José Felix Evaristo Uriburu Álvarez de Arenales, Presidente de Argentina

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José Evaristo de Uriburu (* Salta, 19 de noviembre de 1831 –† Buenos Aires, 23 de octubre de 1914) fue un abogado y político argentino que ocupó la presidencia de la república entre el 23 de enero de 1895 y el 12 de octubre de 1898.

Fue un prestigioso diplomático; participó como árbitro en las negociaciones de paz de la Guerra del Pacífico.

Era embajador de Argentina en Chile, para 1891, por lo tanto apoyo al presidente Balmaceda, cuando se ocultó y se suicidó en la Legación argentina.

Asumió la presidencia de la Argentina en 1895 ante la renuncia de Luis Sáenz Peña, de quien era vicepresidente.

Obra de gobierno [editar]

   * Reforma de la Constitución Nacional.

* Organización de los Ministerios del Poder Ejecutivo.
* Creación de la Lotería Nacional de Beneficencia.
* Creación del Museo Nacional de Bellas Artes.
* Creación de la Escuela Industrial de la Nación.
* Verificación de la primera conscripción de ciudadanos en Curu-Malal a raíz de la amenaza de conflicto bélico con Chile por las cuestiones limítrofes.
* Se inaugura el edificio de la Facultad de Medicina.
Otros cargos [editar]

   * Juez federal, destinado en Salta (1872-1874)

* Diputado Nacional y presidente de la Cámara (1873-1877)
* Presidente de la Cámara de Diputados (1876-1877)
* Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública de Bartolomé Mitre por un breve lapso (1867).
* Senador por la Ciudad de Buenos Aires (1901 - 1910)


Diplomático argentino que alcanzó la presidencia de Argentina en 1895. Nacido en el seno de una antigua y aristocrática familia, comenzó sus estudios en Chuquisaca, desde donde se trasladó a Buenos Aires para doctorarse en Derecho en 1854.

Fue miembro del Congreso Constituyente Provincial de Salta, tal como lo fue su padre, y fue elegido para la legislatura. En 1855 funda el diario El Comercio. Al año siguiente fue secretario de la embajada argentina en Bolivia, país en el que permaneció hasta 1860.

Regresó de nuevo a Salta para ser ministro de Gobierno entre los años 1861-62. En 1861 el presidente Sarmiento le nombró Procurador del Tesoro de la Nación. Tras la reunificación provincial fue elegido representante al Primer Congreso Nacional; reelegido en 1864, fue representante de la Cámara en 1866. En 1867, cuando Mitre estuvo ausente de Paraguay, el presidente en ejercicio, Marcos Paz, le nombró ministro de Justicia e Instrucción Pública.

Después de un período de dos años como juez federal en Salta (1872-74), cumplió una misión diplomática en Bolivia y Perú; concretamente en este último país representó a Argentina, en diciembre de 1876, en un Congreso Americano de Juristas. Regresó a Buenos Aires en 1881 pero recibió una nueva invitación para ayudar a resolver problemas legales y diplomáticos originados en la Guerra del Pacífico; con permiso del gobierno argentino, Uriburu aceptó la invitación de Bolivia y Chile para actuar como árbitro en la comisión especialmente creada para la tregua; llevó a cabo esta misión con éxito y regresó a Argentina.

En 1892, después de una época de complicadas maniobras políticas, la Unión Cívica y el Partido Nacional, bajo el liderazgo de Mitre y Roca, concretaron una fórmula presidencial con Luis Sáenz Peña como presidente y Uriburu como vicepresidente. Sáenz Peña renunció el 22 de enero de 1895 a la presidencia, cargo en el que le sucedió Uriguru.

Su presidencia siempre se ha considerado como una de la que vigorizaron el poder del gobierno. Con un período de calma política pudo realizar valiosas contribuciones: logró la paz respecto a la frontera con Chile, el ejército y la marina se reorganizaron en un programa de profesionalismo; se construyó un puerto militar en Bahía Blanca; se adquirieron nuevas unidades navales y equipos defensivos terrestres; se fundó el Museo de Bellas Artes en Buenos Aires, junto con el Escuela Industrial, la Escuela de Comercio y la Facultad de Filosofía y Letras; se promovieron los estudios de recursos naturales en la costa patagónica y otros estudios marítimos; se hizo el segundo censo nacional.

Tras dejar la presidencia, Uriburu continuó en la vida pública con el cargo de presidente del Senado. Fue candidato por el Partido Republicano para la presidencia en 1904, pero resultó electo Manuel Quintana; en 1910 se retiró definitivamente de la vida pública.



José Evaristo Uriburu Arenales, nació en Salta el 19-XI-1831 y al día siguiente fue bautizado en la Catedral lugareña, apadrinado por Juan Navea, su tío abuelo político, y por su tía carnal Mercedes Arenales de Usandivaras.

