Ernesto Carlos Tornquist Camusso

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Ernesto Carlos Tornquist Camusso

Birthdate:
Birthplace: Buenos Aires, Autonomous City of Buenos Aires, Argentina
Death: June 17, 1908 (65)
Buenos Aires, Autonomous City of Buenos Aires, Argentina
Place of Burial: 1760 Junín, Buenos Aires, Comuna 2, CABA, C1113, Argentina
Immediate Family:

Son of George Peter Ernst Tornquist Diehl and Rosa Juliana Camusso Alsina
Husband of Rosa Laura María Altgelt Tornquist
Father of Ernestina Joaquina Ramona Tornquist Altgelt; Martín Carlos Eduardo Tornquist Altgelt; Carlos Alfredo Tornquist Altgelt; Florencia Tornquist Altgelt; Sara Dolores Tornquist Altgelt and 5 others
Brother of Jorge Juan Antonio Tornquist Camusso; Adelaida Casilda Tornquist Camusso; Laura Micaela Tornquist Camusso; Rosa María Mercedes Tornquist Camusso and Isabel Tornquist Camusso

Occupation: Empresario
Managed by: Carlos F. Bunge
Last Updated:

About Ernesto Carlos Tornquist Camusso

Ernesto Tornquist (1842-1908). Escenario y circunstancias (cont.), por Lucía Gálvez

Desde Londres, Tornquist escribe a su mujer varias cartas a las que pude acceder gracias a la gentileza de su bisnieta María Acuña. En ellas trata varias veces sobre este asunto:

“La gente es muy amable pero en negocios duros ya nadie quiere saber de la República Argentina – todos están doloridos–. De buena gana me iría hoy de Londres pero no puedo”(1); escribe el 31 de mayo, y al día siguiente prosigue:“Poco adelanto aquí en mis negocios, la gente tiene miedo a la Argentina y a los chilenos les dan toda la plata que quieran. En Amberes son mucho más amigos de la Argentina”.(2)

La carta del 2 de junio es testimonio de lo que le costaba esta misión a la que accedía por patriotismo:

“No estoy contento ni en, ni con Londres, pero temo que tendré que quedarme aquí por unos 8-10 días más. Hay que aguantar, no hay mas remedio. Culpa tiene principalmente la cuestión chilena. El viernes habrá sesión secreta en el Congreso de Bs. Aires si compran o no uno o dos buques de guerra y mañana lunes sigue la sesión”. (3)

El siete de junio de ese año, vuelve a contar a su mujer sus actividades en pro de su país:

“...vengo cansado de la City donde he charlado 6 horas con Brandt, Wimthurn, Manzano y muchos otros que tú no conoces, estoy haciendo propaganda para la Argentina y algo he de obtener. (4)

Una semana después continúa en las mismas actividades:

“Anoche lo encontré a Adolfo Bullrich en la calle y charlamos 2 horas. Aquí vuela el tiempo. En la City ya me conocen todos los banqueros, etc. y tres diarios han hablado de mí y muy bien. Algún provecho he de sacar de mi estadía aquí –si no para mí personalmente, a lo menos para el país y para Romero y para el crédito argentino”.(5)

Al mes siguiente, en Berlín, se reunía casi todos los días con empresarios y políticos para obtener apoyo para la causa nacional. Desde allí le escribe a su mujer:: “Tuve una conferencia de una hora y media con Hausemann y tengo alguna esperanza de obtener 400 a 500.000 libras para el gobierno argentino, es decir para ayudarlo a Romero –y tenga con qué pagar todas las armas que tenemos que comprar para evitar una guerra con Chile.

Ayer tuve una conferencia larga con Russell y Salsmann y me disgusté tan profundamente que quedé nervioso e irascible con ganas de mandar a pasear a todos. Comí con Bullrich (…). Tomé demasiado champagne para ahogar el disgusto y me hizo mal. No pude dormir con la nerviosidad –recién me dormí a las cinco de la mañana– felizmente dormí hasta las diez y media y ahora estoy otra vez tranquilo. Aquí los oficiales argentinos de Berlín tienen indicios, todos creen en la próxima guerra con Chile”. (6)

Juan José Romero, ministro de Hacienda en varios gobiernos, recordaba estos momentos en su elogio fúnebre: “Cuando llegaron los días aciagos para el país, cuando nuestro crédito había descendido en los mercados europeos a extremos vergonzosos y los fabricantes de armamentos se negaban a entregarnos los efectos (…) el señor Tornquist, entonces en Europa, hacía esfuerzos supremos para levantar el crédito nacional y como sus vastas relaciones lo ponían en contacto diario con los constructores y fabricantes, aseguraba a estos que el Gobierno les abonaría sus créditos. “Si usted tiene tanta fe en la solvencia de ese país –contestó uno de los fabricantes- que su casa nos garantice nuestros créditos y en el acto entregaremos las armas construidas.” Y asi lo hicieron. Al satisfacer la Argentina sus necesidades bélicas, pudo arreglar una tregua entre ambos países.

