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Familias provenientes del Reino de Prussia en Costa Rica, Centroamerica.

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Para muchos puede parecer difícil imaginar que un príncipe de sangre real, emparentado con reyes y emperadores que gobernaron este mundo y en muchos casos cambiaron su historia, se paseara bajo el límpido azul del cielo que cobija a los costarricenses. Su Alteza Real Prinz Alfred von Preußen era hijo de su Alteza Real e Imperial Prince Sigismund of Prussia y de la Princess Charlotte of Saxe-Altenburg. Llegó a Costa Rica a la edad de tres años, cuando sus padres decidieron viajar a este país. Él era un verdadero príncipe, emparentado con casi todas las Casas Reales europeas. Sus progenitores eran descendientes directos de emperadores, reyes y Duques de las casas reinantes más prestigiosas de Europa. Dos de sus ancestros más famosos fueron la Reina y Victoria, Princess Royal, German Empress & Queen of Prussia el Frederick III, German Emperor Muchas otras familias provenientes de Prussia se acentaron en Costa Rica. Rica. La inmigración alemana a Costa Rica se da muy tempranamente. Ya desde 1848 cuando el nombre del país pasa a ser oficialmente el de República de Costa Rica, el presidente José María Castro Madriz, 1° y 5° Presidente Constitucional de Costa Rica establece relaciones diplomáticas con la Confederación Germánica y suscribe un tratado de comercio y amistad entre ambos países. Desde entonces y hasta 1930 casi 1000 inmigrantes germanos se establecieron en suelo costarricense. A diferencia de otras migraciones al país, estos en su mayoría no eran pobres, sino que por el contrario, provenían de familias acomodadas y tenían buenos nexos políticos y comerciales en Europa lo que les permitió integrarse rápidamente a la vida política y económica el país. ​ La comunidad germanocostarricense es la segunda más importante de América Central, tras la presente en Guatemala, pero el peso social y demográfico que tiene la colectividad en la nación es uno de los más importantes de América. La inmigración alemana abarcó principalmente de 1850 a 1939, cuando cesa por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los migrantes alemanes arribaban al país con buen capital y formaban empresas de inmediato. Aunque no poseían tierras al principio, se ligaron al negocio agroexportador gracias a sus contactos comerciales en el Europa, integrándose sin mucha dificultad con la poderosa oligarquía cafetalera del país, por medio de ligámenes empresariales y maritales. En poco tiempo comenzaron a florecer familias alemanas dedicadas al café, la caña de azúcar y el comercio en general como los, Simon Rohrmoser, Fritz Heinrich Niehaus, Arturo Kopper Trichnuth, Fundador de su linage en Costa Rica, Otto von Schroeter Riotte, Jorge Andre Muller, Wilhelm Peters Schuster, Georg Seevers, Guillermo Steinvorth Ulex, Arturo Zeuner Becker, Ferdinand Stradatmann, Johann Friederich Lahmann y Roque Lutz . Otras se abocaron a la exportación; entre ellas estuvieron los Georg Heinrich Lohrengel, Silbestre Fabian, Schönfeld, Carl Kitzing Jurgen, Juan Knohr Heerrovayen, Guillermo Steinvorth Ulex , Teodoro Assmann , Reimers. Otros se enfocaron en el establecimiento de locales comerciales y luego cadenas que prosperaron como Maximiliano Koberg