Maria del Carmen Mackenna Serrano

Don Adolfo Eastman Quiroga fue enviado por su padre, como buen inglés, a estudiar a Europa en 1848, donde se prepara en cuestiones mercantiles. Por sugerencia de su tío José Tomás, Adolfo se traslada a Alemania en 1852 a estudiar en la Escuela de Minas de Freinberg, Sajonia, hasta graduarse de ingeniero de minas. Cuando regresó a Chile, en 1856, fue nombrado segundo administrador de las minas de Tamaya, una montaña de cobre descubierta por José Tomás Urmeneta. Dos años más tarde, don Adolfo se casa con Manuela Urmeneta, hija de su tío José Tomás y prima por parte materna. Durante su vida fue diputado por el Departamento de Ovalle en representación del partido Liberal (1864). En los próximos períodos renovó su mandato por los departamentos de Quillota y Limache, donde su suegro se había hecho terrateniente. En 1882 fue elegido Senador por Valparaíso y en 1885 por Colchagua. Al producirse los acontecimientos preliminares de la Revolución de 1891, se plegó a la política presidencial con la cual mantuvo una firme lealtad. Además, le tocó presidir la Convención en que se proclamó candidato presidencial a don Claudio Vicuña (8 de marzo de 1891) y el Congreso Constituyente inaugurado el 20 de abril del mismo año. Fue diputado durante los gobiernos de Joaquín Pérez, Aníbal Pinto, Domingo Santa María y senador en los de José Manuel Balmaceda, Germán Riesco y Pedro Montt. Cuando su hogar fue arrasado por las turbas contrarias a José Manuel Balmaceda, se marchó a Europa fijando su residencia, primero, en París y luego en Barcelona. Constantemente subvencionó a la prensa balmacedista y concedió fondos para la publicación de las obras reinvindicadoras de la política que él había sustentado. Estimaba que Balmaceda era un gobernante de sanos propósitos, por lo que llegó a ser jefe del Movimiento de Opinión Liberal. Fue el primer Director de la Compañía Hachas y Escaleras No. 1 de Santiago de Chile creada el 4 de enero de 1864 en sustitución de la compañía Anglo-Chilena de Bomberos. Don Adolfo Eastman nace en Ovalle el 28 de Octubre de 1835. Su padre, como buen inglés, lo envió en 1848 a educarse a Inglaterra, donde estudió cuestiones mercantiles, Por consejo de su tío político, el Sr. Urmeneta, se traslado a Alemania en 1852 y se incorporó en la Escuela de Minas de Sajonia hasta graduarse en Ingeniería de minas. Al regresar a Chile en 1856, fue nombrado segundo administrador de las minas de Tamaya, una montaña de cobre descubierta por el señor Urmeneta. Dos años más tarde contraía matrimonio con Doña Manuela Urmeneta, hija del poderoso minero y prima suya por la línea materna. La fortuna batió sus alas de oro en torno de su vida y se lanzó a la arena pública. Salió de diputado por el departamento de Ovalle, como representante del Partido Liberal, en 1864, y en varios períodos siguientes renovó su mandato por los departamentos de Quillota y Limache, donde su suegro se había hecho terrateniente. En 1882 fue elegido senador por Valparaíso y en 1885 por Colchagua. Al producirse los acontecimientos preliminares de la revolución de 1891, se plegó a la política presidencial y la secundo con lealtad y decisión. Como una de las figuras dominantes de la época, le toco presidir la convención en que se proclamo candidato presidencial a Don Claudio Vicuña (8 de marzo de 1891) y el Congreso Constituyente inaugurado el 20 de abril. Placilla fue el preludio de su martirologio. Su hogar fue arrasado por las turbas. BAÑADOS ESPINOZA calcula en $278.000 los que le devoró el saqueo de su hogar. Marcho al ostracismo y recorrió una parte de Europa. Fijo especialmente su residencia en París y Barcelona. Donde quería que estuviese mandaba su óbolo a los que, como él, habían apurado el cáliz de la derrota. Subvencionó a la prensa balmacedista, y concedió fondos para la publicación de las obras reivindicadoras de la política que el había sustentado: Balmaceda y la Revolución de 1891, por BAÑADOS ESPINOZA y José Manuel Balmaceda por JOAQUIN VILLARINO. Su regreso al país en 1894 fue estimado como una fiesta cívica por sus copartidarios, que le ofrecieron un gran banquete de carácter político. En 1896 fue proclamado candidato a la presidencia, pero renunció la candidatura. El año siguiente fue elegido senador por la provincia de Coquimbo, y poco después la Cámara de Diputados lo nombraba consejero de Estado. En el año de 1884 contrajo segundas nupcias con la Sra. María del Carmen Mackenna, viuda de Opazo, una de las damas de mayores virtudes, capacidades y atractivos, de la sociedad chilena, Fue ella la esposa fiel y abnegada del Sr. Eastman. Hasta tal punto que sería injusticia elogiar al senador y consejero de Estado sin asociar a tales elogios a su digna compañera, con quien compartió las dichas y amarguras de los últimos 25 años de su existencia. De esa unión hubo una hija, que falleció a los pocos meses de nacida. El Sr. Eastman fue una gran figura nacional: Abnegado, generoso, hacia el bien sin ostentación, prodigaba por todas partes sus bondades y se fue del mundo sin haber tenido una queja contra los martirizadores de los últimos años de su existencia. Falleció sin dejar sucesión.