Matilde Irene Pacheco Stewart

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Matilde Irene Pacheco Stewart

Birthdate:
Birthplace: Montevideo, Montevideo, Uruguay
Death: December 13, 1926 (72)
Montevideo, Montevideo, Uruguay
Place of Burial: Montevideo, Uruguay, Montevideo
Immediate Family:

Daughter of Cnel. Manuel Pacheco y Obes and Ana Stewart Agell
Wife of José Batlle y Ordóñez, 19º Presidente Constitucional de Uruguay
Ex-wife of Ruperto Michaelsson Batlle
Mother of Matilde Sofía Nieves Michaelsson Pacheco; Ruperto Luis Michaelsson Pacheco; Juan Luis Michaelsson Pacheco; Guillermo Francisco Michaelsson Pacheco; Carlos Manuel Michaelsson Pacheco and 5 others
Sister of Narcisa Pacheco Stewart; Melchor Pacheco Stewart and Jorge Pacheco Stewart

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About Matilde Irene Pacheco Stewart

En la foto, Doña Matilde Pacheco y su hija Ana Amalia.

Matilde Irene Pacheco Stewart, fue Primera Dama de Uruguay a principios del siglo veinte.

Hija de Manuel Pacheco y Obes (1813-1869), sobreviviente de la batalla de Famaillá y hermano de Melchor Pacheco y Obes; su madre, Anne Stewart Agell, fue hermana de Duncan Stewart.

Casada en 1872 en primeras nupcias con Ruperto Michaelsson Batlle, con quien tuvo cinco hijos: Matilde, Ruperto, Juan Luis, Guillermo y Carlos Michaelsson Pacheco. Luego se casó en segundas nupcias en 1894 con el primo del anterior, José Batlle y Ordóñez, con quien también tuvieron cinco hijos: César (1885); Rafael (1887); Amalia Ana (1892); Ana Amalia (1894); y Lorenzo (1897).

http://es.wikipedia.org/wiki/Matilde_Pacheco

El aleccionador relato realizado por la destacada escritora Prof. Graciela Sapriza en el libro “Mujeres uruguayas. El lado femenino de nuestra historia” nos presenta, por primera vez, una digna semblanza de Matilde Pacheco, la esposa de Don José Batlle y Ordóñez.

Con un generoso acopio de datos cuya procedencia se anota pormenorizadamente en sus “Notas y Bibliografía”, la escritora nos acerca a un personaje del que sólo se tenían referencias por haber figurado en unos pocos episodios, entre los que se destaca el atentado del Camino Goes ocurrido el sábado 6 de agosto de 1904, en plena guerra civil.

Cuando realizaba el Presidente BATLLE, su esposa y sus dos hijos menores, el paseo que era habitual desde antes de la guerra iniciada en enero de ese año, explotó una bomba delante del carruaje que los conducía. La Sra. de Batlle registró exactamente la hora pues su reloj se detuvo por efecto de la explosión: eran las 4 y 37 de la tarde. Y se señala “el temple extraordinario de aquella mujer superior dueña de sí misma, aun en el tremendo instante en que se jugaba su propia vida y la de los seres más queridos para ella como lo anotan los autores de “Batlle y el Batllismo”, Dres. Roberto Giudice y Efraín González Conzi, 2ª. ed., pág. 137 (2).

Otra referencia es el recuerdo de Domingo Arena durante una conversación con BATLLE, al referirse al momento en que César, el hijo mayor, cayera herido en la guerra civil. “Este tremendo episodio le hacía recordar, con emoción, el sereno estoicismo con que le había acompañado su gran mujer... Es que unía a la máxima ternura, la fibra espartana. ¡Por algo había sido su gran pasión!”

Pero Graciela Sapriza buscó otros elementos y centró su relato en la historia de un “drama de amor que transcurrió en el cruce de dos siglos”.

Matilde Irene Pacheco Stewart había nacido el 20 de setiembre de 1854, hija de Manuel Pacheco y Obes y Ana Stewart Agell. Contrajo matrimonio el 25 de noviembre de 1872 con Ruperto Michaelsson, hijo de Gertrudis Batlle Grau (hermana de Don Lorenzo y por tanto tía de José Batlle y Ordóñez) y del médico Luis Michaelsson. Del matrimonio nacieron cinco hijos: Matilde Sofía, Ruperto Luis, Juan Luis, Guillermo Francisco y Carlos Manuel.