Romero había dejado bien claro ante el Congreso de la Nación que Tornsquit “jamás solicitó ni recibió comisión de ningún género” por las diligencias realizadas. “Nunca presentó cuenta alguna ni insinuó siquiera que debía ser reembolsado el gasto importante ocasionado.”

De 1899 a 1905 transcurre la llamada “Segunda” de Roca. La población había crecido de un modo espectacular en todo el país: de los 1.830.214 habitantes que había en 1869, se pasó, en 1895, a 4.044.911. Buenos Aires seguía su destino de progreso: los campos se poblaban y el comercio florecía. Había sin embargo un problema que preocupaba a todos: la inestabilidad de la moneda. Tornquist y Jose María Rosa, presidente del Banco Nación y luego ministro de Economía, pensaban que era necesario fijar el valor del peso. Carlos Pellegrini, desde París, también dio su opinión favorable. La Ley de Conversión quedó aprobada.:el peso nacional equivaldría a 44 centavos oro, evitando a los ciudadanos “las angustias de vivir al día ignorando la suerte del mañana”. Regiría hasta 1926.

Ese año el cumpleaños de Ernesto sería festejado como nunca ya que se iniciaba el nuevo siglo, 1900. Era tradicional que el 31 de diciembre los Tornquist Altegelt unidos a familia y amigos, reunidos en la quinta de Belgrano celebraran con música, cañonazos y champagne, el cumpleaños del dueño de casa. . “Era la fiesta privada mas grande de todo Buenos Aires, -recuerda su hijo Adolfo- …A medianoche exacta se hacían veintiún salvas de cañones desde un pequeño fuerte que había en el parque."

Ese año el banquero de las múltiples inquietudes decidió edificar un hotel de primera categoría en un terreno de su propiedad. Y encargó al arquitecto Zucker la construcción del Plaza Hotel frente a su casa de Florida y Charcas. .

Faltaba solucionar un grave conflicto: la unificación de la deuda externa. El 18 de septiembre de 1900, La Nación publicó un artículo con noticias de Paris, comentando que

“El Dr. Carlos Pellegrini ha venido a Europa con el ob¬jeto de cooperar en proyectos del Sr. Ernesto Tornquist para la conversión de la deuda argentina. Cree el Sr. Tornquist que la ope¬ra¬ción produciría efectos inmediatos, y que la mayor parte de los tenedores actuales de la deuda argentina la aceptarían. (…). Este plan encuentra muchos incrédulos, que se preguntan cuan¬do se lograría terminar la operación.”

En mayo de 1901 Tornquist, otra vez en Londres, escribía a su mujer:

“Toda mi atención está absorbida por el asunto de la unificación –que marcha adelante a paso de buey – pero tengo alguna esperanza que a la larga lo llevaré a cabo – ¿pero quién sabe cuando?

Como sabemos, la ley estaba a punto de ser aprobada pero ante la feroz crítica de José Antonio Terry, profesor de la Facultad y la violenta reacción popular alimentada por el periodismo, el 8 de junio del 1901 el presidente retiró el proyecto. Esta actitud provocó la ruptura entre Roca y Pellegrini que nunca le perdonó el haberlo desautorizado.

La noticia cayó como bomba entre los banqueros europeos que habían trabajado con Tornquist y Pellegrini en el proyecto.

“ Aquí en Londres –escribe Tornquist- los banqueros están furiosos con Roca –y dicen que no quieren hacer más negocios con el gobierno argentino. Pero conmigo están amables como siempre”.(7)

Mal empezaba el siglo. Para peor, volvía a resurgir el “asunto chileno” es decir, la inminente guerra. Un mal entendido orgullo nacional estaba por hacer posible ese absurdo.

Del diario privado de Delfina Bunge, rescato ese testimonio del clima que se vivía, escrito el 17 de diciembre de 1901

“Anoche, las doce me tomaron levantada y no lo lamente. Oíamos gritos y salimos al balcón. Pero de pronto aquellas voces discordantes se armonizaron y empezamos a oir una voz unánime: la de todo un pueblo entonando el himno nacional….Muy lindo sin duda, y entusiasmaba escucharlo. Pero pedían la guerra. Me hacía el efecto de que eran ciegos y obraban obedeciendo a impulsos de más arriba (…) Todas estas calamidades son idénticas para los chilenos…Y todo ¿para qué? Dios mío, para qué?. Siguiendo el asunto por los diarios la guerra se hace inevitable. Una guerra que nadie quiere y a nadie conviene. No creo que haya guerra. Estoy casi segura de que no la habrá.”

