Angelo Salvo Debenedetti

A comienzos de los años 20 los Salvo eran suficientemente ricos y respetados. Pero nuevamente decidieron apostar. Fue entonces cuando “don Ángel se propuso homenajear a la ciudad con un edificio monumental”, como refiere el director del Archivo General de la Nación, Abelardo García Viera, un estudioso de los Salvo.

Ya era momento de que la “tacita de plata” tuviera su primer rascacielos, que compitiera con el Cerro y se transformara de ese modo en la segunda “montaña” de la ciudad, “como en una época lo había sido la Catedral Metropolitana, tal como lo narra Alejandro Dumas en Montevideo, la nueva Troya”, dice García Viera.

El terreno, de 1.706 mt2 de superficie, fue adquirido el 29 de diciembre de 1919 por la suma de 462.500 pesos de oro sellado y la construcción del edificio costó aproximadamente $ 3.500.000. En junio de 1922 fue organizado un concurso privado, al que fueron presentados diecisiete anteproyectos de prestigiosos arquitectos de ambas márgenes del Plata. El 31 de agosto de ese mismo año, al vencer el plazo de entrega, los trabajos presentados no fueron del agrado de los hermanos Salvo, quienes resolvieron encomendar a uno de los concursantes, el Arq. Mario Palanti, la confección de un proyecto definitivo. Palanti venía con el antecedente de haber diseñado el Palacio Barolo en Buenos Aires.