Ana de Mendoza de la Cerda y de Silva Cifuentes, Princess of Eboli, Duchess of Pastrana

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Ana de Mendoza de la Cerda y de Silva Cifuentes, Princess of Eboli, Duchess of Pastrana's Geni Profile

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About Ana de Mendoza de la Cerda y de Silva Cifuentes, Princess of Eboli, Duchess of Pastrana

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Ana de Mendoza de la Cerda y de Silva Cifuentes, conocida como la princesa de Éboli, (Cifuentes, 29 de junio de 1540 - Pastrana, 2 de febrero de 1592), fue una noble española. Fue II duquesa de Francavilla, II princesa de Mélito, II condesade Aliano y II marquesa de Algecilla por derecho propio, así como princesa de Éboli, marquesa de Diano, duquesa de Estremera y duquesa de Pastrana por su matrimonio con Ruy Gómez de Silva, aristócrata portugués Y valido de Felipe II..

Biografía Primeros años Ana de Mendoza pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de su época: la casa de Mendoza. Hija única del matrimonio entre Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda, virrey de Aragón, y María Catalina de Silva y Toledo, se casó a la edad de doce años (1552) con Ruy Gómez de Silva, por recomendación del príncipe Felipe, futuro Felipe II; su marido era príncipe de Éboli (ciudad ubicada en el Reino de Nápoles) y ministro del rey. Los compromisos de Ruy motivaron su presencia en Inglaterra, por lo que en los cinco primeros años de matrimonio apenas estuvieron tres meses los cónyuges juntos.

Fue una de las mujeres de más talento de su época, y se la consideró como una de las damas más hermosas de la corte española. Entre las teorías sobre la causa de la pérdida de su ojo derecho, la más respaldada es la que asegura que la princesa fue dañada por la punta de un florete manejado por un paje durante su infancia. Pero este dato no es claro; quizá no fuese tuerta sino estrábica, aunque hay pocos datos que mencionen dicho defecto físico. En cualquier caso, su defecto no restaba belleza a su rostro; su carácter altivo y su amor por el lujo se convirtieron en su mejor etiqueta de presentación, y ejerció una gran influencia en la corte.

Matrimonio e hijos Durante el periodo de su matrimonio la vida de Ana fue estable y no se le conocen andanzas ni problemas. Tuvieron diez hijos:

Diego (ca.1558-1563), muerto de niño. Ana de Silva y Mendoza (1560-1610), mujer de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Zúñiga, VII duque de Medina-Sidonia. Rodrigo de Silva y Mendoza, II duque de Pastrana (1562-1596). Matrimonio: Ana de Portugal y Borja. Pedro de Silva y Mendoza (ca. 1563), muerto de niño. Diego de Silva y Mendoza, marqués de Alenquer (1564-1630). Matrimonios: Luisa de Cárdenas y María Ana Sarmiento Villandrano de Ulloa, condesa de Salinas. Ruy de Silva y Mendoza, I marqués de La Eliseda (1565- 1616). Matrimonios: Ana de Aguilar, Jerónima Fernández de Hijar y Antonia Manrique de Lara, XI condesa de Castañeda. Fernando de Silva y Mendoza, luego Fray Pedro González de Mendoza, (1570-1639), arzobispo de Zaragoza María de Mendoza y María de Silva (ca. 1570): gemelas o mellizas, muertas de niñas. Ana de Silva y Mendoza (1573-1614), fue la última hija de la pareja y quien acompañó a su madre en los años de encierro.

Conflicto con Teresa de Jesús

Teresa de Jesús tuvo varios enfrentamientos con la princesa. Solicitó junto con su marido dos conventos de carmelitas en Pastrana. Entorpeció los trabajos porque quería que se construyesen según sus dictados, lo que provocó numerosos conflictos con monjas, frailes, y sobre todo con Teresa de Jesús, fundadora de las carmelitas descalzas. Ruy Gómez de Silva puso paz, pero cuando éste murió volvieron los problemas, ya que la princesa quería ser monja y que todas sus criadas también lo fueran. Le fue concedido a regañadientes por Teresa de Jesús y se la ubicó en una celda austera. Pronto se cansó de la celda y se fue a una casa en el huerto del convento con sus criadas. Allí tendría armarios para guardar vestidos y joyas, además de tener comunicación directa con la calle y poder salir a voluntad. Ante esto, por mandato de Teresa, todas las monjas se fueron del convento y abandonaron Pastrana, dejando sola a Ana. Ésta volvió de nuevo a su palacio de Madrid, no sin antes publicar una biografía tergiversada de Teresa, lo que produjo el alzamiento de escándalo de la Inquisición, que prohibió la obra durante diez años.

Tras la muerte de Ruy Gómez de Silva Tras la repentina muerte de Ruy Gómez de Silva en 1573, Ana se vio obligada a manejar su amplio patrimonio y durante el resto de su vida tuvo una existencia problemática. Gracias a sus influyentes apellidos consiguió una posición desahogada para sus hijos. Su hija mayor, Ana, casaría con Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Zúñiga, VII duque de Medina Sidonia; el siguiente, Rodrigo, heredaría el ducado de Pastrana; Diego sería duque de Francavilla, virrey de Portugal y marqués de Allenquer. A su hijo Fernando, ante la posibilidad de llegar a cardenal, le hicieron entrar en religión, pero escogió ser franciscano y cambió su nombre por el de Fray Pedro González de Mendoza (como su tatarabuelo el Gran Cardenal Mendoza), y llegaría a ser arzobispo.