Desbordado, Roca recurrió a los consejos de Tornquist Era necesario actuar con rapidez usar la imaginación para encontrar posibles soluciones, y sobre todo, inspirar la confianza necesaria en aquellos que podían influir en los respectivos presidentes de los países hermanos. Tornquist era capaz de hacerlo. Su espíritu conciliador y pacifista, repudiaba una guerra que no traería mas que males, miseria y un atraso en el desarrollo de ambos países. Telegrafió a la casa Baring y a Roschild para que pidieran al gobierno británico que tratara de influir en los de Argentina y Chile. Eduardo VII le hizo saber que solo ofrecería sus buenos servicios si se lo pedían ambos gobiernos. El chileno Alberto del Solar, radicado en Buenos Aires, cuenta como fueron estas tratativas en las que él intervino conectando a Tornquist con su alter ego chileno, Eulogio Altamirano, rico y respetado, que podía influir en su gobierno. Ambos consiguieron una respuesta favorable de las autoridades para que aceptaran el arbitraje de Inglaterra. Y asi se llegó a los Pactos de Mayo.

La inquietud de Tornquist sin embargo, no se satisfacía con lo que tenía: siempre aspiraba a más. No por codicia sino por esa misión que sentía propia de aprovechar todas las oportunidades de crecer y hacer crecer al que ten generosamente recibía a quienes quisieran su progreso.

Es mismo año el banquero artista, como le llamaba Groussac, compra a Eduardo Casey 250.000 hectáreas de tierra en Curumalán. Y comienza a colonizar 25.000. Forma también con sus amigos de Amberes la Sociedad Belga de Ferrocarriles. En febrero de 1903 se inaugura la primera estación. Y en 1904 la última, con lo que queda construido el ramal Tintina–Añatuya Cuando se enteró, en 1903 de la pesca de ballenas cerca de las islas Georgias junto con Pedro Christophersen y otros amigos fundó la Compañía Argentina de Pesca.. Las ganancias de este emprendimiento fueron tan exitosos que durante el primer año se duplicó el capital y en los siguientes se triplicó. A este hombre de físico frágil, vitalidad asombrosa y variados intereses se le podría aplicar la frase de Terencio: “Nada humano me es ajeno”.

En 1904 Manuel Quintana., elegido por una Asamblea de notables convocada por Roca, asume la presidencia de la Nación. Ese año, Tornquist construye y dona al pueblo de Mar del Plata el Torreón del Monje que pronto se convierte en un símbolo de la ciudad.

En 1905 fracasa la última revolución radical.

Tornquist se dedica a fomentar el deporte: funda el Rowin Club del cual será Presidente y junto a Emilio Mitre, José Balcarce y Manuel Aguirre planean y luego fundan el Golf Club Argentino en Palermo

En 1906 es elegido diputado del Partido Autonomista, primer y único cargo político que acepta ante la insistencia de sus amigos.

Una faceta ineludible de su personalidad es su amor por la música. Fue uno de los fundadores del Teatro Colón y dio impulso a la música de Wagner Cantaba y tocaba el piano. En plena luna de miel, desde Hamburgo Rosa Altgelt le comenta a su madre: “Comimos en lo de Gossler. Ella cantó con Ernesto algunos dúos y entre ellos uno de Mendelsohn, que tu cantabas siempre”. (8)

Paul Groussac en “Los que pasaban” se refiere a Tornquist como “una curiosa combinación germano-argentina de áspero financista y hombre de mundo liberal: banquero con gustos de artista.” (La mezcla germano –latina suele dar resultados muy positivos.) Recuerda también Groussac que en la estancia de La Ventana, cuando los huéspedes volvían de los paseos “rendidos y despenados” Ernesto se sentaba ante el armonio y “tocaba preludios de Bach y otras obras”.

Tanta pasión puesta en la vida da sus frutos pero a la vez consume en su propio fuego. A los 65 años Ernesto empieza a sentir el cansancio de la excesiva acción ¡Tantas visitas y conferencias me matan –escribe a su mujer desde Londres en octubre de 1907 -no vuelvo a Europa con negocios” (9) Y asi fue.

Al verlo cercano a la muerte nos preguntamos si era religioso y que creencias tenía.. En las memorias de Adolfo, el hijo sacerdote, encontramos algo al respecto:

"Al casarse Rosa Camusso, de familia católica, con George Tornquist, luterano, decideron que unos de sus hijos fueran bautizados católicos y otros luteranos", a voluntad de la madre, que "no era muy practicante".

A Ernesto le tocó ser bautizado católico pero cuando fue a estudiar a Alemania, le enseñaron la doctrina luterana y recibió el sacramento de la confirmación por manos de un ministro de ese culto..

