus vidas"

En ese contexto, "no nos desconcertamos ni anonadamos ante los acontecimientos que nos vienen desde el mundo civilizado , aunque parezca caótico y complejo. Hemos aceptado las circunstancias reales que son cambiantes, ya que depende de cada uno de nosotros hacer que el hoy sea bueno y valga la pena. Bastará siempre que una minoría aparente se ponga en camino con una visión positiva para que las cosas vayan mejorando a mediano plazo. El ideal benedictino -ora y labora- es permanente para la vida, ya que la contemplación precede a la acción. Eso es en el fondo lo que nos impulsa. Ese es, además, el desafío de estar vivos, de poder dar alegría y sentido a la común existencia de todos. Así sentimos que la educación debe darse a lo largo de nuestro país. Esta es nuestra presencia y nuestro aporte desde Viña del Mar".