La corte de Felipe II y sus intrigas Debido a su alta posición, mantenía relaciones cercanas con el entonces príncipe y luego rey Felipe II, lo que animó a varios a catalogarla como amante del rey, principalmente durante el matrimonio de éste con la joven Isabel de Valois, de la cual fue amiga. Lo que sí parece seguro es que, una vez viuda (1573) sostuvo relaciones con Antonio Pérez, secretario del rey. Antonio tenía la misma edad que ella y no se sabe realmente si lo suyo fue simplemente una cuestión de amor, de política o de búsqueda de un apoyo que le faltaba desde que muriera su marido. Estas relaciones fueron descubiertas por Juan de Escobedo, secretario de Juan de Austria (hijo natural del rey Carlos I),quien además mantenía contactos con los rebeldes holandeses. Antonio Pérez, temeroso de que revelase el secreto, le denunció ante el rey de graves manejos políticos y Escobedo apareció muerto a estocadas, de lo que la opinión pública acusóa Pérez; pero pasó un año hasta que el rey dispuso su detención. Los motivos de la intriga que llevaron al asesinato de Escobedo y a la caída de la princesa no son claros. Parece probable, junto a la posible revelación de la relación amorosa entre Ana y Antonio Pérez, también la existencia de otros motivos, como una intriga compleja de ambos acerca de la sucesión al trono vacante de Portugal y contra Juan de Austria en su intento de casarse con María Estuardo.

El encierro

Palacio Ducal de Pastrana, lugar del encierro de la princesa de Éboli. La princesa fue encerrada por Felipe II en 1579, primero en el Torreón de Pinto, luego en la fortaleza de Santorcaz y privada de la tutela de sus hijos y de la administración de sus bienes, para ser trasladada en 1581 a su Palacio Ducal de Pastrana, donde morirá atendida por su hija menor Ana de Silva (llamada Ana como la hija mayor de la Princesa, que tuvo dos hijas del mismo nombre, se haría monja luego) y tres criadas. Es muy conocido en dicho palacio el balcón enrejado que da a la plaza de la Hora, donde se asomaba la princesa melancólica. Tras la fuga de Antonio Pérez a Aragón en 1590, Felipe II mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.

No está tampoco muy claro el porqué de la actitud cruel de Felipe II para con Ana, quien en sus cartas llamaba "primo" al monarca y le pedía en una de ellas "que la protegiese como caballero". Felipe II se referiría a ella como "la hembra". Es curioso que mientras la actitud de Felipe hacia Ana era dura y desproporcionada, siempre protegió y cuidó de los hijos de ésta y su antiguo amigo Ruy. Felipe II nombró un administrador de sus bienes y más adelante llevaría las cuentas su hijo Fray Pedro ante la ausencia de sus hermanos.

Falleció en dicha localidad en 1592. Ana y Ruy están enterrados juntos en la Colegiata de Pastrana.

La princesa de Éboli, en cine y televisión En 1955 se realizó la primera película basada en la vida de Ana de Mendoza, a la que dio vida Olivia de Havilland, bajo el título precisamente de La Princesa de Éboli (1955), dirigida por Terence Young.

En 2008 se estrenó la película La conjura de El Escorial, dirigida por Antonio del Real y que narraba, con relativa fidelidad, las intrigas de Antonio Pérez y la Princesa de Éboli. Este último personaje fue interpretado por la actriz británica Julia Ormond.

Además, para televisión, el personaje fue interpretado por la actriz Marisa de Leza en el episodio titulado La tumultuosa Princesa de Eboli, de la serie Mujeres insólitas, y que se emitió por TVE el 15 de febrero de 1977. Para la serie de Teresa de Jesús, dirigida por Josefina Molina y emitida en 1984 por TVE-1, la actriz que encarnó en 2 de los episodios a la Princesa de Éboli fue Patricia Adriani.

Finalmente, el 18 de octubre de 2010, se estrenó una miniserie de dos episodios para televisión (Antena 3), con Belén Rueda al frente del reparto en el papel de la princesa, titulada La princesa de Éboli.

Bibliografía Alegre Carvajal, Esther (2014). «Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli, duquesa de Pastrana (Cifuentes, 1540-Pastrana, 1592». En Alegre Carvajal, Esther (Dir.). Damas de la Casa de Mendoza: Historias, leyendas y olvidos. Madrid: Polifemo. pp. 578-617. ISBN 978-84-16335-00-8. Ares, Nacho (2005). Éboli: secretos de la vida de Ana de Mendoza. Algaba. ISBN 84-961-0757-4. Fernández Álvarez, Manuel (2009). La princesa de Éboli. Espasa Calpe. ISBN 978-84-670-3034-1. Herrera Casado, Antonio (2000). La princesa de Éboli: una guía para descubrirla: un manual para seguir sus pasos por Castilla. Aache. ISBN 84-95179-39-3. O'Brien, Kate (1946; trad. de María José Rodellar, 1986). "That Lady" Esa Dama- La historia de la princesa de Éboli. Edhasa. ISBN 84-350-0525-9