Schatz, Georg Seevers, Antonio Lehmann Mertz, Jose Sauter, Michael Alois Federspiel, Amrhein, Henry Hoepker Flint, Valentin Becker, Ossenbach, Miller, Staufer, Bansbach, y Vedova. En la campaña de 1856 contra los filibusteros, la división interna se dio también entre los residentes extranjeros en el país, en especial entre la nutrida colonia alemana. Un grupo importante decidió apoyar incondicionalmente al presidente, entre los que figuraban miembros de las familias de Simon Rohrmoser , Heinrich Runnebaum, Lutschauning, Cristian Friedrich Carnighol Gradsnick, Philip Henrich Johanning, Pape, Luthmer, Pauly, así como los médicos Karl Hoffmann Brehmer, Ellenbrock y Joseph Braun. Otro grupo, entre los que se mencionan nombres como Whilhem Marr, Fernando Streber y Fernando Schlesinger, se aliaron con los opositores. Uno solo de ellos, Bruno von Natzmer, decidió marcharse hacia Nicaragua a pelear a favor de William Walker.​ Finalmente, en lo que se refiere al pueblo costarricense, éste apoyó incondicionalmente al presidente Mora, gracias a la labor de convencimiento efectuada por el Obispo Anselmo Llórente de la Fuente, quien encomendó al clero en general a que, desde el púlpito, se alertara a la población sobre el peligro filibustero. En 1851, se adquiere un nuevo armamento en el Reino Unido: en Londres, el cónsul de Costa Rica Edward Wallerstein, compra en Birmingham 1000 llaves de fusil y dos cajones con rifles Minié con bayoneta, que envía por barco a Puntarenas. En 1852, se nombró al coronel polaco Fernando von Salisch como jefe instructor del ejército, con la misión de profesionalizar las fuerzas armadas y entrenarlas en el tiro con puntería a diferentes distancias.21​ Además, ingenieros prusianos residentes en el país, el coronel George Franz von Bullow y los capitanes Franz Blotemberg y Paul Stupinagel, impartían regularmente sus conocimientos sobre estrategia militar,22​ reemplazando los códigos militares coloniales españoles por la disciplina militar inglesa y las tácticas militares napoleónicas, convirtiendo de este modo a un grupo de campesinos descalzos con muy poca noción de la disciplina marcial, en un cuerpo armado profesional. Para 1854, las tropas llegan a 6500 efectivos y se decide aumentarlas a 9000. Ese mismo año el cónsul Edward Wallerstein, compra en Inglaterra 200 fusiles, 20 000 tiros, dos baterías de montaña, cuatro baterías de campo de ocho libras y 300 barriles de pólvora. En 1855, llegan a Puntarenas en el bergantín Esperanza y la barca América, propiedad del comerciante inglés William Le Lacheur (quien se encarga de la exportación del café costarricense al Reino Unido), 500 rifles Minié, tres baterías de cañones de campaña de tres piezas de bronce cada una y dos de fortificación, todas con su correspondiente parque e idénticas a las utilizadas por el ejército inglés en la Guerra de Crimea. En febrero, arribó al país el coronel Pierre Barillier, experto militar en calidad de asesor táctico, enviado por el emperador francés Napoleón III, gracias a las gestiones realizadas en París por el secretario adjunto del presidente Mora, Adolphe Marie, y el embajador Gabriel-Pierre Lafond de Lurcy. El Segundo Imperio francés envió, además, un cargamento de armas y pertrechos de guerra, traído por Marie y Barillier, que se integraron al Ejército Expedicionario de camino a Rivas.

