Felicitas Guerrero

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Felicitas Antonia Guadalupe Guerrero Cueto y Montes de Oca era una hermosa joven; rebelde, transgresora y apasionada, que se animó a enfrentarse a los salvajes patriarcados del Buenos Aires colonial. Su historia de vida pertenece al acervo cultural argentino.
Felicitas, siendo niña y adolescente, vivió con su familia un período muy interesante en la historia política y social de Argentina: la transición de los últimos caudillos al establecimiento de la unidad nacional. Tras disfrutar de su debut en sociedad, pierde su ingenio infantil al ser ofrecida al mejor postor: sus sueños se ven truncados por la imposición de su padre de tener que casarse con un hombre unos treinta años mayor que ella, al que no amaba. .
Con el paso del tiempo, Felicitas se ha convertido en esposa, madre y compañera del señor Martín Gregorio de Álzaga Pérez: un rico y poderoso estanciero de Buenos Aires. La incipiente felicidad de ser madre se vio ensombrecida por una serie de oscuros acontecimientos: la guerra de la Triple Alianza, aquejada de fiebre amarilla, que azotó a la ciudad cobrándose la vida de varios de sus seres queridos; sumado al acoso de quienes anhelaban heredar la fortuna de Álzaga. Tuvo que defender su matrimonio de una relación oculta que tenía su marido. La desolación, desesperación y tristeza de ella provocó una maduración del interior de ella templando su espíritu.
Al enviudar de don Martín de Álzaga, la suerte de su Felicitas la libró del yugo opresivo de su padre y de una sociedad rígida, cuyos moldes la asfixiaban. Ella recurrió a la sabiduría ancestral de un chamán ranquel, quien la ayudó con sus conocimientos a salir de la oscuridad sufrida durante años.
Influida por la corriente de pensamiento europea, Felicitas aspiraba a más; Rompió todos los moldes: al tomar las riendas de las haciendas heredadas pretendía completar el rol femenino, convirtiéndose en una empresaria de su tiempo, dejando así un legado en la historia ganadera argentina.
En una experiencia que inflama el imaginario colectivo, conoció al amor de su vida: ese Sol rojo vaticinado por el chamán ranquel...

Este resumen ha sido extraído de la obra literaria en cinco tomos, llamada “Perdón por ser virtuosa, la vida de Felicitas Guerrero”, cuyo eje central plasma el ingreso de la corriente de pensamiento europea a la Argentina, por el cual la mujer comenzó a percibir su alto valor en sí misma, derribando el modelo hispánico al cual estaba sometida.
En lo histórico cuenta la vida de Felicitas, que transcurre desde la caída de Juan Manuel de Rosas hasta la presidencia de Domingo F. Sarmiento.
En el ámbito legal, se profundizaron los estudios sobre el pasaje de las leyes que nos regían a 1870 (Las Siete Partidas, Leyes de Toro, Nueva Recopilación de Leyes de Castilla, la Novísima Recopilación de 1805 y el derecho francés, tomado en cuenta por Dalmacio Vélez Sarsfield al momento de redactar el Código Civil Argentino), recordando que al momento que Felicitas enviuda de Martín de Álzaga -en 1870- el Código Civil aún no estaba en vigencia, por lo tanto, la mujer argentina no poseía derechos civiles.
Cabe destacar que el Dr. Cristián Demaría (presente la noche del llamado “Crimen de la Noria” del 29 de enero de 1872) presentó en 1875 su tesis doctoral titulada “La condición Civil de la Mujer” en honor a Felicitas.
Extraído de la saga “Perdón por ser virtuosa, la vida de Felicitas Guerrero” en cinco tomos escritos por Aaineé), escritora argentina.

Felicitas era considerada la mujer mas hermosa de la republica. Con las muertes de su hijo y de su marido a los 24 años hereda la enorme fortuna de Alzaga. Cuando estaba por casarse con Samuel Saenz Valiente, Enrique Ocampo, despechado, la mata en su quinta de Barracas. Sus padres Guerrero-Cueto heredan a su hija y deciden construir en el lugar del crimen la capilla de Santa Felicitas, inaugurada en 1879. [1]