En la pág. 46 del libro “José Batlle y Ordóñez. El creador de su época – 1902 – 1907” del historiador estadounidense Prof. Milton I. Vanger, se expresa: “...Batlle era de costumbres moderadas, esposo modelo y orgulloso padre de cuatro hijos; su esposa era hija de otro héroe de la Defensa de Montevideo, Manuel Pacheco y Obes. Aún así, los orígenes de su matrimonio eran complicados. Ruperto Michelsson, marido de Matilde, la había dejado con cinco hijos y sin dinero. Batlle, primo de Michaelsson, pasó a vivir con Matilde. Acto admirable, pero embarazoso pues pasaron varios años antes de que pudieran casarse y tener consigo a todos los hijos de Matilde...".

El relato de Graciela Sapriza permite compenetrarnos en ese “acto admirable pero embarazoso”, al recorrer las páginas donde se anotan párrafos de la correspondencia mantenida por Lorenzo Batlle con su hijo José, cuando éste hizo un viaje a Europa (partió el 21 de octubre de 1879 y llegó el 2 de febrero de 1881) y con su otro hijo, Luis.

Esas transcripciones nos hacen conocer las angustias que viviera Matilde cuando su esposo Ruperto viajó a Londres a gestionar la herencia de Francisco Hocquard por encargo de su tía, María Antonia Agell. Se embarcó a fines de marzo de 1880 y recién regresó el 15 de abril del año siguiente. Había tenido un encuentro con BATLLE en París, cuando éste estaba preparando ya su regreso. Don Lorenzo relata las expectativas y los trastornos que tan larga ausencia causaba, aumentados por la poca comunicación que tuviera con su familia.

Matilde estaba muy enferma lo que determinó que, para atenderla mejor, Don Lorenzo la trajera a su casa en la Aguada. porque “en la Quinta vivía aterrorizada y creíamos que estando más acompañada, lo pasaría mejor (pero) los ruidos de la calle la ponen fuera de sí, a punto de perder (el) conocimiento y ver en todo lo que la rodea espectros y vestigios de formas espantables”.(Cartas de Don Lorenzo a su hijo Luis: 16 y 21 de marzo de 1881).

Al regreso de Ruperto volvieron a la Quinta y todo transcurrió con tranquilidad en el hogar.

Los acontecimientos políticos ya conocidos (dictadura de Santos, ataques a la prensa) centraron las preocupaciones de Don Lorenzo e hijos. José en permanente desafío al tirano desde las columnas de La Razón, La Lucha, y en el enfrentamiento personal cuando concurría al teatro, o con sus secuaces.

Una nueva desgracia familiar ocurre a raíz de un accidente de un hijo de Matilde, Willi, que le provocó serias quemaduras y como consecuencia el recrudecimiento de la enfermedad de su madre. BATLLE cuidó a Willi y a la madre, “frecuentemente hasta más de la 1 de la noche. Yo le acompaño siempre a esas horas, dejándola ya tranquila, nos retiramos juntos” (Carta de Lorenzo Batlle a su hijo Luis, del 9 de abril de 1883).

Ruperto estaba muy enfermo. En carta de BATLLE a su hermano, que en ese momento se encontraba en una estancia en Guaviyú, le expresa: “Sabrás que he cambiado bastante: estudio mucho, todo lo que puedo; paseo poco; nadie me visita, porque me niego; y cosa rara, fausta noticia, he dejado por fin el cigarro: hace más de dos meses que no fumo. Haría una vida modelo: no perdería un solo momento del día; pero me comprometí hace algún tiempo a curarle la quemadura del brazo al chiquilín de Ruperto, y aunque ahora está casi sano y ya no lo curo, hacen igualmente obligatoria mi visita cuotidiana la enfermedad de Ruperto, que según dicen esta malísimo, y los constantes ataques de Matilde. Se me van tres o cuatro horas todas las noches como nada.

Te decía que Ruperto está malísimo y saber querrás algo sobre esto, los médicos -Vizca y Pimentel- dicen que está tísico. El pobre habrá estado confundiendo, hace mucho tiempo, la tisis con el asma: ahora mismo se cree asmático. Se le ha dicho a Matilde que esté preparada para todo; ella cree que puede sobrevenir un accidente fatal el día menos pensado; a mi no me parece que el caso sea tan afligente; pero creo que si la situacion de Ruperto no cambia, tampoco se levanta el pobre de la cama. Lo ha perdido todo en la Bolsa a la que ya no puede asistir; no tiene ni para el mercado, ni quien le fíe, ni en qué trabajar, ni quien le dé trabajo. Imagínate qué situación para el que tiene muger, cinco hijos, y está acostumbrado a vivir como Ruperto. No quiere cuidarse y parece que se hubiese decretado el suicidio y se estuviese suicidando lentamente. En estos casos suele comprender uno la importancia del dinero".