GEDCOM Note

<p>Ana de Mendoza de la Cerda, princesa de Éboli, condesa de Mélito y duquesa de Pastrana. (Cifuentes, Guadalajara, 29 de junio de 1540 - † Pastrana, 2 de febrero de 1592), aristócrata española.</p><p><p></p></p><p><p>Biografía</p></p><p><p></p></p><p><p>Primeros años </p></p><p><p></p></p><p><p>Doña Ana pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de la época: los Mendoza. Hija única del matrimonio entre don Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda, virrey de Aragón y también de Cataluña, y doña Catalina de Silva, se casó a la edad de doce años (1552) con Ruy Gómez de Silva, por recomendación del príncipe Felipe, futuro Felipe II; su marido era príncipe de Éboli (ciudad ubicada en el Reino de Nápoles) y ministro del rey. Los compromisos de Ruy motivaron su presencia en Inglaterra por lo que los cinco primeros años de matrimonio, apenas estuvieron tres meses los cónyuges juntos.</p><p><p></p></p><p><p>Fue una de las mujeres de más talento de su época, y aunque perdió un ojo a causa de un entrenamiento de esgrima, se la estimaba como una de las damas más hermosas de la corte española. Entre las teorías que se barajan sobre la pérdida de su ojo derecho, la más respaldada es la que asegura que la princesa fue dañada por la punta de un florete manejado por un paje durante su infancia. Pero este dato no es claro, quizá no fuese tuertasino bizca, aunque hay pocos datos que mencionen dicho defecto físico. En cualquier caso, su defecto no restaba belleza a su rostro; su carácter altivo y su amor por el lujo se convirtieron en su mejor etiqueta de presentación, y ejerció una gran influencia en la corte.</p><p><p></p></p><p><p>Matrimonio e hijos </p></p><p><p></p></p><p><p>Durante el periodo de su matrimonio la vida de Ana fueestable y no se le conocen andanzas ni problemas. Tuvieron diez hijos:</p></p><p><p></p></p><p><p> * Diego (c.1558-1563) * Ana de Silva y Mendoza (1560-1610), mujer de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Zúñiga, VIII duque de Medina-Sidonia. * Rodrigo de Silva y Mendoza (1562-1596) * Pedro de Silva y Mendoza (c. 1563): Muerto de niño. * Diego de Silva y Mendoza (1564-1630) * Ruy de Silva y Mendoza (1565-¿?) * Fernando de Silva y Mendoza, luego Fray Pedro González de Mendoza (1570-1639) * María de Mendoza y María de Silva (c. 1570): gemelas o mellizas, muertas deniñas. * Ana de Silva y Mendoza (1573-1614)</p><p><p></p></p><p><p>Conflicto con Teresa de Jesús </p></p><p><p></p></p><p><p>Solicitó junto con su marido dos conventos de carmelitas en Pastrana. Entorpeció los trabajos porque quería que se construyesen según sus dictados, provocando así numerosos conflictos con monjas, frailes, y sobre todo con Teresa de Jesús, fundadora de las carmelitas descalzas. Ruy Gómez de Silva puso paz, pero cuando este murió volvieron los problemas, ya que la princesa quería ser monja y que todas sus criadas también lo fueran. Le fue concedido a regañadientes por Teresa de Jesús y se la ubicó en una celda austera. Pronto se cansó de esta celda y se fue a una casa ubicada en el huerto del convento con sus criadas. Allí tendría armarios para guardar sus lujosos vestidos y sus joyas, además de tener comunicación directa con la calle, pudiendo salir a voluntad. Ante esto, por mandato de Teresa, todas las monjas se fueron del convento y abandonaron Pastrana, dejando sóla a Ana. Ésta volvió de nuevo a su palacio de Madrid no sin antes publicar la autobiografía de Teresa de forma tergiversada, lo que produjo el alzamiento de escándalopor parte de la Inquisión que prohibió la obra durante diez años.