Francisco Javier González Vásquez, (1840-1910)

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About Francisco Javier González Vásquez, (1840-1910)

CONTENTS:

I. GENEALOGÍA Y GENÉTICA

II. LUGARES Y FECHAS DE NACIMIENTO Y MATRIMONIO.

III. BIENES HEREDADOS POR SUS HERMANOS.

IV. CONFLICTING BIRTH DATES - FECHAS DE NACIMIENTO INCOMPATIBLES

V. PATRIMONIO FAMILIAR - VENTAS DE PADRES A HIJOS.

VI. URBANIZACIÓN Y VALORIZACIÓN DE INMUEBLES POSEÍDOS.

VII. TRANSFORMACIÓN DEL ENTORNO RURAL - RESEÑA HISTORICA

_____________________________________________________________

I. GENEALOGÍA Y GENÉTICA

https://gw.geneanet.org/mpremler?n=gonzalez&oc=&p=francisco+javier

Haplogroup_R1b subgroup R1b1b2a1a

Compare to: "R1b1a2a1a1b4b" belonging to Fallon surname in Colombia

https://en.wikipedia.org/wiki/Haplogroup_R1b

http://www.eupedia.com/forum/threads/28873-R1b1b2a1a

II. LUGARES Y FECHAS DE NACIMIENTO Y MATRIMONIO

Nació don Francisco Javier González Vásquez en 1840, en una casa colonial de dos pisos que subsiste en la esquina noroccidental de la plaza principal de Zipaquirá, sólo media cuadra al occidente de la catedral, donde también nacieron los mayores de sus hermanos: doña Claudina, don Mitrídates, don Rafael , don Juan Nepomuceno, don Luis y don Alejandro. - La casa ostenta una o más placas que de una u otra manera celebran y honran la memoria de don Juan Nepomuceno González Vásquez, tal como lo hace una calle que lleva los apellidos suyos y de sus hermanos, media cuadra al oriente de la catedral, aunque también exhibe el apelativo de avenida de "Los Socorranos"

Más tarde nacieron en Bogotá los hermanos menores: doña Cristina, don Narciso, doña Ignacia y don Felipe González Vásquez, en una residencia que habría de ser la segunda casa solariega de la familia, también en pié al día de hoy, localizada en el costado norte de la Calle Cuarta de Bogotá (hoy Calle Sexta), media cuadra al occidente de la iglesia de Santa Bárbara y a escasas tres cuadras de la también subsistente residencia y despacho presidencial, que se llamó Palacio de la Carrera hasta mediar el siglo XX, denominada luego Palacio de Nariño por haber nacido allí el Precursor de la Independencia y que, después de una remodelación que finalizó con el decenio de 1970, es hoy la Casa de Nariño - apelativo que parece obedecer a los modelos foráneos de la Casa Blanca en Washington D.C. y de la Casa Rosada en Buenos Aires.

En la aludida iglesia colonial de Santa Bárbara, a sus 23 años de edad, casó don Francisco Javier el día 17 de noviembre de 1863 con doña Abigail Gooding - Vogel, quien en ese momento apenas contaba 16 años recién cumplidos por haber nacido el 20 de octubre de 1847, época en la cual, según reza la tradición familiar, se le bautizó allí mismo, en la iglesia de Santa Bárbara.

En cambio, de su señora madre, doña Augustine Vogel-Fevrier (1817-1872) se predica que apenas habría sido bautizada en 1867, veinte años después de su hija y a raíz de su conversión al catolicismo.

Al fallecer don Ramón González Gaitán, el 17 de noviembre de 1877, y ya difunta su cónyuge, doña Cristina Vásquez González en abril de 1874, la casa que poseyeron en la calle Cuarta de la ciudad antigua (ahora Calle 6A en la actual nomenclatura urbana) fue heredada por un hermano de don Francisco Javier, el tan mencionado ingeniero don Juan Nepomuceno González Vásquez, quien continuó habitando la misma residencia durante el resto de su vida y en la cual lo sucedió su viuda, doña Dolores Tavera Scarpetta, quien también residió allí hasta su muerte.

