Maria Teresa Josefa Josefa de Ambulodi y Arriola

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MARIA TERESA DE AMBULODI, UNA NOBLE CUBANA DE FINALES DEL SIGLO XVIII Marta González Quintana Nuestro trabajo intenta adentrarse en la vida de María Teresa de Ambulodi y Arriola, una mujer que, pese a pertenecer a una de las más destacadas familias habaneras, e iniciar -como luego veremos- una saga de nombres y personajes ilustres en la vida cubana, ha pasado un tanto desapercibida. La protagonista de estas líneas, nació en La Habana el 14 de octubre de 1713 y fue bautizada con los nombres de Teresa Josefa de Jesús. Antecedentes familiares Su padre, el capitán don Miguel de Ambulodi y Casadevante, era natural de Fuenterrabía, y sabemos que allí fue bautizado el 7 de abril de 1669. Hijo del alcalde ordinario de esta localidad guipuzcoana, Don Martín de Ambulodi y de doña Ana María de Casadevante, siempre se enorgulleció de la nobleza de sus antepasados, tanto por línea paterna como por la materna “pues de las matrículas más antiguas consta que las de los apellidos y familias de Ambulodi y Casadevante fueron admitidos para todos los cargos y empleos honoríficos de paz y de guerra”. De la numerosa descendencia de don Martín de Ambulodi y doña Ana María de Casadevante, sólo dos de sus hijos pusieron rumbo hacia América: el ya mencionado Miguel, que fue a Cuba, y su hermano Ignacio. El 18 de abril de 1714, doña Ana María de Casadevante demandó para sus dos hijos, ausentes en Indias, su hidalguía haciendo constar “además de esta genealogía y de los oficios nobiliarios de república ejercidos por sus antepasados, que por la línea paterna procedían sus hijos de la Casa Torre de Ambulodi, en el valle de Oyarzun, barrio de Iturioz, y por la materna, de la casa noble de Casadevante, sita en Fuenterrabía”.1 Pronto debió entrar el capitán don Miguel de Ambulodi en contacto con la sociedad habanera, pues el 15 de agosto de 1697, contrajo matrimonio con doña María de Arriola, natural de La Habana, considerada una de las más ricas herederas de la isla. Su padre, don Bartolomé de Arriola y Valdespino, fue “contador de cuentas del Tribunal en la ciudad e isla de La Habana y demás de Barlovento”, hombre de una muy considerable fortuna, y uno de los mayores propietarios de la ciudad, que se casó con doña Teodora García de Londoño, miembro de otra relevante familia. Cuenta el conde de Vallellano2 que fue don Bartolomé de Arriola y Valdespino un general de Marina retirado, que en varias ocasiones acaudilló las flotas y galeones en sus viajes de Cádiz a Veracruz y Cartagena, además de fundador, en 1713, del astillero de La