</p><p><p></p></p><p><p>Tras la muerte de Ruy Gómez de Silva </p></p><p><p></p></p><p><p>Tras la repentina muerte de Ruy Gómez deSilva en 1573, Ana se vio obligada a disponer de un amplio patrimonio y durante el resto de su vida tuvo una existencia problemática. Gracias a su influyente apellido, consiguió una posición desahogada para sus hijos. Su hija mayor Ana casaría con el hijo del poderoso Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia; el siguiente, Rodrigo, heredaría el ducado de Pastrana; Diego sería duquede Francavilla, virrey de Portugal y marqués de Allenquer. A su hijo Fernando, ante la posibilidad de llegar a cardenal, le hicieron entrar en religión; pero éste escogió ser franciscano cambiando su nombre a Fray Pedro González de Mendoza (como su tatarabuelo el Gran Cardenal Mendoza) y llegaría a ser arzobispo.</p><p><p></p></p><p><p>La corte de Felipe II y sus intrigas </p></p><p><p></p></p><p><p>Debido a su alta posición, mantenía relaciones cercanas con el primero príncipe y luego rey Felipe II, lo que animó a varios a catalogarla como amante del rey, principalmente durante el matrimonio de éste con la joven Isabel de Valois, de la cual fue amiga. Lo que sí parece seguro es que, una vez viuda (1573) sostuvo relaciones con Antonio Pérez, secretario del rey. Antonio era seis años mayor que ella y no se sabe realmente si lo suyo fue simplemente una cuestión de amor, de política o de búsqueda de un apoyo que le faltaba desde que muriera su marido. Estas relaciones fueron descubiertas por Juan de Escobedo, secretario de don Juan de Austria, además de que mantenía contactos con los rebeldes holandeses. Antonio Pérez, temeroso de que revelase el secreto, la denunció ante el rey de graves manejos políticos y Escobedo apareció muerto a estocadas, de lo que la opinión pública acusó a Pérez, pero pasó un año hasta que el rey dispuso su detención. Los motivos de la intriga que llevaron al asesinato de Escobedo y a la caída de la princesa no son claros. Parece probable, junto a la posible revelación de la relación amorosa entre Ana y Antonio Pérez, también la existencia de otros motivos, como una intriga compleja de ambos acerca de la sucesión al trono vacante de Portugal y contra don Juan de Austria en su intento de casarse con María Estuardo.</p><p><p></p></p><p><p>El encierro </p></p><p><p></p></p><p><p>La princesa fue encerrada por Felipe II en 1579, primero en el Torreón de Pinto, luego en la fortaleza de Santorcaz y privada de latutela de sus hijos y de la administración de sus bienes, para ser trasladada en 1581 a su Palacio Ducal de Pastrana, donde morirá atendida por su hija menor Ana de Silva (llamada Ana como la hija mayor de la Princesa, se haría monja luego) y tres criadas. Es muy conocido en dicho palacio el balcón enrejado que da a la plaza de la Hora, donde se asomaba la princesa melancólica. Tras la fuga de Antonio Pérez a Aragón en 1590, Felipe II mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.Villa ducal de Pastrana, lugar del encierro de la princesa de Éboli</p><p><p></p></p><p><p>Noestá tampoco muy claro el porqué de la actitud cruel de Felipe II para con Ana, quien en sus cartas llamaba "primo" al monarca y le pedía en una de ellas "que la protegiese como caballero". FelipeII se referiría a ella como "la hembra". Es curioso que mientras la actitud de Felipe hacia Ana era dura y desproporcionada, siempre protegió y cuidó de los hijos de ésta y su antiguo amigo Ruy. Felipe II nombró un administrador de sus bienes y más adelante llevaría las cuentas su hijo Fray Pedro ante la ausencia de sus hermanos.</p><p><p></p></p><p>Falleció en dicha localidad en 1592. Ana y Ruy están enterrados juntos en la Colegiata de Pastrana.</p>