Valga anotar que, al menos en la cuadra de la Calle 6A donde está ubicada la casa mencionada, ella exhibe, a imagen de la citada calle de Zipaquirá, un segundo nombre, que en este caso es el de "Calle de SanJuan Nepomuceno", posiblemente en honor del ilustre ingeniero que, como queda dicho, habitó allí tantos años.

A sus 32 años, en 1872, o sea, nueve años después de su matrimonio y en el mismo año en que murió su suegra, doña Augustine Vogel, don Francisco Javier adquirió, a título de compraventa, de su padre, don Ramón, quien fallecería cinco años después, en 1877, dos extensas propiedades rurales que hacían parte de los alrededores del que era entonces el caserío de Chapinero al norte de Bogotá, llamadas Los Leones y El Laberinto y que posteriormente fueron englobadas en una sola. "Este caserío estaba unido por dos caminos a Santa Fé: uno al pie de la montaña (hoy Carrera Séptima), y otro que venía desde Zipaquirá, sobre lo que hoy es la Avenida Caracas. El caserío se extendía desde la Calle 50 hasta la 67 y desde la Carrera 5 hasta la Carrera 13".

Dentro de sus nuevas posesiones, don Francisco Javier seleccionó un predio en el sector residencial más central de Chapinero, y allí levantó una gran casa de dos pisos y teja de barro, demolida más de 100 años después, en los años 90 del siglo XX y que estuvo ubicada precisamente en la esquina suroccidental de la Calle 65 con Carrera 13 de la actual nomenclatura urbana de Bogotá. En aquella casa, que al comienzo era casa de campo y que con sus anexidades se extendía desde la Carrera 13 hasta la Carrera 14 - más tarde "Avenida Caracas" - se estableció el matrimonio González-Gooding. Allí nacieron varios de sus numerosos hijos y allí residieron hasta fallecer primero don Francisco Javier en 1910 y luego doña Abigail en 1912.

III. BIENES HEREDADOS POR SUS HERMANOS

A su hermano, don Rafael González Vásquez, casado con doña Emilia Gooding - Vogel, hermana de doña Abigail, le habrían correspondido como herencia de su padre, fallecido en noviembre de 1877, por lo menos los siguientes bienes:

(a) una hacienda ubicada en una zona semi urbana, como lo habría sido entonces la del barrio de San Cristobal al sur oriente de la ciudad, donde estableció don Rafael la residencia de su familia inmediata durante algún tiempo;

(b) También, según confirma don Enrique Peñalosa Camargo, don Ramón González Gaitán legó a su hijo Rafael otra de sus fincas que: "se llamaba Los Hornitos y estaba ubicada en Quetame. Este predio fue heredado por su hijo Rafael González Vasquez" subraya don Enrique.

No obstante, parece haber una confusión porque, en ocasiones, se hace referencia a la finca de Quetame como Guariterma y a Los Hornitos como el nombre de la propiedad de don Rafael en el Sur de Bogotá.

En cuanto a lo heredado por el ingeniero don Juan Nepomuceno González Vasquez, dice don Enrique: "Parecería que la herencia que le correspondió a Juan Nepomuceno fue una hacienda ubicada donde hoy está la Estación de la Sabana; también heredó una casa de la familia ubicada en el barrio Santa Bárbara, en la calle 4a. entre las carreras 7a. y 8a. (de Bogotá y de la cual ya se hizo mención más arriba)".