Cursó su bachillerato en el Colegio Junín de Chuquisaca - Sucre -, para emprender luego los estudios superiores en la Universidad de Buenos Aires, en las postrimerías de la época de Rosas; a cargo, esos claustros, del Rector presbítero Miguel García - que reemplazó al canónigo José Paulino Gari, fallecido en 1848. Al ingresar ahí los alumnos debían manifestar - según era de rigor - “sumisión y obediencia a los superiores de esta Universidad”, y su lealtad completa “a la causa nacional de la Federación”. En 1854 - a los dos años de la batalla de Caseros - el joven Uriburu se graduó de Doctor en jurisprudencia. No había concluído todavía sus estudios cuando en 1852 - durante la administración de Vicente López y Planes - le nombraron oficial primero del ministerio de gobierno, que desempeñaba Valentín Alsina. Poco después, el año 53, mientras la ciudad porteña estuvo militarmente sitiada por las tropas de Hilario Lagos, el muchacho sirvió en el batallón de estudiantes, y, posteriormente, el General José María Paz, Ministro de Guerra y Marina, le designó oficial en dicho organismo ministerial.

De regreso a su provincia, José Evaristo actuó como Secretario de la Convención constituyente de 1855 que presidía su padre, el Coronel don Evaristo; y ocupó también una banca en la Legislatura salteña; además de fundar, con el Dr. Pedro A. Pardo, un periódico: El Comercio, de prosaico apelativo. En octubre de 1856 recibió el nombramiento - expedido por el Presidente Urquiza - de Secretario de la legación en Bolivia, siendo el Encargado de Negocios en dicho país su tío Dámaso Uriburu. En la ciudad de Sucre se casó, el 13-IV-1857, con su prima hermana Virginia Uriburu Cabero, la hija de don Dámaso - el cual habría de morir diecisiete días después, quedando entonces José Evaristo al frente de nuestra representación diplomática en el altiplano, hasta 1860. Ese año volvió a Salta, y por breve lapso ejerció las funciones de Juez civil; ocupando, en seguida, el Ministerio de gobierno durante los mandatos de José María Todd y de su sucesor Anselmo Rojo.

Reorganizada la República a raiz de la batalla de Pavón, vino José Evaristo Uriburu, en 1862, como Diputado de Salta al primer Congreso nacional reunido en Buenos Aires. Fue Vicepresidente de aquella Cámara baja; a la que en 1864 tornó a integrar siempre representando a su provincia.

Cuando en sus lares norteños se produjo la “revolución de los Uriburus”, José Evaristo se encontraba en Buenos Aires, a 1.500 kilómetros de distancia de aquel trastorno. Bernardo Frías, sin embargo, afirma que el personaje “fue el único Uriburu que condenó la revolución que lleva su nombre, y no quiso tomar participación en el suceso”, y que “la lengua opositora lo metió en ella por la fuerza”, tildándolo irónicamente de “Inmaculado”. Todo esto es fantasía y corre por cuenta de Frías. Lo cierto es que José Evaristo empuñó también las armas en Buenos Aires, y combatió, solidario, en defensa del honor de los suyos. La señora Gregoria Beeche de García - antiuriburista exuberante - le transmitía, desde Salta, a su hijo Adolfo entonces en Paris, esta noticia en carta del 13-XII-1864: “Don Cleto (el Gobernador Aguirre) mandó a Torres (Emilio) a Buenos Aires para cobrar unos 60.000 pesos que deben desde el tiempo de Lavalle a esta provincia. Al pasar por Tucumán, lo volvió a desafiar Pancho Valdés (marido de Asunción Uriburu, hermana de José Evaristo) y Ferreyra, pero al fin se desanimaron. Siguió a Buenos Aires, y allí principió José E. Uriburu a escribir los mayores insultos en la Tribuna, creo; y éste lo desafió, se batieron, y después de tirar dos tiros cada uno, los padrinos declararon concluído el asunto, y los citaron para un convite al día siguiente; pero Torres tuvo el (pretexto) de estar con la cara hinchada, y no asistió, que era lo que quería”.

En mayo de 1866 lo eligieron a José Evaristo, Presidente de la Cámara de Diputados, al tiempo que el Poder Ejecutivo presentó, por segunda vez, el proyecto de federalización de Buenos Aires. El doctor Uriburu, fundó su voto favorable al proyecto, y su discurso le trajo una polémica con su colega José Mármol, el novelista de Amalia.