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<p>Doña Ana pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de la época: los Mendoza. </p><p>&nbsp</p><p>Hija única del matrimonio entre don Diego Hurtado-de-Mendoza y de la Cerda, virrey de Aragón y también de Cataluña, y doña Catalina de Silva, se casó a la edad de doce años (1552) con Ruy Gómez de Silva, por recomendación del príncipe Felipe, futuro Felipe II; su maridoera príncipe de Éboli (ciudad ubicada en el Reino de Nápoles) y ministro del rey. Los compromisos de Ruy motivaron su presencia en Inglaterra por lo que los cinco primeros años de matrimonio, apenas estuvieron tres meses los cónyuges juntos.</p><p>&nbsp</p><p>Fue una de las mujeres de más talento de su época, y aunque perdió un ojo a causa de un entrenamiento de esgrima, se la estimaba como una de las damas más hermosas de la corte española. Entre las teorías que se barajan sobre la pérdida de su ojo derecho, la más respaldada es la que asegura que la princesa fue dañada por la punta de un florete manejado por un paje durante su infancia. Pero este dato no es claro, quizá no fuese tuerta sino bizca, aunque hay pocos datos que mencionen dicho defecto físico. En cualquier caso, su defecto no restaba belleza a su rostro; su carácter altivo y su amor por el lujo se convirtieron en su mejor etiqueta de presentación, y ejerció una gran influencia en la corte.</p><p>&nbsp</p><p>Solicitó junto con su marido dos conventos de carmelitas en Pastrana. Entorpeció los trabajos porque quería que se construyesen según sus dictados, provocando así numerosos conflictos con monjas, frailes, y sobre todo con Teresa de Jesús, fundadora de las Carmelitas descalzas. Ruy Gómez de Silva puso paz, pero cuando este murió volvieron los problemas, ya que la princesa quería ser monja y que todas sus criadas también lo fueran. Le fue concedido a regañadientes por Teresa de Jesús y se la ubicó en una celda austera. Pronto se cansó de esta celda y se fue a una casa ubicadaen el huerto del convento con sus criadas. Allí tendría armarios para guardar sus lujosos vestidos y sus joyas, además de tener comunicación directa con la calle, pudiendo salir a voluntad. Ante esto, por mandato de Teresa, todas las monjas se fueron del convento y abandonaron Pastrana, dejando sola a Ana. Ésta volvió de nuevo a su palacio de Madrid, no sin antes publicar una autobiografíatergiversada de Teresa, lo que produjo el alzamiento de escándalo de la Inquisición, que prohibió la obra durante diez años.</p><p>&nbsp</p><p>Tras la repentina muerte de Ruy Gómez de Silva en 1573, Ana se vio obligada a disponer de su amplio patrimonio y durante el resto de su vida tuvo una existencia problemática. Gracias a su influyente apellido, consiguió una posición desahogada para sus hijos. Su hija mayor Ana casaría con Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Zúñiga, VII duque de Medina Sidonia; el siguiente, Rodrigo, heredaría el ducado de Pastrana; Diego sería duque de Francavilla, virrey de Portugal y marqués de Allenquer. A su hijo Fernando, ante la posibilidad de llegar a cardenal, le hicieron entrar en religión; pero éste escogió ser franciscano cambiando su nombre a Fray Pedro González de Mendoza (como su tatarabuelo el Gran Cardenal Mendoza) y llegaría a ser arzobispo.</p><p>&nbsp</p><p>Debido a su alta posición, mantenía relaciones cercanas con el primero príncipe y luego rey Felipe II, lo que animó a varios a catalogarla como amante del rey, principalmente durante el matrimonio de éste con la joven Isabel de Valois, de la cual fue amiga. Lo que sí parece seguro es que, una vez viuda (1573) sostuvo relaciones con Antonio Pérez, secretario del rey. Antonio era seis años mayor que ella y no se sabe realmente si lo suyo fue simplemente una cuestión de amor, de política o de búsqueda de un apoyo que le faltaba desde que muriera su marido. Estas relaciones fueron descubiertas por Juan de Escobedo, secretario de don Juan de Austria, además de que mantenía contactos con los rebeldes holandeses. Antonio Pérez, temeroso de que revelase el secreto, la denunció ante el rey de graves manejos políticos y Escobedo apareció muerto a estocadas, de lo que la opinión pública acusó a Pérez, pero pasó un año hasta que el rey dispuso su detención. Los motivos de la intriga que llevaron al asesinato de Escobedo y a la caída de la princesa no son claros. Parece probable, junto a la posible revelación de la relación amorosa entre Ana y Antonio Pérez, también la existencia de otros motivos, como una intriga compleja de ambos acerca de la sucesión al trono vacante de Portugal y contra don Juan de Austria en su intento de casarse con María Estuardo.</p><p>&nbsp</p><p>La princesa fue encerrada por Felipe II en 1579, primero en el Torreón de Pinto, luego en la fortaleza de Santorcaz y privada de la tutela de sus hijos y de la administración de sus bienes, para ser trasladada en 1581 a su Palacio Ducal de Pastrana, donde morirá atendida por su hija menor Ana de Silva (llamada Ana como la hija mayor de la Princesa, se haría monja luego) y tres criadas. Es muy conocido en dicho palacio el balcón enrejado que da a la plaza de la Hora, donde se asomaba la princesa melancólica. Tras la fuga de Antonio Pérez a Aragón en 1590, Felipe II mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.</p><p>&nbsp</p><p>No está tampoco muy claro el porqué de la actitud cruel de Felipe II para con Ana, quien en sus cartas llamaba "primo" al monarca y le pedía en una de ellas "que la protegiese como caballero". Felipe II se referiría a ella como "la hembra". Es curioso que mientras la actitud de Felipe hacia Ana era dura y desproporcionada, siempre protegió y cuidó de los hijos de ésta y su antiguo amigo Ruy. Felipe II nombró un administrador de sus bienes y más adelante llevaría las cuentas su hijo Fray Pedro ante la ausencia de sus hermanos.</p><p>&nbsp</p><p>Falleció en dicha localidad en 1592. Ana y Ruy están enterrados juntos en la Colegiata de Pastrana.</p>