Por otra parte, si bien ignoramos los bienes que pudieron corresponder en sucesión a sus hijos Luis, Cristina, Claudina , Alejandro, Felipe, Narciso, Ignacia y Mitrídates González Vásquez, cabe tener en cuenta que era lugar común reconocer en su tiempo a don Ramón González Gaitán como "dueño de varias haciendas en los alrededores de Bogotá", Genealogías de Santafé de Bogotá, Tomo V, p. 428, por lo que no debío encontrar dificultad en que sus propiedades alcanzaran para ser equitativamente repartidas entre sus herederos, con la única salvedad de don Mitrídates quien, luego de manifestar su indignación por el nombre recibido en el bautismo, se había ausentado para no volver.

Lo confirma don Enrique Peñalosa cuando dice que don Ramón "tuvo muchas propiedades y permanentemente estaba vendiendo y comprando fincas en La Mesa, Bojacá, Madrid (Serrezuela), Tenjo y otros municipios de la Sabana". Así, el 3 de febrero de 1842, don Ramón comparece para vender a Ignacio Morales una hacienda llamada La Mesa de Juan Díaz en el municipio del mismo nombre, hacienda que había comprado a don Juan Tadeo Landínez, "el famoso rico de la época que quebró causando un pánico financiero en aquel entonces".

"En Zipacón, cerca del resguardo indígena de Bojacá, don Ramón González Gaitán dejó otra finca llamada El Barrial, e igualmente 500 fanegadas en la Boca del Carare, las cuales le habían sido cedidas por el doctor Rafael María Vásquez (don Enrique Peñalosa debe referirse al tío materno de los González Vásquez y cuñado de don Ramón, el presbítero Rafael María Vásquez González, hermano de doña Cristina, y por ende hijo de don Antonio Vásquez y de doña Rita González. Con referencia a las 500 fanegadas en el Carare anota Peñalosa Camargo que: "Esta enorme cantidad de tierra, comercialmente no tenía ningún valor".

El albacea de la sucesión de don Ramón, padre de don Francisco Javier, fue su hermano don Pastor González Gaitán, más conocido como Pastor González Vásquez según su propia preferencia.

Pastor González Vásquez (Gaitán)

IV. CONFLICTING BIRTH DATES - FECHAS DE NACIMIENTO INCOMPATIBLES.

Las fechas conocidas de los nacimientos de don Juan Nepomuceno González Vásquez y de su hermano don Francisco Javier II presentan un error cronológico en la medida en que, si el primero hubiera nacido efectivamente el 8 de diciembre de 1839 y el segundo el 21 de abril de 1840, sólo habrian transcurrido cinco meses de gestación entre uno y otro alumbramiento, lo cual hace presumible un error en una o en ambas fechas.

V. PATRIMONIO FAMILIAR - VENTAS DE PADRES A HIJOS.

A manera de contextualización retrospectiva de la transferencia (compraventa) de propiedades efectuada por don Ramón González Gaitán a favor de su hijo don Francisco Javier González Vásquez, cabe citar sobre el tema a don Mateo Domínguez, una de las personas que, en aquella época, asistió a las exequias de otro bisabuelo nuestro, por vía materna, el General don Abdón Albarracín López., cuando, en alusión a don Ignacio Albarracín Niño, padre del entonces recién fallecido don Abdón. dijo lo siguiente:

"El señor don Ignacio Albarracín, con quien tuvimos conversaciones íntimas, quería mejorar a su hijo Abdón en todo lo que legalmente le era permitido, y aun resolvió otorgarle escritura de venta de la mayor parte de sus intereses; pero Abdón no accedió a esto ni a aquello, Abdón era un cumplido caballero y un hermano desinteresado y generoso". Mateo Domínguez E., orador en la exequias de don Abdón Albarracín en 1884.

En el caso de don Francisco Javier González Vásquez II, también bisabuelo nuestro, por línea paterna, y quien vivió igualmente en la segunda mitad del siglo XIX, - o sea, bajo costumbres y leyes iguales o semejantes - la "venta" de la cual habla don Enrique Peñalosa Camargo, hecha a favor de don Francisco Javier por su padre don Ramón González Gaitán, bien pudo haber tenido esa finalidad de "mejorar" la herencia de ese hijo suyo en comparación con la que recibirían otros de sus numerosos hermanos.

