Esperanza Rueda y Toda de Soria

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Esperanza Rueda Toda de Soria

Spanish: Esperanza de Rueda
Birthdate:
Birthplace: Épila, Zaragoza, Aragón, España (Spain)
Death: April 26, 1592 (56-57)
Santiago, Chile (asesinada)
Immediate Family:

Daughter of Pedro Ortiz de Rueda and María Toda de Soria
Wife of Pedro de Miranda y Bidela, Conquistador de Chile and Jerónimo de Alderete Mercado, Conquistador de Chile
Mother of Juana Miranda Rueda; Pedro Segundo de García Miranda Bideba Rueda Toda la Soria; Ana Miranda Rueda; Mariana Miranda Rueda and Francisca Miranda Rueda
Sister of Joaquín Rueda Toda de Soria and Maria Rueda Toda de Soria
Half sister of Juan Cola

Managed by: Guido Alberto Espoz Rivero, Sr.
Last Updated:

About Esperanza Rueda y Toda de Soria

Esperanza de Rueda [venida a Chile con un cortejo numeroso de parientes 1555; viuda, por Real cédula del 29 octubre 1556 indica al Gobernador de Chile a que le encomiende los indios que poseyó su marido; sucesora de su marido en la Encomienda de Toltén testó en Santiago marzo 1592 sin dejar descendencia.

www.genealog.cl


Doña Esperanza Rueda y su misteriosa vida
Una de las figuras claves dentro de los mitos y leyendas que giran en torno a Lo Miranda,
fue doña Esperanza Rueda, la esposa de don Pedro. Su trayectoria está asociada, en las
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tradiciones orales del lugar, con los atributos de la violencia y el asesinato. Igual que a la otra
mujer destacada de aquel tiempo, la Quintrala, doña Esperanza fue acusada de utilizar
métodos violentos para saciar sus apetitos de venganza, celos y odios personales. Los mitos
locales la presentan como una mujer celosa, abandonada por el marido en España natal.
Mientras ella debió permanecer en la península, su esposo, don Pedro de Miranda, viajaba a
Chile, y se amancebaba con una mujer indígena, nativa del Valle de Cachapoal. Según los
mitos locales, esta mujer era hija de un toqui de Copequén, y a partir de esta unión, se forjó
un lazo de concordia entre los conquistadores y los promaucaes o picunches asentados en
aquel territorio. Pero las noticias vuelan y no tardaron en llegar a oídos de doña Esperanza.
Despechada por el nuevo amor de su marido, la mujer resolvió viajar a Chile en busca de
venganza. Para ello contrató a unos sicarios, los cuales habrían asesinado a la amante de don
Pedro de Miranda. Como resultado de este crimen se habría roto la paz y concordia entre
españoles e indígenas en el Valle del Cachapoal.
Este relato tiene un paralelismo notable con el de la Quintrala. Las mujeres se presentan como
violentas y despiadadas; capaces de usar la fuerza para imponer su voluntad de los demás.
La figura femenina se demoniza, como portadora de una acción irracional, movida por
poderes oscuros, sedientos de sangre y venganza.
Sin embargo, la evidencia histórica muestra una imagen muy diferente de aquellos mitos.
Doña Esperanza nació, efectivamente en España; pero allí nunca se casó con don Pedro de
Miranda. Ella fue la legitima esposa de otro conquistador, don Jerónimo de Alderete. Con
don Pedro, solo se casó en segundas nupcias, cuando ella ya vivía en Chile. Ella vivió junto
a don Pedro durante más de 15 años, a lo largo de los cuales, le dio cinco hijos.
Tampoco es verdad que doña Esperanza haya utilizado medios crueles para asesinar a una
mujer del Valle de Cachaopal por celos y sed de venganza. Al contrario, ella tuvo vínculos
con esos pueblos, y procuró protegerlos y animarlos. Concretamente, tras el fallecimiento de
su primer marido, don Jerónimo de Alderete, doña Esperanza se hizo cargo del repartimiento
de indios de Tango y de los promaucaes “en términos de la ciudad de Santiago”. Como se
sabe los promaucaes eran los mismos que los picunches y se encontraban entre los valles del
Cachapoal y el Tinguiririca. Durante ocho años (1557-1565), doña Esperanza se benefició
del trabajo de esos pueblos originarios para el progreso de sus haciendas. Ella juzgó que, a
cambio de esas tareas, ella no les había ofrecido suficientes compensaciones, motivo por el
cual resolvió entregarles una suma importante de dinero. En efecto, por medio de una
escritura pública, fechada el 6 de diciembre de 1564, doña Esperanza ordenó entregar a aquel
grupo de promaucaes la suma de $1.000. No fue ello resultado de una orden judicial ni de
otra forma de presión externa; fue simplemente “para el descargo de su conciencia”, es decir,
por su sensibilidad social.
2
La evidencia documental muestra que doña Esperanza Rueda no era una europea cruel e
insensible. Todo lo contrario: se preocupaba por el sufrimiento de los pueblos indígenas, y

