Marcelo Ariel Gelman

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Marcelo Ariel Gelman

Birthdate:
Birthplace: Argentina
Death: October 09, 1976 (19-20)
San Fernando, San Fernando Partido, Buenos Aires Province, Argentina
Immediate Family:

Son of Juan Gelman and Berta Schubaroff
Husband of Claudia García Irureta Goyena
Father of Private
Brother of Nora Eva Gelman Schubaroff

Managed by: Carlos F. Bunge
Last Updated:
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Immediate Family

About Marcelo Ariel Gelman


desaparecidos

Claudia de chica Marcelo tenía 20 años. Había estudiado en el Colegio Nacional de Buenos Aires en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Era poeta y periodista independiente, como su padre el famoso poeta Juan Gelman. Marcelo siempre había estado interesado en la lucha por la justicia, y había militado en distintos movimientos, pero ninguno lo había convencido y al momento de su desaparición María Claudia tenía 19 años. Se habían casado en julio del ‘76 y María Claudia tenía 7 meses de embarazo.

El 24 de agosto de 1976 se presentaron en la casa de Berta Schuberoff, mamá de Marcelo, personas fuertemente armadas. Allí también se encontraban Nora Gelman, hermana de Marcelo, y un amigo de ella. Obligaron a Nora y a su amigo a dirigirse al domicilio de Marcelo y María Claudia, quienes fueron secuestrados en su domicilio por personal de Orletti y llevados a ese campo de concentración. Aparentemente el nombre de Marcelo apareció en la agenda de una desaparecida que había pertenecido a la ERP. El compañero y mejor amigo de Marcelo, Guillermo Binstock, fue detenido-desaparecido unos días antes. Nora Gelman y su amigo fueron liberados 48 horas después.

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Info hace 5 años

Marcelo Gelman y María Claudia Irureta Goyena

El 24 de agosto de 1976 son secuestrados Marcelo Ariel Gelman y su compañera María Claudia García Irureta Goyena. A Marcelo, de 20 años, lo levantan en su casa, su padre ya había marchado al exilio. Sus captores lo trasladaron a 'Automotores Orletti' donde fue "torturado y asesinado entre el 4 y el 9 de octubre de 1976", detalló el fiscal.

Le dispararon un tiro en la nuca, metieron su cadáver en un barril de petróleo vacío que rellenaron de cemento y lo arrojaron a un canal del río de la Plata. De allí fue rescatado recién a fines de los años 80 y, finalmente, en 1990 la familia pudo hacer el velatorio en el sindicato de periodistas de Buenos Aires e inhumarlo.

Todavía hoy el Premio Cervantes de Poesía 2007 da la pelea por encontrar a su nuera, María Claudia, desaparecida, a los 19 años y embarazada de ocho meses.

Acaso haya sido por una extraña devolución de favores, los represores argentinos dejaron a sus pares de Uruguay llevarse a ese país a dos prisioneras embarazadas: una era María Claudia, la nuera de Gelman, que voló en un avión militar a Montevideo acompañada por los oficiales uruguayos Manuel Cordero y José Gavazzo.

"Los militares uruguayos trasladaron como un envase a mi nuera, embarazada de ocho meses y medio, de Buenos Aires a Montevideo, esperaron el nacimiento de la niña y, dos meses después, se la arrebataron, asesinando a María Claudia en Uruguay", dijo Gelman.

Gelman removió cielo y tierra y en 2000 reencontró a su nieta María Macarena en Montevideo.

Marcelo Ariel Gelman, poeta y periodista, estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. El desgarro de su poesía, con su fuerte carga de premonición, es un testimonio del instante histórico que le tocó vivir y anticipa los aciagos días venideros. No dejó libro de poesía editado.

DESPEDIDA

Me despido de este país. Me despido de mis amigos, de mis enemigos. Amigos. Sólo quiero recordarles que no dejen de ser mis amigos. Sólo quiero recordarles que no me olviden a la marcha del tiempo, a la marcha del tren en que me vaya que borran las huellas de la amistad lejana.

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Estas visitas que nos hacemos, vos desde la muerte, yo cerca de ahí, es la infancia que pone un dedo sobre el tiempo y dice que desconocer la vida es un error. Me pregunto por qué al doblar una esquina cualquiera encuentro tu candor sorprendido. ¿El horror es una música extrema? Las penas llevan a tu calor cantado en lo que soñaste, las casas de humo donde vivía el fulgor. De repente estás solo. Huelo tu soledad de distancia obediente a sus leyes de fierro. El pensamiento insiste en traerte y devolverte a lo que nunca fuiste. Tu saliva está fría. Pesás menos que mi deseo, que la lengua apretada del aire.