Tal finalidad también resulta viable y legítima en la legislación sucesoral vigente, por cuanto las llamadas "cuarta de libre disposición " y en particular la "cuarta de mejoras" permite asignaciones, por testamento o por acto "inter vivos", destinadas a favorecer especialmente a uno o más de los herederos a condición, en el segundo caso, de que sean descendientes del causante.

Al respecto, cuenta don Enrique Peñalosa Camargo que nuestro tatarabuelo común, don Ramón González Gaitán, cinco años antes de su muerte, "El 29 de mayo de 1872, le vende a Francisco Javier González Vásquez, su hijo y mi bisabuelo - dice don Enrique- las fincas El Laberinto y Los Leones, en Chapinero. Estas fincas se unificaron posteriormente bajo el nombre de El Laberinto. Don Ramón González había adquirido la propiedad de las mismas en 1856". Enrique Peñalosa Camargo, Notas genealógicas inéditas, 1997.

A mediados del siglo XX, los más ancianos parientes recordaban c on vaguedad que los terrenos poseídos por don Francisco Javier se habrían extendido aproximadamente desde la Calle 57 o 58 de Bogotá hacia el Norte hasta la calle 69 o 70 y desde la carrera 13 o 14 hacia el Occidente hasta la Carrera 24 en algunos sectores y en otros hasta la Carrera 30 (actual NQS) y que habrían sido heredados por sus nueve hijos González Gooding.

Para esa época, o sea, transcurridos 40 ó más años desde la muerte de don Francisco Javier y un poco menos de un siglo desde la muerte de don Ramón, dichos terrenos ya se encontraban parcelados, urbanizados, fraccionados y habían sido casi todos enajenados a favor de terceros. Sólo algunos de los hijos se habían mantenido como propietarios de cierto número de lotes de terreno y/o de algunas casas de habitación que habían construido y que conservaban como residencia propia o para la renta.

VI. URBANIZACIÓN Y VALORIZACIÓN DE INMUEBLES POSEÍDOS.

A partir de 1872, no pasaron muchos años antes de que el crecimiento demográfico de la ciudad y la consiguiente urbanización vertiginosa de Chapinero hacia el norte y el noroccidente, dieran comienzo a una creciente valorización de los terrenos pertenecientes a dichas fincas de El Laberinto y Los Leones, fenómeno que ciertamente se prolongó durante los 100 años siguientes. Como resultado, más de dos generaciones de descendientes de don Francisco Javier González Vásquez II pudieron llevar una vida relativamente holgada y por lo general exenta de sobresaltos económicos.

VII. TRANSFORMACIÓN DEL ENTORNO RURAL - RESEÑA HISTORICA

El territorio de Chapinero fue habitado durante largo tiempo por los Muiscas. Estos se encontraban organizados en dos poblados regidos por dos caciques diferentes, el de Usaquén y el de Teusacá o Teusaquillo, quienes le rendían tributo al Zipa de Bacatá. En la zona cultivaban maíz, papa, arracacha, cubios, hibias, y otras especies nativas para su consumo, el pago del respectivo tributo y un excedente para intercambiar. Al llegar los españoles, fundan a Santa Fé en el poblado de Teusacá, aunque al parecer existe una confusión entre este nombre y Teusaquillo, que parece ser una deformación española del vocablo indígena.

Durante la colonia la ciudad llegaba hasta el predio de la Burburata, en donde los Padres Franciscanos levantaron la iglesia de San Diego, posteriormente comienzan a aparecer una que otra vivienda en el camino a Tunja. Más tarde, a orillas del Río Arzobispo, se construyó la Quinta de los Arzobispos, de ahí su nombre. Años más tarde, tal edificación sucumbe ante el Hipódromo de los Espinosa.