(Mayo 27 de 1883) (Se respetó la escritura original)

“Sin nada absolutamente, sin salud, y con una crecida familia; es la situación más desesperante que se pueda imaginar”, comenta Don Lorenzo, y agrega: “Ruperto piensa ir a pasar una temporada a la campaña de Buenos Aires, en la estancia de Guillermo Stewart, marido de la hermana de Matilde” (10 de junio de 1883). La última noticia que se tiene de Ruperto es la de su fallecimiento ocurrido el 27 de setiembre de 1893.

Graciela Sapriza sigue el relato bajo un acápite muy sugestivo: “Esperanzas locas”. Ilustra al lector con cartas de José a su hermano Luis en los meses de junio y julio de 1883. Se justifica por no escribir más seguido, porque “una carta, una verdadera carta, una conversación íntima con un amigo o con un hermano, no se puede escribir a todas las horas del día. Es necesario encontrarse dispuesto: sentir, pensar tiernamente, tener algo delicado en el alma. Y por qué no esperar ese momento”. ...”¿Dirás sin duda alguna por qué ese momento no siempre llega para mí y por qué cuando llega suele traer pensamientos tan raros y esperanzas tan locas que no me atrevo a comunicarlas?. (...) “En este momento, por ejemplo, podría decirte muchas cosas por el estilo, y sin embargo me las callo, y prefiero seguir embromando. ¿Crees tú que yo estoy contento con la vida actual y que no me imagino nuevos planes de vida, y que no sufro cuando veo que no puedo ponerlos en práctica? Pero dejemos todo eso” (Julio de 1883).

En la misma carta expresó: “no tenemos familia y nos encontramos solos en el mundo. El pobre viejo necesita un hogar menos árido y menos frío que el nuestro, - un hogar templado y embellecido por la presencia de la mujer- y nosotros debemos proporcionárselo. Cuánto envidio a esas familias, que más que familias parecen una tribu, un pequeño mundo aparte”.

En una hoja suelta de un cuaderno perteneciente a Don José Batlle y Ordóñez, en la línea que corresponde al día 15 de setiembre, dice: ...”Son las doce de la noche. Hace algún tiempo que he llegado de casa de Matilde. Qué mujer esta Matilde!. Si yo escribiera novelas ella sería la protagonista de la más bella. Si fuera pintor su figura sería la figura culminante del cuadro más luminoso...Si (ilegible) aires de Tenorio cuánto (¿) halagaría ceñirla como una piedra preciosa al carro de mis conquistas. Y si yo fuera capaz de amar y ella no estuviese ligada a otro hombre por un vínculo indisoluble ¡oh! que puesto tan alto, tan alto, yo le daría en mi corazón!. Pero no soy nada de esto y una amistad sincera y tranquila me la hace apreciar tal vez mejor de lo que la apreciaría de otro modo”. (Esta hoja fue encontrada al azar entre tantos documentos guardados por Doña Anita Cherviere de Batlle Pacheco, esposa de Don Rafael, celosa custodia del Archivo Batlle hasta su fallecimiento acaecido el 30 de noviembre de 1979, y se encuentra en ese Archivo). (Año deducible: el mismo de las cartas enviadas a su hermano Luis).

Llegamos inevitablemente a lo expresado por el Prof. Vanger al referirse “al acto admirable pero embarazoso” que pusieron a los protagonistas del “drama de amor que transcurrió en el cruce de dos siglos”, (como anota Graciela Sapriza), en el centro de las críticas y muchas veces del desprecio de una sociedad que aún no había superado los prejuicios y la hipocresía de esa época.

BATLLE y Matilde se casaron el 29 de setiembre de 1894.

De su unión nacieron: César (1885); Rafael (1887); Amalia Ana (1892); Ana Amalia (1894); y Lorenzo (1897).

En el archivo se encuentran libretas de BATLLE, de Matilde y de Ana Amalia. Cuando tuve en mis manos esos documentos sentí un estremecimiento emocional muy difícil de explicar. Aunque ya habían sido generosamente proporcionados para su estudio y consulta al Profesor Milton Vanger y a Dora Isella Russel, no pude evitar una sensación de culpa –que sabemos nos ha sido perdonada- por penetrar en intimidades que sólo fueron de los que en ellas volcaron las angustias de una verdadera tragedia familiar. (Doña Anita me había designado custodia de ese Archivo, confianza que luego de su fallecimiento reiteraron sus hijos: Matilde, María Antonia y José, lo que significó para mi un inmenso honor. Debo mencionar con toda justicia que el Bibliotecólogo Hugo Mazzeo, colaboró en la descripción de los documentos con toda profesionalidad y con el respeto y admiración que sentía por la figura de BATLLE).