2 Archivo Nacional Histórico. Escribanos de Santiago Tomo I, Legajo II (73-73v).
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se esforzaba por confrontarlos y mejorarles las condiciones de vida. De todos modos, las
rígidas normas de moral sexual y matrimonial vigentes en aquella época, la pusieron en un
dilema. Todavía no llegaban los tiempos del amor romántico, fundado en la libre elección de
los contrayentes. En el rígido sistema del Antiguo Régimen Colonial, los casamientos no se
celebraban por el amor de los esposos, sino como resultado de los acuerdos entre los padres
y sus intereses políticos, económicos y sociales. En este contexto, doña Esperanza Rueda
accedió a casarse con don Pedro de Miranda, como parte del proceso de la conquista. Por
este mismo motivo, estas parejas tenían vínculos débiles, apenas apoyados en las presiones
externas; grande era entonces el contraste con el mundo del amor que surgía de los contactos
menos reglamentados, en el territorio de la ruralidad.
Las tensiones que culminaron en las vísperas rojas, se encuadran justamente dentro de este
contexto, signado por la presión externa sobre la vida privada de las personas. En este caso,
los hechos de sangre no fueron resultados de un proceso premeditado y alevoso, perpetrado
por una esposa celosa y cruel. El autor de los crímenes no fue un sicario contratado por ella;
al contrario, fue un miembro de la familia, que no tenía motivos para desear al mal de sus
seres queridos. El episodio tuvo muchos elementos accidentales. Pero en la base de los
hechos hubo un ambiente de tensión, generado precisamente, por los celas de una mujer hacia
su hijastra mestiza; y la actitud de condenar lo que en aquel tiempo se llamaban “los hijos
del pecado”.
Otro de los miembros importantes de este linaje con cargos en la zona fue Jerónimo de
Cisternas y Miranda. Nació en La Serena (1588) y fue encomendero en la ciudad de
Mendoza. Se destacó como figura política de Chile en su época. Se desempeñó como
Corregidor, tanto en Colchagua como en La Serena. En efecto fue nombrado corregidor de
Colchagua por el gobernador Luis Fernández de Córdoba (desde el 29 de abril de 1625 hasta
el 12 de abril de 1627). Luego fue corregidor de La Serena (1636). Testó en La Serena el 1°
de abril de 16723
.
El resto de su descendencia conocida vivió en La Serena, donde continuaron usando el
apellido Miranda, que se traspasó por línea materna. Casi todos los Miranda conocidos de la
segunda mitad del siglo XVII son de La Serena y alrededores (Retamal et. al., 2000). Pero
los descendientes más importantes son los de Doña Luisa de Miranda, nieta de Pedro de
Miranda, quién fue encomendera de Copequén, con dos de sus maridos, un hijo, un nieto y
un bisnieto, la descendencia de sus maridos de apellidos Guzmán y Ramírez, terminó
enseñoreándose de las tierras encerradas entre el Cachapoal, el camino al sur y los cerros de
Corcolén y Tagua Tagua (Celis, 1986)

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Esperanza Rueda y Toda de Soria's Timeline

1535
1535
Épila, Zaragoza, Aragón, España (Spain)
1554
1554
Santiago de Chile
1561
1561
Santiago, Chile
1567
1567
Santiago, Chile
1592
April 26, 1592
Age 57
Santiago, Chile
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