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<p>Doña Ana pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de la época: los Mendoza. </p><p><p></p></p><p><p>&nbsp</p></p><p><p></p></p><p><p>Hija única del matrimonio entre don DiegoHurtado-de-Mendoza y de la Cerda, virrey de Aragón y también de Cataluña, y doña Catalina de Silva, se casó a la edad de doce años (1552) con Ruy Gómez de Silva, por recomendación del príncipe Felipe, futuro Felipe II; su marido era príncipe de Éboli (ciudad ubicada en el Reino de Nápoles) y ministro del rey. Los compromisos de Ruy motivaron su presencia en Inglaterra por lo que los cinco primeros años de matrimonio, apenas estuvieron tres meses los cónyuges juntos.</p><p><p></p></p><p><p>&nbsp</p></p><p><p></p></p><p><p>Fue una de las mujeres de más talento de su época, y aunque perdió un ojo a causa de un entrenamiento de esgrima, se la estimaba como una de las damas más hermosas de la corte española. Entre las teorías que se barajan sobre la pérdida de su ojo derecho, la más respaldada es la que asegura que la princesa fue dañada por la punta de un florete manejado por un paje durante su infancia. Pero este dato no es claro, quizá no fuese tuerta sino bizca,aunque hay pocos datos que mencionen dicho defecto físico. En cualquier caso, su defecto no restaba belleza a su rostro; su carácter altivo y su amor por el lujo se convirtieron en su mejor etiqueta de presentación, y ejerció una gran influencia en la corte.</p><p><p></p></p><p><p>&nbsp</p></p><p><p></p></p><p><p>Solicitó junto con su marido dos conventos de carmelitas en Pastrana. Entorpeció los trabajos porque quería que se construyesen según sus dictados, provocando así numerosos conflictos con monjas, frailes, y sobre todo con Teresa de Jesús, fundadora de las Carmelitas descalzas. Ruy Gómez de Silva puso paz, pero cuando este murió volvieron los problemas, ya que la princesa quería ser monja y que todas sus criadas también lo fueran. Le fue concedido a regañadientes por Teresa de Jesús y se la ubicó en una celda austera. Pronto se cansó de esta celda y se fue a una casa ubicada en el huerto del convento con sus criadas. Allí tendría armarios para guardar sus lujosos vestidos y sus joyas, además de tener comunicación directa con la calle, pudiendo salir a voluntad. Ante esto, por mandato de Teresa, todas las monjas se fueron del convento y abandonaron Pastrana, dejando sola a Ana. Ésta volvió de nuevo a su palacio de Madrid, no sin antes publicar una autobiografía tergiversada de Teresa, lo que produjo el alzamiento de escándalo de la Inquisición, que prohibió la obra durante diez años.</p><p><p></p></p><p><p>&nbsp</p></p><p><p></p></p><p><p>Tras la repentina muerte de Ruy Gómez de Silva en 1573, Ana se vio obligada a disponer de su ampliopatrimonio y durante el resto de su vida tuvo una existencia problemática. Gracias a su influyente apellido, consiguió una posición desahogada para sus hijos. Su hija mayor Ana casaría con AlonsoPérez de Guzmán el Bueno y Zúñiga, VII duque de Medina Sidonia; el siguiente, Rodrigo, heredaría el ducado de Pastrana; Diego sería duque de Francavilla, virrey de Portugal y marqués de Allenquer. A su hijo Fernando, ante la posibilidad de llegar a cardenal, le hicieron entrar en religión; pero éste escogió ser franciscano cambiando su nombre a Fray Pedro González de Mendoza (como su tatarabuelo el Gran Cardenal Mendoza) y llegaría a ser arzobispo.</p><p><p></p></p><p><p>&nbsp</p></p><p><p></p></p><p><p>Debido a su alta posición, mantenía relaciones cercanas con el primero príncipe y luego rey Felipe II, lo que animó a varios a catalogarla como amante del rey, principalmente durante el matrimonio de éste con la joven Isabel de Valois, de la cual fue amiga. Lo que sí parece seguro es que, una vez viuda (1573) sostuvo relaciones con Antonio Pérez, secretario del rey. Antonio era seis años mayor que ella y no se sabe realmente si lo suyo fue simplemente una cuestión de amor, de política o de búsqueda de un apoyo que le faltaba desde que muriera su marido. Estas relaciones fueron descubiertas por Juan de Escobedo, secretario de don Juan de Austria, además de que mantenía contactos con los rebeldes holandeses. Antonio Pérez, temeroso de que revelase el secreto, la denunció ante el rey de graves manejos políticos y Escobedo apareció muerto a estocadas, de lo que la opinión pública acusó a Pérez, pero pasó un año hasta que el rey dispuso su detención. Los motivos de la intriga que llevaron al asesinato de Escobedo y a la caída de la princesa no son claros. Parece probable, junto a la posible revelación de la relación amorosa entre Ana y Antonio Pérez, también la existencia de otros motivos, como una intriga compleja de ambos acerca de la sucesión al trono vacante de Portugal y contra don Juan de Austria en su intento de casarse con María Estuardo.</p><p><p></p></p><p><p>&nbsp</p></p><p><p></p></p><p><p>La princesa fue encerrada por Felipe II en 1579, primero en el Torreón de Pinto, luego en la fortaleza de Santorcaz y privada de la tutela de sus hijos y de la administración de sus bienes, para ser trasladada en 1581 a su Palacio Ducal de Pastrana, donde morirá atendida por su hija menor Ana de Silva (llamada Ana como la hija mayor de la Princesa, se haría monja luego) y tres criadas. Es muy conocido en dicho palacio el balcón enrejado que da a la plaza de la Hora, donde se asomaba la princesa melancólica. Tras la fuga de Antonio Pérez a Aragón en 1590, Felipe II mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.</p><p><p></p></p><p><p>&nbsp</p></p><p><p></p></p><p><p>No está tampoco muy claro el porqué de la actitud cruel de Felipe II para con Ana, quien en sus cartas llamaba "primo" al monarca y le pedía en una de ellas "que la protegiese como caballero". Felipe II se referiría a ella como "la hembra". Es curioso que mientras la actitud de Felipe hacia Ana era dura y desproporcionada, siempre protegió y cuidó de los hijos de ésta y su antiguo amigo Ruy. Felipe II nombró un administrador de sus bienes y más adelante llevaría las cuentas su hijo Fray Pedro ante la ausencia de sus hermanos.</p><p><p></p></p><p><p>&nbsp</p></p><p><p></p></p><p>Falleció en dicha localidad en 1592. Ana y Ruy están enterrados juntos en la Colegiata de Pastrana.</p>