Como la mayoría de los hombres de su generación, el 80, Ernesto tenía fe pero no practicaba y veía con cierta desconfianza el sacramento de la confesión a la que, la mayoría de ellos, consideraba una intromisión en la vida familiar. Algunos pensaban que tener un hijo “cura” rebajaba la categoría social de la familia. Eso si, en su lecho de muerte todos llamaban al sacerdote

Rosa Altgelt, había nacido en Hamburgo el año de 1856, tercera de ocho hermanos, bautizados como católicos. "Cuando Papá se casó, prohibió a Mamá confesarse, lo que ella cumplió mientras vivió. Pero, muerto él, ella volvió a confesarse y comulgar. De todos modos en esos tiempos pocos católicos comulgaban más de una vez al año para Pascua."

Estando don Ernesto a la muerte en 1908, "monseñor Terrero fue llamado para atenderlo, y se confesó con él. Días después, el padre Massana, teniente cura de la parroquia del Socorro, le dio la extremaunción".

El gran luchador podía descansar en paz sabiendo que dejaba a su patria y a su familia las obras de toda su vida. “Por sus frutos los conocerán” dice el Evangelio y los frutos que Don Ernesto produjo fueron abundantes. Si estuvo entre los privilegiados que recibieron diez talentos, en la tarde de la vida pudo devolver otros tantos a su Creador

LUCÍA GÁLVEZ, 29 de octubre de 2008.

1- Carta de E.T. a R.A. de T. Londres, 31.05.1895.

2- Carta de E.T. a R.A. de T. Londres, 01.06.1895.

3- Carta de E.T. a R.A. de T. Londres, Domingo 02.06.1895.

4- Carta de E.T. a R.A. de T. Londres, 07.06.1895.

5- Carta de E.T. a R.A. de T. Londres, 14.06.1895.

6- Carta de E.T. a R.A. de T. Berlín, 23.07.1895.

7- Carta de E.T. a R.A. de T. Londres, 08.07.1901.

8- Carta de R.A.de T. a su madre. Hamburgo, 20.04.1873.

9- Carta de E.T. a Rosa A. de T. Londres 09.10.1907

  1. ################################################

Don ERNESTO TORNQUIST

 Fue un capricorniano que nació en Buenos Aires el 31 de diciembre de 1842 del matrimonio constituido por Jorge Tornquist (ciudadano norteamericano) y Rosa Camusso (porteña). Sus estudios los amplió en Hamburgo y en 1858 regresó definitivamente al país.

Muy joven ingresó en la casa Bunge, Bornefeld y Co. de la que llegó a ser apoderado antes de haber cumplido los 24 años, distinguiéndose por su contracción y celo en las operaciones que le encomendaban.

En 1872 contrajo matrimonio con Rosa Altgelt y dos años más tarde la empresa en la que se

iniciara laboralmente toma su nombre: Ernesto Tornquist y Cía., dedicándose a la importación de mercaderías generales y a la exportación, en gran escala, de productos nacionales creando, además, una oficina de representaciones extranjeras.

Don Ernesto Tornquist

 Hacedor por antonomasia, cobijó bajo su tutela cinco ingenios azucareros en Tucumán los que, con el correr de los años, llegaron a constituir una de las principales fuentes de riqueza del Jardín de la República.   

La Mansión Tornquist

 Tomando la idea de modelos norteamericanos implementó sociedades hipotecarias que generaron ingentes beneficios al país; mucho más si se tiene en cuenta que sus pasos fueron seguidos por instituciones alemanas, belgas y francesas radicadas en Argentina las que dieron a las tierras un valor agregado que las revalorizó notablemente.

Más tarde, con las sociedades anónimas El Quebracho y Quebrachales Tintina, explora las abandonadas regiones de la provincia de Santiago del Estero para transformarlas, asociado a las compañías Crédito Ferrocarrilero Argentino y Belga Argentina de Ferrocarriles, en soberbios obrajes que, tras el golpe recio del hacha generaron la más fantástica industria maderera y de tanino de Sudamérica.

Fundó un banco que llevó su nombre y es considerado, sin exageración, como uno de los padres del industrialismo en nuestro país.

Don Ernesto Tornquist: su espíritu está entre los grandes... sus laureles, en la historia.

Fuente: Secretaria de Cultura y Turismo de Tornquist.

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Ernesto Carlos Tornquist Camusso's Timeline

1842
December 31, 1842
Buenos Aires, Autonomous City of Buenos Aires, Argentina
1876
September 17, 1876
Buenos Aires, Autonomous City of Buenos Aires, Argentina
1882
April 25, 1882
1885
February 13, 1885
Buenos Aires, Argentina
1893
June 1, 1893
Buenos Aires, Argentina
1897
November 6, 1897
1908
June 17, 1908
Age 65
Buenos Aires, Autonomous City of Buenos Aires, Argentina
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