Urraca la Asturiana Alfonso de Castilla

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Urraca Alfonso "la Asturiana" (Wikipedia)

(Pelúgano, Aller, Asturias, 1133 – † Palencia, 1189).[1] Reina consorte de Pamplona por su matrimonio con el rey García Ramírez de Pamplona. Era hija ilegítima de Alfonso VII el Emperador, rey de Castilla y León, y de Gontroda Petri, hija del conde Pedro Díaz.

Hija ilegítima del rey Alfonso VII de Castilla y Gontroda Petri, nació en el año 1133, fruto de la relación que sus padres mantuvieron en el Castillo de Soto. Fue separada de su familia materna e instruida por su tía paterna, la infanta Sancha Raimúndez, hermana de Alfonso VII el Emperador, quien era la Dómina del Infantado, y ostentaba el título de reina, que le fue concedido por su hermano. Urraca Alfonso fue la primogénita de los hijos de Alfonso VII el Emperador, ya que su hermano Sancho III el Deseado, que llegaría a ser rey de Castilla, e hijo de Alfonso VII con la reina Berenguela de Barcelona, no nacería hasta 1134.

Matrimonio con García Ramírez de Pamplona

El 24 de junio de 1144 se celebró en la ciudad León el matrimonio entre Urraca Alfonso y el rey García Ramírez de Pamplona. Según refiere la Chronica Adefonsi Imperatoris:

El emperador envió legados a los condes, príncipes y duques del reino para que vinieran con toda su milicia a las nupcias reales. La noticia complació a todos, especialmente a los asturianos y a los hombres de Tineo; y obedeciendo la orden del monarca vinieron a las bodas con espléndida comitiva [...]

El aposento nupcial había sido preparado por la Infanta doña Sancha en los palacios reales, ubicados en San Pelayo. Alrededor de dicho aposento pululaba una multitud ingente de histriones, de mujeres y doncellas, cantando acompañados de aparatos de viento, trompetas, cítaras, laúdes y toda suerte de instrumentos.

El Emperador y el rey García estaban sentados en un trono regio elevado a las puertas del palacio imperial; los obispos y los abades, los condes, los duques y los príncipes, en asientos preparados en torno a los soberanos. Caballeros llegados de diversas partes de España atraídos por la fama de los festejos, haciendo correr a sus caballos aguijoneándolos con las espuelas, golpeaban unos tableros preparados al efecto con lanzas, según la costumbre de la tierra, para exhibir así su pericia y su valor juntamente con el de las cabalgaduras. Otros mataban con venablos toros enfurecidos por el ladrido de los perros. Por último, dejaron en medio del ferial a un cerdo para que los hombres con los ojos vendados se apoderaran de él matándole. Los «cazadores», apresurándose a dar muerte al animal, se golpeaban y herían mutuamente, entre el delirio de los espectadores. Y hubo así gran fiesta en aquella ciudad y bendecían a Dios que conducía todas las cosas por buen camino.

Estas bodas se celebraron en la era centésima octogésima segunda después de la milésima, el mes de junio.

Reina de Asturias

En 1150, después de 6 años de matrimonio, falleció su esposo el rey García Ramírez de Pamplona. La reina Urraca regresó entonces al reino de Castilla y León, siéndole condedido por su padre el gobierno de Asturias, con título de reina, título que Alfonso VII el Emperador había concedido a su hermana, la infanta Sancha Raimúndez, y a sus hijos Sancho y Fernando.

En Oviedo tuvo como residencia el palacio de Alfonso II el Casto, que se hallaba junto a la catedral de Oviedo. Su padre le dio propiedades, entre ellas el séñorío de Aller. La reina Urraca gobernó Asturias entre los años 1153 y 1164, es decir, conservó el poder aún después de la defunción de su padre, acaecida en 1157. Desde 1153, en su corte de Oviedo, gobernó la región respetando el poder de su padre primero y de su hermano Fernando II de León después, reino en el que permaneció la región de Asturias. En este periodo destacó por su generosidad con la iglesia asturiana, a la que hizo numerosas donaciones, destacando las realizadas a la Catedral de Oviedo, así como las que hizo al monasterio de San Pelayo de Oviedo.

Por otra parte, colaboró con su madre en la fundación del Monasterio de Santa María de la Vega, situado en las cercanías de Oviedo, actualmente en estado ruinoso, en el que su madre, Gontroda Petri, recibió sepultura, en un sepulcro de piedra que actualmente se conserva en el Museo Arqueológico de Asturias.