Y la carrera pública del salteño sigue en ascenso. En 1867 el Presidente Mitre le llama a colaborar en su gabinete como Ministro de Justicia e Instrucción Pública. En marzo de 1868 es elegido Diputado a la Legislatura bonaerense, y, a fines de 1871, el Presidente Sarmiento lo hace Procurador del Tesoro. Poco después le vemos como convencional para la reforma de la Constitución de la provincia de Buenos Aires; y, un año más tarde, resulta nombrado Juez federal en Salta, cargo que ejerció hasta enero de 1874 (en dicha judicatura le sucede mi abuelo Federico Ibarguren) para pasar, de nuevo, a la diplomacia, como Ministro plenipotenciario en Bolivia.

En agosto de 1876 fue promovido representante argentino en el Perú, conservando la legación en Bolivia. El 15-I-1883 el gobierno de Roca lo traslada a Uriburu a Santiago de Chile con el mismo rango diplomático; y terminada la guerra del Pacífico, tanto la autoridad chilena como la boliviana, escogieron a nuestro enviado extraordinario para árbitro de la comisión internacional mixta creada a objeto de dirimir los conflictos jurídicos que aquella guerra había suscitado; y su fallo se acató por ambos antagonistas sin observación.

El 12-VI-1892 los colegios electorales reunidos en Asamblea en el Congreso Nacional, consagraron para Presidente y Vicepresidente de la República Argentina a la fórmula Luis Sáenz Peña-José Evaristo Uriburu; y el 12 de octubre siguiente, ambos mandatarios asumían sus altas funciones gubernativas. Empero, transcurridos 25 meses azarosos, salpicados de revoluciones, el 22-I-1895, el Presidente Sáenz Peña presentaba su renuncia al Parlamento - que la aceptó -, “seguro - dijo textualmente don Luis - de que seré más respetado como ciudadano de lo que he sido desde que fuí investido con la autoridad suprema de la Nación”. En consecuencia, José Evaristo Uriburu, por mandato constitucional, pasó a ejercer la Primera Magistratura de la República.

“La personalidad del doctor Uriburu - apunta Carlos Ibarguren en La historia que he vivido - ofrecía, en la hora crítica que vivía el país, la seguridad de una inteligencia lúcida, de un carácter firme y templado, la ecuanimidad de un alto espíritu y la comprensión sutil, en todos los matices, de las opiniones, de las ambiciones y de los anhelos que se agitan en la vida política. Su afable gravedad no dejaba adivinar el lente picaresco con que observaba a los hombres y las cosas. Militante en las luchas cívicas, las conocía a fondo. Era, además, por sus cualidades caballerescas y la nobleza de su alma, un gran señor”.

“Su sola presencia en la primera magistratura - agrega Ibarguren -levantó la autoridad del Presidente e infundió el respeto que se le debía. Un episodio que Uriburu aprovechó habilmente para hacer sentir que el jefe del Estado mandaba con firmeza, fue motivado por la visita que el almirante Solier y el general Bosch le hicieron para presentarle sus saludos y expresarle que la Marina y el Ejército se ponían a sus órdenes para sostenerlo. Uriburu, en tono enérgico que contrastaba con su habitual cortesía les dijo: ‘lo que ustedes me manifiestan es un desacato que no puedo admitir; vayan arrestados, el señor almirante al acorazado Almirante Brown, y el señor general al Parque de Artillería, pués el Presidente es el comandante supremo de las fuerzas de mar y tierra, y el ofrecimiento de obediencia que hacen significa subordinarlas al arbitrio de ustedes’. Fue un golpe político maestro, que notificó a las fuerzas armadas que había un Presidente en la Casa Rosada”.

En el período de casi cuatro años abarcado por su presidencia, integró sus ministerios con notables personalidades. Se sucedieron como titulares: en el del Interior, Benjamín Zorrilla (cuñado del jefe del Estado) y Norberto Quirno Costa; en el de Relaciones Exteriores, Amancio Alcorta; en el de Hacienda, Juan José Romero y Wenceslao Escalante; en el de Instrucción Pública y de Justicia, Antonio Bermejo y Luis Beláustegui; en el de Guerra y Marina, el Coronel Eudoro Balsa, el Ingeniero Guillermo Villanueva y el General Nicolás Levalle. (Anoto entre paréntesis que uno de los edecanes del Presidente fue su sobrino carnal el entonces Teniente 1º José Félix Uriburu, que presidiría también a la República siete lustros más adelante).

La cuestión de límites con Chile nos colocó en aquellos días al borde de la guerra; y el gobierno de don José Evaristo se dispuso a afrontarla. Adquirió los acorazados “Garibaldi”, “San Martín”, “Belgrano” y “Pueyrredón”, incorporó a la armada la fragata “Sarmiento” y formó una escuadrilla de torpederos. Mandó construir diques, talleres navales y se dió comienzo a las obras del Puerto Militar en Bahía Blanca, bajo la dirección del Ingeniero Luiggi. El ejército fue modernizado en su armamento e instrucción, hubo anuales movilizaciones de la Guardia Nacional en todo el país, y nuevos regimientos de linea quedaron establecidos.

