Miguel Ernesto Lara Higueros

Licenciado en Derecho, abogado y notario; presidente del Club Rotario del Valle de Guatemala; director de la Cámara Empresarial, secretario de la Cámara de Finanzas (1986) y presidente de la Asociación Nacional de Afianzadores de Guatemala (1987).

Ernesto Lara, abogado altruista Fundador del Instituto de Derecho Mercantil y asesor jurídico del Archivo General de Protocolos del Organismo Judicial. Se le recuerda por su labor altruista en el Club Rotario del Valle de Guatemala.

José Pablo Coyoy • obituarios@elperiodico.com.gt

Ernesto Lara falleció a los 65 años. Al transitar por los bulevares Cayalá, Rafael Landívar, Austriaco o las calzadas La Paz y Atanasio Tzul, se observan las señales de tránsito que indican las velocidades máximas. Estas fueron donadas por el Consejo de Prevención de Accidentes y Educación Vial (ConPreve), por medio de Miguel Ernesto Lara Higueros, un abogado comprometido, entre otros temas, con la señalización vial para evitar accidentes. ¡Irónicamente él y su esposa, María del Carmen Bayer, perdieron la vida en un percance automovilístico el 23 de noviembre! “Cuando iban por Poptún (Petén), al parecer un camioncito les chocó por detrás y el carro donde iban volcó. Mi papá murió instantáneamente y mi mamá unos minutos después”, dice José Lara, hijo del jurista. En ese tramo carretero ocurren semanalmente tres o cuatro accidentes, reconoce Guillermo Bran, de ConPreve. El automóvil era conducido por el exministro de Gobernación, Rodolfo Mendoza, amigo de la infancia. Se dirigían a Playa del Carmen, México. Se graduó en la Universidad Rafael Landívar (URL) en la primera promoción de abogados. Con unos amigos estableció en sociedad su primer bufete, en la zona 1. Posteriormente, creó un nuevo consorcio legal, para el que adquirió una oficina en el Edificio Géminis, cuando este aún estaba en construcción. “Era un hombre muy recto, un abogado muy disciplinado y altruista. Participaba activamente al momento de ayudar”, lo describe Abraham García, rotario y socio fundador de la Asociación Guatemalteca Antienfermedades Reumáticas (AGAR), entidad dedicada a prevenir y tratar esta enfermedad. Cursó la maestría en Derecho Mercantil en la URL. “Neto fue cofundador y presidente del Instituto de Derecho Mercantil, últimamente presidía el Tribunal Disciplinario. Como legado nos dejó la imparcialidad y la rectitud. También era alguien comprometido con la seguridad vial, muy altruista; constantemente nos enviaba correos electrónicos recordándonos no hablar por teléfono mientras manejábamos”, dice Carlos Humberto Rivera, presidente de dicha entidad. Lara y Bayer procrearon tres hijos. “Siempre estaba dispuesto a ayudar, aunque era enojado”, dice Andrea Cabrera de Lara, su nuera. “Cuando empezó todo eso del Facebook, con José pusimos en nuestro estado civil “casados”, cuando teníamos como seis meses de novios. A él no le pareció, decía que el estado civil era algo serio”. “Neto”, como le decían, procuraba apegar sus actividades diarias al derecho, siempre dio a sus hijos todo en partes iguales, no hacerlo le causaba conflictos con él mismo. Constantemente reprochaba sobre temas constitucionales en situaciones cotidianas: “No le gustaba dar su cédula en las garitas de seguridad, decía que era inconstitucional. A veces iba a visitar a amigos y en los condominios le pedían identificación, pero prefería irse y no dar su documento”, cuenta su hijo. El abogado almorzaba con los rotarios cada lunes para conversar y planificar las actividades del club. Miguel Ernesto Lara Higueros nació el 14 de junio de 1947 en la ciudad de Guatemala. Fue hijo único de Ernesto Lara y Teresa Higueros. Acostumbraba a hacer ejercicios y mantener una dieta saludable, disciplinado y metódico. Exigió a sus hijos graduarse de una carrera universitaria, le parecía muy importante. Compró un terreno en los alrededores del Lago de Atitlán, donde construyó una casa en la cual planeaba vivir con su esposa al jubilarse. Los últimos dos años trabajó en el Archivo General de Protocolos del Organismo Judicial, donde decía estar muy a gusto, sentirse valorado por sus conocimientos y su experiencia. Su trabajo consistía en organizar, controlar y supervisar el notariado de colegas fallecidos.

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