Para comienzos de 1856, el ejército de Costa Rica se elevaba a 7000 hombres aproximadamente, entre veteranos y milicianos. El 27 de febrero, y ante la inminencia de la invasión filibustera en Guanacaste, el presidente Juan Rafael Mora Porras, Presidente de Costa Rica, ordenó al cónsul Edward Wallerstein, la compra de otros 2000 fusiles, parar cerrar toda la compra en Europa en 2440 libras esterlinas (el 25% del presupuesto de la República),24​ y decreta elevar el número de tropas a 9000, el 9% de la población de aquella época (100.000 hab.), apelando para ello a dos justificaciones: que la presencia del "General" William Walker, President of Nicaragua era una amenaza para la integridad territorial nacional, que debían incorporarse en el ejército 1000 milicianos de Alajuela y 1000 de Heredia, ya que el ejército estaba compuesto solamente por hombres de San José, Cartago (las dos provincias más pobladas del país),25​ y Moracia (Guanacaste, colindante con Nicaragua), situación que se venía dando desde 1850. De estos 9000 soldados, 4000 marcharían al frente de batalla en Guanacaste y Nicaragua en lo que Juan Rafael Mora Porras, Presidente de Costa Rica y su Estado Mayor denominaron como Ejército Expedicionario; 1500 quedarían acantonados para defender Puntarenas, el puerto más importante del país, la ciudad de Liberia, la más grande de Moracia, y el puesto fronterizo de Sapoá, para contener una eventual invasión filibustera.23​ El Ejército Expedicionario tuvo una organización jerárquica, con el presidente Juan Rafael Mora Porras, Presidente de Costa Rica como su Capitán General y Comandante Supremo, unido a un Estado Mayor, seguido de un segundo cuerpo donde figuraba la oficialía, compuesta de generales de división, coroneles, mayores, capitanes, tenientes y subtenientes. El crecimiento económico, no obstante, también tuvo otros efectos sociales y políticos. Mientras por un lado la burguesía u oligarquía cafetalera se consolidaba, los campesinos pobres, desposeídos de las tierras comunales por la privatización de las mismas, se volvieron al trabajo asalariado, volviéndose jornaleros. En el caso de los indígenas, estos se vieron desplazados del Valle Central, por lo que se vieron obligados a movilizarse a las montañas, sobre todo hacia la Cordillera de Talamanca, ante la colonización agrícola. Aunque el futuro de la nación parecía brillante, no obstante existían tensiones allende sus fronteras, dado que desde 1854 en la vecina Nicaragua se vivía una guerra civil que amenazaba la seguridad del país, a lo de las potencias de la época sobre la ruta interoceánica a través del río San Juan.11​ Ante esto y con el ascenso de Juan Rafael Mora Porras, Presidente de Costa Rica, se inició un proceso de fortalecimiento y modernización de las fuerzas armadas, al mando de El crecimiento económico, no obstante, también tuvo otros efectos sociales y políticos. Mientras por un lado la burguesía u oligarquía cafetalera se consolidaba, los campesinos pobres, desposeídos de las tierras comunales por la privatización de las mismas, se volvieron al trabajo asalariado, volviéndose jornaleros. En el caso de los indígenas, estos se vieron desplazados del Valle Central, por lo que se vieron obligados a movilizarse a las montañas, sobre todo hacia la Cordillera de Talamanca, ante la colonización agrícola. Aunque el futuro de la nación parecía brillante, no obstante existían tensiones allende sus fronteras, dado que desde 1854 en la vecina Nicaragua se vivía una guerra civil que amenazaba la seguridad del país, a lo que se sumaba la reclamación de Nicaragua sobre el territorio del antiguo Partido de Nicoya (anexado a Costa Rica desde 1824),10​ y los intereses de las potencias de la época sobre la ruta interoceánica a través del río San Juan.11​ Ante esto y con el ascenso de Juan Rafael Mora a la jefatura del Estado, se inició un proceso de fortalecimiento y modernización de las fuerzas armadas, al mando de General y Jefe de las fuerzas Centroamericanas. Jose Joaquín Joaquín Mora Porras, hermano del presidente. El número de las tropas ascenderá hasta 9000 hombres durante los años previos a la Campaña Nacional. El estrato inferior estaba compuesto por sargentos primeros y segundos, mientras que la base la componían los cabos y soldados rasos. El Ejército Expedicionario se encontraba dividido en tres grandes cuerpos: caballería, infantería y artillería, que marchaban al paso del toque de tambor de una banda militar. Cada soldado raso costarricense iba armado con un fusil con bayoneta, mientras que los oficiales de caballería llevaban sable y revólver.​ El ejército también contaba con un cuerpo de médicos, que estaba al mando de un Cirujano Mayor, puesto ocupado por el médico, cirujano y naturalista alemán, Karl Hoffmann Brehmer, el ejército llevaba varios capellanes, uno de los cuales fue el , Presbítero Francisco Calvo, quien llevó un registro minucioso de los fallecidos durante la contienda. Cuando Juan Rafael Mora Porras, Presidente de Costa Rica declaró la guerra a los filibusteros, el 1 de marzo de 1856, a sus espaldas tenía un ejército bien preparado.