En otro orden de iniciativas, durante la administración de Uriburu se fundaron el Museo Nacional de Bellas Artes, las Escuelas Industriales y de Comercio y la Facultad de Filosofía y Letras. Se promulgó la ley de Defensa Agrícola; se rescindieron las garantías a los ferrocarriles; se resolvió la construcción de lineas férreas al Neuquén y Bolivia; y, entre tantos logros progresistas, el proyecto para edificar el Teatro Colón actual tuvo, en dicho lapso, punto de partida.

“El 12 de octubre de 1898 - escribe mi padre en "La historia que he vivido" -, el doctor José Evaristo Uriburu entregó el mando al Presidente electo - General Roca -, después de haber ejercido un gobierno ejemplar que salvó a la Nación del caos político, económico y financiero en que había caido cuando lo recibiera; enfrentó con dignidad y energía el más grave conflicto internacional que amenazaba, y preparó, organizó y dió a la patria todos los elementos para la defensa nacional”.

Miembro, el Dr. Uriburu, de la comisión encargada de resolver la cuestión fronteriza de la Puna de Atacama, junto con los delegados argentinos Bartolomé Mitre, Bernardo de Irigoyen, Juan José Romero y Benjamín Victorica, y los chilenos Eulogio Altamirano, Rafael Balmaceda, Enrique Mac Iver, Eduardo Matte y Luis Pereyra, al no haber acuerdo en las deliberaciones, se resolvió designar a Uriburu y a Mac Iver sostenedores de los derechos argentinos y de Chile ante el árbitro Buchanan, ministro norteamericano en Buenos Aires. Después, nuestro personaje, desde 1901 hasta 1910 - como última dignidad en su carrera de eminentes servicios republicanos - ocupó una banca en el Senado, representando a la Capital Federal. Cuando en 1901 su colega Pellegrini trajo a debate en el alto cuerpo las bases, ad-referendum, de aquella operación de unificar todas las deudas consolidadas o flotantes del país, y pagarlas mediante un empréstito con vencimiento a largo plazo, en cuya garantía se ofrecieron los derechos de aduana de la Nación, todos los senadores aprobaron dicho arbitrio, menos José Evaristo Uriburu, que votó en contra.

Retirado a la vida privada al concluir su mandato parlamentario, “tío José” - como le decía mi padre - arribó al término de su existencia un mes antes de cumplir los 83 años, el 25-X-1914, en su casa de la calle Arenales, que recuerda a uno de sus penates ilustres. Otra calle de Buenos Aires - antes Andes - lleva ahora su nombre, y su estatua de bronce - obra del escultor Alberto Lagos - se levanta en una de las grandes plazas metropolitanas.

José Evaristo Uriburu Arenales - cual se consignó más atrás - habíase desposado primeramente en Sucre, el 13-IV-1857, con su prima hermana Virginia Uriburu Cabero, allí nacida en 1836 (hija de Dámaso de Uriburu Hoyos y de María Rita Cabero de la Canal). Doña Virginia falleció en Buenos Aires en 1871, a consecuencia de la terrible epidemia de fiebre amarilla, y sus restos descansan en la Recoleta, en nuestra bóveda de Ibarguren. Siete años más tarde, siendo ministro plenipotenciario argentino en el Perú, el viudo pasó a segundas nupcias en Lima, el 18-XII-1878, con Leonor de Tezanos Pinto y Segovia, limeña venida al mundo el 26-VIII-1850 y que dejó de existir en Buenos Aires el 13-X-1916 (hija de Jorge de Tezanos Pinto y Sánchez de Bustamante n. Jujuy el 23-IV-1816 y fall. en Lima el 29-XI-1897, y de la peruana Josefa Victoria Leonor de Segovia y del Rivero del Risco y Gamio). por Carlos Ibarguren

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José Felix Evaristo Uriburu Álvarez de Arenales, Presidente de Argentina's Timeline

1828
November 19, 1828
Salta, Capital, Salta, Argentina
November 20, 1828
Catedral Santuario Nuestro Señor y la Virgen del Milagro,, Salta, Argentina
1858
March 5, 1858
Sucre, Provincia de Samuel Oropeza, Chuquisaca, Bolivia (Bolivia, Plurinational State of)
1860
March 24, 1860
Sucre, Bolivia (Bolivia, Plurinational State of)
1862
April 24, 1862
Salta, Capital, Salta, Argentina
1864
September 1864
Buenos Aires, Argentina
1866
October 19, 1866
Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
1868
August 4, 1868
Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina