Gral. Julio Fabián de Vedia Pérez

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About Gral. Julio Fabián de Vedia Pérez

Julio de Vedia (Buenos Aires, enero de 1826 – íd., 26 de agosto de 1892), militar argentino, destacado en la lucha contra los indígenas mapuches, en la Guerra del Paraguay y en las guerras civiles de su país. Fue gobernador del Territorio Nacional del Chaco.

Era hijo del general Nicolás de Vedia. En 1838 acompañó a su padre — opositor al gobierno de Juan Manuel de Rosas — al exilio en Montevideo. Se unió como oficial de artillería al ejército de Fructuoso Rivera, y peleó a órdenes de su tío (en realidad era su hermano 18 años menor) Joaquín (Felipe) de Vedia en la batalla de Arroyo Grande.

Se unió a las fuerzas militares de la resistencia contra el sitio de Montevideo por parte de Manuel Oribe, en el cual su padre tenía un cargo importante. Pasó después a la guarnición de Colonia, y se lo consideró un héroe por su firme defensa de la plaza. Permaneció en la guarnición de Montevideo después de la derrota de Oribe, por lo que no combatió en la batalla de Caseros; regresó a Buenos Aires en 1855.

Se unió al ejército del Estado de Buenos Aires, a órdenes del coronel Bartolomé Mitre su cuñado. Fue destinado a un fuerte en Azul, y realizó una campaña contra los indios del cacique Calfucurá, relativamente exitosa, comparada con el desastre de una reciente campaña de Mitre. Obtuvo una victoria en Pigüé en febrero de 1858, y fue ascendido a coronel.

Luchó en la batalla de Cepeda (1859), y dos días después en un combate naval frente a San Nicolás de los Arroyos, a órdenes del coronel de marina Antonio Susini.

Combatió también en la batalla de Pavón, como jefe del regimiento de caballería nro 1. Poco después fundó el pueblo de Nueve de Julio, llevando la línea de frontera 90 kilómetros más al oeste. Permaneció los años siguientes en la frontera con el indio.

Al estallar la guerra del Paraguay rechazó el cargo de ministro de guerra que le ofreció su cuñado, el presidente Mitre, y marchó al frente. Participando en casi todas las operaciones, y combatió en las batallas de Uruguaiana, Paso de la Patria, Itapirú, Estero Bellaco, Tuyutí, Yataytí Corá y — ya como general — en Curupaytí y Paso Pucú. A pesar de que era un militar capaz, se dijo que muchos de sus ascensos se debieron a que era cuñado del presidente Mitre.

A fines de 1868 pasó a la provincia de Corrientes, para aplastar la rebelión del general Nicanor Cáceres, que pretendía defender al gobernador de la provincia contra los aliados del gobierno de Mitre, que lo acababan de derrocar. Regresó al Paraguay como jefe de estado mayor del ejército, y peleó en Piribebuy y en la toma de Asunción.

En enero de 1872 fue nombrado gobernador del Territorio Nacional del Chaco. Estableció los municipios de Villa Occidental, Formosa y San Fernando — actualmente Resistencia. Organizó los primeros juzgados de paz, estableció algunas colonias de inmigrantes, y dirigió algunas expediciones por el interior del territorio, que seguía en manos de los indígenas Tabas, Vilelas y matacos.

En mayo de 1873 comandó las fuerzas nacionales en la segunda guerra contra el caudillo entrerriano Ricardo López Jordán; lo venció en la batalla de Don Gonzalo, obligándolo a abandonar el país. Volvió al gobierno del Chaco hasta ser reemplazado en 1875.

Fue director del Colegio Militar de la Nación. En 1880 participó en la revolución porteña de Carlos Tejedor, y fue el comandante de las fuerzas militares que pelearon en la Batalla de los Corrales Viejos y la de Puente Alsina. Como resultado de la derrota, fue dado de baja del Ejército.

Fue reincorporado en agosto de 1883, e inmediatamente fue ascendido a general de división. Formó parte del Estado Mayor General del Ejército, alternativamente como director del Colegio Militar, inspector del arma de artillería y de la de caballería. Fue también miembro de la Junta Superior de Guerra.

Murió en Buenos Aires el 26 de agosto de 1892.

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Julio_de_Vedia"

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Semblanza de una nieta

Delfina Molina y Vedia de Bastianini, A redrotiempo (memorias), Buenos Aires, Editorial Peluffo, 1942, 180 pg. (Biblioteca Popular “José Ingenieros” 9 de Julio).

Delfina Molina y Vedia de Bastianini, nació en Buenos Aires el 7 de marzo de 1879, casi al frente de la capilla de Nuestra Señora de las Victorias, en la casa que llevaba el número 1.257 de la calle Paraguay , y era la cuarta hija del matrimonio que formaban Octavio Justiniano Molina y Manuela de Vedia.

Según refiere en sus memorias Delfina Molina y Vedia de Bastianini, " a poco me cristianaron en la iglesia de San Nicolás, la que fue echada abajo para la apertura de la Avenida Roque Sáenz Peña, poniéndome el nombre de mi madrina, tía carnal de mi madre, Delfina de Vedia de Mitre, a quien ella quería entrañablemente, y que no alcancé a conocer más que por retratos" (página 9).

"Fue mi padrino -prosigue- el ingeniero Emilio Mitre, hijo de aquélla y del prócer General Bartolomé Mitre, a quien siempre oí llamar en casa familiarmente Don Bartolo, cuñado y además íntimo amigo de mi abuelo el General Don Julio de Vedia, a quien yo adoraba" (página 9).

LA QUINTA DE ARAOZ

(Descripción del General Julio de Vedia realizada por su nieta Delfina Molina y Vedia de Bastianini)

"Como mi padre era 11 años mayor que mi madre no alcancé a conocer los paternos, que desaparecieron antes de que yo tuviera conciencia, pero a los maternos que conocí, nunca los olvidé".

"En la quinta de la calle Aráoz entre Güemes y Charcas las imágenes de ellos se unen al delicioso perfume de los aromos y alhucemas de aquella mansión querida".

"El era un hombre alto y fornido, arco ciliar espeso, ojos celestes y cutis sonrosado. Su barba fluvial, a lo Moisés de Miguel Ángel, ensortijada, el andar majestuoso, a menudo con las manos cruzadas en la espalda, le daban un aire profético y a la vez meditabundo. La vivacidad de su mirada siempre alerta relampagueaba con singulares destellos cuando algún interés especial conmovía su ánimo".

"Un centelleo dulce, y enérgico al par, de irresistible simpatía".

"Su voz, como suele darse en casi todos los hombres altos y de complexión robusta, era fuerte y de timbre grave. Nunca lo vi beber más que agua, y sus costumbres eran sencillas, democráticas [p%C3%A1gina 17], enteramente ajenas a la rigidez militar. Afable y generoso en grado sumo con los humildes, condición que heredó mi madre, poseía las virtudes de la raza vasca, austeridad, franqueza, y sencillez heredadas de sus antepasados".

"Con ser un hombre físicamente espléndido, su mayor atractivo estaba en su alma, donde la fusión de virilidad y delicadeza de sentimientos, que se observa en los hombres de verdadera hombría, prestaba a su trato un poder de seducción excepcional. Era absolutamente imposible que alguien lo hallara antipático" [p%C3%A1gina 18].

"Por haber heredado de él y de mi madre su profundo amor a las plantas y a las flores [...], es que recuerdo la atención ejemplar que él dedicaba a sus rosales, azucenas y mil variadas especies, incluido el resedá que a la flor preferida de mi abuela, y a quien él le hacía ramos primorosos que ésta colocaba junto al retrato de tío Julio, muerto los 20 años a consecuencia de una anemia profunda cuyo origen nadie consiguió hallar".

"¡Cuántas veces mientras podaba de semillas u hojas secas alguna plantan lo oí suspirar y murmurar con los ojos llenos de lágrimas. - ¡Pobrecito! ¡pobrecito!...-pensando en el".

"Su pena de león herido contrastaba con el sol radioso, las mariposa volando en los canteros bordeados de alhucemas, y el eutórico canto de la urraca. Aquellas diminutas flores azules entre rizadas hojas de gris plata que estrujándolas nos dejaban las manos fragantes por mucho tiempo, y que tanto atraían a los insectos, las mariposas, logradas, negras y amarillas con alas de punta extraña, otras celestes, produciánme o el deslumbramiento de luz y color inenarrable!..." [p%C3%A1gina 19].

Julio Fraga, sobrino de Lastenia Videla, le llamaba a esta quinta de Julio de Vedia, de la calle Aráoz, con el nombre de “Fonda... francamente” [p%C3%A1gina 20].

A la quinta de Vedia solían visitarla, presumiblemente en vida del general, las amigas de su hija Lasthenia, señoritas de Dawson y de Echeverría, entre otras; los amigos de Enrique (su hijo), “que eran legión”, además de otros amigos y familiares, “muchos de los cuales se instalaban por semanas y meses” [p%C3%A1gina 20].

“Por cierto –comenta Molina y Vedia de Bastianini- que espacio no faltaba para albergar amigos, ni menos faltaban afectuosas atenciones por parte de los dueños de casa que se distinguían por su trato campechano y cortés”.

“Los viejitos Malmierca, llegaron a instalarse tan definitivamente que cuando se mudaron mis abuelos a la calle Coronel Díaz y Beruti se edificó para ellos unas piezas en el fondo, como si se tratara de personas allegadas de la familia y no de simples amigos” [p%C3%A1gina 20].

También en la quinta de Aráoz, recuerda Molina y Vedia de Bastianini- “mi tía Lasthenia llenaba con el Lento, las Baladas de Chopin que ejecutaba a la perfección, o las rapsodias de Listz, nunca olvidaré el nido de picaflores en el corredor patriarcal, que grandes y chicos respetaron, ni el hecho de que estas aves tan asustadizas se familiarizaron hasta el punto de convivir a escasos pasos de los moradores y aún de los niños” [p%C3%A1gina 21].

“En la quinta de la calle Aráoz, tan genuinamente criolla, la hospitalidad de mis abuelos concordaba exquisitamente con la casa rodeada de corredores de una sola planta, los grandes canteros, el pozo, el palomar y los enormes aromos hacia el campo” [p%C3%A1gina 22].

EN LA CASA DE ROSAS

"Una epidemia de difteria que costó las vida de uno de mis hermanos, Emilio, nos llevó a pasar una temporada en el entonces Colegio Militar, del cual era rector [director] el General Don Julio de Vedia, instalado en la antigua casa de Rosas el tirano, en el mismo sitio donde hoy se levanta el monumento a Sarmiento de Rodin".

"Como aún no se había descubierto el suero, mi pobre madre estaba aterrorizada, y nos dejó allí mientras Julio contagiado, se atendía y salvaba más tarde".

"A espaldas de la Avenida Alvear, mirando hacia el río, estaba el frente de las dependencias ocupadas por la familia del Rector, en dos cuerpos de edificio que rodeaban el patio de entrada, o mejor jardín".

"La antigua modada de Rosas poseía el hondo encanto de la arquitectura colonial de aquella época, confortable y de sabor austero".

"No eran más que 4 por entonces las personas de la familia, mis abuelos, y mis tios Lasthenia y Enrique, pero en el comedor situado en el ala izquierda, se reunían unas 10 o 12, contando a amigos y huéspedes".

"El comandante Luzuriaga, de carácter muy afable, cutis sonrosado y nariz aguileña los visitaba a menudo. El teniente Comas que era de gran estatura, no sé si por distinguirse en algo, o por ser ayudante de mi abuelo, era nombrado a cada momento".

"En la sala, frente a la entrada sobre una antigua mesita y en una bandeja llena de letras blancas escritas en trozos rojos alargados, de hueso o marfil, estaba lo que dejó en mi ánimo más vivo recuerdo, pues mi tía Lasthenia tenía la habilidad de descubrir cualquier palabra apenas se arrojaban las letras en desorden sobre la mesa" [p%C3%A1gina 23]

"A veces no alcanzaban a caer todas, cuando ya las decía, como por adivinación".

"Un periódico sacó un concurso para el que mandara una palabra que contuviese las 5 vocales, y ella instantáneamente escribió una lista enorme que remitió, entre las cuales estaba la palabra 'Murciélago', y ¡cosa indignante!, no ganó el premio porque había que decir únicamente, 'murciélago'"... [p%C3%A1gina 24]

Delfina Molina y Vedia de Bastianini, recuerda que esa casa estaba: "sahumada por el entrañable cariño de mis abuelos". Y prosigue: "se respiraba tan profunda bonhomía y limpieza moral y material" [p%C3%A1gina 24].

"Mi abuela seguía la costumbre porteña de quemar benjuí, y aquel perfume material, unido al otro, nos envolvía en doble bendición, de santidad" [p%C3%A1gina 24].

En cruz con el edificio de la antigua casa de Rosas, "existía el cuartel del 1ro. de Artillería, donde más tarde se instalaría, hacia 1896 el 6, y luego el 3 de Infantería en el espacio que hoy forman los Jardines que rodean al templo de Flora, y ya derruidos aquellos edificios" [p%C3%A1gina 24].

"Como coincidiera un 9 de Julio con nuestra vida en la casa legendaria, abuelito nos llevó al cuartel de artillería donde a la salida del sol, los tradicionales cañonazos con que se festeja la fiesta patria me dejaron una impresión tremenda" [p%C3%A1gina 24]-

"Y a propósito de los cañones, quiero recordar aquó algo que le oí contar a él, y que es la Guerra del Paraguay [...] las balas de los cañones se solían ver antes de que llegaran a destino, es decir que permitían hacerles cuerpeadas o gambetas, con tal de no distraer la atención, y siempre que vinieran de frente" [p%C3%A1gina 24].

VIAJES AL PARAGUAY

"Mi padre realizaba negocios en el Paraguay desde su juventud. Precisamente allí conoció a mi madre, radicada ocasionalmente con su familia por la circunstancia de que el General Don Julio de Vedia, ministro argentino en Asunción, llevó a los suyos después de la guerra con el Paraguay" [p%C3%A1gina 43]-

MI VOCACION LITERARIA

"Mi abuela materna escribía cartas muy espirituales, a menudo en verso".

"A una sobrina radicada en Montevideo que rompía sus relaciones a cada instante con su novio, un tal Gregorio Pérez, la última vez ya en forma definitiva, y que luego casi a raíz de anunciarle el rompimiento, le enviaba la participación de su enlace con el susodicho:

"'¿Con que el que será tu esposo,

se llama Gregorio Pérez?...

¡Con razón se asombra el mundo

de lo que son las mujeres!'...

le escribía como único comentario de sus indecisiones". [p%C3%A1gina 52]

"... aunque era mujer de escasa instrucción, como las de su tiempo, poseía gran talento natural, y sus cartas llenas de faltas de ortografía y de buen humor circulaban de mano en mano provocando comentarios risueños" [p%C3%A1gina 52s].

Molina y Vedia de Bastianini, afirmarmaba creer que Joaquín de Vedia, autor de "El Centauro", era: "hermano de Nicolás mi bisabuelo" [p%C3%A1gina 53].

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Tomado del portal de la ciudad de 9 de Julio

(Fundador de 9 de Julio)

Nació en Buenos Aires, el 20 de enero de 1826, hijo del coronel mayor Pedro Nicolás de Vedia y de Manuela Pérez, descendientes de noble linaje.

Emigrados a Montevideo, era aún adolescente cuando inició su carrera de armas. Lo hizo, encontrando su "bautismo de fuego" en la batalla de Arroyo Grande, en diciembre de 1842.

Desde entonces, en el cuerpo de artillería, participó en los hechos de arma más destacados, librados en tierra oriental...

Se destacaba, ya en su juventud, por las condiciones de su espíritu culto y selecto. Acostumbraba llevar al campo de batalla, en su equipaje, gruesos volúmenes, de obras clásicas, muchas de ellas escritas en sus lenguas originales, que le permitían ampliar su saber.

Era un lector asiduo de la literatura volteriana; y, según cita Yaben, ese filósofo de la Ilustración, habría sido su compañero en incontables momentos de su existencia.

Después de la batalla de Monte Caseros, continuó al servicio del Gobierno de Uruguay, hasta cerca de 1855, en que retornó a Buenos Aires, siendo nombrado segundo jefe de la Brigada de Artillería.

Mas tarde, ya graduado coronel, recibió el nombramiento como jefe del Regimiento nº 1, de Blandengues, donde continuó su servicio en la frontera.

Desde aquí, no será necesario aportar más datos, pues cuanto sigue, tanto sobre la estadía del coronel de Vedia, en Bragado y 9 de Julio, ha sido difundido con bastamente profusión, por lo publicado en tantos estudios

El alejamiento de "su Nueve de Julio", lo motivó el estallido de la Guerra de la Triple Alianza. Sin dudas, a estimar por su rica correspondencia, aguardaba retornar al pueblo, en cuanto culminase la contienda bélica. En junio de 1865, marchó al frente de la Brigada de Artillería Ligera en Campaña.

En la Guerra del Paraguay, debió participar en los encuentros de Yatay, Sitio y rendición de Uruguayana, Estero Bellaco, Tuyutí, Yataytí Corá, Curupaytí, Humaytá, Paso Pacú, Sierra Escurra y Peribebuy... En septiembre de 1868, obtuvo el grado de coronel mayor (general).

Al ser sitiada la ciudad de Asunción, por los gobiernos aliados, debió desempeñarse como general jefe de las fuerzas de ocupación.

El 31 de enero de 1872, fue designado gobernador del Territorio Nacional de Chaco, con retención de su cargo de Comandante en Jefe de las fuerzas argentinas en el Paraguay.

En este cargo, desarrolló una brillante gestión organizativa, estableciendo el régimen municipal y la justicia de paz electiva, levantando el primer padrón electoral, creando uno de los primeros establecimientos escolares chaqueños, distribuyendo la tierra y estableciendo promisorias industrias. Otros detallas, sobre su tarea puede hallarse en la "Memoria" redactada por Federico Mitre, en enero de 1874.

El 31 de enero de 1875, de Vedia culminó su gobierno... Dejaba un feliz recuerdo en esas tierras, y así los colonos lo manifestaron, al fundar, en octubre de 1888, la Colonia "General Vedia".

Durante dos períodos, dirigió el Colegio Militar de la Nación. Primero, entre el 28 de abril de 1876 y el 22 de julio de 1880; luego, desde el 14 de enero de 1887 hasta el 29 de agosto de 1888.

Ambas direcciones fueron virtualmente progresistas, para la institución, fundada pocos años antes. Reestructuró el sistema de exámenes; incluyó la asignatura de Química Elemental, en los planes de estudios, y analizó el contenido de las áreas ya existentes; y procuró intensificar los ejercicios físicos.

Al estallar la revolución de 1880, había solicitado la baja del Ejercito; y, en agosto de 1883, con el rango de general de división, fue reincorporado. Después de desempeñarse como inspector de Artillería, volvió a la dirección del Colegio.

El doctor Angel Zappa, en un interesante artículo publicado hacia enero de 1996, al referirse a la personalidad del general de Vedia, expresó: "Perteneció a aquella clase de hombres que, por imperio de su propia dignidad, practicaban celosamente el culto del honor como supremo señorío de la persona humana sobre sí mismo... Esos hombres tenían clara conciencia de sus responsabilidades y supieron plantarse, con un incuestionable concepto de nuestros derechos soberanos [...] cada vez que el Bien Común de la Patria así lo exigía...".

En otro estudio, publicado en la "Revista Militar", en 1926, se afirmaba que, "tenía el don de despertar el afecto de los humildes. Severo con los malos, era frecuente que esos no escaparan al magnetismo que de él emanaba... Su vida fue un modelo militar y cívico. Pública y privadamente era de una corrección invariable. Sentía los males de la Patria, como golpes descargados sobre su corazón".

El viernes 26 de agosto de 1892, a las 23:15 horas, en Buenos Aires, dejó de existir Julio de Vedia. En sus exequias, pronunciaron sendos discursos, personalidades relevantes de la época.

El mayor Soto, quien se dirigió en nombre de la Asociación de Guerreros del Paraguay, expresó palabras que, cabe emplearse como conclusión de estas breves líneas:

"...no tuvo un día de reposo; espíritu fuerte en la adversidad y sereno en la fortuna, jamás, ni aún la más legitima ambición, turbó las horas de su vida; que consagró por completo al cumplimiento estricto de sus deberes militares. A fuerza de trabajos, de sacrificios y abnegaciones, alcanzó uno de los más altos cargos de la jerarquía militar [...] y baja a la tumba pobre, sin dejar a sus hijos más herencia que el lustre inmaculado de su nombre y la memoria de sus virtudes”.

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General Vedia: localidad del departamento Bermejo fundada en octubre de 1888, su nombre rinde homenaje al General Julio de Vedia, designado primer gobernador del Territorio Nacional del Chaco el 31 de enero de 1872.

Dice López Piacentini: “El propio Vedia, en cuyo homenaje se realizó esa designación, asistió como padrino, firmó el acta de fundación del pueblo y pronunció palabras de circunstancias.”“Durante su gestión de gobierno estableció por primera vez el régimen municipal y la justicia de paz electiva; mandó levantar el primer padrón cívico de electores.También bajo su administración se ensayó en el Chaco la aplicabilidad del sufragio universal en las elecciones comunales. Vedia gobernó estos territorios hasta el 31 de enero de 1875.” (Carlos López Piacentini: “Historia de la provincia del Chaco”, 1970, Tomo II, Pg. 37).

Publicado por C H A C O en 16:26

Etiquetas: Origen del Topónimo

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Canciller (del gobierno de Sarmiento) Mariano Varela: "LA VICTORIA NO DA DERECHOS"

La guerra llega a su fin

El incidente de Villa Occidental (noviembre de 1869)

Las contradicciones de la alianza argentino-brasileña comenzaron a manifestarse en la última etapa de la guerra contra Solano López. La Doctrina Varela constituyó el primer síntoma. A ésta siguió el incidente provocado en torno a los obrajes madereros de Villa Occidental, localidad ubicada frente a Asunción. El comando argentino, siguiendo los deseos del gobierno de Sarmiento de estimular la explotación maderera más allá del Pilcomayo y contando con el visto bueno del conde de Eu, había otorgado licencia para la instalación de obrajes en Villa Occidental.

   Río Branco, el ministro de relaciones exteriores del Imperio, se aprovechó de la situación para tratar de enemistar a los sobrevivientes paraguayos con el gobierno argentino, con el fin de impedir que éste reclamase el Chaco Boreal, tal como lo fijaba el tratado de la Triple Alianza que en su artículo 16º establecía:  

Para evitar las discusiones y guerras que traen consigo las cuestiones de límites, queda establecido que los aliados exigirán del gobierno del Paraguay á celebrar con los respectivos gobiernos tratados definitivos de límites bajo las bases siguientes:

El Imperio del Brasil se dividirá de la República del Paraguay por la línea del Río Apa, Cordilleras de Amambay y Maracayú, hasta el Salto de las Siete Caídas, y el Río Paraná.

La República Argentina se dividirá de la República del Paraguay por los ríos Paraná y Paraguay hasta encontrar los límites del Imperio del Brasil, los cuales son, en el Chaco, la Bahía Negra. (1)

Para conseguir su propósito, Río Branco hizo que el triunvirato paraguayo elevara una protesta formal ante el gobierno argentino. La respuesta, efectuada el 17 de noviembre de 1869, fue una notificación de los generales Julio de Vedia y Emilio Mitre declarando que el Chaco Boreal era argentino. Días después una guarnición militar ocupaba Villa Occidental e izaba la bandera argentina. Los periódicos paraguayos La Regeneración y El Pueblo clamaron contra "el atropello argentino". Estos acontecimientos constituyen para José María Rosa y Miguel Angel Scenna una muestra de la estrategia de la diplomacia imperial para obstaculizar la reclamación argentina de la parte que le correspondía según el tratado de la Triple Alianza, es decir del Chaco Boreal. (2)

   Pero, contra los pronósticos imperiales, esa reclamación argentina del Chaco Boreal estaría lejos de concretarse. El canciller Mariano Varela lanzaba su polémica Doctrina, quien, de manera abiertamente opuesta a los designios de Mitre de destruir a Paraguay como una entidad política autónoma, declaraba que "la victoria no da derechos". Era evidente que la experiencia de gobierno de Mitre y la misma guerra del Paraguay habían dejado un amargo cargo de conciencia a más de un liberal porteño. Es más: no entraba en los propósitos de Varela aprobar un acto tan impolítico como la ocupación de Villa Occidental por parte de las fuerzas argentinas antes de firmarse el tratado de paz que cerrase los problemas limítrofes y la misma guerra de la Triple Alianza. Contradecía la filosofía que animaba su Doctrina. Tampoco el ministro de guerra de Sarmiento, Gainza, estaba de acuerdo con la ocupación de Villa Occidental, y exigió informes al respecto a Mitre y de Vedia. Pero la ocupación de Villa Occidental continuó. Sarmiento, que había llegado al gobierno gracias al ejército, no estaba dispuesto a chocar con dos generales de prestigio como Emilio Mitre y Julio de Vedia. (3) 

Por decreto de Sarmiento y prescindiendo del Congreso, se creó la gobernación del Chaco, nombrándose al frente de la misma al general Julio de Vedia, cargo que fue aceptado por éste el 31 de enero de 1872. La disposición acarreó la inmediata protesta del gobierno de Asunción, que estaba digitado por el Imperio.
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Gral. Julio Fabián de Vedia Pérez's Timeline

1826
January 20, 1826
Buenos Aires, Argentina
1851
1851
Montevideo, Uruguay
1853
August 13, 1853
Montevideo, Uruguay
1854
1854
Montevideo, Montevideo, Uruguay
1857
October 2, 1857
Buenos Aires, Argentina
1858
August 13, 1858
Buenos Aires, Argentina
1862
1862
Buenos Aires, Argentina
1865
1865
Buenos Aires, Argentina
1870
February 10, 1870
Buenos Aires, Argentina