Manuel Pando Fernández de Pinedo, II. marqués de Miraflores

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Manuel Pando Fernández de Pinedo, II Marqués de Miraflores

Also Known As: "IV Conde de Villapaterna"
Birthdate:
Birthplace: Madrid, Community of Madrid, Madrid, Spain
Death: February 20, 1872 (79)
Madrid, Community of Madrid, Madrid, Spain
Immediate Family:

Son of Carlos Francisco de Pando y Álava Dávila, III. conde de Villapaterna and María de la Soledad Fernández de Pinedo y González de Quijano
Husband of María Vicenta Moñino Pontejos Redondo y Sandoval, II. condesa de Floridablanca
Father of Carlota de Pando Moñino y Pontejos, III Marquesa de Miraflores
Brother of Francisco de Pando Fernández de Pinedo and María de la Concepción del Pilar Pando y Fernández de Pinedo

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Last Updated:

About Manuel Pando Fernández de Pinedo, II. marqués de Miraflores

GEDCOM Note

II marqués de Miraflores, grande de España,8 IV conde de Villapaterna, Ministro de Estado, Presidente del Consejo de Ministros9 y del Senado,10 Embajador en París y Londres y ante la Santa Sede, Jefe Superior de Palacio, caballero del Toisón de Oro,11 gran cruz de Carlos III,12 de la Legión de Honor francesa y de la Orden de Cristo portuguesa, maestrante de Valencia, Académico de número de la Real de la Historia. Nació en su palacio madrileño el 22 de diciembre de 1792, fue bautizado al día siguiente en la parroquial de San Sebastián,13 y falleció viudo en Madrid el 20 de febrero de 1872, a los 79 de su edad.

Pando y Fernández de Pinedo, Manuel. Marqués de Miraflores (II) y conde de Villapaterna (IV). Madrid, 23.XII.1790 - 20.II.1892. Publicista, historiador, diplomático y político.

Hijo de Carlos Pando y Álava, III conde de Villapaterna y I marqués de Miraflores, con grandeza en 1817, caballero de Carlos III desde 1919, maestrante de Granada y mayordomo de Su Majestad, y de Soledad Fernández de Pinedo y González de Quijano, naturales ambos de Madrid. Tras dos años en la Escuela Pía, entró en 1801 en la casa de Pajes, donde siguió su educación, concluyendo los estudios con tal éxito, que sin haber cumplido todavía dieciséis años desempeñaba una Cátedra de Matemáticas Puras.

Desde la llegada de los invasores a Madrid en 1812, padeció las penalidades y persecuciones a que se vio sometida su familia por su distinguido linaje. En 1813 comienza a participar en política colaborando en El Redactor General, periódico de los más importantes de la época, lo que le añadió aún más problemas, por lo que decidió abandonar esa tarea, librándose así al menos de ser desterrado, como lo fueron en 1814 todos sus redactores, aunque sí fue encausado.

Ese último año contrajo matrimonio con Vicenta Moñino y Pontejos, II condesa de Floridablanca, VI marquesa de Casa Pontejos, dos veces Grande de España, VII condesa de la Ventosa y marquesa de Miraflores, que fue VIII presidenta de la Junta de Damas de Honor y Mérito de la Real Sociedad Económica Madrileña de Amigos del País.

Cuando Fernando VII regresó de Francia, fue recibido en Valencia por el entonces presidente de la Regencia, el cardenal Borbón, siendo nombrado el conde de Villapaterna, su padre, mayordomo mayor y jefe de la comitiva, lo que aprovechó para acompañarles. Formaba parte también, como aposentador mayor, Juan Miguel Grijalva, liberal ilustrado, al que el infante Don Antonio, antes de la llegada, había solicitado un informe sobre el modo de agradecer a los españoles su ayuda. Éste, a su vez, lo encargó al joven Manuel, que, aun contando sólo veinte años, lo realizó en pocos días, aunque solicitó que se ocultara su nombre para no sufrir mayores problemas. Al poco tiempo se enteró de que, en Teruel, el Rey se había inclinado del lado de los absolutistas, frustrándose con ello todas sus expectativas. Se trasladó inmediatamente a Madrid para comunicarlo a sus afines políticos, pero ya todo era inútil. De 1814 a 1820, la andadura del Gobierno era tan opuesta a su ideología Pando que permaneció neutral, a pesar de que por la amistad del Rey con su familia fue permanentemente tentado al colaboracionismo.