Se desconoce la fecha exacta de defunción de la reina Urraca Alfonso, pues, mientras algunos cronistas sitúan su fallecimiento en el año 1164, y señalan que falleció el día 26 de octubre de dicho año, otros argumentan que la reina Urraca no murió hasta el año 1189, a pesar de que los Anales Toledanos situaron su defunción en el año 1179.

Sepultura de la reina Urraca Alfonso

Después de su defunción, el cadáver de la reina recibió sepultura en la Capilla de Santa María Magdalena de la Catedral de Palencia, a pesar de que, en un documento fechado el día 24 de febrero de 1161, había dispuesto que su cadáver recibiera sepultura en la Catedral de Oviedo, templo al que había efectuado diversas donaciones, en la Capilla del Rey Casto de la Catedral, junto a los reyes de Asturias allí sepultados, disponiendo además que en caso de que su cadáver recibiera sepultura en otro lugar, se celebrase en su memoria un aniversario solemne en la Catedral de Oviedo.

No obstante, la voluntad de la reina Urraca Alfonso no fue respetada y sus restos mortales fueron sepultados en la Catedral de Palencia. En unos estatutos concedidos al Cabildo palentino por el obispo D. Vasco el día 25 de mayo de 1388 se menciona que el capellán de Santa María Magdalena tenía obligación de rogar por el alma de la reina Urraca y por otros individuos sepultados en la misma capilla, recomendación que se repite en una concordia entre el Cabildo palentino y los capellanes de Santa María Magdalena, alrededor del año 1420.

Alonso Fernández de Madrid, canónigo de la Catedral de Palencia en el siglo XVI, dejó constancia en un manuscrito del descubrimiento, en el año 1532, de los restos embalsamados de la reina Urraca, que aparecieron cuando se renovó la Capilla de Santa María Magdalena:

"Fue sepultada en Sant Antolin, en la capilla que entonces era la mayor, y agora es la de la parrochia, donde está el Santo Sacramento; y después, en el año de MDXXXIIº, renovándose la dicha capilla, fue hallado entero su cuerpo embalsamado, en una muy buena sepultura, y se puso en lo alto de la pared, en una tumba de madera pintada y dorada, como agora parece, con su letrero."

En 1535, tres años después del hallazgo de los restos de la reina Urraca, se dispuso, mediante acuerdo capitular, que en la Capilla del Sagrario de la catedral de Palencia no se colocasen escudos de armas o epitafios de persona alguna, debido a la suntuosidad de la propia capilla, y a <<estar allí sepultada aquella señora Doña Urraca, reyna de Navarra>>[14] En la primera mitad del siglo XVI, después del descubrimiento de los restos de la reina, se colocó un epitafio en la urna de madera en la que se depositaron sus restos, que fue colocada suspendida en lo alto de una de las paredes de la capilla. En el epitafio colocado en la urna se usaba una cronología desfasada, lo que ha llevado a sospechar que dicho epitafio, aunque colocado en el siglo XVI, es una mera repetición de uno anterior.[15] Al mismo tiempo se colocó un epitafio en la pared que sostiene el arca que contiene los restos de la reina, que únicamente difiere del grabado en el arca en que éste último se rige por la era de César. El epitafio colocado en el arca que contiene los restos de la reina reza la siguiente inscripción:

"HIC REQUIESCIT DOPNA URRACA REGINA NAVARRE UXOR DOPNI GARSIE RAMIRI REGIS NAVARRE, QUE FUIT FILIA SERENISSIMI DOPNI ALFONSI IMPERATORIS HISPANIAE QUI ALMERIAM OBTINUIT, QUE OBIIT IIIIº YDUS OCTOBRIS ERA MªCCªXXªVIIª." [16]

Que traducido al castellano viene a decir:

"Aquí yace Doña Urraca, reina de Navarra, esposa de Don García Ramírez, rey de Navarra, que fue hija del serenísimo Don Alfonso, emperador de España que conquistó Almería, que falleció el cuarto día de los idus de octubre de la era mil doscientos veintisiete".

Desde el siglo XVI, los restos de la reina, momificados, yacen en el interior de una caja de madera, con tapa de cristal, introducida a su vez en un arca de madera en la que fueron colocados después de su descubrimiento, siendo ésta última de madera, pintada y dorada, y adornada con los escudos cuartelados de Castilla y León, sostenidos por ángeles tenantes, se encuentra colocado en alto, en el lado del Evangelio, sobre una plataforma de piedra que le sirve de sustento. El arca que contiene los restos de la reina se encuentra en la Capilla del Sagrario de la catedral de Palencia.