Cuando Bogotá aún era sede del gobierno virreinal, la comunidad religiosa de los Dominicos adquirió todas las tierras comprendidas entre el Río Arzobispo, los resguardos de Usaquén, la cordillera y las lagunas de Suba. Sin embargo, en 1807 una orden del Virrey Amar y Borbón obligó a la comunidad a poner en remate las tierras, quedando gran parte de éstas en manos de la familia Sáiz. Cierta vez, llegó un español natural de Cádiz cuyo nombre era Antón Hero Cepeda, quien contrae nupcias con la hija de un potentado cacique de Usaquén, quien poseía varias tierras en lo que hoy es Chapinero, y adquiere una estancia de 150 hectáreas, ubicando su residencia a la orilla del camino de la sierra (Carrera 7 59 – 74, hoy es una estación de gasolina). Este gaditano se dedicaba a la fabricación de Chapines, un tipo de calzado consistente en suela de madera y correas de cuero con las que se sujeta al pie, y que sirven para protegerse de los charcos y el barro; como al que hace zapatos se le llama zapatero, al que hace Chapines se le denominó Chapinero, de ahí su nombre, aunque otros dicen que era por la marca de su calzado: el Chapin Hero. Para los santafereños se volvió costumbre llamar así al caserío, y de esta manera empezó a denominarse desde 1812.

http://www.semana.com/contenidos-editoriales/esta-bogota-promete/ar...

http://www.semana.com/nacion/articulo/historia-de-la-avenida-caraca...

Por un acuerdo municipal del 17 de diciembre de 1885, se dispuso que este caserío se denominara Chapinero. Este caserío estaba unido por dos caminos a Santa Fé: uno al pie de la montaña (hoy Carrera Séptima), y otro que venía desde Zipaquirá, sobre lo que hoy es la Avenida Caracas. Este caserío se extendía desde la Calle 50 hasta la 67 y desde la Carrera 5 hasta la Carrera 13.

Hacia 1885, Chapinero era una aldea de casas de teja pertenecientes a familias de alcurnia como los Grau, Orrantía, Mejía, Valencia, Diago. En 1887, los Jesuitas construyeron el noviciado en la Carrera 10 con Calle 65, una casa con solar y huerta, donde decidieron establecer la cátedra de teología.

El resto de Chapinero era una serie de haciendas donde se cultivaba trigo, árboles frutales, y se iba a veranear. Una de ellas era Teusaquillo, otra La Magdalena, otra Marly, y otra serie de fincas como La Merced, Palermo, El Campín, Los Rosales, La Gruta, Quinta Mireya, El Bosque, El Chicó y Villa Sonia (propiedad del General Rafael Reyes) entre otras. La única iglesia del sector era una pequeña capilla en la Calle 60 con Carrera 7, a la que llegaban los dueños de las haciendas con sus familias antes de visitar sus tierras. En el año de 1875, el Arzobispo Vicente Arbeláez mandó construir una nueva iglesia, pues aquella capilla no era suficiente para todos los habitantes de Chapinero. Fue así como el 8 de diciembre de 1875 él colocó la primera piedra del templo gótico morisco de Nuestra Señora de Lourdes de Chapinero.

Aprovechando esta renovación se ampliaron las vías y se construyeron elegantes quintas en sus alrededores. Igualmente, este arzobispo ordeno trasladar la imagen de Nuestra Señora de Lourdes del oratorio del Palacio Arzobispal a esta iglesia[1]. Así mismo, durante el Congreso Mariano de 1919 , se coloca la primera piedra de la iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquira.

El 25 de diciembre de 1884, se inicia el servicio de tranvía, gracias a don Ramón Jimeno, dueño del acueducto de la ciudad y de una propiedad en la zona. En un comienzo, este medio de transporte era llevado por mulas a lo largo de la Carrera 13 desde el parque Santander hasta la plaza del templo, servicio que se extendió después hasta la Calle 67. En 1910 se instalan los primeros tranvías eléctricos, los que no contaron con el apoyo de los curas, quienes los censuraban desde los púlpitos. Igualmente, comienza a funcionar la línea del norte del ferrocarril, cuya estación en Chapinero se ubicaba en donde hoy es la Avenida Caracas con Calle 62.