Los sucesos de 1820 le animaron a ingresar en las filas de la Milicia Nacional, lo que hizo con el fin de controlar y dirigir ésta ante el caos que intuía que iba a organizarse. Poco antes de que el Rey jurase la Constitución de 1812, a finales del mes de marzo, publicó un folleto titulado Ideas Políticas, en el que atacaba la Constitución proponiendo importantes reformas, escrito por el que fue inmediatamente denunciado. Durante todo el Trienio Liberal fue en las Milicias Nacionales uno de los mayores defensores de los principios conservadores, participando incluso en los sucesos del 7 de julio, pero a finales de 1822, viendo debilitarse su influencia, se retiró de la política, intentando, no obstante, buscar el apoyo de Inglaterra para evitar la invasión francesa que pronto acaecería. Al llegar a Madrid los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando de Angulema, Pando se trasladó a Córdoba, donde los realistas, conocedores de su oposición a la Constitución, le instaron a que encabezase su movimiento, proposición que no aceptó, viéndose obligado a regresar a Madrid, donde sólo permaneció hasta febrero de 1822, pues, permanentemente acosado por los realistas, decidió marcharse a París.

Regresó en 1825, aunque siguió apartado de la política hasta que, ante la enfermedad del Rey, en 1832 apoyó firmemente a la Reina en la defensa de los derechos sucesorios de su hija Isabel, lo que finalmente firmó Fernando VII echándose en los brazos del Partido Moderado, al que Miraflores pertenecía, partido que, con la causa de Isabel, apoyaba también la causa de la libertad. Tras la muerte del Rey defendió frente a Zea, presidente entonces del Consejo de Ministros, la amnistía general, lo que finalmente se produciría, encargándose del gabinete Martínez de la Rosa. No logró cargo alguno en este Gobierno, pero el 7 de febrero de 1834 fue nombrado embajador en Londres, donde gestionó el Tratado de la Cuádruple Alianza, negoció para España un empréstito de 200 millones con la Casa Rostchild y estableció desde allí las primeras relaciones con Bélgica y Grecia. En octubre de ese año, viendo debilitada su salud, solicitó el regreso a España, lo que aconteció en octubre de 1835.

En 1836 tomó asiento en el Estamento de Próceres y, con la llegada del Gobierno Istúriz, fue propuesto para embajador en París, nombramiento que fue rechazado por el rey de Francia por su conocimiento preciso de las claves de la Cúadruple Alianza y por ser considerado “trop remuant” (demasiado agitador). El día 3 de agosto de ese año fue nombrado presidente del Estamento de Próceres, pero, convocada la Junta Preparatoria de la Cámara para el día 16, no pudo llegar a tomar posesión, pues el día 12 estalló el Motín de la Granja. Victoriosa la revolución, se vio obligado a exiliarse a París, utilizando un pasaporte falso que le había sido expedido para escapar de los facciosos el año anterior y que ahora le permitiría salvarse de la persecución de que fue objeto por los vencedores de La Granja, que incluso decretaron el embargo de sus bienes.

Poco después, consolidado el Gobierno Calatrava, se convocaron las Cortes Constituyentes que redactarían el texto de 1837, que todo el Gobierno juró y obligó a jurar a todos los que se hallaran fuera de España, lo que él hizo, pues en su frontispicio estaba escrito “Isabel II y reconciliación”, objetivos ambos con los que coincidía ideológicamente. Verificadas las primeras elecciones, fue elegido senador por la provincia de Ciudad Real en enero de 1837, cargo que aceptó y juró el 20 de febrero de 1838. El 23 de abril fue nombrado embajador extraordinario para la comisión de representación en la coronación de Su Majestad la reina de Gran Bretaña y el 8 de octubre embajador en París, situación en la que permaneció hasta después de los sucesos de 1840, momento en que, tras serle admitida la dimisión y regresando ya a España, coincidió en Marsella con la Regente, que se había visto obligada a exiliarse. Volvió pronto a España, reclamado sobre todo por sus intereses económicos familiares que tanto había olvidado por la política. En 1842 escribió un opúsculo sobre el matrimonio de Isabel II, en los términos de un hombre de Estado, aunque presagiando los avatares políticos que se avecinaban.