ELOGIO DE LA CULPA

¿Hubo que ser “inocente” para tener acceso a la categoría de “víctima de la dictadura militar”? Mi hijo no lo fue. No fue “inocente”, sí víctima. Marcelo Ariel Gelman tenía 20 años cuando fue secuestrado en su casa por un comando militar, el 24 de agosto de 1976. También fue secuestrada su esposa Claudia, encinta de 7 meses. Los restos de Marcelo fueron hallados a fines de 1989, gracias a la abnegada labor del Equipo Argentino de Antropología Forense. Fue asesinado de un tiro en la nuca disparado a medio metro de distancia. Ahora tiene sepultura y es éste un hecho sumamente importante para un padre huérfano de hijo, como soy, porque el rescate de sus restos fue el rescate de su historia. Brevemente, es la que sigue:

Marcelo tuvo inquietudes políticas desde su niñez. A los 9 años me sorprendía con preguntas turbadoras –y pertinentes– sobre el Che y su consigna de crear varios Vietnam en América latina. Sé por compañeros de escuela de Marcelo que ya en la primaria ejercía la protesta. Le molestaba la injusticia. Molestar es palabra muy suave para lo que sentía: indignación. Sé también que a los 14 años estaba en la Juventud Peronista de la resistencia, poniendo caños contra las transnacionales. Como miles de jóvenes, confió en Perón. Tenía 16, 17 años y se desilusionó profundamente cuando Perón volvió al gobierno y apoyó a la fascista Triple A y calificó de “jóvenes imberbes” a los que habían luchado por su retorno. La desilusión no lo confinó en la pasividad. Se fue de la Juventud Peronista por la izquierda, con la Columna Sabino Navarro. Desilusionado otra vez, merodeó por el ERP, que tampoco lo convenció. Cuando lo secuestraron no tenía militancia partidaria, pero sí la suficiente historia militante como para que la dictadura militar lo considerara un enemigo. Encontraron su dirección en la libreta de anotaciones de una muchacha del ERP. Estoy orgulloso de la militancia de mi hijo. A veces pienso que algo tuve que ver yo con ella y eso redobla mi orgullo y mi dolor. Mi hijo no era un “inocente”. Le dolían la pobreza, la ignorancia, el sufrimiento ajeno, la estupidez, la explotación de los poderosos, la sumisión de los débiles. Nunca se sintió portador de una misión, pero quiso cambiar el país para que hubiera más justicia. Hizo lo que pudo, callada, humildemente. De todo eso fue “culpable”. ¿Y no fue por eso víctima de la dictadura militar? Repito la pregunta: ¿Hubo que ser “inocente” para tener acceso a categoría de “víctima de la dictadura militar”? Es verdad que hubo muchas víctimas inocentes de la dictadura militar. Por ejemplo, niños con vida y niños no nacidos todavía. Hombres y mujeres sin militancia alguna que sólo pertenecían a esa secreta intimidad llamada pueblo y que fueron también asesinados. La dictadura militar consideró “culpables” a decenas de periodistas que no pensaban como ella. A centenares de intelectuales que no pensaban como ella. A sacerdotes, abogados y a miles de obreros y estudiantes que no pensaban como ella. A los familiares de personas que no pensaban como ella. Y también a muchos que deseaban cambiar la vida, como pidió Rimbaud, y lo intentaban por distintos caminos.

¿Y por eso no son “inocentes”? Todos ellos, sea que canalizaran su voluntad de cambio por escrito, desde el púlpito, la cátedra, los sindicatos, centros estudiantiles, organizaciones populares, partidos políticos, o por las armas, ¿no son acaso víctimas de la dictadura militar? ¿Fueron encarcelados o fueron secuestrados, torturados y alojados en campos clandestinos de detención? ¿Tuvieron un juicio imparcial o fueron brutalmente asesinados? ¿Se les permitió ejercer su derecho dedefensa o les pegaron un tiro en la nuca desde medio metro de distancia? ¿Se notificó su paradero a los familiares o se los “desapareció”, creando una angustia que para muchos dura todavía? ¿Pudieron ejercer su derecho de pensamiento y expresión o fueron amordazados con la muerte más atroz, la muerte anónima? ¿Por qué no entrarían en la categoría de “víctimas”? ¿Porque querían cambiar la vida? ¿Se piensa acaso que los militares asesinaron inocentes “por error”? ¿Que son locos sueltos y no la expresión más despiadada de los intereses que quieren que la vida siga como está?

Y quienes hoy pretenden que todos los asesinados fueron “inocentes” o que sólo los “inocentes” son defendibles y aun reivindicables: ¿En qué sombrío negocio consigo mismo están? ¿Quieren borrar la historia con un trapo? ¿Piensan que la dictadura era mala cuando mataba inocentes –los “excesos”– pero que hacía bien en matar a los otros? ¿Son las gentes que bajo la dictadura decían “por algo será” cuando alguien, hasta un ser querido, desaparecía? ¿Y ahora otorgan diplomas de inocencia para que ningún asesinado los moleste y puedan “condenar” a la dictadura militar en olor de legalidad? Esa hipocresía declarada encubre una infamia sin nombre: condona el asesinato de quienes no fueron inocentes y afirma la “inocencia” del hambre, la pobreza, la explotación de millones de seres humanos, su humillación y marginalidad. Da la razón a la dictadura militar y deja amplios espacios para que la infamia persista, victoriosa. El 14 de octubre se cumplieron 2 años del hallazgo de los restos de Marcelo Gelman que, mezclados con cemento y arena, fueron arrojados al río Luján.

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Marcelo Ariel Gelman's Timeline

1956
1956
Argentina
1976
October 9, 1976
Age 20
San Fernando, San Fernando Partido, Buenos Aires Province, Argentina