En el año de 1886 se inicia el comercio en la zona con la creación del almacén “Maniquí”, en la Carrera 13 con Calle 60, propiedad de don Demetrio Padilla. Este almacén era sucursal de uno que funcionaba en el centro y que fue abierto en la zona para facilitar la provisión de artículos como ropa para dama, caballero y niños, y artículos para el hogar.

En 1904 la Sociedad Casas de la Salud y Sanatorios, adquirió los terrenos de la Quinta Marly, en donde también funcionaba una curtiembre. Posteriormente inicio la construcción de un sanatorio que en 1923 se convertiría en la Clínica Marly, primera sala de maternidad de la ciudad.

Don Eduardo Camacho poseía una gran extensión de tierras en la Calle 67,”la Quinta Camacho”, cerca del matadero. Su mansión se ubicaba en la Carrera 13 con Calle 68, la que tenía un aspecto misterioso, al que se le agrega que en esta casa murió el torero Leandro Sánchez conocido como “Cacheta”, sin esclarecerse la causa verdadera de su deceso.

El General Rafael Reyes poseía una casa campestre en la Carrera 7 con Calle 66 llamada “Villa Sofía”. Esta se encontraba muy cerca de la Quebrada La Vieja, y para permitir el fácil acceso a su propiedad, el General hizo construir los puentes de la séptima sobre las quebradas de Las Delicias y La Vieja. Un día de 1906, Reyes se dirigía a su finca en compañía de sus hijas, cuando un grupo de hombres liderado por un tal Aguilar, intentaron asesinarlo. Estas personas fueron fusiladas en la finca Barro Colorado.

Plano de la Ciudad de Bogotá en 1913: http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll13/id/...

En 1914, por iniciativa de don Agustín Nieto Caballero, se construye el Gimnasio Moderno, en cercanías del Lago Gaitán.

En 1919 se constituye la Sociedad de Mejoras Públicas, con el fin de cambiarle la cara a esta parte de la ciudad. Una de sus primeras obras fue la construcción de la Avenida Chile, en los terrenos adquiridos a don Germán Cárdenas. Otro de los compradores fueron los padres franciscanos, quienes buscaban alejarse de la ciudad. En su terreno construyeron su monasterio y una pequeña capilla que llamaron “de la Porciúncula” para honrar a San Francisco de Asís. Para obtener fondos en el solar vendían empanadas, sorbetes, pollo, tamales y otras viandas que las damas del vecindario les obsequiaban.

La Hacienda Barro Colorado, celebre por el fusilamiento de Aguilar y sus secuaces, fue adquirida en un remate por don Enrique Pardo Roche, quien fallece en 1922. Las 346 hectáreas se reparten entre sus tres hijas y sus dos hijos. Mientras que a las mujeres les correspondió la parte baja, de la 7ª a la Caracas, a los hombres, Eduardo y Alejandro, les correspondió de la Carrera 7ª hasta la cuchilla del cerro, heredando así los antiguos páramos de San Luis y San Cristóbal.

En sus propiedades, los hermanos Pardo Rubio intensifican la extracción del barro colorado, un tipo de arcilla especial para la fabricación del ladrillo, y que sólo se conseguía en los cerros, en los chircales. Eduardo Pardo Rubio construye un horno a cielo abierto, pero para aumentar la productividad de su industria construye, en 1928, uno tecnificado en la Calle 51 con Carrera 4; por su parte su hermano Alejandro construye otro en la Calle 47 con Carrera 6.