El 15 de octubre de 1844 juró el cargo de senador por la provincia de Barcelona y, aunque fue propuesto para ministro de Estado, con la crisis ministerial de dicha ciudad ese año, se vio rechazado. En 1845 fue nombrado senador vitalicio, cargo que ocuparía hasta el cambio de sistema político acontecido tras la Revolución de 1868. En ese largo período ocupó la presidencia de la Cámara Alta en las legislaturas de 1845-1846, 1847- 1848, 1848, 1849-1850, 1850-1851, 1852, 1866- 1867 y 1867-1868.

Durante todo el Decenio Moderado aparece como estrecho colaborador de Narváez. Al caer éste en 1846, fundamentalmente por las desavenencias surgidas dentro del Gobierno por las bodas reales, y durante 34 días (del 12 de febrero al 16 de marzo) desempeñó la presidencia del Consejo de Ministros y fue tal su actividad que, aun en tan corto tiempo, fue el autor de la Ley de Bolsa de 13 de febrero, se dieron pasos diplomáticos para el reconocimiento de la Reina por las potencias que aún no lo habían hecho, contuvo el contrabando que hacían los diplomáticos, se comenzó la discusión de una ley sobre libertad de imprenta y se terminó la discusión sobre la Ley Electoral, se arreglaron los consumos y patentes y se hicieron públicos los gastos y entradas del Tesoro, e incluso comenzaron las negociaciones para el establecimiento de una embajada en China. Durante este mismo período ocupó también la cartera de Estado.

El 23 de mayo de 1851 fue nombrado de nuevo ministro de Estado en el gabinete de Bravo Murillo, permaneciendo en el cargo hasta el 7 de agosto de 1852. En 1861 fue destinado a Roma como embajador ante el papa Pío IX, y del 2 de marzo de 1863 al 17 de enero de 1864 ocupó otra vez la presidencia del Consejo de Ministros, en sustitución de O’Donnell, desempeñando además las carteras de Estado y Ultramar, esta última recién creada por Real Decreto de 23 de junio de 1863.

Gran propietario y administrador a lo largo de su vida de las propiedades de su esposa, entre las que destacaban El Pedregoso, La Dehesa de Iruela y El Arroyo de la Cueva, todas ellas en Tarifa. Al fallecimiento de la marquesa en Madrid, el 14 de febrero de 1867, sus títulos y bienes fueron heredados por su hija Carolina de Pando y Moñino, que a su muerte en 1890 los legó a su vez a su hija Genoveva Samaniego y Pando, marquesa de Martorell y de Casa Pontejos, que había casado con el ilustre militar Alonso Álvarez de Toledo Silva, hermano del también senador José, duque de Medina Sidonia Gobernador único del Real Palacio e intendente de la Casa Real, académico de la Real Academia de la Historia y de la de Bellas Artes de San Fernando, caballero del Toisón de Oro, Gran Cruz de Carlos III, Gran Cordón de la Legión de Honor Francesa, Gran Cruz de la Orden de la Rosa de Brasil, Gran Cruz de la Orden del Cristo de Portugal, Gran Cruz de San Genaro, mayordomo de semana de Su Majestad y gentilhombre de Cámara con ejercicio y servidumbre.

De las filas del Partido Moderado al Conservador en sus últimos momentos políticos, siempre fiel a la causa de la Monarquía, supo compaginar el Antiguo Régimen con el Constitucionalismo.

Falleció en Madrid el 20 de febrero de 1872.

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Manuel Pando Fernández de Pinedo, II. marqués de Miraflores's Timeline

1792
December 22, 1792
Madrid, Community of Madrid, Madrid, Spain
1815
July 31, 1815
Madrid, Community of Madrid, Madrid, Spain
1872
February 20, 1872
Age 79
Madrid, Community of Madrid, Madrid, Spain