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Acerca de Ana de Mendoza de la Cerda y de Silva Cifuentes, Princesa de Éboli, Condesa de Mélito y Duquesa de Pastrana (Español)

Árboles de Costados de Gran Parte de Las Primeras Casas de Estos Reynos: Cuyos Dueños Vivian en El Año De 1683



https://es.wikipedia.org/wiki/Ana_de_Mendoza_de_la_Cerda

Ana de Mendoza de la Cerda y de Silva Cifuentes, conocida como la princesa de Éboli, (Cifuentes, 29 de junio de 1540 - Pastrana, 2 de febrero de 1592), fue una noble española. Fue II duquesa de Francavilla, II princesa de Mélito, II condesa de Aliano y II marquesa de Algecilla por derecho propio, así como princesa de Éboli, marquesa de Diano, duquesa de Estremera y duquesa de Pastrana por su matrimonio con Ruy Gómez de Silva, aristócrata portugués Y valido de Felipe II..

Biografía Primeros años Ana de Mendoza pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de su época: la casa de Mendoza. Hija única del matrimonio entre Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda, virrey de Aragón, y María Catalina de Silva y Toledo, se casó a la edad de doce años (1552) con Ruy Gómez de Silva, por recomendación del príncipe Felipe, futuro Felipe II; su marido era príncipe de Éboli (ciudad ubicada en el Reino de Nápoles) y ministro del rey. Los compromisos de Ruy motivaron su presencia en Inglaterra, por lo que en los cinco primeros años de matrimonio apenas estuvieron tres meses los cónyuges juntos.

Fue una de las mujeres de más talento de su época, y se la consideró como una de las damas más hermosas de la corte española. Entre las teorías sobre la causa de la pérdida de su ojo derecho, la más respaldada es la que asegura que la princesa fue dañada por la punta de un florete manejado por un paje durante su infancia. Pero este dato no es claro; quizá no fuese tuerta sino estrábica, aunque hay pocos datos que mencionen dicho defecto físico. En cualquier caso, su defecto no restaba belleza a su rostro; su carácter altivo y su amor por el lujo se convirtieron en su mejor etiqueta de presentación, y ejerció una gran influencia en la corte.

Matrimonio e hijos Durante el periodo de su matrimonio la vida de Ana fue estable y no se le conocen andanzas ni problemas. Tuvieron diez hijos:

Diego (ca.1558-1563), muerto de niño. Ana de Silva y Mendoza (1560-1610), mujer de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Zúñiga, VII duque de Medina-Sidonia. Rodrigo de Silva y Mendoza, II duque de Pastrana (1562-1596). Matrimonio: Ana de Portugal y Borja. Pedro de Silva y Mendoza (ca. 1563), muerto de niño. Diego de Silva y Mendoza, marqués de Alenquer (1564-1630). Matrimonios: Luisa de Cárdenas y María Ana Sarmiento Villandrano de Ulloa, condesa de Salinas. Ruy de Silva y Mendoza, I marqués de La Eliseda (1565- 1616). Matrimonios: Ana de Aguilar, Jerónima Fernández de Hijar y Antonia Manrique de Lara, XI condesa de Castañeda. Fernando de Silva y Mendoza, luego Fray Pedro González de Mendoza, (1570-1639), arzobispo de Zaragoza María de Mendoza y María de Silva (ca. 1570): gemelas o mellizas, muertas de niñas. Ana de Silva y Mendoza (1573-1614), fue la última hija de la pareja y quien acompañó a su madre en los años de encierro.

Conflicto con Teresa de Jesús

Teresa de Jesús tuvo varios enfrentamientos con la princesa. Solicitó junto con su marido dos conventos de carmelitas en Pastrana. Entorpeció los trabajos porque quería que se construyesen según sus dictados, lo que provocó numerosos conflictos con monjas, frailes, y sobre todo con Teresa de Jesús, fundadora de las carmelitas descalzas. Ruy Gómez de Silva puso paz, pero cuando éste murió volvieron los problemas, ya que la princesa quería ser monja y que todas sus criadas también lo fueran. Le fue concedido a regañadientes por Teresa de Jesús y se la ubicó en una celda austera. Pronto se cansó de la celda y se fue a una casa en el huerto del convento con sus criadas. Allí tendría armarios para guardar vestidos y joyas, además de tener comunicación directa con la calle y poder salir a voluntad. Ante esto, por mandato de Teresa, todas las monjas se fueron del convento y abandonaron Pastrana, dejando sola a Ana. Ésta volvió de nuevo a su palacio de Madrid, no sin antes publicar una biografía tergiversada de Teresa, lo que produjo el alzamiento de escándalo de la Inquisición, que prohibió la obra durante diez años.

Tras la muerte de Ruy Gómez de Silva Tras la repentina muerte de Ruy Gómez de Silva en 1573, Ana se vio obligada a manejar su amplio patrimonio y durante el resto de su vida tuvo una existencia problemática. Gracias a sus influyentes apellidos consiguió una posición desahogada para sus hijos. Su hija mayor, Ana, casaría con Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Zúñiga, VII duque de Medina Sidonia; el siguiente, Rodrigo, heredaría el ducado de Pastrana; Diego sería duque de Francavilla, virrey de Portugal y marqués de Allenquer. A su hijo Fernando, ante la posibilidad de llegar a cardenal, le hicieron entrar en religión, pero escogió ser franciscano y cambió su nombre por el de Fray Pedro González de Mendoza (como su tatarabuelo el Gran Cardenal Mendoza), y llegaría a ser arzobispo.