La zona de los cerros se convirtió en la despensa de la industria de la construcción de la época. Aparte de los Pardo Rubio, Cementos Samper tenía una central de mezclas en lo que hoy es la Universidad Javeriana, y existía una calería en la Calle 47 con Carrera 7. Igualmente, en la montaña se extraía piedra, carbón, arena y madera. Fue tal el impacto de la explotación minera en la zona, que el pavimento de la Calle 50 entre carreras 7 y 16, comenzó a levantarse debido a la explotación de las canteras con dinamita que hacía Cementos Samper, por lo que se vieron obligados a suspender tal práctica y trasladarla al Sur a orillas del río San Cristóbal y al norte a Usaquén.

En 1950, en lo que antiguamente fueron los chircales de la familia Ferré Amigo, surge el barrio “El Paraíso”, pues sus dueños decidieron cerrar su negocio, lotear la hacienda y vendérsela a los trabajadores. Por su parte los Pardo Rubio, agobiados por las deudas, se ven en la necesidad de vender parte de sus terrenos. En 1953 se le vendió una parte al Ministerio de Defensa y se inicia la construcción del Hospital Militar Central.

Esta construcción obligó a algunos trabajadores a buscar terrenos en la parte más alta. Por otra parte, Alejandro Pardo hipoteca un terreno en la parte alta de la finca al BCH, y al no poder se pagada la deuda, éste remata las tierras. Otra de las deudas que no se podía cancelar eran las cesantías de los trabajadores, por lo que a la muerte de Alejandro Pardo Rubio, se resuelve entregar un lote a cada uno de los trabajadores. De esta manera surgen los barrios Pardo Rubio, en honor a sus antiguos patronos, y San Martín de Porres, nombre sugerido por el Padre Madero, párroco de la iglesia de Chiquinquira.

Por otra parte, la hacienda de don Antonio Muñoz , que se ubicaba entre la de los Pardo Rubio y la de los Ferré Amigo, fue loteada por sus herederos tras su muerte. Sin embargo, no se logró definir el tamaño y la ubicación exacta de cada uno de los 50 lotes, y al no aparecer los compradores, varias familias que iban llegando se ubicaron en la zona y crearon el barrio Mariscal Sucre.

En 1971 se planea la construcción de la Avenida Circunvalar, la que estaba estructurada sobre algunos de los barrios de origen obrero, lo generó la oposición de varios vecinos de la zona y de sectores políticos del país. Así, El Plan Integral de Desarrollo Urbanístico de la Zona Oriental de Bogotá (PIDUZOB), tras años de negociaciones y concertación con los vecinos, logra construir en 1981 las obras en el Pardo Rubio y El Paraíso.

Durante la década de los ochenta y comienzos de los noventa, surgen otros barrios por medio de la invasión de los terrenos aledaños a los barrios existentes (Villa del Cerro, Villa Anita, Las Acacias, Juan XXIII) y en la zona adyacente a la Vía a la Calera (San Isidro, San Luis, La Esperanza) aunque se presentaron varios problemas con la Policía y con la CAR, por ubicarse en zona de reserva forestal.

Igualmente, la localidad se ha convertido en los últimos 30 años en centro comercial del norte de la ciudad, y poco a poco el comercio atrajo a los servicios bancarios y de telecomunicaciones, convirtiendo a Chapinero en centro comercial y financiero de la ciudad, especialmente la Avenida Chile. Por esto, se adelantaron proyectos con el fin de incrementar la oferta de equipamientos dirigidos al comercio y las finanzas (Centro Andino, 1992; Granahorrar, 1983; Bolsa de Bogotá, 1994; World Trade Center, 1986). Fuente: Diario El Tiempo, sin registro de fecha, c. 2013.

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Francisco Javier González Vásquez, (1840-1910)'s Timeline

1840
April 21, 1840
Zipaquira, Cundinamarca, Colombia
1872
February 12, 1872
1876
January 5, 1876
Zipaquirá, Zipaquirá, Cundinamarca, Colombia
1893
February 25, 1893
1910
1910
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Chapinero, Bogotá, Bogota, Colombia
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Bogota, Bogota, Colombia
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