En 1896 fueron examinados los restos mortales de la reina, constatándose entonces que seguían conservándose en buen estado desde que había sido examinada durante el reinado de Isabel II. La momia de la reina medía un metro y seiscientos veintidós milímetros y tenía los brazos cruzados sobre la cintura, apreciándose además durante el examen que padeció obesidad, siendo sus manos pequeñas y las piernas rectas y fuertes, y que debió fallecer, a juicio de quienes la examinaron, cuando contaba entre cuarenta y cinco y cincuenta años de edad.

Matrimonios y descendencia

Fruto de su matrimonio con el rey García Ramírez de Pamplona, nació una hija:

Sancha de Navarra y Castilla (1148-1176). Contrajo matrimonio con Gastón V de Bearn, vizconde de Béarn, fallecido en 1170. Se desposó por segunda vez con el conde Pedro Manrique de Lara, Señor de Molina y Mesa, y Vizconde de Narbona.

Según algunos autores,[19] contrajo un segundo matrimonio, alrededor del año 1163, con Álvaro Rodríguez de Castro, hijo de Rodrigo Fernández de Castro «el Calvo» y Elo Álvarez. Su segundo esposo fue señor de Chantada y gobernador de Asturias entre los años 1150 y 1171, de Sarria, y de las Torres de León. además de Alférez del Rey Fernando II de León, y posteriormente su Mayordomo Mayor, naciendo de este matrimonio un hijo:

Sancho Álvarez de Castro (1164-d.1196)quien el 23 de julio de 1196 en el Monasterio de San Pelayo, figura como dominante Asturias Sancius Alvari filius regina Urrace..

Versión de la WikiLingue Gallega:

Doña Urraca (Pelúgano, Aller, Astúrias, h. 1133 – Palencia, 1189) foi princesa de Reino de Castilla|Castilla]] e Rainha de Navarra.

Família

Filha ilegítima do rei Alfonso VII de Castilla e Gontroda Petri, nasceu para 1133 do romance que seus pais viveram no castelo de Soto. Foi separada de sua família materna e instruída por sua tia paterna, a infanta doña Sancha, sendo a primogénita, já que seu irmão, filho de Alfonso com a rainha Berenguela de Barcelona, filha de Berenguer III de Barcelona e sua segunda esposa Doce de Provenza, não nasceria até 1134.

Casal e filhos

Como parte do processo de paz de Alfonso VII entre Castilla e Navarra, se converteu, muito jovem, em rainha de Navarra ao se casar o 19 de Junho de 1144 em León com Dom García Ramírez de Navarra, O Restaurador (neto do Cid), dia no que se celebrou uma das primeiras corridas de touros. Na Chronica Adefonsi Imperatoris descrevem-se as diversas celebrações que tiveram lugar naquele dia para deleite dos assistentes, bem como outros detalhes da festa.

Tiveram uma filha à que chamaram Sancha.

O casamento de Urraca

O 19 de junho de 1144 celebraram-se em León os casamentos entre Doña Urraca a Asturiana, filha natural de Alfonso VII e Gontrodo Petri, com o rei de Navarra, García Ramírez o Restaurador. Segundo a Chronica Adefonsi Imperatoris:

O imperador enviou legados aos condes, príncipes e duques do reino para que viessem com toda sua milícia às nupcias reais. A notícia comprazeu a todos, especialmente aos asturianos e aos homens de Tineo; e obedecendo a ordem do monarca vieram aos casamentos com espléndida comitiva [...]

O aposento nupcial tinha sido preparado pela Infanta doña Sancha nos palácios reais, localizados em San Pelayo. Ao redor de dito aposento pululaba uma multidão ingente de histriones, de mulheres e donzelas, cantando acompanhados de aparelhos de vento, trombetas, cítaras, laúdes e toda a sorte de instrumentos.

O Imperador e o rei García estavam sentados em um trono regio elevado muito próximo do palácio imperial; os bispos e os abades, os condes, os duques e os príncipes, em assentos preparados em torno dos soberanos. Caballeros chegados de diversas partes de Espanha atraídos pela fama dos festejos, fazendo correr a seus cavalos aguijoneándolos com as espuelas, golpeavam uns tabuleiros preparados ao efeito com lanças, segundo o costume da terra, para exibir assim sua perícia e seu valor juntamente com o das cabalgaduras. Outros matavam com venablos touros enfurecidos pelo ladrido dos cães. Por último, deixaram no meio do ferial a um porco para que os homens com os olhos vendados se apoderassem dele lhe matando. Os «caçadores», apressando-se a dar morte ao animal, golpeavam-se e feriam mutuamente, entre o delírio dos espectadores. E teve assim grande festa naquela cidade e abençoavam a Deus que conduzia todas as coisas por bom caminho.