La corte de Felipe II y sus intrigas Debido a su alta posición, mantenía relaciones cercanas con el entonces príncipe y luego rey Felipe II, lo que animó a varios a catalogarla como amante del rey, principalmente durante el matrimonio de éste con la joven Isabel de Valois, de la cual fue amiga. Lo que sí parece seguro es que, una vez viuda (1573) sostuvo relaciones con Antonio Pérez, secretario del rey. Antonio tenía la misma edad que ella y no se sabe realmente si lo suyo fue simplemente una cuestión de amor, de política o de búsqueda de un apoyo que le faltaba desde que muriera su marido. Estas relaciones fueron descubiertas por Juan de Escobedo, secretario de Juan de Austria (hijo natural del rey Carlos I), quien además mantenía contactos con los rebeldes holandeses. Antonio Pérez, temeroso de que revelase el secreto, le denunció ante el rey de graves manejos políticos y Escobedo apareció muerto a estocadas, de lo que la opinión pública acusó a Pérez; pero pasó un año hasta que el rey dispuso su detención. Los motivos de la intriga que llevaron al asesinato de Escobedo y a la caída de la princesa no son claros. Parece probable, junto a la posible revelación de la relación amorosa entre Ana y Antonio Pérez, también la existencia de otros motivos, como una intriga compleja de ambos acerca de la sucesión al trono vacante de Portugal y contra Juan de Austria en su intento de casarse con María Estuardo.

El encierro

Palacio Ducal de Pastrana, lugar del encierro de la princesa de Éboli. La princesa fue encerrada por Felipe II en 1579, primero en el Torreón de Pinto, luego en la fortaleza de Santorcaz y privada de la tutela de sus hijos y de la administración de sus bienes, para ser trasladada en 1581 a su Palacio Ducal de Pastrana, donde morirá atendida por su hija menor Ana de Silva (llamada Ana como la hija mayor de la Princesa, que tuvo dos hijas del mismo nombre, se haría monja luego) y tres criadas. Es muy conocido en dicho palacio el balcón enrejado que da a la plaza de la Hora, donde se asomaba la princesa melancólica. Tras la fuga de Antonio Pérez a Aragón en 1590, Felipe II mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.

No está tampoco muy claro el porqué de la actitud cruel de Felipe II para con Ana, quien en sus cartas llamaba "primo" al monarca y le pedía en una de ellas "que la protegiese como caballero". Felipe II se referiría a ella como "la hembra". Es curioso que mientras la actitud de Felipe hacia Ana era dura y desproporcionada, siempre protegió y cuidó de los hijos de ésta y su antiguo amigo Ruy. Felipe II nombró un administrador de sus bienes y más adelante llevaría las cuentas su hijo Fray Pedro ante la ausencia de sus hermanos.

Falleció en dicha localidad en 1592. Ana y Ruy están enterrados juntos en la Colegiata de Pastrana.

La princesa de Éboli, en cine y televisión En 1955 se realizó la primera película basada en la vida de Ana de Mendoza, a la que dio vida Olivia de Havilland, bajo el título precisamente de La Princesa de Éboli (1955), dirigida por Terence Young.

En 2008 se estrenó la película La conjura de El Escorial, dirigida por Antonio del Real y que narraba, con relativa fidelidad, las intrigas de Antonio Pérez y la Princesa de Éboli. Este último personaje fue interpretado por la actriz británica Julia Ormond.

Además, para televisión, el personaje fue interpretado por la actriz Marisa de Leza en el episodio titulado La tumultuosa Princesa de Eboli, de la serie Mujeres insólitas, y que se emitió por TVE el 15 de febrero de 1977. Para la serie de Teresa de Jesús, dirigida por Josefina Molina y emitida en 1984 por TVE-1, la actriz que encarnó en 2 de los episodios a la Princesa de Éboli fue Patricia Adriani.

Finalmente, el 18 de octubre de 2010, se estrenó una miniserie de dos episodios para televisión (Antena 3), con Belén Rueda al frente del reparto en el papel de la princesa, titulada La princesa de Éboli.

Bibliografía Alegre Carvajal, Esther (2014). «Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli, duquesa de Pastrana (Cifuentes, 1540-Pastrana, 1592». En Alegre Carvajal, Esther (Dir.). Damas de la Casa de Mendoza: Historias, leyendas y olvidos. Madrid: Polifemo. pp. 578-617. ISBN 978-84-16335-00-8. Ares, Nacho (2005). Éboli: secretos de la vida de Ana de Mendoza. Algaba. ISBN 84-961-0757-4. Fernández Álvarez, Manuel (2009). La princesa de Éboli. Espasa Calpe. ISBN 978-84-670-3034-1. Herrera Casado, Antonio (2000). La princesa de Éboli: una guía para descubrirla: un manual para seguir sus pasos por Castilla. Aache. ISBN 84-95179-39-3. O'Brien, Kate (1946; trad. de María José Rodellar, 1986). "That Lady" Esa Dama - La historia de la princesa de Éboli. Edhasa. ISBN 84-350-0525-9.

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Ana de Mendoza de la Cerda y de Silva Cifuentes, Princess of Eboli, Duchess of Pastrana's Timeline

1540
June 29, 1540
Cifuentes, Guadalajara, España (Spain)
1553
1553
Chamusca, Portugal
1558
1558
Madrid, Spain
1560
1560
Madrid, Spain
1561
May 1561
Madrid, España (Spain)
1563
1563
Madrid, Spain
1564
1564
Madrid, Spain
1565
1565
Madrid, Spain
1570
1570
Madrid, Spain