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Bautismo:
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Doña María del Rosario de Herrera y Rodríguez del Toro, esposa de su primo Don Juan José Rodríguez del Toro y Loreto de Silva, era hija de Don Martín Eugenio de Herrera y Rada, Caballero de la Orden de Carlos III, y de Doña María Teresa Rodríguez del Toro e Ibarra, hermana del IV Marqués del Toro Don Francisco Rodríguez del Toro e Ibarra, Prócer de la Independencia, quien casó con Doña María Socorro de Berrotarán Gedler y Tovar, Marquesa del Valle de Santiago, y no tuvieron sucesión. A la muerte del IV Marqués del Toro, el 7 de mayo de 1851, lo heredan sus hermanos y sobrinos, y por testamento deja la QUINTA DE ANAUCO a sus sobrinos Herrera Toro e Ibarra Toro (hijos respectivamente de sus hermanas María Teresa y Ana Teresa). Al poco tiempo los sobrinos del Marqués mencionados, deciden sortearse entre sí la propiedad de la Quinta, a fin de que tuviese un solo dueño y pudiese conservarse mejor, ya que según cláusula testamentaria siempre debería permanecer en la familia Toro y no ser enajenada jamás a nadie extraño a ésta. En el sorteo de la Quinta sale favorecida Doña María del Rosario de Herrera y Rodríguez del Toro, arriba nombrada. Ella posee la propiedad desde el año 1852 hasta aproximadamente 1858 ó 1859, y la utiliza junto con su esposo e hijos como casa de campo, y sitio de temperamento. Allí se retira el año de 1853 a la muerte de su marido Don Juan José, y transcurre los primeros meses de su viudez. Son frecuentes las estadas en la Quinta, la cual permanece igual a como se conservaba en vida de su tío el IV Marqués del Toro, y de la que podemos darnos una idea mediante la lectura del Inventario de la Quinta de Anauco practicado a su muerte. Allí estaban tal cual los muebles y demás objetos que habían en la casa, así como cuadros y retratos, entre ellos los retratos de los padres del Marqués, Don Sebastían y Doña Brígida. La servidumbre compuesta por dieciseis esclavos al servicio del Marqués en la Quinta, pese a éste haberles otorgado su libertad después de su muerte, en su mayoría permanecían en la casa, en calidad de libertos, por haber estado durante toda su existencia en ese sitio y por el cariño que les unía a sus antiguos amos. Anauco es muy fercuentada en esos años por Doña Rosario y sus hijos, y allí se llevan a efecto algunas de las celebraciones del grado de Abogado de su hijo mayor Don Miguel Rodríguez del Toro y Herrera, para 1854, que estaban programadas con antelación aún en vida de su padre Don Juán José, y que según tradición familiar fueron muy concurridas. También allí se celebró con un almuerzo campestre el compromiso del joven Abogado Don Miguel con Doña Ernelinda Manrique de Lara y Tovar, su parienta, quienes contrajeron matrimonio en Caracas el año 1855. Según tradición oral de la familia, Doña Rosario planificó darles la propiedad de la Quinta de Anauco a la joven pareja para que establecieran ahí su residencia. La lejanía de la ciudad en ese entonces, así como el camino y las dificultades de acceso, hicieron desistir de la idea, y Doña Rosario tomó la decisión de vender la Quinta y adquirir una confortable casa para su hijo, en el centro de la ciudad. Ante esta decisión y en cumplimiento siempre de los dictámenes testamentarios del Marqués del Toro, vende la propiedad hacia 1859 a su tía (hermana del Marqués) Doña Gertrudis Rodríguez del Toro e Ibarra viuda de Fernández de León. Doña Gertrudis ya como propietaria de la Quinta, la alquila a la Legación Británica que establece allí su sede, y tras la mala experiencia con estos inquilinos por falta de pago e incumplimiento del contrato de arrendamiento, debe llegar a las actuaciones judiciales para lograr su desalojo, después de un complicado procedimiento legal. Al cabo de lo cual, y quizás influenciada por lo ocurrido, y no sentirse motivada a habitarla, es que Doña Gertrudis vende la propiedad al señor Eraso, en 1861. Con lo cual la Quinta de Anauco sale de la familia Rodríguez del Toro a manos extrañas a ésta. Los avatares del destino, sin embargo, quisieron que la Quinta de Anauco se conservase como deseaba el Marqués, permaneciese en el tiempo y la historia, y fuese donada alrededor de 1960 por los herederos de la familia Eraso a la Nación, y hoy sea la sede del Museo de Arte Colonial de Caracas. Declarada desde 1967 Monumento Histórico Nacional. Patrimonio de la historia, la cultura y de todos los venezolanos.
Miguel Toro Ramírez
1808 |
December 18, 1808
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Caracas, Libertador, Caracas Metropolitan District, Venezuela (Venezuela, Bolivarian Republic of)
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December 25, 1808
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El Sagrario, Caracas, Distrito Federal, Venezuela
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1829 |
February 3, 1829
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Caracas, Libertador, Capital District, Venezuela (Venezuela, Bolivarian Republic of)
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1830 |
1830
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1832 |
1832
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Caracas, Libertador, Capital District, Venezuela (Venezuela, Bolivarian Republic of)
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1836 |
1836
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1837 |
June 10, 1837
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Caracas, Libertador, Capital District, Venezuela (Venezuela, Bolivarian Republic of)
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1839 |
1839
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Caracas, Libertador, Capital District, Venezuela (Venezuela, Bolivarian Republic of)
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1901 |
1901
Age 92
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Caracas, Libertador, Capital District, Venezuela (Venezuela, Bolivarian Republic of)
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