Estes casamentos celebraram-se em era-a centésima octogésima segunda após a milésima, no mês de junho.

Rainha das Astúrias

Ainda que vivia em Navarra com seu esposo passava temporadas nas Astúrias com sua família. Em 1150, após 6 anos de casal ficou viúva e voltou-se a Oviedo, para estar mais cerca de sua mãe, tendo como residência real o palácio de Alfonso II das Astúrias, o Casto, junto à catedral de San Salvador. Seu pai deu-lhe propriedades na região a modo de infantazgo e permitiu-lhe seguir tendo o título de rainha, não já do reino de Navarra, senão das Astúrias]], ademais era Senhora de Aller. Desde 1153, em seu corte de Oviedo, governou a região respeitando o poder de seu pai primeiro e seu irmão Fernando II de León depois, desde León, reino ao que seguia pertencendo as Astúrias]]. Neste período destacou por seu generosidad com a igreja asturiana à que fazia muitas doações, sobretudo à Catedral de San Salvador e ao monasterio de San Pelayo. Estranhamente não foi tão desprendida com o monasterio de sua mãe.

Segundas nupcias

Casou-se em 1163 com um caballero asturiano que lhe ajudou a governar. Este caballero, de acordo às investigações heráldicas da Linhagem de Navia de Jesús Casado, heráldico, chamava-se Álvaro Rodríguez de Navia, chamado assim porque, em herança de sua mãe, foi Senhor do solar de Navia. Desconhece-se o nome de sua mãe, mas é evidente que foi poseedora desses solares, já que os herdou seu filho. Achava-se no ano em 1147 na tomada de Almería, à que levou a muitos vassalos e gentes de suas terras de Navia, de Montenegro e de Lugo. Realizou, como seu avô, valorosas façanhas comparáveis às do Cid Campeador. Urraca e Álvaro Rodríguez protagonizaram uma tentativa de independência das Astúrias em 1164, do que se tem notícia por um documento de Otero das Donas que está datado assim: «quando a rainha doña Urraca e dom Álvaro Roderici quiseram que o rei Fernando II perdesse as Astúrias». Segundo outras fontes, ele aparece como Alvar Rodríguez de Tovar ou Álvaro Roderici ou Álvaro Rodríguez de Castro.

Tiveram estes filhos:

•Pedro Álvarez de Navia,

•Fernando Álvarez, do qual afirmam alguns autores que era o primogénito. Este caballero herdou o solar de Tovar, que pertenceu a sua antiga varonía, e foi Ricohombre de Castilla, Adiantado de Extremadura nos tempos de Alfonso VIII e ainda parece que atingiu o reinado de Fernando III O Santo. Ignora-se com quem se casou, mas se sabe que foi filho seu Sancho Fernández, que é o primeiro que usou o apellido de Tovar por lhe ter feito graça da villa desse nome e de sua jurisdição, o Rei Fernando III o Santo. Contraiu casal com Teresa Sánchez (filha de Sancho Sánchez, primeiro senhor de Arellano, e de sua mulher, que era filha dos Condes de Comenge) e tiveram sucessão que encontrar-se-á no apellido «Tovar».

Retirada pública e morte

Após a tentativa de secessão não voltou a aparecer em nenhum documento e seu irmão começou a figurar como rei das Astúrias, pelo que em seus últimos anos são um mistério.

Há quem sustenta que morreu ao ano seguinte em Palencia. Outros, em mudança, dizem que seguiu com seu marido até que enviudó em 1179 e depois se fez freira com sua mãe no convento de Santa María da Vega, morrendo em Palencia em 1189.

O que parece claro é que está enterrada na catedral de San Antolín de Palencia. Dizem que quando em 1552 restauraram o sepulcro, seu corpo embalsamado estava em muito bom estado. Nesta catedral ainda se conserva seu sepulcro em arcón policromado.

Sua insígnia era uma flor de lis asida com uma mão; diz-se que elegeu este símbolo pela devoción que tinha à Virgen. Seguindo seu exemplo, muitas linhagens da zona usaram flores de lis em seus escudos.

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