Dora Isella Russell publicó en el Suplemento dominical de El Día de fecha 20 de enero de 1966 “El diario de una agonía”, un emotivo relato sobre las anotaciones que hiciera Ana Amalia en su diario. Escribe Dora Isella: “Manos queridas, han puesto en las nuestras, en este mes de enero que fue el de la partida de Ana Amalia, un patético documento entrañable, guardado con piadosa reserva por sus familiares, a quienes costó mucho esfuerzo leerlo alguna vez. Ingenuamente la autora advierte: “No quiero que nadie lea esta libreta, sin mi permiso...” se lo pedimos a su memoria, a más de medio siglo de distancia”.

Lo inicia el 5 de noviembre de 1912 y su última anotación es del 24 de diciembre, un mes exacto antes de morir. “Bajo esa fecha inicial, Ana consigna su enfermedad: “Hace 6 meses y 17 días que estoy enferma!. Cuál es mi enfermedad, no sé seguro, pero me inclino a creer en una... Yo se los he dado a entender varias veces en casa, que yo conozco lo que tengo”.

Escribe Dora Isella: “Duele y conmueve la lectura, agobia, aunque jamás trasunte desesperación, queja, rebeldía; apenas si insinúa el gozo que sería poder caminar, volverse a sentir sana. pero sin un grito, sin una protesta. Fluye una apaciguada serenidad; la convicción, acaso, de lo irremediable, apenas disimulada por el afán de quererse convencer de que aún queda alguna esperanza”.

Batlle relata minuciosamente en sus cuadernos todos los intentos por salvar a su hija; nada era imposible realizar: “Dentro de los medios de que dispongo yo no ahorraré sacrificio pecuniario” anotó cuando se pensaba llevarla a Europa para su cura. Los médicos no lo aconsejaron: la enferma estaba muy débil y no hubiera resistido el viaje...

En una de sus libretas escribió: “Estas líneas son hijas de un deseo de llorar...Son una queja...también una ofrenda, un homenaje: flores que deposito sobre su tumba con el rocío de mis lágrimas; inscripción que grabo en su losa funeraria...Son, a más, caricia a la esperanza de hallarla, algún día, no sé dónde, en el seno del inconcebible infinito; protesta contra el olvido que, como la obscura hiedra, cubre poco a poco los sepulcros. ¡Oh, Ana Amalia!. Yo no te doy aún por perdida! ... Espero! ...En tanto, ¡que viva en el recuerdo la suave y dulce voz de tu sonrisa, la purísima serenidad de tu mirada, tus líneas helénicas, tu aroma de flor, la claridad de tu razón, la austeridad de tu carácter; tu ser todo, aureolado de lealtad, de bondad, de poesía...!”

Matilde hacía sus anotaciones en una libreta que perteneció a su tía Matilde Stewart, en la que registró la muerte de tres hijos: “El 8 de febrero de 1894 murió nuestra hijita Amalia Ana Batlle Pacheco, a la edad de diez y seis meses. Calle Jackson. Montevideo. El 17 de junio de 1897. Murió mi hijo Juan Luis Michaelsson Pacheco a la edad 18 años y medio. Calle Rondeau. Montevideo. El 24 de enero de 1913. Murió mi idolatrada hija Ana Amalia Batlle Pacheco, a la edad de diez y ocho años y dos meses. En nuestra chacra de Piedras Blancas. Montevideo”.

Siguió haciendo anotaciones como si mantuviera un diálogo con su hija a quien no se resignaba a considerar muerta. ... “Hace dos años recogimos una chica huérfana que no tiene a nadie en la vida. Tu padre se ha nombrado tutor de ella y yo en tu memoria la cuido y educo como si fuera nuestra”. “Ella sabe que tú eres su protectora y cuando se levanta besa tu retrato y lo mismo a la hora de acostarse. Es muy viva e inteligente. Se llama María Matilde Batlle y creo que si tú hubieras vivido, hubieras sido tú la que la hubieras recogido al verla tan chiquita y tan sola en la vida”. (25 de Noviembre de 1920)

Al final hay una frase escrita por Don José Batlle y Ordóñez que dice: Matilde no olvidó jamás a su Ana Amalia. Marzo de 1926.

(Matilde falleció el 13 de febrero de 1926)

Queda aún una página sin escribir, la de Mariquita, como cariñosamente llamaban a María Matilde Batlle...

http://donpepebatlle.com/cronologia/crimenes_pasionales.htm

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Matilde Irene Pacheco Stewart's Timeline

1854
September 20, 1854
Montevideo, Montevideo, Uruguay
1873
1873
Montevideo, Montevideo, Uruguay
1879
1879
1885
August 30, 1885
Montevideo, Montevideo Department, Uruguay
August 30, 1885
1887
December 2, 1887
Montevideo, Montevideo, Uruguay
1892
September 1892
1894
November 25, 1894
Uruguay